Delgado Álvarez, Jesús. Tuiza (Asturias), 25.XII.1872 – Lima (Perú), 12.II.1967. Agustino (OSA), escritor y educador.
Nació el 25 de diciembre de 1872 en el pueblo asturiano de Tuiza, del concejo de Lena. Fueron sus padres Antonio y Jacoba. En su aldea natal recibió las primeras letras, estando regularmente instruido en Latín y Humanidades y siendo de conducta intachable al llegar a su adolescencia.
Su vocación religiosa cristalizó con la toma del hábito agustiniano el 10 de septiembre de 1888 en el Real Colegio Seminario de Valladolid. Aquí cursó la Filosofía, pasando luego a los monasterios de La Vid (Burgos) y El Escorial para proseguir con la Teología, que finalizó en Manila, adonde llegó el 2 de febrero de 1896.
Con presbiteriado recién estrenado, se le destinó a la provincia de La Unión para aprender el idioma ilocano.
Comenzó como misionero auxiliar de Trinidad (Benguet), para pasar luego a Basao y finalmente a Tagudín. Se hizo querer de los igorrotes por su carácter abierto y bondadoso, y por sus proyectos de establecer granjas agropecuarias y casas de salud, que se frustraron con la llegada de la revolución filipina.
Atrincherado en el convento con una guarnición de soldados españoles, resistió hasta el 13 de agosto de 1898 en que, apresado, fue llevado a San Fernando, donde gozó de una relativa libertad gracias a las súplicas unánimes de sus feligreses de Tagudín, que abonaban su intachable conducta y su amor al pueblo.
En noviembre de 1899 fue liberado en Manila, envejecido y achacoso. “Ni en la cárcel ni en libertad estuvo ocioso [...] sus mejores poesías están escritas en el cautiverio”.
Estrenó siglo embarcándose para España de regresó a su tierra chica, primero a Llanes, donde se ocupó en “tareas docentes y de dirección espiritual no sólo del alumnado, sino también de los padres de familia y fieles que frecuentaban la capilla del colegio, donde fundó y regentó un Taller de Santa Rita, Escuelas dominicales y Obra de la Santa Infancia”.
En 1911 fue enviado como director al colegio de Tapia de Casariego, también en el principado de Asturias, y en 1913 pasó de estas bulliciosas aulas a la residencia de Gijón para dedicarse más directamente a la labor pastoral encauzada a través de la Asociación de Madres Cristianas, Apostolado de la Oración, Cofradía de la Consolación y la Escuela- Taller de Santa Rita. En 1918 fue nombrado maestro de profesos en Valladolid, cargo al que presentó su renuncia en 1921, asignándosele conventualidad en Madrid.
Llegado a la capital, se le adscribió al cuerpo de redactores de la revista agustiniana España y América.
Ya le avalaban sus múltiples artículos aparecidos en diarios filipinos como Libertas o en revistas como Las Misiones Católicas, Vestir al Desnudo, o en los periódicos llaniscos El Oriente de Asturias o Pueblo, a veces rubricados con los seudónimos de Álvaro Lesusje de Gádez, L. de Gádez, El de Marras, y a los que se sumó en 1940 el de Harpa Rota. Durante su estancia madrileña destacó sobre todo por su implicación en la defensa de la enseñanza libre y católica, batallando contra la imposición del texto único, pues “desde que las cátedras se sometieron a la oficina de Instrucción Pública, nuestra enseñanza se convirtió en museo de modas intelectuales, archivo de impericias y selva intrincada de reales órdenes y contrarreales órdenes, laboratorio incesante de iniciativas enanas cuyo efecto ha sido el empequeñecimiento de la enseñanza, la inquietud y el sufrimiento de los educandos: todo por remedar lo de fuera, olvidando lo propio y tradicional”.
De la vorágine de Madrid fue reclamado por el obispo de Segovia para restaurar la Orden jerónima.
Transformado en “rígido y austero monje jerónimo de amplio cerquillo y calada cogulla” inició su vida monacal el 11 de agosto de 1925, perseverando en El Parral con su misión de prior y maestro de novicios hasta 1930, dejando una comunidad integrada ya por dieciséis religiosos profesos. De aquí fue reclamado por el superior general de la Orden agustiniana para incorporarlo a la comunidad italiana de Pavía, donde se iniciaba una nueva experiencia: la internacionalización de la casa donde reposaban los restos de san Agustín. En septiembre de 1933, una nueva disposición del prior general lo trasladó a Casia como confesor de las monjas agustinas y como guía espiritual de la multitud de peregrinos que se acercan en todo tiempo a aquel santuario en el que se venera a santa Rita.
La última etapa de su vida, la más larga y fecunda, se la dedicó al Perú. A Lima llegó el 3 de febrero de 1937. Su primera responsabilidad fue la de subprior del convento de Lima en 1939. Y al año siguiente tuvo que hacerse cargo de la dirección del colegio San Agustín (1940-1946). Desde esta atalaya se erigió nuevamente en defensor de la enseñanza católica, fomentando la unión entre los directores de los colegios católicos, de cuyos encuentros nacieron dos instituciones de gran peso y calado en la historia de la educación peruana: el Consorcio de Colegios Católicos y la Asociación de Padres de Familia de los Colegios Católicos. Nuevamente polemizó en el área educacional y pedagógica, apareciendo sus opiniones en El Comercio, Verdades, El Mensaje de Fátima (fundador), Misiones Agustinianas, Mundo Agustino y otros.
Véanse además en su bibliografía algunas obras sobre este tema. Siempre colaboró en asuntos literarios con su pluma bien cortada, su lenguaje preciso, su estilo claro y limpio y su razonamiento lógico, bien dispuesto y sólido.
El paso de los días y el peso de los años le retiraron de la vida activa al convento de San Agustín, donde falleció nonagenario el 12 de febrero de 1967.
Obras de ~: Novena al gran Padre y Doctor de la Iglesia San Agustín, Valladolid, 1920; D. Andrés Manjón. Bosquejo de su figura y de su obra pedagógica, patriótica y social, Madrid, 1923; La Religión en la Escuela ante la conciencia del Maestro. Conferencia dicha a una asociación de Maestros y Maestras de esta Corte, “Enseñanza Católica”, el día 15 de Abril de 1923, Madrid, 1923; Novena a Santa Mónica, São Paulo 1923; Mirando a la Patria. La Hora presente: Objeciones y respuestas a la labor del Directorio Militar. Las juventudes se reorganizan, Madrid, 1925; Historia de la vida y admirables virtudes de Sor Melchora de los Sagrados Corazones, Monja Agustina Recoleta natural de la villa de Gijón (=Biblioteca del Archivo Hispano-Agustiniano), Valladolid, 1926; Cuestiones pedagógicas de actualidad. El texto único: Objeciones y ventajas. El Estado, el catedrático y el alumno ante el texto único oficial, Madrid, 1927; En plena polémica sobre cuestiones pedagógicas de actualidad. (Contestando a D. J. Rogerio Sánchez, Catedrático del Instituto de S. Isidro de Madrid). Andanzas de nuestra pedagogía nacional. Principios reconocidos y delitos confesados. Puntos de discusión. El peor mal de los males de nuestra pedagogía y su único remedio, Madrid, 1927; Cuestiones pedagógicas de actualidad. Texto único: Libertad de enseñanza. Plan completo de Bachillerato. Males y remedios de la Enseñanza, Madrid, 1928; Curso de Educación Moral y Religiosa. (Conforme al Programa Oficial para Tercer Año de I. M.), Lima, 1940; Hojas caídas. Sólo Él... Esperanza nuestra. El Genio de un siglo. Santa y guerrera. Versos del claustro. Huellas del peregrino. De sobremesa. Por los planteles, Lima, 1958; Textos escolares para el V Año de Instrucción Media: La fe ante la razón, Lima, s. f.; Textos escolares para el V Año de Instrucción Media: Lógica elemental, Lima, s. f.; Textos escolares para el V Año de Instrucción Media: Ética novísima, Lima, s. f.;. Textos escolares para el IV Año de Instrucción Media: Lecciones de Psicología, Lima, s. f.
Bibl.: E. Jorde, Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila, Est. Tipográfico del Colegio de Santo Tomás, 1901, pág. 689; G. de Santiago Vela, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, II, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1915, págs. 218-220; I. Monasterio, Místicos agustinos españoles, II, Real Monasterio de El Escorial, Editorial Agustiniana, 1929, págs. 376-377; J. V. San Román, “Restaurador de los Jerónimos”, en Casiciaco, n.º 103 (1955), págs. 273- 278; A. Villarejo, “Galería. Con el Decano de la Provincia al cumplir los 90 años. El P. Jesús Delgado es una vida de valerosa entrega”, en Casiciaco, n.º 192 (1963), págs. 57-60; Acta Ordinis, 12 (1967), págs. 119-120; T. Aparicio, “La persecución religiosa y la Orden de San Agustín en la Independencia de Filipinas”, en Estudio Agustiniano, 8 (1973), págs. 67-114; G. Martínez, SI, “Padre Jesús Delgado Álvarez. Educador y poeta (1872-1967)”, en Archivo Agustiniano (Valladolid), 75 (1991); I. Rodríguez-J. Álvarez, Labor científico-literaria de los agustinos españoles (1913-1964), I, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1992, págs. 129-133; II, pág. 730; T. Aparicio, Agustinos españoles en la vanguardia de la ciencia y la cultura, II, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1996, págs. 154-183.
Jesús Álvarez Fernández, OSA