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Miguel Pignatelli

Biografía

Pignatelli, Miguel. Marqués de San Marco (I), en el Reino de Nápoles. Nápoles (Italia), c. 1599-1600 – Chieti (Italia), 19.VIII.1648. Militar.

Hijo de Escipión Pignatelli (muerto el 16 de enero de 1600), patricio napolitano (cuartel de Nido) de la rama de los señores de Martignano, y de Virgina Bucca de Aragón, con quien se había casado en 1594.

Fue el cuarto y último hijo del matrimonio y debió de nacer hacia 1599-1600, en el último caso ya fallecido su padre, porque su hermano Segismundo, segundo hijo del matrimonio, nació el 13 de octubre de 1596 y también le había precedido en la cuna su hermano Francisco.

Brochero refiere que “se dedicó desde sus primeros años a la carrera de las armas”, narrando muy sumariamente sus servicios en Flandes, hasta obtener el grado de sargento mayor del tercio de Carlos Andrés Caracciolo, marqués de Torrecuso. Pero dicho grado sólo pudo obtenerlo a finales de 1634 y lo gozó brevemente, pues el tercio donde había desarrollado toda su carrera militar fue disuelto en Bruselas el 12 de abril de 1635. Antes, como simple soldado, había tomado con él parte en la recuperación de San Salvador de Bahía (1625), cuando el tercio servía en la Armada, y no parece que fuera capitán en el mismo hasta 1631, cuando se formó de nuevo en Nápoles para pasar enseguida a Milán y después, con el cuerpo de ejército al mando del duque de Feria, a Baviera.

Allí participó en la breve pero fulgurante campaña otoñal contra los suecos y en la que, tras levantar el asedio de Constanza (5 de octubre) y tomar Waldshut (12 de octubre), Säckingen (13 de octubre) , Laufenburg (14 de octubre) y Rheinfelden (17 de octubre, al asalto), las armas españolas socorrieron Breisach (21 de octubre). Tres de aquellos hechos de armas —el primero y los dos últimos— fueron llevados al lienzo para el Salón de Reinos del Buen Retiro, hallándose actualmente en el Museo del Prado. Reforzados el año siguiente por el cardenal infante, sirvió con el mismo tercio en la batalla de Nördlingen (6 de septiembre de 1634), a raíz de la cual el tercio del marqués de Torrecuso absorbió al de Boccapianola y Miguel fue promovido al empleo de sargento mayor del mismo.

No obstante, y como ya se ha apuntado, dicho tercio fue disuelto en la primavera siguiente para reforzar a los demás de infantería italiana que a la sazón servían en Flandes.

Miguel regresó a Nápoles al finalizar la campaña de 1636, levando allí un tercio nuevo de infantería partenopea con el que pasó a servir en el Estado de Milán en 1638. A su mando se distinguió en la toma de Asti y en el asalto a la villa de Turín (24 de mayo de 1639), que también fue conquistada, aunque la guarnición francesa mantuvo la resistencia en la ciudadela. En una de sus salidas, Miguel fue hecho prisionero y, tras la tregua alcanzada con el marqués de Leganés, en lugar de ser intercambiado, fue conducido a Pignerolo, donde “estuvo largos meses sufriendo un riguroso tratamiento”.

Logró escapar “a costa de mucho trabajo” y regresó a Nápoles, donde fue nombrado consejero del Reino (1642); posteriormente viajó a España y fue presentado al Rey, que le honró con un título marquesal en Nápoles y el puesto de teniente general de la Caballería napolitana de servicio en Cataluña (1644), cargo en que sucedió a Ferrante delli Monti.

Mandó dicha Caballería el año siguiente en la desastrosa batalla de Llorens (23 de junio de 1645), donde el Ejército del Rey, al mando del napolitano Andrés Cantelmo, fue completamente derrotado y Miguel cayó nuevamente prisionero de los franceses junto a su comisario general Tiberio Carafa y numerosos capitanes italianos. Fue internado en Francia, en el Languedoc, aunque lograría fugarse nuevamente de su prisión “rompiendo un muro y arrojándose de lo más alto de ella”. Logró pasar a Borgoña y, desde allí, a Milán y Nápoles, donde se le confirió el cargo de gobernador de las dos provincias de Abruzzo (Citra y Ultra), con la presidencia de la Audiencia común a ambas, que residía en Chieti, y un sueldo de 800 ducados anuales (1647).

Cuando apenas llevaba unos meses en el cargo, se produjo la rebelión de Masaniello en Nápoles (7 de julio de 1647), que daría lugar a la proclamación de la República por Genaro Annese (13 de octubre de 1647) y el desembarco en Nápoles (16 de noviembre de 1647) de Enrique de Lorena (1614-1664), V duque de Guise, que se hizo proclamar Dux apoyado por tropas francesas. En enero de 1648, al sublevarse la ciudad de L’Aquila, el cardenal Albornoz y el conde de Oñate le ordenaron asistirla, al hallarse ausente el gobernador Ramón Zagarriga. Ramón restableció el orden pero, poco después, entraban en la provincia el marqués Tobías Pallavicino, el de Palombara y Juan Antonio Sisti, con tres mil hombres, logrando sublevar el estado de Tagliacozzo. Pezzola, uno de los capitanes realistas, con un puñado de mosqueteros españoles y trescientos ciudadanos armados, logró resistir los asaltos rebeldes durante nueve días en Fontecchio, dándole tiempo para organizar el socorro con que sorprendió al enemigo entre dos fuegos (16 de marzo), poniéndoles en fuga y capturando un buen botín en armas, incluyendo tres cañones. Los dieciocho prisioneros capturados fueron conducidos a L’Aquila y ejecutados como escarmiento, salvo el marqués de Palombara, que fue enviado preso al castillo de Pescara.

Entre tanto, aprovechando su ausencia de Chieti, el duque de Collepietra y el barón de Giuliano, de acuerdo con la rama local de los Orsini, lograron apoderarse de la ciudad en nombre del duque de Guise (26 de marzo), entrando en la provincia desde las tierras del papado con numerosos mercenarios romanos.

Luego tomaron Lanciano y Guardiagrele pero Teramo resistió, defendida por Pezzola, renunciando los rebeldes a sitiarla para caer sobre Giulianova, donde también se defendió el marqués de Acquaviva, hijo del duque de Atri. Miguel agrupó sus fuerzas con las de Pezzola en Teramo y el 8 de abril derrotó de nuevo a los rebeldes, que mandaba el propio duque de Colleprietra, causándoles más de trescientas bajas y obligándoles a retirarse hacia Chieti. El duque no quiso defender la ciudad, que abandonó con sus hombres marchando hacia Cittaducale, por lo que Miguel pudo entrar en la sede de su gobierno y restaurar la autoridad real. Para entonces, Juan de Austria había conseguido restablecerla también en Nápoles, enviándole enseguida algunos refuerzos al mando de Luis Poderico. Las operaciones contra los rebeldes prosiguieron durante algún tiempo, hasta la rendición de Pallavicino (17 de mayo de 1648), pero Miguel no asistió a ellas personalmente, empeñado en juzgar las causas criminales abiertas contra los sediciosos, que le correspondían como presidente de la Audiencia. Poco después, murió inopinadamente en Chieti, donde la ciudadanía erigió una estatua a su memoria, en cuya base se esculpió la siguiente inscripción: “Presidi hac in hiis provinciis prefecto; proscriptorum imfestatium pros-ligatori vlndiciq. accerrimo in fide toti austriaco urbis hujus propugnari, urbis hujus demanio reparatori theatina. civitas addicta hoc grati animi obsequium dicat, consecrat”.

Miguel no tomó estado, heredándole como II marqués de San Marco su sobrino César (1624-1688), quinto hijo de su hermano Francisco, que sería también I duque de Roccamandolfa (1658).

La fuente biográfica esencial sobre el personaje se halla en la genealogía compuesta en 1782 por Julián Brochero, primer Rey de armas de Carlos III, que se conoce parcialmente por la transcripción de Santiago Penen y Debesa, que fuera bibliotecario del Colegio de Abogados de Zaragoza (1859). Es curioso consignar que Aldo Valori, que había previsto incluir al personaje en su Condottieri e Generali del Seicento (1934), pospuso finalmente la empresa para una obra venidera que no vio la luz, como previamente le había sucedido a Filamondo cuando redactaba Il genio bellicoso di Napoli (1694).

 

Bibl.: Memoriale dato alla Maestà di Philippo Quarto, di felice memoria, dal Baron Giulio Pezzola nell’anno 1650 in Madrid, nel quale si contengono li suoi segnalati servitii fatti a detta Sacra Maestà Cattòlica da quarant’anni sì nelle Provincie d’Abruzzo, come nell’altre di questo Regno, Napoli, 1666 (Biblioteca Provincial Salvatore Tommasi dell’Aquila); L. A. Antinori, Memorie storiche d’Abruzzo, Napoli, 1783; S. Penen y Debesa, “Noticias genealógicas de D. Ramón Pignatelli”, en El Saldubense (Zaragoza), n.os 619-624 (1-6 de julio de 1895); C. Argegni, Condottieri, capitani, tribuna, Milano, 1936- 1937, 3 vols. (Enciclopedia biografica e bibliografica Italiana, serie xix ); I. Pignatelli y R. Pueyo (eds.), Árbol genealógico Pignatelli-Maldonado, Alicante, Miragraf, 1995; VV. AA., Personajes de la Historia de España, vol. XI, Madrid, Espasa, 1999, págs. 1445.

 

Juan Luis Sánchez Martín

 

 

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