Blanch Graells, José. Vilafranca del Penedès (Barcelona), 3.X.1775 – Montserrat (Barcelona), 15.XII.1851. Benedictino (OSB), abad general de la Congregación de San Benito de Valladolid.
Nada se sabe de sus primeros años hasta su toma de hábito en el monasterio benedictino de Nuestra Señora de Montserrat (Barcelona), el 3 de octubre de 1790. Emitió su profesión el 15 de octubre del año siguiente y cursó los estudios en los colegios de la congregación de San Benito de Valladolid, a la que Montserrat pertenecía. Fue luego predicador en Montserrat, pero durante la Guerra de la Independencia hubo de abandonar el monasterio, refugiándose en Toulouse (Francia), de donde volvió en 1814, para ser nombrado predicador del monasterio de Sant Feliu de Guíxols (Gerona), y con el mismo cargo pasó a Montserrat en 1818. En 1824 fue elegido abad de su casa de profesión por un cuatrienio, como era norma de la congregación vallisoletana, dedicándose con ahínco a la restauración de los edificios abandonados durante el Trienio Liberal, y en 1828 recibió en el santuario al rey Fernando VII, quien donó en esta ocasión medio millón de reales para las obras en curso. En 1832 ocupó de nuevo el cargo abacial de su monasterio, y tuvo que hacer frente a la situación bélica que se produjo a la muerte de Fernando VII. El 29 de julio de 1835 dispersó a la comunidad, quedándose él con algunos monjes en el monasterio, que hubo de desamparar el día 6 de agosto, tras haber escondido la imagen de la Virgen, y se retiró a su pueblo natal.
El 10 de mayo de 1835 había muerto el padre Beda Pérez, general de la Congregación de San Benito de Valladolid, sin haber podido convocar el Capítulo que debía de celebrarse ese año para la elección de un nuevo general. En el Capítulo de 1832, de donde salió electo como general fray José Rodríguez, se había dispuesto, según lo acostumbrado, que en caso de vacante antes del próximo capítulo le sucediera en primer lugar fray Beda Pérez y en caso de imposibilidad o nueva vacante fray José Blanch. Como en 1834 falleció fray José Rodríguez hubo de sucederle fray Beda y, al morir éste, fray José Blanch. Al ser imposible reunir el Capítulo de 1835 estuvo en el cargo hasta su muerte. Aunque no pudo tomar posesión canónica, fue reconocido por toda la congregación como superior legítimo. Sin embargo, decretada la exclaustración general en octubre de 1835, el padre Blanch salió de España y se retiró al priorato que Montserrat tenía en Palermo (Italia). Allí permaneció hasta 1844, año en que la reina María Cristina permitió fuera restablecido el culto en el santuario de Montserrat. Como fray José era el único que sabía dónde se escondía la Santa Imagen de la Virgen, volvió a España y el 7 de septiembre de ese año se colocó a la Moreneta en su camarín, quedando al cuidado del templo el padre Blanch con algunos otros monjes exclaustrados con título de capellanes, pero sin permiso para formar comunidad, vestir el hábito benedictino y recibir novicios. La Segunda Guerra Carlista o dels matiners (1846-1849) paralizó las obras de restauración, aunque los monjes no abandonaron Montserrat en ningún momento.
Dos años después del final de la guerra murió el padre Blanch sin haber logrado la restauración de la congregación vallisoletana, pero al menos consiguió conservar el monasterio de Montserrat en manos monásticas, aunque sólo en calidad de exclaustrados tolerados por el Gobierno.
Bibl.: E. Zaragoza Pascual, Los Generales de la Congregación de San Benito de Valladolid (1801-1893), vol. XIII, Silos, Stvdia Silensia, 1987, págs. 237-244.
Miguel C. Vivancos Gómez, OSB