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Enrique Martínez Cubells y Ruiz Diosayuda

Biografía

Martínez Cubells Ruiz Diosayuda, Enrique. Madrid, 28.IV.1874 – Málaga, 25.II.1947. Pintor, restaurador y coleccionista de obras de arte.

Los primeros años de vida y la juventud del artista transcurrieron en un céntrico barrio de Madrid, concretamente en la calle Hortaleza, n.º 96, en aquel entonces habitado por clases acomodadas. Tuvo un único hermano, menor que él, Juan, que se dedicó a la medicina. Su madre fue Enriqueta Ruiz Diosayuda y Montes, su padre, Salvador Martínez Cubells, pintor de gran prestigio y primer restaurador del Museo del Prado desde 1869 hasta 1895, actividades ambas desarrolladas también por su abuelo Francisco Martínez Yago y su bisabuelo Francisco Yago. Es muy probable que el pintor comenzara en el propio estudio de su padre e incluso que expusiera allí sus juveniles trabajos.

De hecho, en los primeros catálogos de exposiciones a las que se presentó, consta como discípulo del pintor Salvador Martínez Cubells y con dirección en la calle Hortaleza, tal como expresa su solicitud de ingreso de la Escuela Especial de Pintura y Grabado de Madrid.

Su actividad comenzó a la edad de veintitrés años, una vez finalizados los estudios de Ingeniería. Su presentación pública se produjo años después, concretamente en la Exposición Nacional de Bellas Artes, en 1897, con una tela pintada tres años antes, con la que obtuvo premio: Un accidente, primera pintura conocida del artista, que puede contemplarse en el Museo de Bellas Artes de San Telmo, de San Sebastián.

La solicitud de admisión para la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid está fechada en el 12 de septiembre de 1892. Martínez Cubells obtuvo diplomas de 1.ª clase en prácticamente todas las asignaturas. Entre sus profesores cabe destacar a Emilio Sala, quien regentó la cátedra de Estética del Color y Procedimiento Pictórico en la Escuela Especial de Pintura, hasta que murió en 1910. También se contaba entre ellos a Muñoz Degrain, desde 1895 titular de la cátedra de Paisaje que había impulsado Carlos de Haes. Por lo que respecta a sus compañeros de aulas, coincidió en la Escuela Especial con otros pintores que despuntarían también en el ambiente artístico de la capital española: Eduardo Chicharro, con quien le unió una gran amistad, Álvarez Sotomayor y Fernando Guijarro.

En 1899 obtuvo Enrique Martínez Cubells una Medalla de 2.ª Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes, por su obra Viático en la aldea. A pesar de las dos medallas conseguidas en estas dos convocatorias consecutivas, nunca gozó de la simpatía de la crítica. Los juicios de valor vertidos sobre su obra en vida fueron escasos y no demasiado favorables. Sólo muy tardíamente empezó a obtener cierto reconocimiento de la crítica nacional.

Fue un artista inquieto. La primera noticia sobre su viaje por Europa la da la fecha autógrafa de un cuadro pintado en Nuremberg en 1900. Todo hace suponer que inició su periplo visitando el sur de Alemania, lo que provocó en él una renovación importante. Múnich representó la superación de las imposiciones oficiales así como las primeras audacias naturalistas. La relación con Alemania dejó importantes huellas en su trayectoria: su afición por los interiores, recogida de un maestro del naturalismo tan acreditado como Adolf von Menzel, y de uno de sus seguidores, Max Liebermann. Influencia también decisiva en Martínez Cubells fue la de Wilhelm Leibl (1844-1900), esencial en la plasmación de contrastes de color y en las sensaciones de tranquilidad y sosiego de sus telas. De la relación no sólo artística sino también personal que mantuvo con su maestro en la capital bávara, Heinrich von Zügel, queda reflejo en su gusto por el género animalista.

Residiendo todavía en Múnich envió tres telas más a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901: Invierno en Múnich y dos estudios, Sol y nieve y Después de la lluvia.

Poco más tarde, en 1903 visitó las ciudades holandesas de Rotterdam y Roosendaal. Dada la orientación que había cobrado su pintura desde la formación recibida en el sur de Alemania, no es casual que fuera a partir de ese momento cuando pasara a ser tema principal de sus cuadros la vida de los campesinos y muy particularmente de los pescadores, sobre todo en sus vivencias relacionadas con aspectos folclóricos, preferentemente los de las mujeres ataviadas con trajes y tocado típicos. A partir de finales del siglo xix, pintores como Josef Israëls (1824-1911), denominado “Millet holandés”, y otros incluidos dentro de la denominada Escuela de la Haya —Gotthard Kuehl, Anton Mauve, Jan Toorop o los hermanos Maris— influidos por la obra de Millet, en particular por su Angelus, marcaban el estilo artístico de muchos otros desplazados a los Países Bajos.

Fascinado por la pintura holandesa de extensos horizontes, Martínez Cubells exploró las posibilidades expresivas que el cielo podía ejercer sobre el cuadro.

Siguiendo la tradición holandesa, especialmente la que se relaciona con la representación de ríos y canales, investigó los motivos básicos del paisajismo. Su estancia en Rotterdam le sirvió, pues fue ocasión que aprovechó para estudiar algunos de los pintores de marinas del círculo más académico de la cercana La Haya.

Pero Cubells descubrió realmente los puertos, los muelles de sillares y el reflejo de la luz en las aguas y el atardecer en el finisterre francés. La península de Bretaña constituía un atractivo destino a principios de siglo; entre los españoles, Cubells no fue el primero en conocerla. Como él, Anglada Camarasa, Manuel Benedito o Sorolla quedaron igualmente fascinados por la atmósfera brumosa, donde sus gentes —sobre todo sus mujeres— todavía conservaban el modo de vida tradicional. Allí había florecido a finales del siglo xix una serie de colonias artísticas interesadas en la copia del natural.

Enrique Martínez Cubells presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1904 su polémica obra Trabajo, Descanso, Familia. A pesar de obtener la Medalla de 1.ª Clase en la Exposición Nacional, a partir de esa negativa vivencia, pues se dijo que su obra era una mala copia del cuadro Of Dutty (Después del trabajo) de la pintora sueca Harriet Snudström, vio crecer hacia él una cierta animadversión de la crítica oficial española.

La exportación de cuadros hacia América supuso una importante válvula de escape. La primera participación de obras de Cubells en una exposición americana de la que hay noticia fue precisamente en 1904.

Se trata de la III Exposición de Pintura Española Contemporánea, organizada por Pinelo Llul en el Salón Castillo de Buenos Aires.

Entre 1905 y 1907 Martínez Cubells conoció primero el norte de Italia, concretamente Venecia, y en 1907 Pompeya, Nápoles y Roma. A partir de ese año se sucedieron los temas con vistas italianas. En el catálogo de la Exposición Nacional 1906 el artista incluía dos bellas vistas de venecianas. También en los envíos a Buenos Aires de 1906, como se sabe por el folleto de la V Exposición de Pintura Española Contemporánea, se reconoce este mismo tipo de escenas.

Entre 1910 y 1911, con motivo de los galardones obtenidos en Santiago de Chile y Buenos Aires, viajó por primera vez a América. Es fácil imaginar que esta larga travesía lo debió de familiarizar con el mar abierto y con las duras tareas de sus marineros, consiguiendo atraerle de modo definitivo. La visión directa en la propia cubierta del barco le facilitó pintar las únicas marinas abiertas en donde el agua y la propia luz del mar se convirtieron en exclusivo motivo de sus cuadros. Puede verse en estas telas esa facilidad del pintor para sacar la luz de la oscuridad.

Mostró desde sus inicios, pero particularmente en las obras dedicadas a los puertos norteños, una gran facilidad para realizar obras con puntos de vista realmente complejos e innovadores. Estos motivos en sus cuadros generaron éxitos importantes: Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Múnich de 1909 y Medalla de 1.ª Clase en el mismo certamen de 1910 por Pescadores del Cantábrico, así como Medalla de Honor en la Internacional de Ámsterdam de 1912 por Regreso de los pescadores.

También en 1910 quedó segundo con Playa de Valencia en la Exposición Internacional de Buenos Aires de 1910.

Coincidiendo con los triunfos allende las fronteras, Martínez Cubells consiguió el reconocimiento oficial de su país tardíamente, en la Nacional de 1912, presentándose con cinco importantes telas, entre ellas Pescadores del Cantábrico, obra premiada con Medalla de Oro en la Internacional de Múnich de 1910 y donada en diciembre de 1947 a la Academia de Bellas Artes según carta presentada por la viuda del pintor a la Real Institución.

Fue a partir de estos éxitos, entre 1909 y 1912, cuando Martínez Cubells, en plena madurez, se consagró definitivamente a inmortalizar la belleza de los lugares marinos y la sencillez y sobriedad de sus gentes.

El éxito obtenido por el holandés Josefs Israëls (no sólo en los Países Bajos, sino también en Inglaterra, Estados Unidos y Canadá) con telas sobre el mismo tema de la “espera frente al mar” ejerció notable influencia en Martínez Cubells. No quiere decirse que su creatividad quedara negada en esa asimilación temática. Buen ejemplo es la tela premiada con Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1912 y en la Internacional de Ámsterdam del mismo año, Vuelta de la pesca, actualmente expuesta en la Academia de San Fernando. El artista concentró toda su atención en captar el fin de la jornada de los pescadores que afanosamente recogen los enseres de la barca, centrando su interés en el interior de la embarcación y en el agua estancada de los puertos.

Sin embargo, fue en los círculos sudamericanos donde encontró su mayor apoyo: 1.ª Medalla en la Exposición Internacional de Buenos Aires de 1909, Medalla Única en la Internacional de Santiago de Chile de 1910 (por Puertos del Cantábrico) y Gran Premio en la Exposición Internacional de Panamá de 1916 por La vuelta de los pescadores, entre otros. De hecho, las dos únicas exposiciones dedicadas exclusivamente a él tuvieron lugar en Buenos Aires en 1918.

Existe noticia de cerca de cuarenta participaciones en el extranjero. Todo ello contribuyó a hacer de Martínez Cubells un pintor de prestigio, afianzándolo más en el mercado de la capital de España.

Debido a una crónica afección pulmonar, el 21 de enero de 1914 falleció Martínez Cubells, padre. A partir de este momento, el domicilio que recoge todos los documentos encontrados de Cubells hijo, es el de la calle Montesquiza, n.º 36, de Madrid. Esta casa-estudio se convirtió en ejemplo de buen gusto de la época, siendo considerada una de las colecciones privadas más importantes de España. Salvador Martínez Cubells había invertido una verdadera fortuna en obras de arte, si bien fue el hijo quien la amplió y dignificó en tan espaciosa mansión.

Paralelamente a su actividad artística, también desempeñó una fecunda actividad docente y académica.

En enero de 1907, cuando el pintor contaba treinta y dos años de edad, ejerció de profesor de Dibujo Artístico de la Escuela Superior de Artes e Industrias de Madrid. Cubrió la plaza de profesor auxiliar numerario de la asignatura de Composición Decorativa y Estudios de Ornamentación de la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid hasta obtener la cátedra en 1921.

Participó en la Bienal de Venecia en el Pabellón Español, que se inauguró precisamente en 1924, con la obra Pescadores del Cantábrico. Seis años después fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. En los últimos años de su vida participó con frecuencia como jurado en las Exposiciones Nacionales.

A su muerte ostentaba las distinciones de comendador de la Orden Civil de Alfonso XII, comendador real de Isabel la Católica y caballero de las Órdenes de la Corona de Baviera y de San Miguel de Baviera.

También, el 2 de octubre de 1936 fue elegido tesorero de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, cargo para el que fue reelegido en diciembre de 1942, 1945 y 1946 y que ostentó hasta su muerte, acaecida por paro cardíaco en Málaga, ciudad de nacimiento de su segunda esposa (concretamente en el domicilio de Pasaje de Antonio Barceló, n.º 14, “Villa Sol”), hasta su fallecimiento el 25 de febrero de 1947. Fue enterrado en una tumba realizada por el afamado escultor Pablo Serrrano en el cementerio de San Isidro (Madrid), patio de Santísimo Sacramento, manzal, fila 4.ª, privilegiado n.º 13.

 

Obras de ~: Viático en la aldea; Trabajo, Descanso, Familia; Pescadores del Cantábrico; Playas de Valencia; Puertos del Cantábrico; Regreso de los pescadores; Vuelta de la pesca; La vuelta de los pescadores.

Escritos: Estudio sobre la Enseñanza de Dibujo Artístico en las Escuelas de Artes y Oficios Artísticos, s. f. (inéd.); Manual de Restauración, s. f. (inéd.).

 

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Felisa Martínez Andrés

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