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Francisco Ramón de Espés "olim" Fernández de Córdoba y Glimes de Brabante

Biografía

Espés olim Fernández de Córdoba y Glimes de Brabante, Francisco Ramón de. Duque de Alagón (I). Zaragoza, 4.III.1755 – Madrid, 30.XI.1841. Militar, caballero de la Orden de Montesa.

Hijo menor de Francisco Gil Fernández de Córdoba Alagón y Moncayo, XI conde de Sástago y Grande de España, y de Marie Philippine Glimes de Brabante. Casó en Madrid el 18 de noviembre de 1802 con María del Pilar de Silva Fernández de Híjar y Palafox, condesa de Castelflorido (nacida en Madrid el 19 de noviembre de 1766 y allí finada el 28 de marzo de 1835), dama y camarera mayor honoraria de la Reina, dama noble de la Orden de María Luisa (1792) y de la Orden de María Teresa de Austria, hija de Pedro de Silva Híjar y Abarca de Bolea, X duque de Híjar, caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro, y de Rafaela de Palafox y Croÿ-Havré; la condesa estaba entonces viuda del ministro conde de Aranda. Contrajo segundo matrimonio, en 1837, con Ignacia Ramona Sancho (fallecida el 31 de mayo 1845). No hubo sucesión de ninguno de estos enlaces, aunque dejó una hija natural legitimada, Margarita Josefa Fernández de Córdoba, nacida en 1800 como fruto de una de las muchas aventuras galantes de su juventud madrileña —según Villa-Urrutia—; esta hija fue consorte de Félix Valón, primer barón de Mora. Segundón de una de las siete grandes casas de la nobleza aragonesa, nació en el palacio familiar zaragozano y fue destinado a la Iglesia: recibió las órdenes menores y se le nombró abad laico de Lodosa (Navarra). Pero siendo más aficionado a la milicia ingresó en el verano de 1778 en la compañía flamenca de las Reales Guardias de Corps, en la que fue cadete aquel mismo año, asistiendo en 1782 al bloqueo y bombardeo de Gibraltar, y en 1783 a la fallida expedición de Argel al mando del brigadier Barceló.

Exento de Guardias de Corps en 1783 (con grado de coronel de Caballería); alférez de ellas en 1791 (con grado de brigadier de Caballería); primer teniente de Reales Guardias con el rango de mariscal de campo desde fines de 1794, mandó las compañías americana y flamenca durante la campaña de Portugal en la primavera de 1801, y ascendió a teniente general de los Reales Ejércitos en 1802, con ocasión de las bodas de los príncipes de Asturias. Un año más tarde, el 22 de mayo de 1803, recibió el cargo de gentilhombre de cámara de Su Majestad con ejercicio. Poco después hizo todas las campañas de la guerra contra Napoleón, sirviendo en la batalla de Bailén, en el Ejército de Aragón y del Centro, de capitán general de Aragón (1809), acciones de Cuenca y Uclés, comandancia general de Despeñaperros y Jaén, y defensa del puerto del Rey contra Sebastiani. En 1810 renunció el virreinato de Nueva España, para el que había sido designado, permaneciendo como capitán de la segunda compañía (la flamenca) de Reales Guardias de Corps.

En la primavera de 1814, a la vuelta del Deseado, se presentó a él con sus guardias en Jérica (Valencia), y ya no se separó de éste hasta entrar en Madrid. Secundó el golpe de estado absolutista del 4 de mayo, y su acción valió al hasta entonces barón de Espés el título de duque de Alagón con Grandeza de España, otorgado el 25 de agosto de aquel mismo año.

Desde entonces formó parte de la camarilla palaciega, siendo el privado y mejor amigo del Rey como capitán comandante del Real Cuerpo de Guardias de Corps (Guardias de la Persona del Rey). Según Villa- Urrutia, Alagón se hizo indispensable al Monarca porque era quien le proveía de mujeres fáciles, como la famosa Pepa, la Malagueña, a las que visitaba en sus correrías nocturnas. En todo caso, el Rey le colmó de mercedes, como las grandes cruces de Carlos III y de San Hermenegildo (ambas otorgadas en 1815) y, sobre todo, el collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro (20 de diciembre de 1819), que el Soberano le puso por propia mano en palacio. Pero el 7 de marzo de 1820, el nuevo Gobierno constitucional destituyó al duque de Alagón de su mando sobre los Guardias de Corps y le destinó sucesivamente a Valencia, Valladolid y Bilbao. Tras el trienio de 1820-1823, volvió a su antiguo puesto de capitán comandante de las Reales Guardias de Corps, que conservó hasta enero de 1833, y se mantuvo como privado y amigo del monarca, que le hizo objeto de señalada distinción al promoverle a la suprema dignidad de capitán general de los Reales Ejércitos el 23 de diciembre de 1831, al tiempo que le otorgaba la Gran Cruz laureada de la Real y Militar Orden de San Fernando. A la muerte del Rey su amo el 29 de septiembre de 1833, acompañó sus restos hasta El Escorial, y allí, tras romper su bastón sobre el féretro, renunció a todos sus cargos y se retiró de la vida pública y palatina. Quedando de cuartel en Madrid hasta su fallecimiento. Fue además caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro (1819), Gran Cruz de Justicia de la Orden de Malta, Gran Cruz de las Órdenes de Carlos III (1815), San Hermenegildo (1815), San Fernando (1831) y San Genaro de Nápoles (1830), caballero (1803), comendador de Ademuz y Castelfabí, y clavero mayor de la Orden Militar de Montesa, maestrante de Zaragoza (1819), académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1814) y gentilhombre de cámara de Su Majestad.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), San Fernando, leg. 1762/36; Célebres, caja 50/15; Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Montesa, exp. 13 moderno; Archivo General de Palacio, Personal, caja 26, exps. 1 y 2; caja 16771, exps. 13 y 14; Histórica, caja 294.

Marqués de Villa-Urrutia, Las mujeres de Fernando VII, Madrid, Francisco Beltrán, 1925; M. Izquierdo Hernández, Antecedentes y comienzos del reinado de Fernando VII, Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1964, págs. 729 y 733; A. Gil Novales (dir.), Diccionario Biográfico del Trienio Liberal, Madrid, Ediciones El Museo Universal, 1991, pág. 228; V. M. Márquez de la Plata y L. Valero de Bernabé, Libro de Oro de los Duques, Madrid, Prensa y Ediciones Iberoamericanas, 1994, págs. 18 y 19; A. de Ceballos-Escalera Gila (dir.), La Insigne Orden del Toisón de Oro, Madrid, Patrimonio Nacional, 1996, collar n.º 894; A. de Ceballos-Escalera Gila, La Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa, Madrid, Palafox y Pezuela, 1998, págs. 100 y 101; A. y L. de Ceballos-Escalera Gila y J. L. Isabel Sánchez, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox y Pezuela, 2003, págs. 158-159.

 

Alfonso de Ceballos-Escalera Gila

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