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Carlos Manuel Filiberto de Este

Biografía

Este, Carlos Manuel Filiberto de. Marqués de Borgomanero (IV), en Italia. Turín (Italia), 1622 – Viena (Austria), 24.X.1695. Diplomático y militar.

Perteneciente al antiguo linaje de Este, era oriundo de la localidad de Borgomanero, en Novara, Piamonte, un feudo que, tras pasar por diversas familias en anteriores siglos, quedó vinculado a la dinastía de los Este de Ferrara. Fue su padre Segismundo d’Este, general de caballería y gobernador de Saboya y Saluzzo. Los padres de Segismundo fueron Filippo d’Este, oriundo de Ferrara, y María de Saboya, hija natural legitimada del duque Manuel Filiberto. El emperador Carlos V en 1552 elevó a marquesado los dos feudos de Borgomanero y Porlezza.

Carlos Manuel y su hermano mayor Filippo Francesco, marqués de Lanzo, huérfanos de padre, viajaron en el séquito del cardenal infante don Fernando desde Milán a Bruselas, incluidos como meninos. Por su orfandad, se había ocupado de ellos su tío Carlos Filiberto d’Este, que de Saboya —donde era conocido como marqués de Este— había pasado a España, donde sirvió a Felipe III y luego al cardenal-infante, a quien acompañó a Bruselas, llevando consigo a sus dos sobrinos huérfanos, que recomendó como meninos al cardenal. Allí ambos parecen haber sido retratados por Van Dyck en sendos cuadros, hoy en el Museo de Viena, según modernas investigaciones.

Carlos Manuel hizo sus armas al servicio de España, y obtuvo el grado de maestre de campo general en Flandes y luego de capitán general en Milán. Obtuvo la dignidad de caballero del Toisón en 1657. Fue asimismo consejero de Estado. Sucedió en el marquesado de Borgomanero y Porlezza y el de Santa Cristina, mientras que su hermano, como primogénito, recibió las mercedes de marqués de San Martino, de Lanzo, de Dronero, siendo además, como su progenitor, príncipe del Sacro Imperio.

De la milicia pasó luego definitivamente al campo de la diplomacia, al ser nombrado enviado en Inglaterra en 1676 (para entender a aquel Gobierno del mal proceder de los franceses) y de nuevo en 1677-1678; en 1679 fue elevado al rango de embajador en aquella capital, “donde, como en todas las demás partes que ha servido a Su Majestad desde el año de 1643, ha lucido, con general satisfacción, los aventajados talentos que le asisten”, al decir de la Gaceta de Madrid. Se quejó de que no se le conservara el sueldo de capitán general, que sí habían tenido otros de sus predecesores.

Se jactó más tarde de que, en el tiempo que sirvió aquel puesto, alcanzó, entre otros éxitos diplomáticos, que se retirasen las tropas inglesas que estaban apoyando a Francia en la campaña de Flandes.

Relevado del puesto londinense, Borgomanero fue en 1681 nombrado embajador en Viena, cargo de muy relevante importancia como capital de la otra rama de los Habsburgo. Reinaba allí el emperador Leopoldo, tío de Carlos II de España.

Demostró allí Borgomanero ser uno de los más activos y brillantes embajadores de aquellas décadas del reinado de Carlos II, manteniendo la buena inteligencia con la corte de Viena y contrarrestando los hostiles planes de los franceses.

Se hallaba la Casa de Austria hostigada no sólo por el peligro francés, sino también por el turco, más próximo a Viena. El 25 de marzo de 1683, Borgomanero avisó de que un ejército turco de cerca de doscientos mil hombres se hallaba presto para marchar sobre la capital austríaca. Previendo el asedio, la Corte imperial abandonó Viena por el Danubio hasta Linz y con ella marchó el embajador Borgomanero (“no habiendo tenido más que una hora de tiempo para prevenir mi salida de Viena siguiendo al Emperador”, según él mismo refirió a Madrid).

Residiendo en el campamento imperial, cupo a Borgomanero el éxito de presentar ante el emperador Leopoldo al joven príncipe Eugenio de Saboya, que venía de Francia con el fin de servir a los Habsburgo con las armas, en las que se convertiría en el más victorioso general de las tropas austríacas en las sucesivas guerras. Borgomanero fue profético cuando, al anunciar el hecho a Madrid, lo explicó por lo que “en su día podría servir” quien sería el famoso caudillo militar de su época, con el cual Borgomanero conservó durable amistad.

Obtenida felizmente la liberación de Viena, Borgomanero encontró su palacio, la vieja y prestigiosa residencia de España, casi derruida por los avatares del asedio, dado que se hallaba cercana a la muralla. Con graves dificultades financieras y personales dispendios de su propia fortuna, se dio Borgomanero a la restauración del edificio.

Continuó Borgomanero más de una década en Viena, dedicándose a la tarea de fomentar la unión dinástica, reforzada por intereses políticos y lazos familiares entre Madrid y Viena, en una época en la que ya se prefiguraban planes para la difícil sucesión española.

En la capital imperial, en la que Borgomanero había servido con dedicación y eficacia, le advino la última enfermedad y la muerte. En Madrid, el Consejo de Estado hizo ver al Rey que había perdido “un muy honrado y buen vasallo y un Ministro muy hecho y muy celoso del Real Servicio”.

Por haber muerto el marqués cargado de deudas, el Consejo recomendó al Rey se compensase a su hijo y heredero, militar en el Milanesado, con la Grandeza que, a título personal, había disfrutado su padre desde 1693, lo que Carlos II otorgó.

 

Fuentes y bibl.: Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, D-26, f. 165.

F. X. G arma y Salcedo, Theatro universal de España: descripcion Eclesiastica y Secular de todos sus Reynos, y Provincias en General y Particular [...], t. IV, Madrid, 1738, pág. 124; J. Ximénez de Embún y Á. González Palencia, Catálogo alfabético de los documentos referentes a títulos del Reino y grandezas de España, conservados en la sección de Consejos suprimidos, 2.ª ed. corr. y ampl. por E. Sarrallo Aguarcles y J. Antonio Martínez Bará, vol. I, Madrid, Archivo Histórico Nacional, 1951, pág. 283; F. Barrios, El Consejo de Estado de la Monarquía española (1521-1812), Madrid, Consejo de Estado, 1984; L. Bertoni, “Este, Filippo d”, en VV. AA., Dizionario biografico degli Italiani, vol. XLIII, Roma, Istituto della Enciclopedia Italiana-Treccani, 1993, págs. 339-342; M. de Winkel y V. Manuth, “‘Los Meninos’ by Van Dyck?: new identifications and dates for the ‘Palatine Princes’ in Vienna”, en The Burlington Magazine, marzo de 2000, págs. 147-156; A. Ceballos-Escalera y Gila (dir.), La Insigne Orden del Toisón de Oro, Madrid, Palafox & Pezuela, 2000; M. Strolz, “Anton van Dyck. Carlo Manuele d’Este, Marchese du Borgomanero (?)”, en Jahrbuch des Kunsthistorischen Museums Wien, Wien, Schroll, 2001, págs. 251-262; M. A. Ochoa Brun, Embajadas y Embajadores en la Historia de España, Madrid, Aguilar, 2002, págs. 309-314; Historia de la diplomacia española, vol. VIII, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 2006.

 

Miguel Ángel Ochoa Brun

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