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Bernardo Antonio Pasqual

Biografía

Pasqual, Bernardo Antonio. Arenys de Mar (Barcelona), 12.I.1650 – Viena (Austria), 22.IX.1720. Diplomático, militar y aventurero.

Hijo del marino Francisco Pasqual, cuya situación económica había venido a menos tras manifestarse activamente contra la Corona en los años sucesivos a la rebelión de 1640. En 1663, la muerte de Francisco dejó al joven Bernardo y a su madre en una situación muy delicada, de la que salieron gracias a la ayuda de la familia paterna. En 1670, la muerte de la madre marcó el comienzo de un largo periplo.

Pocos meses después, Pasqual sentó plaza en el ejército de Luis XIV de Francia, participando en la fortificación de Dunkerke en 1671, el paso del Rin de 1672 y la conquista de Maastricht, el 30 de junio 1673. En 1674, mientras se preparaba la expedición para arrebatar a la Monarquía hispánica el Franco Condado (hecho que ocurrió a la postre), el ya capitán Bernardo Pasqual desertó del Ejército francés y viajó a Londres. El biógrafo de Pasqual ve en este acto una evidente renuncia a colaborar, por principios, en un ataque “contra su patria” (Palomer).

Ese mismo año, Pasqual se entrevistó con lord Shaftesbury, un importante político inglés, y le expuso con habilidad sus conocimientos sobre los preparativos del poderoso ejército de Luis XIV. El español fue presentado al rey Carlos II de Inglaterra, quien le llegó a tener un gran aprecio, le situó en su órbita de favoritos, y “no le dejará moverse de su lado” (Palomer).

Una de sus principales misiones tuvo lugar en 1682, cuando acudió junto a lord Williers y lord Clarendon, en representación del monarca inglés, a la fastuosa inauguración del Palacio de Versalles; allí Colbert introdujo a Pasqual ante los reyes franceses recordando su bravo pasado en la guerra contra Holanda; también allí conoció posiblemente a uno de los enviados españoles: el conde de Oropesa.

Conocido como el Español, su servicio en la Corte inglesa tocó a su fin en 1685 con la muerte de su protector, ya que Jacobo II se deshizo de la camarilla de su hermano. Con una fortuna ya consolidada, y gracias a los inmejorables contactos que tenía en la Corte francesa, Pasqual marchó a Versalles, donde fue admitido como gentilhombre de cámara del Rey, labor gracias a la cual trabó una cierta amistad con el célebre príncipe de Condé (fallecido al año siguiente). El 12 de junio de 1686, Pasqual y el mariscal Andrieux fueron recibidos en el Palacio Real de Madrid para negociar con la Corte de Madrid y evitar que el Rey de España se uniera a una alianza que se estaba forjando en contra de Francia (la llamada, a la postre, Liga de Augsburgo). Tras conversar con el conde de Oropesa, Bernardo Pasqual volvió a traicionar a Luis XIV y decidió establecerse en España, según Palomer, atraído por “los planes económicos que aquel tenía, para sacar a la nación del aturdimiento en que se encontraba”.

Entre julio y mediados de agosto de 1686, Pasqual regresó a su localidad natal, la villa de Arenys de Mar, donde permaneció hasta su viaje a Madrid y posterior marcha a El Escorial en septiembre, para reunirse con el conde de Oropesa y Carlos II de España. La guerra con Francia era inminente, y Pasqual recibió el encargo de revisar las fortificaciones fronterizas; tras la resistencia inicial, las medidas fueron insuficientes para contener la entrada del Ejército del Rey Sol. Pasqual se distinguió en los lances de Ripoll y San Juan de las Abadesas.

La situación de la Monarquía hispánica era trágica: en agosto de 1697 cayó Barcelona y el estado de salud de Carlos II, que seguía sin tener descendencia, iba a peor. Unos meses antes, el 30 de septiembre de 1696, algunos diplomáticos frustrados por la inestabilidad política, redactaron un escrito dirigido al Rey, firmando como “unos buenos españoles ante las frivolidades de aquella corte”; detrás de esta queja estaban, entre otros, Juan de Miranda, el marqués de Vélez y Bernardo Antonio Pasqual (es probable que este documento estuviera respaldado por el conde de Oropesa, que acababa de ser nombrado presidente del Consejo de Castilla y era enemigo del partido cortesano pro-francés). Puede que por la conclusión de su labor diplomática tras la firma de la Paz de Ryswick (20 de septiembre de 1697), o quizá por una caída en desgracia, Pasqual volvió a Arenys de Mar en 1697, con la intención de formar una familia.

Este período inusualmente sedentario de la vida de Bernardo Pasqual duró muy poco, pues tras la muerte de Carlos II, iniciada la Guerra de Sucesión, la villa de Arenys de Mar organizó una Junta de Defensa en la que él tuvo un papel destacado. El 25 de marzo de 1702, la Junta de Arenys se levantó en armas reclamando los derechos del archiduque Carlos, el pretendiente Habsburgo. En 1714, Pasqual participó en el reclutamiento y posterior batalla del Ejército del coronel Amill, que trató sin éxito de apoyar al marqués de Poal en la defensa de Barcelona. El 8 de mayo se produjo la toma de Arenys de Mar por parte del duque de Berwick y Pasqual cayó herido durante la batalla. Aunque Arenys fue recuperada, poco se podía hacer por la Ciudad Condal; una vez restablecido, Bernardo Pasqual colaboró en el abastecimiento marítimo de los sitiados. El 11 de septiembre se produjo el asalto definitivo a Barcelona de las tropas borbónicas.

La victoria de Felipe V volvía a colocar a la familia Pasqual en el bando perdedor; el 29 de agosto, Pasqual se exilió junto a otros austracistas, viajando primero a Génova para llegar en febrero de 1715 a Viena; en la Corte de Carlos VI, el aventurero de Arenys sirvió a su cuarto monarca.

Pasqual y el marqués de Poal fueron nombrados chambelanes del Emperador. La actuación diplomática más reseñable del período vienés de Bernardo Pasqual fue su participación junto a Poal en las reuniones celebradas en 1718 entre Inglaterra, el Imperio, Holanda y Francia para tratar sobre el incumplimiento por parte de Felipe V de lo estipulado en Utrecht. La Cuádruple Alianza derrotó a las tropas españolas por tierra y mar, y los embajadores forzaron en cuestión de dos años la caída de Alberoni. El último servicio que el aventurero catalán pudo prestar a Carlos VI tuvo lugar durante unas negociaciones comerciales entre Holanda y el Imperio, en 1719. El 22 de septiembre de 1720, a la edad de setenta años, falleció Bernardo Pasqual, rodeado del afecto de la Corte; su cuerpo fue enterrado en la Basílica húngara de Preburgo.

Poco se sabe de la vida privada de Bernardo Antonio (o Bernat Antoni) Pasqual, sólo que se casó en 1696 con la joven Ana de Formenter, fallecida en 1710.

Tampoco resulta fácil definir a este hombre sorprendente; su extraña marcha y posterior retorno a Francia invitarían a pensar en su condición de espía francés si no fuera por su marcada postura antifrancesa tras su regreso a España; el austracismo le caracterizó en los últimos años de su vida. José Palomer, biógrafo de Pasqual, nacido en su mismo pueblo, escribe desde el punto de vista de 1916 y traduce sus decisiones en anacrónicos términos patrióticos. Cierto es que abandonó Francia en dos momentos en los que Luis XIV iba a guerrear contra la Monarquía hispánica, y existe la coincidencia de que tanto su padre como él lucharon contra los Habsburgo o a favor de ellos según los intereses de los derechos catalanes. Sin embargo, una vida como la de Bernardo Pasqual era sólo posible en el Antiguo Régimen, cuando se servía a un Rey y no a una nación.

 

Bibl: J. Palomer, L’aventurer Bernat Pasqual: apuntacions històriques dels segles XVII i XVIII, Arenys de Mar, 1916.

 

Antonio Juan Calvo Maturana