Ansaldo Vejarano, José María. Madrid, 25.III.1899 – 21.XII.1983. Piloto militar de la 2.ª Promoción de Pilotos de Tropa (Complemento) y pionero de la aviación comercial como piloto de Transportes Públicos.
Tercero de seis hermanos, todos ellos militares vinculados a la Aviación Militar, se educó en el colegio de los Agustinos de El Escorial y estudió ingeniería en la Real Escuela de Ingenieros Electricistas de Sarriá (Barcelona), ingresando en la caja de reclutas de Artillería en el año 1920. En febrero de 1921 fue declarado artillero de 2.ª siendo aceptado, en julio, como sargento de complemento y alumno piloto en la escuela militar del aeródromo de Gamonal (Burgos), completando su formación como piloto de guerra en Cuatro Vientos (Madrid). El título de piloto lo obtuvo en junio de 1922. Reprobado en las pruebas para suboficial, causó baja en Artillería pasando al Servicio de Aeronáutica Militar.
Destinado en África ascendió a alférez, volando como piloto en misiones de guerra en la 1.ª Escuadrilla Bristol del 4.º Grupo con base en Nador (Melilla).
En el año 1924, encontrándose en la situación de supernumerario en el Ejército, realizó trabajos de fotogrametría para la CETFA, siendo contratado, al inicio de 1925, por la recién creada compañía Unión Aérea Española que comenzó a operar con material Junkers F-13, avión que fue alquilado por la Cruz Roja española para el transporte de heridos en las operaciones del desembarco de Alhucemas, pilotado por los pilotos Coterillo y Ansaldo hasta que, finalizadas las operaciones militares, el avión se reintegró a los vuelos de transporte de pasajeros entre Sevilla, Granada, Málaga y Madrid inaugurando la línea Sevilla- Lisboa en el año 1926.
El 28 de mayo de 1927 se organizó una gran fiesta de la Aviación en Sevilla con la asistencia de SS. MM. los Reyes, el gobierno del general Primo de Rivera en pleno y el príncipe de Gales Eduardo de Inglaterra.
Una de las atracciones de esta fiesta era el bautizo de un nuevo avión el Junkers G-24 adquirido por UAE, que ese día lo estrenaba realizando el vuelo a Lisboa.
Ansaldo tuvo la oportunidad de acompañar al Rey en su visita al avión y pilotarlo a continuación.
El Gobierno, en enero de 1928, estimó conveniente reunir a todas las compañías de Aviación en una sola, decretando la creación de una Compañía de Líneas Aéreas Subvencionada. La CLASSA empezó a funcionar al año siguiente con el material y el personal en teoría proveniente de las compañías agrupadas, aunque en la práctica la nueva compañía comenzó a operar con la infraestructura que aportó la UAE.
En el año 1929 Ansaldo vivió importantes acontecimientos de muy distinto signo. El 16 de febrero contrajo matrimonio con Margot Soriano, hija del jefe de la Aeronáutica, general Soriano. Fue una boda fuera de lo corriente celebrada en los hangares Loring en el aeródromo de Cuatro Vientos con la asistencia del general Primo de Rivera y la singularidad de que los recién casados, después del banquete, emprendieron el viaje de novios en una avioneta pilotada por ambos, ya que ella también era piloto. Nombrado jefe de Pilotos, el mes de agosto viajó a Holanda para traer en vuelo el primer Fokker VII adquirido por la CLASSA, avión con el que se inauguró la línea Madrid- Biarritz.
Todo discurría con normalidad hasta que el 17 de octubre, cuando aterrizaba en el aeropuerto de Getafe (Madrid), sufrió un grave accidente. En el tramo de final, los tres motores del avión Junkers G-24 MCAFF se pararon debido a un fallo en la operación al cerrar por error la llave de paso del combustible.
El avión se estrelló violentamente, con tan grandes desperfectos que fue dado de baja por siniestro total; el piloto Ansaldo resultó gravemente herido con importantes daños en la columna vertebral, lo que le originó grandes molestias y una larga convalecencia.
Cuando se recuperó, la sociedad española había experimentado algunos cambios que afectaron notablemente a Ansaldo. Mediado el año 1931 recibió, debido a un error, una notificación de baja total en el ejército “por no haber firmado el documento de adhesión a la República”, lo que solucionó fácilmente justificando que sí había firmado. En lo profesional, se encontró con que la CLASSA se había transformado en las Líneas Aéreas Postales Españolas, en cuyo organigrama no se había contado con él, viéndose obligado a dar clases en la Escuela de Pilotos Estremera en Cuatro Vientos y aún tuvo tiempo para proyectar y fabricar un motovelero al que bautizó con el nombre de Fabi, por su hija.
Producido el cambio de gobierno del año 1934, Ansaldo fue readmitido en la LAPE. Colaboró con el Gobierno cuando, producidos los sucesos del mes de octubre en Asturias, el jefe de Aviación, comandante Pastor, le mandó a Las Palmas para traer a Madrid un avión Fokker VII de la LAPE, aeronave que fue empleada en misiones de carácter militar. Aquel año, la Dirección de Aeronáutica Civil actualizó todo lo relativo a títulos y licencias, creando un Registro Nacional de Personal Aéreo y publicando una lista en la que José M.ª Ansaldo quedó relacionado como el Piloto de Transportes Públicos n.º 3, con antigüedad de 17 de julio de 1929.
Durante la Guerra Civil estuvo en Madrid hasta que, con la guerra prácticamente finalizada, el 18 de enero de 1939 se personó en Talavera de la Reina (Toledo) a la Comisión Unificadora de Prisioneros y Presentados, declarando “que no había prestado ningún servicio en la zona roja”. El día 27 del mismo mes, el auditor jefe del Ejército de Ocupación que llevó su caso cerró el informe con las diligencias practicadas, declarando sin responsabilidad al alférez de complemento José M.ª Ansaldo. El 1 de febrero pasó por la escuela de Pilotos de Jerez de la Frontera (Cádiz) para reentrenamiento y el mes de marzo fue destinado al 11-G-25 Grupo en León.
La excepcional rapidez y simplicidad con que se resolvió el expediente informativo del alférez Ansaldo resulta sorprendente, ya que el procedimiento habitualmente empleado con todos los que se pasaron al bando nacional consistía en una investigación a fondo, con la participación de testigos y otros medios de verificación, procedimiento que se llevaba con mayor rigor en los casos de evadidos que se presentaron en los últimos días de la guerra, cuando ésta se encontraba en fase terminal y bien definido el bando vencedor.
En realidad, Ansaldo estuvo preso en la cárcel de San Antón, desde donde escribió al mecánico de la LAPE Francisco Batet, movilizándose éste rápidamente y reuniendo un nutrido grupo de tripulantes (Ernesto Navarro y Soriano, entre otros) que, bien armados, se presentaron en San Antón exigiendo la excarcelación de Ansaldo haciéndose ellos responsables de su seguridad. Estuvo alojado en la calle de Piamonte número 4, hasta mediados de enero de 1939, fecha en que le facilitaron un coche y documentación adecuada para abandonar Madrid.
La solidaridad de los tripulantes de la LAPE se hizo patente en aquellos momentos dramáticos para todos y hay que decir que Ansaldo correspondió como pudo con algunos de ellos después de la guerra. Es evidente que Ansaldo jugó sus cartas oportuna e inteligentemente, posiblemente aleccionado y apoyado por sus influyentes hermanos militares, dos auditores y tres pilotos en activo en el bando sublevado.
Finalizada la Guerra Civil la aviación comercial pasó a depender del ejército y, una vez creado el Ministerio del Aire, a la Subdirección del Tráfico Aéreo, donde se operaba la flota de aviones civiles bajo la denominación Tráfico Aéreo Español (TAE). El mes de septiembre de 1939, el teniente Ansaldo fue destinado a esta Subdirección con otros siete pilotos, cuatro mecánicos y cuatro radios, formando así el núcleo inicial de lo que poco después sería la compañía Iberia.
En el año 1941 fue nombrado subdirector de Líneas Intrasatlánticas (sic) con la consideración de Alto Empleado y en 1943 fue recompensado por “no rotura de aparatos”, un concepto retributivo realmente curioso.
Nombrado jefe de Tráfico, tuvo el privilegio de inaugurar muchas de las nuevas líneas que se fueron estableciendo: Londres, Buenos Aires, Guinea y un largo etcétera. En el año 1949 fue el piloto del avión DC-4 que transportó al general Franco en su visita al presidente de Portugal, general Carmona, siendo ésta la primera salida del jefe del Estado a un país extranjero y la primera vez que montaba en un avión después de la Guerra Civil. Al año siguiente, Ansaldo fue uno de los pilotos que tripularon el mismo avión DC-4 de Iberia con motivo de la visita que Franco realizó al África occidental española: el Aaiún, Ifni y Villa Cisneros.
A partir de 1951 su actividad como piloto al mando decreció notablemente, volando siempre acompañado de pilotos jóvenes y muy competentes elegidos por él, actividad que se fue reduciendo hasta dejar de volar como piloto a los mandos en el año 1954, para realizar solamente vuelos de inspección y privados, siendo Málaga y Tánger sus destinos preferidos.
Como jefe de Tráfico examinó a todos los pilotos que ingresaron en Iberia hasta el año 1961 y adquirió fama de conocer al piloto por la forma que tuviera de sentarse, en el sentido de que ajustara bien su asiento para llegar a todos los mandos e interruptores vitales.
Referente a las contrataciones hay que decir que, en los exámenes de ingreso, siempre tuvo muy en cuenta la valoración profesional que del examinando hiciera Telesforo Espinel —piloto de la 1.ª promoción de los de tropa con el que había coincidido en la guerra de África—, a quien le unía gran amistad y confianza y le había contratado para las labores de selección e instrucción en simuladores.
Otra peculiaridad de Ansaldo era su extrema sordera de la que hacía alarde, lo que le proporcionaba una excelente coartada para seleccionar lo hablado, no oyendo lo que no le interesaba, aunque los que han volado con él dicen que en el avión oía lo suficiente. Una situación extraordinariamente curiosa se producía en los aviones DC-4 cuando el comandante al mando era José M.ª Ansaldo. Aunque los técnicos disponían de una cama litera, Ansaldo era diferente.
Ordenado por él, los servicios de Mayordomía y Mantenimiento montaban una cama en la bodega del avión para ser utilizada en vuelo. El único problema surgía cuando Ansaldo decidía utilizar su exclusiva cama, puesto que la trampilla de acceso a la bodega se encontraba ubicada en el pasillo de la cabina de pasajeros por lo que, al entrar o salir y tener que deslizarse por aquel agujero en el suelo, había que dar explicaciones a unos pasajeros alucinados por lo que estaban viendo.
Millonario en kilómetros volados, fue recompensado con la Medalla al Mérito al Tráfico Aéreo, la Medalla Aérea, la Orden de Isabel la católica y la Medalla de Oro al Trabajo. Su última aventura aeronáutica se produjo en el año 1960 cuando intentó cruzar el Atlántico Sur saliendo de Las Palmas, pero no tuvo éxito debido a una deficiente planificación. Se jubiló en el año 1962 siendo nombrado consejero de Iberia hasta 1970. Falleció en Madrid el 21 de diciembre de 1983.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Aire, Expedientes personales.; Archivo Militar de Segovia, Hoja de servicios; Archivo General de Iberia.
J. Gomá Orduña, Historia de la Aeronáutica Española, Madrid, Gráficas Huérfanos Ejército del Aire, 1950; J. A. Ansaldo, ¿Para qué [...]? (De Alfonso XIII a Juan III), Buenos Aires, Editorial Vasca Ekin, 1951; C. Gómez Lucía, Diagonal Histórica del Tráfico Aéreo Español, Madrid, Iberia, 1964; Ayer y Hoy del Tráfico Aéreo Español, Madrid, Afrodisio Aguado, 1967; M. Gómez Santos, El último Ansaldo, Madrid, Aeroplano, 1984; J. Viniegra Velasco, Iberia, cronología de seis décadas, Madrid, Iberia, 1988; Aquella Iberia que hemos vivido, Madrid, Dayenu, 1996.
Cecilio Yusta Viñas