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Vicente Camarón Torrá

Biografía

Camarón Torrá, Vicente. Madrid, 7.IV.1803 – 2.IV.1864. Pintor y grabador.

Perteneciente a una reconocida saga de artistas procedente de Segorbe (Castellón), nace Vicente en Madrid en 1803, hijo de José Juan Camarón y Meliá, que en esos momentos ya era teniente director de pintura en la Academia de San Fernando y pintor de cámara. Muy pronto, a los once años, se matricula como alumno en el citado centro, continuando, de este modo, la tradición familiar, muy vinculada siempre a dicha institución.

No parece, sin embargo, que su trayectoria académica fuera especialmente notable, aunque se conservan dos dibujos fechados en 1817 que ilustran su actividad como alumno tras tres años de estudio. Estas obras, realizadas como ejercicio de la sala de figuras, denotan a un Camarón hábil en el tratamiento nítido de los contornos y con un aceptable uso de la sanguina a la hora de tratar los apolíneos desnudos masculinos objeto del examen.

Finalizados sus estudios, de sus primeros años como pintor independiente apenas quedan datos destacables, aunque, con el tiempo, sus buenas maneras como dibujante, heredadas de su padre, le servirán para iniciar su carrera como grabador, donde alcanzará notable habilidad. Así, en 1825 participa, bajo la dirección de José de Madrazo, en la conocida Colección litográfica de cuadros del rey de España, una de las primeras y mejores producciones del casi recién creado Real Establecimiento Litográfico.

El primer tomo, con ciento noventa y ocho láminas y comentarios descriptivos de Ceán Bermúdez, aparecería en 1826, aportando Camarón, junto a muestras de grabadores de categoría, como José María Avrial o Juan Antonio López, varias estampas sobre cuadros de Murillo y Alonso Cano, aparte de una vista de nuestra primera pinacoteca, el Real Museo situado en el Paseo del Prado. A finales de ese mismo año, el 31 de diciembre, Camarón contrae matrimonio con Josefa Reynaldi, de quien tendría un hijo, Fernando.

Demostradas sus especiales aptitudes en esta faceta artística, Camarón, de nuevo a las órdenes de José de Madrazo, se incorpora años después a otra importante edición del ya citado centro litográfico, la Colección de Vistas de los Sitios Reales. El motivo del volumen era reproducir, con ochenta y ocho láminas, los panoramas de los sitios de Madrid, Aranjuez, El Escorial o La Granja pintados anteriormente por Brambilla para Fernando VII, y dos estampas sobre el entorno del último lugar mencionado llevarán, en 1832, la firma de Camarón, Vista del estanque grande con el nombre del Mar y Vista de la Fuente de la Fama con el Real Palacio al fondo, obras donde el agua siempre adquiere especial protagonismo.

Tras estas realizaciones editoriales, Camarón reinicia su carrera como pintor con una manifiesta predilección por el paisaje, no tardando en enviar sus bosques y marinas a las muestras periódicamente organizadas por la Academia de San Fernando. En todo caso, en 1841 ya figura como socio del Liceo Artístico y Literario de Madrid, entidad fundada en 1837 y pronto convertida, junto al Ateneo o la Gran Peña, en una de las sociedades culturales más importantes de la capital donde tampoco se olvidaba la labor expositiva, dando cabida tanto a artistas consagrados, como Alenza, Esquivel, Elbo o Villaamil, como a noveles.

Camarón también contribuirá de forma especial al desarrollo de la asociación, tanto como profesor y presidente de la sección de pintura, donde pudo conocer a un jovencísimo Martín Rico que, más tarde, acudirá a su taller para iniciarse como paisajista, o como organizador de exposiciones, resultando muy elogiadas las de 1845 y 1846. En este último evento, donde no faltaría un busto en bronce de Quevedo realizado por su hijo Fernando, muerto prematuramente, Camarón vende siete paisajes al marqués de Santamaría, lo que supuso todo un estímulo para su carrera.

Casi de inmediato recibe, asimismo, el reconocimiento oficial, pues, tras ser nombrado en 1844 académico de mérito por la de San Fernando, en diciembre de 1847 es designado pintor de cámara de Isabel II, una de sus máximas aspiraciones, figurando expresamente en su cédula de nombramiento su habilidad como paisajista. En enero de 1849 cumplirá otro de sus deseos al obtener en la Academia la plaza de profesor en este género pictórico.

Alcanzado, además, el prestigio entre los coleccionistas de la época, que apreciaban en mucho sus realizaciones, Camarón, ya situado entre los mejores representantes del paisaje romántico español, desarrolla un peculiar estilo que, en determinados aspectos, guarda cierta relación con el de los pintores flamencos u holandeses del siglo XVII. En sus cuadros de cacerías, como Jauría persiguiendo un jabalí, el tratamiento de las figuras de animales es similar, por ejemplo, al de Joos de Momper, mientras que sus paisajes fluviales parecen sintonizar con los de Jan Both. Al respecto, en muchas de sus composiciones destaca la presencia lateral de árboles de alto y rugoso tronco muy definidos en sus detalles en relación con otros elementos de la escena, al tiempo que, en el centro, el sinuoso curso de un río se pierde en la lejanía. De igual forma, los personajes, siempre en la parte inferior del lienzo y de pequeño tamaño, apenas alcanzan especial protagonismo, sólo destinados, como los de su predecesor, a realzar la poderosa naturaleza que les rodea.

Sin embargo, Camarón se muestra muy alejado de los citados maestros en cuanto a la ambientación atmosférica de sus vistas, pues elude los abruptos fondos o la agitada nubosidad que les caracteriza para dar paso a vaporosos celajes, a veces dotados de una sugerente tonalidad dorada, donde los elementos paisajísticos del fondo acaban por diluirse. Aquí, la huella de Pérez Villaamil y de Elbo, artistas de los que vio no pocas obras en las exposiciones del Liceo, resulta evidente, y la sosegada quietud de la naturaleza en los cuadros del andaluz o su habilidad para conjugar el costumbrismo con el paisaje también están muy presentes en la obra de Camarón. En este último caso, es significativa la comparación del Paisaje con escena de género, de su mano, con óleos similares de Elbo, como Una venta.

La laboriosa trayectoria artística de Camarón también abarcará la pintura mural, destacando, al respecto, los arabescos y alegorías plasmados en los techos de diversos gabinetes o escritorios del Congreso de los Diputados, tal como los dedicados a sala de lectura o a conferencias de prensa. Junto a los frescos de estas estancias, decora, en el mismo edificio, la bóveda de la sala de conferencias. Cubierta en gran parte por una cristalera, Camarón refleja, en su zona de arranque, diversos recuadros con alegorías de los cuatro continentes, coloristas composiciones acompañadas de solemnes figuras femeninas simbolizando la Religión, la Justicia, la Abundancia y la Ley.

Inaugurado el citado edificio en 1850, un año después interviene en la bóveda del salón del trono del palacio de Aranjuez, espacio decorado en su zona inferior y en los extremos del propio techo con arabescos, escudos y medallones de Antonio García Suárez, mientras en la escena central Camarón, al temple, representa a la Monarquía española evocada por una corona real sostenida por dos figuras femeninas, posibles alegorías de Venus y la Industria.

En 1854 y 1856 opta, sin resultado, a la cátedra de paisaje en la Academia de San Fernando, tarea que ya ejercía en calidad de profesor, para luego participar en la Exposición Nacional de 1858 con una de sus obras. No obstante, una de sus tareas fundamentales durante estos años será la de recopilar dibujos de autores de diversas épocas, como un álbum con treinta y cinco trabajos donde no faltan desde maestros del barroco, como Cerezo o Escalante, a firmas como las de su abuelo, José Camarón, y su padre, o las de los González Velázquez, Mengs o Maella, aportando únicamente de su mano un Paisaje con río y personajes, muy similar, por cierto, a algunos óleos de igual argumento realizados por él mismo. Este volumen, de indudable interés, será adquirido por el Estado a través de una casa de subastas a finales de 2007.

En la misma línea, en 1864 vende a la Academia otra colección de ochenta dibujos de diversos autores, y poco después falleció en Madrid el 2 de abril del mismo año, víctima de una hepatitis crónica.

 

Obras de ~: Pinturas: Vista del Tajo tomada desde La Pesquera, en Toledo, c. 1845; Jauría persiguiendo un jabalí, 1846; Jauría persiguiendo un ciervo, 1846; Paisaje fluvial, 1846; Paisaje con ruinas, 1846; Paisaje con escena de género, 1846; Paisaje fluvial con pescador y figuras, 1846; Alegorías de las cuatro partes del mundo, Madrid, c. 1850; Alegoría de la Monarquía española, Aranjuez, 1851.

Grabados: Retrato de Salvador Manzanares, c. 1823; San Juan Bautista niño, 1826; El Apóstol Santiago, 1826; Jesús y San Juan, niños, 1826; La Divina Pastora, 1826; Cristo muerto sostenido por un ángel, 1826; El Real Museo situado en el Paseo del Prado, 1826; Vista del estanque grande con el nombre del Mar, 1832; Vista de la Fuente de la Fama con el Real Palacio de La Granja al fondo, 1832.

 

Bibl.: M. Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo xix, Madrid, 1884 (reed. facs. 1975), págs. 120-122; B. de Pantorba, Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Madrid, 1948 (2.ª edición corregida 1980), pág. 72; J. Moreno Garbayo, “Biblioteca de Palacio. Vistas de España (3)”, en Reales Sitios, n.º 66 (1980), págs. 26 y 28; E. Arias Anglés, “Influencias de los Países Bajos e Inglaterra en Vicente Camarón”, en Archivo Español de Arte, n.º 218 (1982), págs. 150-155; “La pintura romántica de paisaje en España”, en VV. AA., Pinturas de paisaje del Romanticismo Español, catálogo de exposición, Madrid, Banco Exterior de España, 1985, págs. 38-39 y 88- 95; “Marinas españolas del siglo xix”, en Antiquaria, n.º 48 (1987), pág. 28; “Vicente Camarón Torrá”, en VV. AA., Cien años de pintura en España y Portugal (1830-1930), t. I, Madrid, Antiquaria, 1988, págs. 440-442; J. M. Arnáiz, “El álbum de Vicente Camarón y otros dibujos españoles inéditos”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, n.º 67 (1988), págs. 115-232; J. Carrete Parrondo et. al., El grabado en España (siglos xix y xx), en J. Pijoan (dir.), Summa Artis: historia general del Arte, vol. XXXII, Madrid, Espasa Calpe, 1988, págs. 87, 104 y 116-117; E. Arias Anglés, “Pintura española del siglo xix”, en Cuadernos de Arte Español (Madrid, Historia 16), n.º 41 (1992), pág. 14; M. E. Gómez-Moreno, Pintura y Escultura españolas del siglo xix, en J. Pijoan (dir.), Summa Artis: historia general del Arte, vol. XXXV, Madrid, Espasa Calpe, 1994, pág. 190; M. A. González García, “Aportaciones a la biografía de Vicente Camarón Torrá”, en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, n.º 55 (1994), págs. 61-80; C. Reyero y M. Freixa, Pintura y Escultura en España, 1800- 1910, Madrid, Cátedra, 1995, págs. 133 y 218; J. E. García Melero, Arte español de la Ilustración y del siglo xix, Madrid, Encuentro, 1998, pág. 216; VV. AA., Historia del Arte Español. Del Neoclasicismo al Impresionismo, Madrid, Akal, 1999, págs. 207-208; Guía del Real Sitio de Aranjuez, Madrid, Patrimonio Nacional, 2005, pág. 50.

 

Ángel Castro Martín

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