Brunet y Viadera, Gaspar. Barcelona, 1866 – 30.XI.1928. Ingeniero, inventor, aviador.
Sus padres fueron José Brunet y Julia Viadera. Los estudios primarios y secundarios los realizó en Barcelona.
En 1886 ingresó en la Escuela Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona, por la que consiguió el título de ingeniero industrial en 1890, en la promoción número 29.
Su vida profesional desde 1890 transcurrió en diversas actividades, entre las que destaca su dedicación a la industria textil.
A mediados de la primera década del siglo XX, el desarrollo de la aviación en Francia traspasó los Pirineos y la prensa y las revistas científicas informaban de los logros en los vehículos aéreos más pesados que el aire y Brunet, ávido lector, se interesó por la nueva ciencia del aire.
El 18 de diciembre de 1908, un grupo de empresarios, ingenieros y científicos crearon en Barcelona ALA (Asociación de Locomoción Aérea) y Brunet es de los primeros socios de la entidad, cuyos fines era dar a conocer la aeronáutica en España. Comenzó con sesenta y nueve socios: cuarenta eran titulados técnicos, de ellos, catorce ingenieros de caminos y ocho ingenieros industriales; dos arquitectos, cinco artilleros, cinco ingenieros militares y cuatro mecánicos.
El resto hasta los sesenta y nueve se dedicaban al comercio.
En 1909, Brunet diseñaba y construía en Barcelona pequeños modelos de aeronaves, patentó un aeroplano, que posteriormente construyó en los talleres de Rosell y Vialta y fue presentado a los fundadores y socios de ALA.
El valenciano Juan Olivert y Serra, de Cullera (Valencia), alumno de la Escuela de Ingenieros Industriales, estableció relación con Brunet y empezaron a trabajar juntos en el desarrollo de aeroplanos.
Brunet, según testimonios de la época, era un científico y un ingeniero práctico, que en sus conferencias expresaba muy claro su posición hacia la nueva ciencia del aire: “Los técnicos tropiezan y los científicos encuentran contradicciones de la teoría con la practica sin preocuparse de estudiar bien a fondo los que tratan seriamente la técnica de la aviación, lo cual les impide ver que aquellas aparentes contradicciones proceden de teorías mal fundadas a veces sobre experiencias mal ejecutadas o mal analizadas”; y continuaba: “y es que la mecánica de fluidos está en mantillas resultando el problema complejo y delicadísimo; hay fenómenos y casos nuevos de mecánica y aerodinámica que es preciso todavía estudiar y analizar en el campo y en el laboratorio [...]”.
El aviador Canudas y Busquet dijo de Brunet lo siguiente: “Era un precursor. Entre los hombres mas destacados del grupo de beneméritos, hay uno que por sí solo cubriría toda aquella época: Gaspar Brunet y Viadera, ingeniero industrial. Hombre inteligente, técnico eminente y con un gran sentido práctico”. Y terminó con otro comentario sobre Brunet: “que lo que hacía falta eran ensayos muy cuidadosos”; e insistía: “por practico que deba ser todo esto, son problemas de ingenieros y técnicos, no de empíricos y tanteadores”.
Y de acuerdo con sus teorías y experimentos desarrolló un proceso de ensayo, incluyendo un esquema de un túnel aerodinámico, que al parecer fue el primero diseñado de España.
Sin embargo, su aportación más importante es haber sido el artífice del primer vuelo en España. Olivert, al que ya se ha mencionado, le encargó la fabricación de un biplano convencional y aportó los recursos económicos para desarrollar el aeroplano, cuyo diseño preliminar estaba en los tableros de dibujo. La idea era que debía exhibirse en la Exposición Regional de Valencia de 1909.
La célula fue encargada a los talleres de Rosell y Vilalta; ruedas, horquillas y manillar de dirección, a los talleres de Francisco Truco, situados en Gran Vía Diagonal, 512, Barcelona. El motor Anzani de tres cilindros y veinticinco caballos de potencia fue elegido para propulsar el biplano.
El aparato tenía una envergadura de diez metros y una superficie sustentadora biplana de cuarenta metros cuadrados. El peso en vacío era de doscientos kilogramos y el de despegue de cuatrocientos, con combustible suficiente para un vuelo de unas dos horas.
Disponía de dos timones de profundidad y otros dos traseros que servían como timones de dirección. La estabilidad automática del aparato se conseguía con un dispositivo original inventado por Brunet, consistente en unos tabiques verticales en el intradós del ala superior, que denominó “válvulas”. En vuelo horizontal y nivelado los tabiques, que podían girar hacia fuera, se conservaban verticales. Si el aparato perdía la estabilidad transversal por efecto de una racha o por derrape en el ala inclinada, la corriente de aire transversal a la marcha provocaba el cierre de las válvulas de un ala y la apertura de las otras. Esto creaba un par de fuerzas que tendía a nivelar el aparato.
El aparato, una vez construido en Barcelona, fue desmontado y trasladado por ferrocarril a Valencia y a la Exposición Regional, donde pudo ser admirado por el público, que quedó sorprendido de ver un artefacto volador.
Entretanto Olivert hizo unas eficaces gestiones en el Ayuntamiento de Valencia, donde encontró el apoyo económico que permitiría demostrar el aparato en vuelo y poder adquirir el motor Anzani y otros elementos.
Después Brunet y Olivert procedieron a la búsqueda de un lugar llano y despejado que sirviese como aeródromo para las pruebas del aparato. El Ayuntamiento intervino de nuevo, poniéndose en contacto con las autoridades militares del Ejército de Tierra, y consiguió autorización para utilizar los terrenos del campamento de Paterna, donde había un terreno llano y libre de obstáculos detrás del cuartel y contiguo al polvorín. Se construyó un hangar con paredes de plancha de zinc y techo de lona, donde se alojaría el aeroplano.
En la tarde del 5 de septiembre de 1909, a las cinco de la tarde, el joven valenciano Olivert subió al aeroplano y se instaló en el sillón de mimbre; hizo primero una “corrida” por el campo de unos cien metros para probar el motor y una vez puesto a punto, se preparó para volar.
Aceleró el motor y el aparato levantó inmediatamente la cola, marchando sobre las ruedas delanteras unos treinta metros, después se levantó por completo, y avanzó suavemente sin tocar el suelo unos cuarenta o cincuenta metros —unos treinta segundos de vuelo— con buena velocidad. Entonces el piloto, viendo que numerosas personas habían invadido el campo y que por la natural curiosidad no se apartaban y para evitarlos debía tropezar con unos algarrobos, cortó bruscamente el encendido. El aparato tomó tierra rodando velozmente por el suelo, hasta que la rueda derecha se metió en una zanja haciendo girar el aparato y torciendo, en consecuencia, dicha rueda.
Los técnicos allí presentes —con quienes habló un periodista— expresaron su satisfacción por el resultado de este primer ensayo, pues habían visto cómo el aparato se desplazaba velozmente sin tocar tierra. “La prueba fue concluyente, pues el aparato dejó la tierra con gran suavidad y a menos del 75 por ciento de la potencia tomó automáticamente la posición de vuelo, de modo que demostró ser un aeroplano con gran estabilidad y fácil manejo”.
Así fue el primer vuelo de un aparato con motor realizado en España el 5 de septiembre de 1909 a las cinco de la tarde en el primer aeródromo español en Paterna (Valencia). La fecha del 5 de septiembre debe figurar en letras doradas en cualquier historia de la aviación española.
Posteriormente el aparato Brunet fue trasladado a la playa de Nazaret para continuar los ensayos. Tuvo la mala fortuna de que, en el primer intento de vuelo, se rompió la cadena de transmisión de la hélice.
Brunet diseñó otros aparatos y al cabo de dos años abandonó el diseño y construcción de aeroplanos, falto de apoyo de instituciones militares y civiles. Se dedicó a la industria textil, donde consiguió patentar varios procedimientos para el apresto de las telas. A la edad de sesenta y dos años murió en Barcelona. Estaba casado con Dolores Margot y tenía una hija.
En el año 2003, coincidiendo con el centenario de la aviación, se construyeron en unos talleres de Valencia dos réplicas a escala natural del aeroplano de Brunet, que están expuestas en el Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia y en el Museo del Aire de Madrid.
Obras de ~: Revista de Locomoción Aérea, año I, 1 (15 de junio de 1909); 4 –especial– (15 de septiembre de 1909); “Locomoción Aérea”, en Industria e Invenciones (Barcelona), 26 y 27 (diciembre de 1909); Revista España Automóvil (Madrid) (1909-1915); Patente de Invención, Aeroplano Multiplazo, Madrid, Ministerio de Fomento, 7 de agosto de 1910; Curso de Aviación, Barcelona, Editorial Santa Susana, 1910; “Locomoción Aérea”, en Revista Tecnológico Industrial (Barcelona) (enero y febrero de 1910); El aeroplano militar, Barcelona, 1911; Tractat D’Aprestos, Barcelona, 1918.
Bibl.: A. González-Betes, “Investigación de los primeros vuelos en las capitales españolas”, en Revista Aeroplano (Madrid), 5 (1987); A. Roca y J. M. Sánchez Ron, Aeronáutica y Ciencia, Madrid, Algaida, INTA, 1992; A. González-Betes, “El primer vuelo de un aeroplano en España”, en Revista Aeronáutica” (Madrid, COIAE), n.os 74 y 75 (1996); Historia Gráfica de la Aviación Española, Madrid, COIAE, 1998; Los primeros vuelos y aeródromos en las capitales españolas, Madrid, INECO, Ingeniería y Economía del Transporte, 2003.
Antonio González-Betes Fierro