Cincinnato, Rómulo. Florencia (Italia), c. 1540 – Madrid, 1597. Pintor.
Natural de Florencia, donde fue discípulo de su paisano Francesco Salviati. Posteriormente pasa a trabajar en Roma, donde entra en contacto con la obra de Rafael y sus seguidores. Esta influencia es patente en la copia que realizó de la Transfiguración de Rafael, entonces en San Pietro in Montorio, de la Academia de San Fernando de Madrid. El embajador español en Roma, Luis de Requesens, cumpliendo la orden regia de que buscase algunos pintores para servirle en sus obras, lo recluta en septiembre de 1567, junto con el aretino Patricio Cajés, pintor y arquitecto que también lleva algún tiempo trabajando en la Ciudad Eterna, de donde salen ambos en octubre de 1567 rumbo a España. Aunque vinieron por tres años para trabajar en las decoraciones pictóricas de diversos palacios reales españoles, a las órdenes de Gaspar Becerra, su estancia en España se fue prolongando. La muerte de Becerra en enero de 1568, hará que pasen a estar dirigidos por el Bergamasco. En un principio, gozando de unos gajes mensuales de veinte ducados, comienzan a trabajar en El Pardo y Valsaín, pero a inicios de los años setenta pasan a trabajar en el Alcázar de Madrid, donde entrarán en contacto con parte del equipo dejado en España por el Bergamasco, fallecido en 1569. Su labor se centra en las estancias bajas de El Alcázar que decoran con arquitecturas fingidas.
Cincinnato hace los modelos y cartones que son ejecutados por Patrizio Cajés, Francesco da Urbino y Juan María de Urbino y Niccolo Granello, sobre todo en cuanto a los grutescos. A ellos se une un grupo de pintores, estucadores y doradores llegados de Génova con el Bergamasco. Es muy significativa una de las iconografías elegidas con la historia de Ulises. A la muerte del Bergamasco todo este equipo de fresquistas, estucadores y doradores será dirigido por Cincinnato, al que se juzga el más apto de todos ellos.
En 1571 está documentada su primera colaboración en la empresa escurialense, donde se encarga de pintar los muros de la sacristía provisional, aunque no se sabe el tema de esos frescos. En una consulta al Soberano de un secretario real se reclama una subida de salario para el pintor, quien se encontraba endeudado por una enfermedad y no se le había subido el sueldo en los últimos cinco años. Le califica como el mejor oficial de entre los extranjeros que trabajan para el Rey, aunque éste, en una nota marginal, apunta que podría pintar mejor. El 3 de agosto de 1572 recibe permiso real para residir seis meses en Cuenca, donde pinta una Circuncisión flanqueada por dos tablas con San Pedro y San Pablo, cuadros para el retablo mayor de la iglesia de los jesuitas, actualmente en la Academia de San Fernando. Estas pinturas se realizaron entre 1572 y 1573.
Posteriormente, entre mayo de 1578 y julio de 1580, se le conceden otras licencias reales para ausentarse a Guadalajara, donde acomete un amplio programa decorativo al fresco en las salas nuevas del palacio de los duques del Infantado. Estos frescos delimitados con labores de estuco sufrieron mucho durante la Guerra Civil española y con las restauraciones posteriores. Afortunadamente, existen fotografías anteriores a 1936 que permiten imaginar cómo fueron.
Los temas representados, casi siempre en los techos, son mitológicos, alegóricos, signos zodiacales y hazañas militares de la familia Mendoza, como sucede en la sala del infante don Zuria, personaje del siglo VIII antepasado de la familia. En algunas estancias menos importantes, las paredes fingen ser ventanas abiertas al paisaje y en la Sala del Día el techo se abre al cielo en una perspectiva de sotto in su que no se verá en España hasta que se emplee en la antesacristía de El Escorial. Las principales salas serán la de Escipión o Librería, la del Tiempo, la antesala y la sala de Batallas, la de los Héroes, la de los Dioses, la de Atalanta o de la Caza y la del Día.
Estos trabajos no fueron continuos. En noviembre de 1578 se compromete Cincinnato, junto con Miguel Salomón, a realizar en el plazo de dos meses un retablo de talla dorada con una pintura de la Quinta Angustia para la capilla de la cárcel de la villa de Madrid.
Entre 1581 y 1583, Cincinnato y Cajés pintan al fresco la galería del Rey en el ala de poniente del Alcázar madrileño. Se encargaron de la pintura, estuco y el dorado de la bóveda, aparte de las historias representadas de la cornisa hacia abajo. Dos de las historias representadas eran la del Caballo de Troya y la del incendio de Troya, en la campana de la chimenea.
Cuando Leone Leoni se refiera, a finales de 1582, desde Roma, a las negociaciones que se están llevando a cabo para atraer al pintor Federico Zuccaro al servicio de Felipe II, se remitirá a la opinión de Rómulo Cincinnato y a Jacopo da Trezzo para que den referencias sobre él al secretario real Juan de Ibarra.
En abril de 1583 viaja de nuevo a El Escorial para participar en la tasación del Martirio de San Mauricio, de El Greco. Al año siguiente, 1584, se le encargará un cuadro del mismo tema al no ajustarse el del cretense a la teoría del decoro contrarreformista. Hoy en día se conserva in situ en uno de los altares laterales de la basílica. Para el mismo realizó un dibujo preparatorio, hoy destruido, pero que se conservaba en el Instituto Jovellanos de Gijón.
En abril de 1585 se traslada de nuevo desde Madrid al Escorial para tasar, por parte de Felipe II y de la Congregación, los frescos que Luca Cambiaso había realizado en la bóveda del presbiterio de la basílica y el equipo de Nicolo Granello en la bóveda de la Sala de Batallas de El Escorial. El fallecimiento de Luca Cambiaso condiciona que se le encargue a Cincinnato concluir los frescos de las paredes del coro con escenas de san Jerónimo y san Lorenzo, dejados sin terminar por la repentina muerte del genovés. Los marcos de estas escenas se terminaron en septiembre de 1586 por el equipo de este último junto a Nicolo Granello y Castello. En una carta, el obrero mayor fray Antonio de Villacastín explica al secretario Juan de Ibarra, a finales de 1585, que el pintor llega al monasterio con mala salud y le entrega los dibujos preparatorios para las paredes del coro realizados por Luca Cambiaso. Cincinnato toma in situ las medidas de los muros por pintar, en los que se aprecian aún hoy varios tanteos y soluciones arquitectónicas, y regresa a Madrid a realizar los cartones; en trasladarlos al muro emplea buena parte de 1586. La importancia conferida a las arquitecturas de raigambre clasicista en las que se encajan las escenas de la vida de san Lorenzo hacen pensar que la autoría de los dibujos preparatorios empleados es casi enteramente suya. En estas pinturas se aprecia la influencia tanto de las stanze rafaelescas del Vaticano como de los frescos florentinos del Pontormo en la villa medicea de Poggio a Caiano.
En algunas de estas escenas se ha supuesto que colaborase un ayudante, quizá por la premura para que estuviesen finalizadas, dado que la basílica se consagró en agosto de 1586.
Entre ese año y el de 1589 ejecuta dos grandes trípticos y los frescos contiguos en el ángulo sudeste del claustro principal del monasterio con temas de la vida pública y la Pasión de Cristo. Estos trípticos se abren hoy en día en ceremonias solemnes y tienen representados por dentro los mismos temas que por fuera, aunque con ligeras variantes. En uno de ellos se encuentran La Transfiguración de Cristo y la Curación del poseso, Cristo y la adúltera y Cristo y la samaritana.En el otro, La última cena (interior) y El Lavatorio.
Aparte de estas pinturas al fresco y sobre tabla, Cincinnato restaura en 1589 varias pinturas como La Última Cena del refectorio del Colegio, una Santa Margarita y un Cristo sobre la silla del prior, seguramente el de Sebastiano del Piombo. También se debe a él la arquitectura de la escena al fresco de Tibaldi de la Purificación, en el claustro principal bajo.
En septiembre de 1591, Felipe II le concede licencia para que viva en Guadalajara, gozando de sus gajes, donde ya ha pintado al fresco varias de las estancias del palacio del duque del Infantado. Durante esta segunda estancia en Guadalajara es cuando se ha pensado que ejecutó algunos cuadros religiosos para la quinta capilla de la sacristía del convento jerónimo de San Bartolomé de Lupiana. Se ha sospechado que un San Pablo y un San Pedro del Museo de Guadalajara tuvieron ese origen.
También se le ha relacionado tradicionalmente con la decoración al fresco de la capilla del doctor Luis de Lucena, recientemente restaurada. Ésta dependía de la hoy destruida iglesia de San Miguel, pero parece que fue obra, hacia los años cincuenta, de los italianos Pietro Morone y Pietro Paolo de Montalbergo.
En 1591 ya debía de estar Cincinnato bastante enfermo e imposibilitado por la gota para trabajar, como él mismo declara en un memorial, por lo que la intervención de sus ayudantes y su taller en estas últimas obras sería importante.
En un testamento que otorga en 1597 menciona a su mujer, Isabel de Soto, y a sus cuatro hijos. En mayo de ese año manda ser sepultado en la iglesia de San Sebastián de Madrid, donde en 1586 ya había sido enterrado un hijo suyo de corta edad. Uno de sus testamentarios era el embajador florentino en Madrid, lo que demuestra que mantenía vínculos con su ciudad natal. En 1598 su mujer aparece ya como viuda, pero en otra documentación, relativa a la venta de una casa en 1599, se vuelve a hacer referencia a un pintor homónimo. Sin duda se trata de su hijo, Diego de Rómulo Cincinnato (c. 1580-1625), quien acompañó, ya en el siglo XVII, al duque de Alcalá a Roma, donde murió. El hijo mayor, Francisco, aparece en mayo de 1598 como administrador de la hacienda de su progenitor y solicita una ayuda económica en 1621. El otro hijo superviviente se llamaba Juan.
Aparte de sus numerosos dibujos, parece que existieron otros, anatómicos, realizados por Rómulo Cincinnato, a los que tuvo acceso Vicente Carducho y a los que hace alusión en su tratado sobre la Pintura.
Obras de ~: Circuncisión, Academia de Bellas Artes de San Fernando; Martirio de San Mauricio y la legión tebana, altar lateral de la basílica de El Escorial, 1584; Escenas de la vida de San Jerónimo y San Lorenzo en las paredes del coro de la basílica, 1585-1586 (concluyendo el trabajo de Luca Cambiaso); trípticos del claustro de los evangelistas con La Última Cena (en las alas Entrada de Cristo en Jerusalén y El Lavatorio) y La Transfiguración (con la mujer adúltera y la samaritana en las alas), 1586-1589; arquitectura de la estación del claustro principal con La Presentación de Jesús en el templo, de Tibaldi; San Pedro y San Pablo, Museo de Guadalajara, c. 1591.
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Almudena Pérez de Tudela