Santamarca y Donato, Carlota. Condesa de Santamarca (II), duquesa de Nájera. Madrid, 30.VI.1849 – 17.I.1914. Coleccionista, benefactora.
Única hija que sobrevivió de Bartolomé de Santamarca y Donato y de Rita Donato y Castro, una familia perteneciente a la emergente burguesía madrileña surgida en torno a la Corte de Isabel II. De hecho, su padre ejemplifica al burgués enriquecido como banquero (fue cofundador del Banco de San Carlos) que consiguió el ansiado reconocimiento social cuando fue nombrado conde de Santamarca, primero como título pontificio concedido por Pío IX en 1863 y finalmente convertido en título del Reino por Isabel II en 1864. Gran apasionado del arte, coleccionista y mecenas, reunió una interesante colección de pintura, tanto antigua como contemporánea, que adornaba los salones de su casa palacio de la calle Alcalá.
A la muerte de su padre, acaecida en 1874, Carlota, como única heredera, recibió el título de condesa de Santamarca por carta de sucesión expedida a su favor por el rey Alfonso XII en 1875. Fue también duquesa de Nájera, marquesa de Sierra Bullones, de Montealegre, de Guevara y de Quintana del Marco, condesa de Oñate, de Treviño y de Castronuevo, por matrimonio el 12 de mayo de 1870 con Juan de Zabala y Guzmán, pasando el nuevo matrimonio a residir en el palacio familiar de los Santamarca.
Inmediatamente se integró en la vida social de la época, siendo famosas las fiestas, bailes y cotillones que organizaba y consolidando su posición en la Corte “al tomar la almohada” el 25 de abril de 1882. Pero la culminación definitiva de su posición en la Corte le vino en 1896, cuando el matrimonio viajó a Moscú en misión encomendada por la Reina Regente, para representar a España con motivo de las fiestas de coronación del Zar Nicolás II. Así lo reflejó Monte-Cristo en su obra: “La Duquesa de Nájera, esa dama de atractiva belleza, de nombre ilustre y de fortuna inmensa, es la que llevó a Rusia, en las recientes fiestas de la coronación del Czar, la representación de la gallardía española, con su marido el general D. Juan de Zabala y Guzmán, Duque de Nájera y Marqués de Sierra Bullones, honrado por S.M. la Reina Regente con tan elevadísima misión, llevó a Moscú la alta representación de nuestros Reyes.
De cómo el opulento matrimonio cumplió su difícil cometido habló ya con elogio toda la prensa, y únicamente se pudo hallar un punto de comparación a los esplendores desplegados en aquellas fiestas por los Duques de Nájera, en la manera fastuosa con la que el último Duque de Osuna representó a España en la corte de San Petersburgo. Quienes de tal manera saben usar de sus millones y de su nombre, bien merecen los bienes de la fortuna y el respeto de sus compatriotas”. Esta faceta mundana era pareja a una callada labor de atención a los necesitados, especialmente a los niños huérfanos, ejemplo de ello es el socorro a los cincuenta y siete niños de la localidad de Alhama de Granada que perdieron a sus padres como consecuencia del terremoto que en la noche del 25 de diciembre de 1884 asoló la zona. Tras este hecho, fue nombrada Hija Adoptiva de la mencionada localidad.
Mientras, la condesa y su marido continuaron enriqueciendo la colección de pintura, destacando los encargos a los principales retratistas de la época como José Moreno Carbonero o Ricardo de Madrazo y las adquisiciones que reflejan los personales gustos de Carlota, como es el caso de la pareja de escenas galantes de Dióscoro Teófilo Puebla. Tres son los retratos de la condesa que conserva la colección: en el primero, de Antonio Gómez Cros y firmado en 1854, aparece representada a la edad de cinco años; el segundo, de Bernardo López Piquer, es un pastel firmado en 1865, y el tercero, obra de José Moreno Carbonero, está fechado en 1908 en plena madurez de Carlota. El pintor la representó de cuerpo entero en el interior de uno de los salones de su palacio, este retrato sirve para aproximarse a su fisonomía y a su personalidad destacando su gusto por el lujo y la opulencia.
Afortunadamente, la colección, compuesta de más de doscientas obras, ha llegado prácticamente completa hasta nuestros días constituyendo así un valioso patrimonio artístico, testimonio del coleccionismo de la burguesía madrileña del siglo XIX. La temática es variada y abarca pintura religiosa, bodegones y floreros y obras de género, pero destacan sobre todo, los paisajes románticos con obras de pintores de la talla de Genaro Pérez Villaamil, Vicente Camarón o Antonio Brugada.
Carlota Santamarca enviudó en 1910 y cuatro años más tarde falleció en Madrid tras una prolongada enfermedad.
Al carecer de descendientes y ascendientes directos, dispuso en testamento todos sus bienes a constituir una fundación con la denominación de “Asilo Santamarca”, destinado a la construcción de una iglesia y un asilo que ocupasen la casa palacio de la calle Alcalá para los niños y niñas huérfanos pobres de Madrid. Por razones de salubridad y las dificultades arquitectónicas que entrañaba reconvertir el edificio del palacio en iglesia y asilo, la alcaldía de Madrid denegó la autorización. Sólo fue autorizado el 7 de enero de 1921, para ser ubicado en las afueras de Madrid. El arquitecto Manuel Ortiz de Villajos elaboró el proyecto del conjunto asilo-iglesia-panteón, que comenzó a construirse ese año y cuyas obras no finalizaron hasta 1928, un claro ejemplo del estilo ecléctico que caracterizaron las obras de dicho arquitecto que utiliza el lenguaje medieval como repertorio decorativo junto a soluciones constructivas propias de su época. De todo el conjunto destaca por su valor la iglesia con planta de cruz latina y de una sola nave que se cubre con bóvedas góticas. Los lados del crucero sirven de panteón y allí, en cuatro mausoleos de mármol blanco, descansan los restos de Carlota y de su marido (lado de la epístola) y de sus padres y hermanos (lado del evangelio) cumpliendo así las indicaciones dadas por la condesa en su testamento.
El asilo entró en funcionamiento ese mismo año dirigido por las hermanas de la Caridad, siendo su finalidad la enseñanza y la educación de los niños y niñas asilados. En la actualidad se encuentra en el barrio de La Prosperidad y continúa vigente su actividad como colegio e internado.
Para la gestión del asilo se estableció una junta de patronos formada por el obispo de Madrid-Alcalá, con funciones de presidente, el alcalde de la capital, el vicepresidente de la junta de beneficencia, el presidente de la Audiencia, el párroco del Asilo, que el 18 de junio de 1930 aprobaron el Reglamento de la Fundación del Asilo Santamarca y que desde entonces ha regido su destino.
Fuentes y bibl.: Archivo del Palacio Real (Madrid), Secretaría de la Camarería Mayor; 25 de abril de 1882, lib. 1, fol. 15 (acta extendida); Archivo Duque de Nájera, Testamento otorgado ante el notario don Francisco Moya y Moya, Madrid, 7 de septiembre de 1907, cláusulas 40.ª, 44.ª y 45.ª; Archivo de la Fundación Santamarca, Madrid.
E. Rodríguez R. de la Escalera (Monte Cristo), Los Salones de Madrid, t. I, Madrid, El Álbum Nacional, 1878, págs. 81-83; A. E. Pérez Sánchez, Colección Santamarca. Pinturas restauradas en 1983, catálogo de la exposición, Madrid, Fundación Banco Exterior, 1984.
Almudena Palancar Barroso