Squarzafigo, Gaspar de. Marqués de Buscasolo (o Buscayolo) (I); señor de la isla de Xio (en Grecia). Génova (Italia), p. s. XVII – ¿Italia?, p. s. XVIII. Ingeniero militar, maestre de campo.
Hijo de D. Joseph Squarzafigo y de Dña. Isabel Grimaldi Braceli y Centurión, señora de Buscayolo, nacido en Génova. Estudió en la Academia de Nobles de dicha ciudad, comenzando sus estudios en las artes de la guerra y en la práctica de fortificación en 1636, labrándose una merecida fama de prestigioso ingeniero a partir de su intervención en las obras de fortificación y en la ciudadela de Módena (1636). Al servicio como militar del duque de esta última ciudad, fue nombrado en 1655 maestre de campo. En 1658 conseguía que el duque se declarara a favor del monarca español y desde ese último año pasaba a servir a la corona española, incorporándose muy posiblemente al Ejército de Galicia como teniente de maestre de campo.
En 1659 estaba en el ejército de Galicia como ingeniero, con un sueldo de 50 escudos mensuales, participando activamente en la Guerra de Independencia de Portugal o Guerra de Restauración (1640-1668).
En 1667 intervino en las fortificaciones de la frontera entre Galicia y Portugal. En el reino de Galicia fortificó Tuy, la villa de Monzón y Salvatierra. Con anterioridad, en 1660, había reconocido por dos veces las plazas fronterizas, tanto del enemigo, proponiendo el modo más conveniente para su conquista, como las propias, fortificando algunas y disponiendo lo necesario para el fortalecimiento de otras. Además, fortificó el cuartel general en las cercanías de Valencia do Miño. También dirigió durante la Guerra de Restauración de Portugal o Guerra de Independencia de Portugal el sitio y toma de Lindoso, en el Consejo de Ponte da Barca, distrito de Viana do Castelo, castillo en el que, posteriormente a su toma, mejoró sus defensas, al construir un recinto exterior con baluartes, cortinas y foso.
En 1662, Buscayolo, entonces maestre de campo y superintendente de las fortificaciones de Galicia, recibía la orden del rey de construir en torno de la cerca medieval de la citada plaza de Valencia do Miño una fortificación con planta pentagonal irregular y cinco baluartes, medias lunas y fosos. También realizaría en esa misma campaña la expugnación de Villaviciosa y su castillo. Dirigió, igualmente, la construcción de un puente sobre el río Limia utilizando caballetes, gracias al cual el ejército español pudo repasar el río, evitando ser destruido.
En 1664 dejaba Galicia trasladándose a la frontera de Salamanca a las órdenes del duque de Osuna. En enero de ese mismo año, escribió un informe sobre el estado e importancia del fuerte de la Concepción (Aldea del Obispo), señalando la importancia del mismo para la defensa de la frontera hasta que no se fortificase debidamente Ciudad Rodrigo. En julio, siempre de 1664, el duque de Osuna intentaba tomar Castelo Rodrigo. Como cuartel maestre, en el reencuentro con las tropas portuguesas en la citada plaza al frente de una unidad de mosqueteros, logró rechazar a la caballería enemiga dando así tiempo a salvarse a la caballería propia e incluso a la infantería española. Mejoró, igualmente, las fortificaciones de Ciudad Rodrigo (1667), respecto a la cual elevaba nuevas propuestas al rey. En sus propuestas diagnosticaba la situación paradójica del territorio salmantino: “protegida por las dificultades locales del enemigo”, había permanecido a salvo de una guerra de invasión al mismo tiempo que se hallaba indefenso y soportaba el saqueo y la destrucción de los escarceos y rapiñas provocados por las entradas enemigas. Si el enemigo consiguiera sorprender a la ciudad, suscribía, ésta no se encontraría en una disposición ventajosa para hacer frente a la ofensiva, pues no contaba con fuerzas suficientes. A partir de ese preciso momento, se inició de manera efectiva la construcción del moderno sistema defensivo de la plaza.
En 1667 estaba destinado en Cataluña encargado de la mejora de las defensas de Gerona, donde construía un fuerte llamado Sant Narcís. Sobre el fuerte debió recibir algunas críticas, ya que enviaba al rey un memorial titulado Manifiesto en forma de memorial al rey sobre la Fortificación.
Tras la capitulación del castillo de Bellagarde a finales de julio de 1675, se iniciaba un proceso judicial al maestre de campo de Infantería Valona y gobernador de la plaza, Gerardo Diambercht, en el que se pedían informes a diversas personalidades. Entre ellas al marqués de Buscayolo, que entonces era superintendente de las fortificaciones de Cataluña, y que al respecto afirmaba en su respuesta que “había reconocido la planta que ha dado el Ingeniero don Lorenzo Possi, el qual ha assistido a la fortificación de dicha plaza, en el sitio della, y que tiene conocimiento del sitio, terreno, y de todo lo que ha pasado”.
Al parecer, a partir de 1680, escribió tal cantidad de peticiones, memoriales y reclamaciones, que el gobierno le pidió que saliera de España.
En 1694 se había incorporado nuevamente al servicio y se encontraba mejorando las defensas de San Sebastián, Fuenterrabía y Pamplona. En ese mismo año, la Junta de Tenientes Generales remitía al rey Carlos II las plantas para las defensas de Pamplona del ingeniero Hércules Torelli. Al tiempo, la Junta proponía su examen, entre otros ingenieros, a Buscayolo, quien, en un informe de fecha de fecha 31 de agosto de 1694, criticaba el proyecto de Torelli, siendo del parecer de “fortificar adecuadamente el recinto [de la plaza], pues la ciudadela estaba bien dotada con sus medias lunas, camino cubierto y parapetos”. Según su criterio, únicamente requeriría reparaciones si surgiese algún desperfecto. Sobre las fortificaciones de las plazas de Guipúzcoa, Buscayolo remitía al Consejo un informe sobre las mismas, en diciembre de 1695.
El duque de Osuna, refiriéndose a Buscayolo, decía de él: “es soldado y valiente; entiende muy bien la guerra y fortificación; es gran trabajador y caballero, partes que se ven juntas en pocos, y en el Marqués las he reconocido todas”.
En el sitio de Barcelona de 1697 puesto por los franceses en el marco de la Guerra de los Nueve Años, murieron, combatiendo a su lado, sus tres hijos. Fue nombrado maestro en el Arte Militar del rey Carlos II. Era caballero de la Orden de Calatrava.
Fue superintendente de las fortificaciones de Castilla, maestre de campo y superintendente de las fortificaciones de Galicia y autor de muchas de las mejoras en las fortificaciones de las plazas españolas más importantes del siglo XVII. Además, ejerció los cargos, entre otros, de teniente de maestre de campo general y de maestre de campo de la infantería italiana. Buscayolo fue hombre de reconocido prestigio como teórico de la ciencia militar. Alumno destacado por su ingenio en diversas academias de Italia, escribió en su juventud la Geometría Dialéctica, compendio de Matemáticas y Filosofía que agradó tanto al papa Inocencio X, que llegó a ofrecerle en premio el obispado de Albenga.
En cuanto a su obra Opúsculos, se trata de un compendio de sus principales escritos, reunidos en veinte documentos que tratan fundamentalmente de cuatro materias: la vida del propio autor, la fortificación (presentaba al rey Felipe IV en 1659 su invento del Través Exterior, nuevo tipo de elemento defensivo), la organización del ejército y la guerra con Portugal.
Obras de ~: Geometría Dialéctica, Roma, 1654; Opúsculos del Marqués de Bucayolo, de los Señores y Príncipes soberanos de la Ciudad e Isla de Xío, y Superintendente de las Fortificaciones de Castilla, Valencia, 1669; Opúsculos Militares, Valencia, 1669; Varios manifiestos sobre fortificación, s.l., s.f.; Paralelo de Cristóbal Colón y de sus proposiciones náuticas y del marqués de Buscayolo y de sus proposiciones militares, s.l., s.f.
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Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño