Azlor de Aragón y Zapata de Calatayud, Juan Pablo. Duque de Villahermosa (XI). Zaragoza, 24.I.1730 – Madrid, 18.IX.1790. Embajador, literato, coleccionista.
Era hijo primogénito de Juan José de Azlor y Aragón, III conde de Guara, y de Inés Zapata de Calatayud, hija de los condes del Real. Como miembro de una familia ilustrada, recibió una esmerada educación y, a los catorce años, fue uno de los humanistas distinguidos en el certamen público de las escuelas de Zaragoza, en cuya universidad cursó, luego, Artes y Jurisprudencia, estudios que él amplió con su afición a los autores clásicos. A los dieciocho años, por muerte de su padre, sucedió en los mayorazgos de éste y fue, por tanto, IV conde de Guara y señor de las baronías de Panzano, Ráfales, Costeán, Cajígar y Benavente.
Estos bienes se completarían en 1761, por muerte sin sucesión del X duque de Villahermosa, hermano mayor de su padre. Por esta causa, adoptó Juan Pablo Azlor de Aragón el apellido de Aragón y sucedió también en las mercedes de duque de Villahermosa, conde de Luna, del Real y de Sinarcas, marqués de Cabrega y duque de la Palata en Nápoles.
Protegido por su paisano y pariente el conde de Aranda, se dedicó, desde muy joven a la carrera diplomática, siendo su primer destino la corte de Viena, donde se hallaba como agregado a la embajada cuando, en 1752, escribió al Rey para ofrecerse con su persona y casa, al asumir los mayorazgos paternos.
De esta época son sus Memorias de observaciones literarias y de bellas artes que hizo en sus viajes y fuera de ellos, calificado de “curiosísimo” por Latassa.
Regresado a España, tomó posesión de la casa de Villahermosa el 23 de noviembre de 1761 y se cubrió como Grande de España en el Palacio Real de Madrid el 10 de julio de 1763. Por entonces, sus aficiones literarias ya se habían puesto de manifiesto como lo demuestra su discurso leído el 20 de octubre de 1759, en la Academia del Bueno Gusto, de la de Ciencias y Artes de Zaragoza, titulado Método para leer la historia antigua.
El mismo año 1763 pasó destinado a la Corte de Versalles, a las órdenes del embajador conde de Fuentes, que sería después su suegro. Allí trató a Voltaire y frecuentó a los principales enciclopedistas, aunque manteniéndose siempre en una posición política moderada.
En 1765, fue comisionado por Carlos III para ir a Génova a recibir a la futura princesa de Asturias, María Luisa de Parma y, de resultas de su buena gestión, recibió el 10 de diciembre del mismo año su nombramiento como gentilhombre de Cámara con ejercicio de manos del mismo monarca.
El 1 de junio de 1769 casó en Madrid con María Manuela Pignatelli y Gonzaga, a quien no había visto nunca, hija de su superior en la embajada de París, el conde de Fuentes, y con quien tendría tres hijos: Víctor Amadeo, que le sucedió en la casa, aunque murió a los doce años; José Antonio, que fue el XIII duque y de quien descienden los demás, y Juan Pablo, ayuda de campo del general Palafox, que falleció en la defensa de Zaragoza en 1809.
Instalado desde entonces en Madrid, adquirió el duque en 1771, en el paseo del Prado, el edificio que desde entonces sería su residencia y sobre el que su viuda edificaría en 1805 el actual palacio de Villahermosa.
Desde entonces, se dedicó a la vida literaria y erudita, convirtiendo su palacio en un verdadero Liceo, donde se reunían los más ilustrados personajes de la Corte: el marino Ulloa, el matemático Bails, el literato Iriarte, el obispo Tavira, los pintores Bayeu y Goya, o los arquitectos Villanueva y Ventura Rodríguez.
Su actividad literaria, especialmente como traductor de los autores griegos y latinos, le abrieron las puertas de la Real Academia Española, para la que fue elegido miembro de número el 29 de julio de 1777, en sustitución de Mata Linares, tomando posesión de su Sillón K, el 3 de febrero de 1780. Como nuevo miembro de la Real Academia Española, tomó parte muy activa en la elaboración de la tercera edición de su Diccionario, en la edición del Fuero Juzgo, y en la discusión de la Gramática.
A fines de junio de 1778, el rey Carlos III le nombró su embajador en Turín, a donde se trasladó el año siguiente, presentando sus cartas credenciales al rey de Cerdeña el 19 de marzo de 1779; allí permanecería hasta 1783.
Regresado a Madrid este último año, recibió del nuevo monarca, Carlos IV, por su decreto de 4 de enero de 1789, el collar de la insigne Orden del Toisón de Oro, que le impuso el propio soberano en el Palacio Real el 3 de marzo siguiente, actuando de padrino el conde de Aranda. Vivió, sin embargo, poco tiempo más, pues murió el 18 de septiembre de 1790, de resultas de una pulmonía contraída durante los trabajos a los que se entregó para dominar un incendio de la Plaza Mayor de Madrid declarado tres días antes. Sus restos fueron trasladados a la iglesia mayor de su villa de Pedrola, junto a Zaragoza, que él había dotado y enriquecido espléndidamente con retablos de Bayeu y Beratón.
El duque había sido, además, consiliario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, socio benemérito de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, protector y benefactor de la Real Sociedad Aragonesa de los Amigos del País y Académico honorario de la de Buenas Letras de Sevilla.
Sus trabajos literarios más importantes fueron la traducción castellana y en verso de los tres primeros libros de La Eneida, precedida de un prólogo; la versión francesa de la obra de Gracián, con el título Extrait du Criticon, presentada a la Academie Française; Las fábulas griegas reducidas a un cuerpo de Historia y Cronología; la traducción del francés de la obra de Rollin, Historia antigua de los egipcios, cartagineses, asirios, babilonios, medos, persas, macedonios y griegos; la Disertación sobre la historia griega y sus fundamentos, reflexiones sobre el modo de escribir y leer la historia; el Apuntamiento sobre los elogios a Felipe V, presentado a un premio de la Real Academia en 1778; así como diversos trabajos sobre agricultura. En 1783, por encargo de la Real Academia de la Historia, redactó un trabajo titulado Reflexiones sobre los cementerios fuera de poblado y, en 1789, una Oración que a nombre de la Real Academia Española dixo a S. M. con motivo de la muerte del Rey Padre.
El marqués de Molíns le llama “infatigable en el trabajo, ameno en la conversación, espléndido en su porte, cariñoso en su trato y fiel y sincero en su amistad”. Latassa le define como “clarísimo cesaraugustano tan benemérito como ilustre en la república de las letras”. Además de su obra literaria se ha de destacar que costeó de su propio peculio la carretera de Zaragoza a Pamplona.
Obras de ~: Memorias de observaciones literarias y de bellas artes que hizo en sus viajes y fuera de ellos (inéd.); Virgilio, La Eneida, trad. al cast. de los tres primeros libros y pról. de ~ (inéd.); B. Gracián, Extrait du Criticon, trad. al fr. de ~ (inéd.); Las fábulas griegas reducidas a un cuerpo de Historia y Cronología (inéd.); Rollin, Historia antigua de los egipcios, cartagineses, asirios, babilonios, medos, persas, macedonios y griegos, trad. al esp. de ~ (inéd.); Disertación sobre la historia griega y sus fundamentos, reflexiones sobre el modo de escribir y leer la historia, trad. de ~ (inéd.); Apuntamiento sobre los elogios a Felipe V, 1778 (inéd.); Reflexiones sobre los cementerios fuera de poblado, 1783 (inéd.); Oración que a nombre de la Real Academia Española dixo a S. M. con motivo de la muerte del Rey Padre, 1789 (inéd.).
Bibl.: J. A. Pellicer, Ensayo de una biblioteca de traductores españoles, Madrid, Antonio de Sandra, 1778; F. de Latassa, Biblioteca nueva de los escritores aragoneses, que florecieron desde el año 1500 hasta [1802], Pamplona, Joaquín Domingo, 1798-1802, pág. 489; Marqués de Molíns, Contestación del marqués de Molíns al discurso leído ante la Real Academia Española por don Marcelino de Aragón Azlor, Duque de Villahermosa, el 10 de febrero de 1884, Madrid, A. Pérez Dubrull, 1884; M. Menéndez y Pelayo, “Lettres inédites de Beaumarchais, Galiani et D’Alembert adressées au Duc de Villahermosa”, en Revue d’Histoire Littéraire de la France, 15 de julio de 1894 (notas biográficas); V. Orti y Brull, Doña María Manuela Pignatelli de Aragón y Gonzaga, Duquesa de Villahermosa, Madrid, Tipografía Viuda e Hijos de M. Tello, 1896, 2 vols.; F. Fernández de Béthencourt, Historia Genealógica y Heráldica de la Monarquía Española. Casa Real y Grandes de España, vol. III, Madrid, Enrique Teodoro, 1901, págs. 576-586; L. Coloma, Retratos de antaño, en Obras Completas, Madrid, 1960, págs. 668-848.
Jaime de Salazar y Acha