Millares Sall, Manuel. Las Palmas de Gran Canaria, 17.II.1926 – Madrid, 14.VIII.1972. Pintor.
Manuel Millares Sall era el sexto hijo de Juan Millares Carló, catedrático de instituto y de Dolores Sall Bravo de Laguna. Residentes en la playa de Las Canteras, y tras él nacerían sus dos hermanas y otro hermano.
Entre 1936 y 1938 la familia Millares vivió en Arrecife (Lanzarote) y Manuel realizó entonces sus primeros dibujos del natural.
En 1938 regresaron a Las Palmas. En torno a 1940, Manuel entabló amistad con los artistas Felo Monzón y Martín Chirino. En esos años leyó la Historia General de Canarias, obra de su bisabuelo Agustín Millares Torres, y realizó dos revistas artesanales junto a sus hermanos y Felo Monzón: Racha y Viento y Marea.
En 1942 conoció a Ventura Doreste y participó en sus primeras exposiciones colectivas que tuvieron lugar en el Gabinete Literario y en el Club PALA, en Las Palmas de Gran Canaria. En 1945 realizó en esta ciudad su primera exposición individual: una exposición de acuarelas en el Círculo Mercantil. De estos años, 1946, Millares cita varias lecturas fundamentales: Diario de un marchand de cuadros de Ambroise Vollard, Picasso antes de Picasso de Alexandre Cirici Pellicer y The Secret Life of Salvador Dali. También la lectura de Universalismo Constructivo de Torres-García.
Realizó la cubierta del cuaderno literario Luces y Sombras. El Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria fue el lugar en el que se presentó su segunda exposición individual en 1947, año en el que Manolo Millares leyó numerosos textos vinculados al surrealismo, a la par que publicó dos retratos, de Ángel Johan y Ventura Doreste, en la Antología Cercada.
En 1948 expuso individualmente en el Museo Canario, lugar fundamental en el devenir artístico de Millares. En él había contemplado las momias guanches, vasijas y otros objetos expuestos que ejercieron, según sus palabras, una honda impresión reflejada en su pintura, muy en especial en los siguientes años.
El pintor atravesó una etapa de influencia surrealista, con ecos dalinianos, mostrada en su Exposición Superrealista en el Museo Canario. En las obras de esta época a veces incluía poemas de sus hermanos Agustín y José María Millares y de Ventura Doreste. Ese año hizo un intento de viajar a Madrid, al que renunció por voluntad propia.
Participó en 1949 en la fundación de la revista Planas de Poesía junto a Agustín y José María Millares.
Ilustró, este mismo año, los cuadernos Liverpool y Ronda de Luces de José María Millares y Smoking Room de Alonso Quesada. Todo ello coincidió con su exposición individual en el Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria.
Derivado del interés, antes citado, por la cultura canaria aborigen, en 1950 su estilo pictórico muestra diversas tentativas de tipo constructivista y pinturas en las que es clara la influencia aborigen. Fue el año en el que Millares conoció a Alberto Sartoris y a Carla Prina.
Millares se convirtió, también en 1950, en el principal impulsor del grupo LADAC (Los Arqueros del Arte Contemporáneo), siendo, a la par, director de la colección de monografías de arte Los Arqueros, que publicó cuatro números. La primera exposición tuvo lugar en el Museo Canario, entre los meses de enero y febrero, bajo el título Exposición de Arte Contemporáneo. En ella Manolo Millares mostró algunas “pinturas guanches”, así como proyectos de pinturas murales bajo el título Canto a los Trabajadores y Canto a las Ciudades. Este mismo año, 1950, tuvo lugar la segunda muestra de LADAC bajo el título II Exposición de Arte Contemporáneo, esta vez celebrada en el Club de Universitarios de Las Palmas de Gran Canaria. En este catálogo, aunque no aparece aún el nombre del grupo, figura su símbolo: unos arqueros de una cueva levantina. Con ocasión de la exposición primera de LADAC se organizó un ciclo de conferencias, en siete veladas, en la que intervinieron críticos de arte, poetas y músicos.
La I Bienal Hispanoamericana de Arte, celebrada en Madrid en el otoño de 1951 supuso el encuentro definitivo de la obra de Manolo Millares con la realidad artística contemporánea de aquellas fechas. A esta Bienal presentó Millares una obra realizada el mismo año en Las Palmas: Aborigen n.º 1, obra fundamental en la producción del artista, que perteneciera a la colección de Eduardo Westerdahl y que fue calificada por la crítica como una de las obras capitales de la producción abstracta en España desde 1939.
En este 1951, se realizó, dentro de su producción más constructivista, la primera exposición de Manolo Millares en la Península, en las Galerías Jardín de Barcelona.
Este año comenzó su ciclo de “Pictografías Canarias”, anunciado ya en obras del año anterior. Estas pinturas, de evidente vindicación onírica y surreal, con una honda evocación de las pintaderas guanches, las realizó el artista hasta mediada la década de 1950.
Con texto de Enrique Azcoaga, Manolo Millares publicó (1951) El hombre de la pipa, ejemplar de Plana de Poesía en el que el artista realizó once dibujos.
Este mismo año se mostró en el Museo Canario una exposición del grupo Lais de Barcelona. Con esta ocasión en el catálogo se publicó un texto, firmado por LADAC, habitualmente atribuido a Manolo Millares, en el que el artista reivindica la obra de Tàpies, Cuixart y Planasdurá. Se publicó un folleto, titulado LADAC, en el que se establecía la relación definitiva de artistas de este grupo: Elvireta Escobio, Plácido Fleitas, Juan Ismael, José Julio, Alberto Manrique, Manolo Millares y Felo Monzón. En 1952 se celebró la IV Exposición de Arte Contemporáneo, que LADAC organizó en el Museo Canario.
Viajó a la Península, por primera vez, en 1953, con ocasión del Congreso de Arte Abstracto de Santander, en lo que puede considerarse ya el anuncio de su definitivo viaje de 1955. Este año, antes citado, 1953, se casó con la pintora y poeta Elvireta Escobio. Entre otras muchas exposiciones en las que participó este año, fue invitado al X Salón de los Once, presentando su cuadro, del ciclo de Pictografías, Aborigen de Balos (1952).
En 1954 expuso en la Galería Buchholz de Madrid, publicándose un catálogo con texto de Juan Antonio Gaya Nuño. A la par, participó en la II Bienal Hispanoamericana de Arte, celebrada en mayo de este año en La Habana. En ella presentó tres obras pertenecientes, también, a su ciclo de Pictografías: Aborigen de los Guayres (1951), Aborigen de Balos (1953) y Pintura Canaria (1953).
En 1955, Manolo Millares y Elvireta Escobio realizaron su definitivo viaje a la Península. Viajaron en un barco junto a Martín Chirino, Manuel Padorno y Alejandro Reino. Ilustró el libro Oí crecer las palomas de Padorno.
También este año realizó su primer viaje a París, con motivo de su exposición de dibujos en la Librairie Cairel de la capital francesa, propiedad de Tomás Seral.
Obras anunciadas desde 1952, sus Muros, ocupan, entre 1955 y 1956, gran parte de su producción pictórica.
Se trata de pinturas en las que, desde una esencia constructiva, el artista hace convivir dibujos sígnicos (anclas, escrituras inventadas y signos) con elementos procedentes de la realidad natural, principalmente de esencia mineral: tierras, cerámicas y teselas, pero también maderas. La evolución de estos Muros se produjo en el momento en que el artista horadaba algunos de sus lienzos creando espacios vacíos que anuncian gran parte de sus trabajos de arpillera de la década de 1960, y apareciendo el diálogo construcción-destrucción fundamental en la producción del artista.
En 1956 los Muros de Millares evolucionan hacia dos ciclos pictóricos próximos, a veces fundidos. Se trata de sus composiciones “con dimensión perdida” y “con texturas armónicas”. Este conjunto de trabajos supuso una honda investigación matérica, de esencia despojada, y llevó al artista al descubrimiento de las posibilidades de la arpillera. En palabras del artista, en 1956: “Lo insólito que me aguarda en la dimensión perdida de una burda arpillera encuentra su único paralelo en lo oscuro e inatrapable de lo desconocido”. Sobre el término “dimensión perdida” escribía también el artista: “No admito la tercera dimensión ficticia, óptica, pero sí una dimensión auténtica, material. Es lo que yo llamo ‘dimensión perdida’, porque su fondo es real y, en consecuencia, no rompe la frontalidad mural”.
El I Salón Nacional de Arte No Figurativo, celebrado en Valencia en la segunda quincena de mayo de 1956 y organizado por José Luis Fernández del Amo, director del Museo Español de Arte Contemporáneo, y el crítico Vicente Aguilera Cerni, recibió el incondicional apoyo de Manolo Millares.
El año de 1957, crucial en el arte contemporáneo español, supuso varios hechos relevantes en la obra de Manolo Millares: inició sus obras, por lo general con título numerado, sobre arpillera y, por otro lado, es el año de creación de “El Paso”, en el que la presencia de Millares, desde sus primeros manifiestos, fue fundamental.
Aparece la monografía de Vicente Aguilera Cerni, publicada por “El Paso”, dedicada a Millares.
Este año expuso en el Ateneo de Madrid. A la par, diez de sus obras fueron presentadas, junto a esculturas de Jorge Oteiza en la IV Bienal do Museu de Arte Moderna, celebrada en el Museu de Arte Moderna de São Paulo, entre septiembre y diciembre de 1957. El Museum of Modern Art de Nueva York adquirió en dicha Bienal el Cuadro 9 (1957).
En 1959 entró en contacto con quienes iban a ser sus galeristas habituales: Daniel Cordier, que presentará habitualmente su obra, individualmente, en París (1961) y Francfort (1960), y Pierre Matisse (1960, 1965, 1974 y 1987), en Nueva York. En 1961 nació su hija Eva (su segunda hija, Coro, lo hizo en 1971) y un año después, en 1962, se publicó la histórica monografía de José Ayllón sobre Millares. Ésta, junto al libro escrito por José-Augusto França, Millares, publicado en 1977 por La Polígrafa, pueden considerarse dos de las obras capitales para comprender el universo creador de Millares. 1962 fue también el año en el que la Tate Gallery adquirió el Cuadro 150 (1961).
La obra de Manolo Millares estaría representada, en la década de 1960 ya, en los más importantes museos de arte contemporáneo del mundo.
En marzo de 1963, Millares colaboró, junto a otros cinco artistas (César Manrique, Manuel Rivera, Gerardo Rueda, Eusebio Sempere y Pablo Serrano) en la realización de un escaparate en los grandes almacenes de El Corte Inglés en la calle Preciados de Madrid. Millares compuso un escaparate repleto de vacíos bidones de alquitrán y alpargatas. En 1964, se convirtió en uno de los primeros pintores que adquirió casa en Cuenca, trabando amistad con Fernando Zóbel y asistiendo a la inauguración del Museo de Arte Abstracto Español, de esta ciudad, del 30 de junio de 1966. Con este Museo realizó varias ediciones gráficas.
Se vinculó a la recién creada galería Juana Mordó de Madrid (1964), a la par que trabó amistad con Alberto Greco, con quien trabajó, ocasionalmente, en conjunto. Millares realizó este 1964 sus llamados “artefactos al 25”, iniciados en la década de 1960, conjunto de objetos tridimensionales, construidos principalmente con arpillera y madera que expuso, tres de ellos, en mayo de 1965 en la Galería Edurne de Madrid.
“Artefactos” realizados con voluntad declarada de contraconmemoración a las celebraciones oficiales de los veinticinco años “de paz”. Desde ese año, colaboró habitualmente con el grupo ZAJ.
Las exposiciones de Manolo Millares en la década de 1960 se sucedieron. Entre otras, destacan las celebradas en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en 1964 y en el Museu de Arte Moderna de Río de Janeiro un año después. En España, durante la década de 1960, y hasta su fallecimiento en 1972, su obra se pudo ver en Madrid (1962, 1963, 1967 y 1970), Santander (1967), Sevilla (1968) y Valencia (1970).
En 1970, Manolo Millares rodó, junto a Elvireta Escobio, un documental de unos veintidós minutos de duración, que se reeditó en 2002.
La producción de Manolo Millares entre 1960 y 1972, utilizó la arpillera como elemento fundamental de la composición. Además de la arpillera, realizó dibujos, escenografías, diseño de alfombras, cerámica, grabados y libros ilustrados. Los colores blanco, negro y rojo se convirtieron en esenciales en su obra. La arpillera, que en los primeros cuadros de la década de 1960 permanece en muchos casos en su estado más puro, atraviesa, en la evolución del artista, diversos momentos en los que el lenguaje artístico deviene más torturado (véase su serie de “Homúnculos” anunciada con su Cuadro 39 de 1958), otrora más lírico (la serie de “Humboldt en el Orinoco”, realizada mediada la década de 1960), en ocasiones gestual (en sus obras en las que incorpora frenéticas escrituras inventadas en sus lienzos), hasta llegar a su momento final, lo que França llamó “la victoria del blanco”, en el que las composiciones alcanzan un grado de depuración hasta esa fecha (década de 1960) no vistos en la producción de Millares (sus “Antropofaunas” o “Neanderthalios”).
Los cuadros de esta última parte de su producción se verían en su última exposición en vida, la celebrada en el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, entre el 23 de noviembre de 1971 y el 9 de enero de 1972.
Un lunes, 14 de agosto, de 1972, falleció Manolo Millares. Tras él, se evocaban sus palabras, publicadas en 1971 en Memoria de una excavación urbana (Fragmento de un diario) y otros escritos: “Los ojos cerrados, escurrido el cuerpo, cubierto el cuerpo de otra vida sin sol y sin ojos, lo tengo presente, y decían que era sano, hombre fuerte sietevidas, yo, puro entierro por cualquier paraje de no sé qué tiempo”.
Tras su fallecimiento, se sucedieron exposiciones individuales de carácter retrospectivo. Entre ellas destacan las celebradas en Madrid (1973 y 1992), Bielefeld (1992), Las Palmas de Gran Canaria (1992) y Santiago de Compostela (1998). Entre 2003 y 2004 se mostró la exposición “Luto de Oriente y Occidente” en diversas ciudades del mundo.
En 2004 se publicó su catálogo razonado, obra que, iniciada tras el fallecimiento del artista por Juan Manuel Bonet, y continuada por Miriam Fernández Moreno, fue concluida por Alfonso de la Torre.
Se celebró en 2006, en la sala de la Fundación Caixa Galicia, en A Coruña, la exposición “Manolo Millares. La destrucción y el amor”, una compleja antológica. Y, entre otras exposiciones: “Manolo Millares, vestigio y ceremonia. A far cry (sobre la presencia de la pintura de Millares en los Estados Unidos)” (Acquavella Galleries, Nueva York, 2006); “Millares hoy” (Museo Salvador Victoria, Rubielos de Mora, 2013) y “Manolo Millares: A deliciously strange world” (Waddington Custot Galleries, Londres, 2016).
La editorial Genueve Ediciones publicó en 2016 el ensayo de Alfonso de la Torre: “Manolo Millares: la atracción del horror”, un análisis sobre las relaciones del artista con su complejo tiempo vital, a la par que reeditó la obra de Millares, “Memoria de una excavación urbana”, en versión bilingüe (Galería Guillermo de Osma, Madrid, 2015). Con la colaboración de la Fundación Juan March, Junta de Castilla-La Mancha y Museo del Grabado Español Contemporáneo, se ha editado el Catálogo Razonado de la obra gráfica de Manolo Millares. En 2019 sendas exposiciones profundizaron sobre sus trabajos en papel y con el grabado, en el Centro Botín (Santander) y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), respectivamente. El Castillo de la Mata de su ciudad natal fue testigo de la exposición "Millares: la paz mutilada" celebrada entre diciembre de 2021 y marzo de 2022 con fondos del Ayuntamiento de Las Palmas y del Gobierno regional.
Obras de ~: Aborigen n.º 1, 1951; Pictografía canaria, 1951; Muro, 1952; Pájaros y personajes, 1953; Dos Lunas , c. 1953; Composición con dimensión perdida, 1956; Composición con texturas armónicas, 1956; Composición, 1956; Cuadro 2, 1957; Cuadro 1957, 1957; Pintura n.º 5, 1959; Cuadro n.º 60, 1959; Homúnculo, 1960; Cuadro 144, 1961; Cuadro 173, 1962; Animal de fondo, 1963; Divertimentos para un político, 1963; Sarcófago para Felipe II, 1963; Artefacto para la paz, 1964; Composición en blanco y negro, 1964; El picador, 1965; Galería de la mina, 1965; Animal de fondo, 1965; Asesinato de amor, 1966; A Miguel Hernández, 1967; Tríptico a un desconocido, 1967; Humboldt en el Orinoco, 1968; La mina, 1968; Objeto negro, 1968-1969; El muro, 1969; Gran díptico, 1970; Personaje caído I, 1970; Antropofauna, 1970; Sarcófago para un personaje feudal, 1970; Excavación, 1971.
Escritos: “Dos notas” y “El homúnculo en la pintura española actual”, en Papeles de Son Armadans (PSA) (Madrid-Palma de Mallorca), año IV, t. XIII, n.º 37 (abril de 1959); Four Spanish Painters: Millares, Canogar, Rivera, Saura, New York, Pierre Matisse Gallery, 1960; Manolo Millares Recent Paintings, New York, Pierre Matisse Gallery, 1960; Según los ejemplos más apremiantes del arte actual, Madrid, Colección de Cuadernos de Arte del Ateneo de Madrid, n.º 106, 1963; Extrait du “Manifeste sur l’Art et la Liberté” de Sergio Vilar, Paris, Galerie Messine, 1971; Quelques opinions de Millares, Paris, Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, 1971; Memoria de una excavación urbana y otros escritos, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 1973; Selección de textos, Madrid, Galería Juana Mordó, 1973; Extracto de artículo publicado en “Acento Cultural”, n.os 12-13 y Diálogo con Alberto Greco, Madrid, Galería Edurne, 1974; Textos reproducidos en el catálogo de su exposición en el Ateneo de Madrid, 1963, “El homúnculo en la pintura actual” y “Destrucción-construcción en mi pintura”, Sevilla, Centro de Arte M-11, 1974; Selección de escritos de Manolo Millares, Madrid, Museo Español de Arte Contemporáneo, 1975; Escritos de Millares y otros textos, Madrid, Ediciones Rayuela, 1975; Selección de escritos, Pamplona, Ed. Sala de Cultura de la Caja de Ahorros de Navarra, 1977; Selección de escritos, Murcia, Galería Yerba, 1980; Textos de Manolo Millares seleccionados por Eduardo Westerdahl en 1980, Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1983; Der Homunculus in der gegenwärtigen Malerei, Zwei Notizen, Destruktion- Konstruktion in meiner Malerei, Bielefeld, Edition Braus, 1992; Hablar del hombre que soy. Palabras recosidas, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1992; Manolo Millares. Memorias de infancia y juventud, IVAM documentos, vol. I, Valencia, Instituto Valenciano de Arte Moderno, 1998; Poema, Santiago de Compostela, Auditorio de Galicia, 1998; Escritos del artista, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, 2003.
Bibl.: V. Aguilera Cerni, Millares, Madrid, El Paso, Monografía n.º 1, Gráficas Luis Pérez, 1957; J. Ayllón, Millares, Madrid, Editorial Langa y Cía., 1962; J. M. Moreno Galván, Manolo Millares, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 1970 (Colección Nueva Órbita); C. A. Areán, Millares, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1972 (Colección Artistas Españoles Contemporáneos, vol. 31); L. Santana, Prehistoria de Manolo Millares, Las Palmas de Gran Canaria, San Borondón, Imprenta Pérez Galdós, 1974; R. Chávarri, Manolo Millares (I), Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, Servicio de Publicaciones, 1975 (Colección Arte en Imágenes n.º 30); Manolo Millares (II), Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, Servicio de Publicaciones, 1976 (Colección Arte en Imágenes n.º 31); J. A. França, Millares, Barcelona, Ediciones Polígrafa, 1977; E. Westerdahl, Manolo Millares, Las Palmas de Gran Canaria, 1980 (Colección Guagua, Canarias y lo Canario, n.º 20); A. Zayas, Millares-Manolo Millares, Las Palmas de Gran Canaria, Gobierno de Canarias, 1992; A. de la Torre, J. M. Bonet y M. Fernández, Manolo Millares, Catálogo razonado de pinturas, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2004; A. de la Torre, Manolo Millares, La atracción del horror, Madrid, Genueve Ediciones, 2016.
Alfonso de la Torre Vidal