Císcara (o Siscara o Siscarra) Ibáñez, Juan de. Madrid, 22.V.1633 – La Habana (Cuba), 23.XII.1690. Ingeniero.
Madrileño de nacimiento, en 1663 solicitaba plaza de ingeniero para Cuba, que le fue concedida con treinta escudos de sueldo al mes y la orden de encaminarse a Santiago de Cuba. En 1668, bajo el gobierno de don Pedro Bayona Villanueva, se decidió reforzar la defensa de Santiago con una fortificación intramuros que diese cobijo y seguridad a la población. El autor de la traza fue el ingeniero Juan de Císcara, designado ingeniero mayor de Cuba y La Florida, que ideó una estructura cuadrada con cinco baluartes, cuatro de ellos en sus ángulos y uno más de refuerzo anexionado a la entrada, dando como resultado una planta pentagonal irregular.
Císcara realizaba los primeros planos de la ciudad de Santiago de Cuba en los años 1668 y 1669, después del ataque inglés de 1662 que devastó la ciudad. Especialmente en el plano de 1668 se observa su plaza central y las calles estructurantes de la misma. Además, redefinió el trazado reticular de Santiago de Cuba ordenando sus defensas, para lo que solicitó apoyo inmediato a la metrópoli, dada la crítica situación de la ciudad y su sistema defensivo, al encontrarse en estado ruinoso el castillo de San Pedro de la Roca o del “Morro” y el resto de los componentes defensivos. Un año después, a pesar de la situación, eran identificables algunos espacios como la plataforma del Santísimo Sacramento, almacenes de víveres y municiones, plazas de armas y la plataforma cercana al agua, con algunas piezas de artillería para la defensa.
Entre los elementos defensivos de Santiago, además del citado castillo de San Pedro, restaurados o de nueva traza, estaba la fortaleza de la Estrella, adaptada a la accidentada topografía en forma de terraza defensiva, con una estructura de diferentes niveles, adosada al promontorio rocoso, en forma escalonada, en cuyo proyecto se distinguen cuatro núcleos esenciales: “En la parte superior, presidiendo el complejo, una media estrella…y cuya misión era la de proteger a las plataformas que miran al agua de los posibles ataques a recibir por tierra. Estaba integrada por dos cortinas en sus costados que miran a la campaña, con murallas muy gruesas”. Se completaba la fortificación con otra plataforma más adelantada hacia el mar, que contaba con cuatro piezas de artillería de hierro. El sitio elegido para la construcción de la fortaleza fue perfecto para la defensa del puerto, el propio Císcara lo aseguraba en sus declaraciones: “por estar en tal proporción que toda la artillería juega por la línea visual sin que se embarace una pieza con otra, pudiendo usar de todas juntas, si el caso lo pidiere, a un tiempo, con tal perfección que desde que las naos aproan al puerto, puede pelear la artillería y luego le han de dar el costado a todas las fuerzas las dichas naos a menos distancia que tiro de pistola por ser la canal angosta…”
Más al interior de la bahía y como una prolongación de La Estrella levantaba la plataforma de Santa Catalina, también diseñada por Císcara. Era una obra defensiva simple y en ella se levantó un merlón dotado con cuatro piezas de artillería de diverso calibre. Se construyó anexa a La Estrella y su misión consistía en impedir el paso a la ciudad de cualquier nave que hubiera sido capaz de evadir el nutrido fuego procedente de la plataforma de la punta, ubicada en el castillo San Pedro de la Roca, y del Santo Ecce-Homo, ubicada en la fortaleza La Estrella.
El 12 de septiembre de 1681, el gobernador de Cuba enviaba un proyecto, formado por Císcara, de un fuerte guarnecido por ochenta hombres que protegería la bahía y la nueva población, que se conocería con el nombre de Matanzas, a fundar con treinta familias venidas de las Canarias. El plano incluido en el proyecto muestra toda la bahía desde su entrada por las puntas de Maya y de Sabanilla, en cuyo fondo aparecen esquemáticamente los ríos Matanzas (llamado más tarde San Juan) y Yumurí. Entre ambos cursos Císcara proyectaba la ciudad, idea que prevaleció en el tiempo. El plano de fundación adoptaba la forma de una cuña, siguiendo, por un lado, la ciénaga del Yumurí y, por el otro lado, el río San Juan. La planta de la ciudad asumía la forma de un triángulo, con el vértice superior al lado de la rada y, aumentándose el número de manzanas, en la medida que se penetra hacia el fondo del territorio. Por otro lado, se adoptaba la forma rectangular para las manzanas. Se dejaban dos espacios para plazas: una al lado de la bahía, en donde se construiría el edificio de la aduana, y otra, rectangular, enfrente de la iglesia, edificio principal de las fundaciones hispanas.
Después de su destacado trabajo en la reconstrucción de la ciudad de Santiago de Cuba, realizó algunas obras en La Habana y la Florida. A él se deben los planos o croquis de las plazas de Armas y de San Francisco, en La Habana, además de las numerosas tasaciones e informes sobre obras civiles y religiosas. Respecto a La Florida, Císcara llegaba en 1682 a San Agustín, procedente de La Habana, para trabajar en el fuerte del mismo nombre, sobre el que daba orientaciones para seguir con las obras y realizaba la rampa del Baluarte de San Pablo, los cimientos del revellín, terminados en ese mismo año y el muro del foso.
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Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño