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Vicente María Santibáñez

Biografía

Santibáñez, Vicente María. Madrid, 1759 – Bayona (Francia), 2.VII.1794. Profesor de Literatura, escritor, político.

Parece ser que estudió en la Universidad de Valencia y en 1774, como regente de la Cátedra de Retórica de dicha Universidad, leyó la oración inaugural del curso en latín. Según Sempere y Guarinos, fue el autor del prólogo, corrección del texto y notas de las excelentes ediciones —elogiadas por Menéndez Pelayo— de la Crónica de Juan II (1779) y de la Crónica de los Reyes Católicos de Hernando del Pulgar (1780), impresas en Valencia por Benito Monfort, aunque no van firmados.

En este último año, leyó un poema en la Real Academia de San Carlos de Valencia con motivo de la distribución de premios. Fue profesor de Humanidades en el Seminario de Vergara entre 1782 y 1785, además de socio literato de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País. Como tal, leyó un Elogio de D. Ambrosio de Meave (1782) y otro del Marqués González de Castejón (1783).

En 1784 figura como miembro de la Academia de Buenas Letras de Barcelona. En 1787, recién llegado a Valladolid, propuso a los jóvenes de la ciudad un plan de enseñanza privada que no se encontraba en las universidades y que abarcaba “el estudio de las lenguas francesa, italiana e inglesa, los principios de esfera y geografía, de historia general, nacional y la geometría”, en definitiva un sistema más moderno y adaptado a la realidad que las enseñanzas oficiales. Ese mismo año publicó su traducción de La mala madre, novela de Marmontel.

Después de la Revolución Francesa, se encontraba en Madrid dedicado a las letras. Su amistad con el abate Marchena, que le dedicó un poema en 1791 —una sátira literaria contra los escritores que adulan a los poderosos, con Forner a la cabeza—, y su propia actividad en Valladolid le convirtieron en sospechoso de simpatizar con los ideales revolucionarios. Pidió autorización para publicar un Diario Universal de Ciencias y Artes, para lo que necesitó recibir periódicos extranjeros, y no se le concedió porque ya en este momento la Inquisición de Valladolid le había iniciado una causa por “proposiciones y otros excesos”. Al sentirse perseguido y en peligro decidió, a finales de 1792, abandonar Madrid y refugiarse en Francia.

Cuando llegó a Bayona en enero de 1793, se encontró con su amigo José Marchena, que había llegado unos meses antes, y con otros revolucionarios españoles como José de Hevia y Miguel Rubín de Celis.

Ingresó en el club jacobino de la ciudad y solicitó la ciudadanía francesa. En marzo de ese mismo año, escribió unas Reflexiones imparciales de un español a su nación sobre el partido que debería tomar en las ocurrencias actuales, que dirigió al ministro francés Lebrun, en que propugna abolir las viejas Cortes y sustituirlas por un nuevo “cuerpo político” formado por representantes elegidos por el pueblo. Su posición, por tanto, era mucho más radical que la de Marchena, y poco después ya era Secretario de la Sociedad Popular de Bayona. Cuando estalló la guerra entre los dos países, Santibáñez colaboró con los franceses traduciendo al castellano la ley de 3 de agosto de 1793 “que invitaba a la deserción a los soldados y suboficiales de los ejércitos extranjeros”. Poco a poco, venciendo la natural desconfianza que producía la presencia de un extranjero en medio de una situación política tan inestable e insegura, se le encomendaron varias comisiones, e incluso fue nombrado miembro del Comité de Vigilancia, que inició la detención de sospechosos de ser contrarrevolucionarios.

Sin embargo, esta notoriedad le fue perjudicial cuando cambiaron las circunstancias políticas. Los miembros del Comité de Vigilancia fueron acusados de prevaricación y de abuso de autoridad. A Santibáñez le condenaron “a ser encarcelado hasta la paz, en cuya época será deportado; además, a ser expuesto a las miradas del pueblo en la plaza de la Libertad de esta villa durante tres días consecutivos, una hora cada día con este motivo: Prevaricador”. Como enfermó le llevaron al Hospital Civil, donde quedó recluido. Todavía recibió la visita de unos comisarios del Ayuntamiento para aclarar una demanda de dinero presentada contra él. Doce días después de esta visita dejó de existir.

Era el día 2 de julio de 1794. Un contemporáneo de los hechos escribió que se había envenenado, pero la partida de defunción no cita la causa de su muerte, y en el archivo del hospital falta el registro correspondiente a ese día.

Como poeta, además de los poemas que leyó en algunos actos solemnes tanto en Valencia como en Vergara y de los dos que publicó en el Diario Curioso de Madrid: una Oda a Batilo (1790) y la Oda a Filis, lavando en una artesa (1791), se le atribuyen las Cartas de Abelardo y Eloísa (1796), que salieron anónimas en Salamanca. También publicó la comedia en prosa, con arias, en un acto, Nina, o la loca por amor (1790), traducción a través del italiano de la obra del mismo título de Marsollier, que fue representada en el madrileño teatro de los Caños del Peral con música de Paisiello. Se le ha atribuido erróneamente el Elogio del Conde de Peñaflorida, que parece ser obra del marqués de Narros.

 

Obras de ~: Oratio in studiorum Instauratione ad senatum et academiam valentinam habita, Valencia, Salvador Faulí, 1774; “Romance heroico (En lo más inquieto de la noche, cuando)”, en Continuación de la noticia histórica de la Real Academia de las Nobles Artes, establecida en Valencia con el título de San Carlos [...], Valencia, Benito Monfort, 1781, págs. 124-130; Elogio de D. Ambrosio de Meabe, Caballero del Orden de Santiago, de la Real Sociedad Bascongada [...], Vitoria, Gregorio Marcos de Robles y Revilla, 1783; “Silva (Yo aquel que en otro tiempo)”, en Continuación de la noticia histórica de la Real Academia de las Nobles Artes, establecida en Valencia con el título de San Carlos [...], Valencia, Benito Monfort, 1784; “Silva (Un poco más el tono levantamos)”, en Distribución de los premios [...] de la Real Academia de San Fernando, Madrid, 1784, págs. 78-83; Elogio del Marqués González de Castejón, Secretario de Estado [...] de Marina, leído a la Real Sociedad Bascongada [...], Vitoria, Gregorio Marcos de Robles, [¿1784?]; Novelas morales, escritas en francés por Mr. Marmontel, y traducidas [...], Valladolid, Viuda e Hijos de Santander, 1787; Nina, o la loca por amor, comedia en prosa, con arias, en un acto. Traducida del francés al italiano, y al castellano [...], Madrid, Imprenta de González, 1790; Cartas de Abelardo y Eloísa, en verso castellano, Salamanca, Francisco de Tóxar, 1796 (atrib.); El amor libre. Silva a D. Tomás de Iriarte, s. f. (inéd.) [Biblioteca Nacional de España (BNE), ms. 12977 (6)]; Obras inéditas, s. f. (inéd.) (BNE, ms. 3751, fols. 245-270).

 

Bibl.: J. Sempere y Guarinos, Ensayo de una biblioteca española de los mejores escritores del reinado de Carlos III, t. V, Madrid, Imprenta Real, 1785-1789, págs. 151-153; M. Menéndez Pelayo, “El abate Marchena”, en Estudios de Crítica Literaria. Tercera serie, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1900 [Estudios y discursos de crítica histórica y literaria, vol. IV, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1941-1942, págs. 121, 122 y 140-141]; M. Núñez Arenas, “Un madrileño en la Revolución francesa: Don Vicente María Santiváñez”, en Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo del Ayuntamiento de Madrid (1925) (reimpr. en L’Espagne des Lumières au Romantisme, Paris, Centre de Recherches de l’Institut d’Études Hispaniques, 1963, págs. 133157); J. de Urquijo, “Santiváñez, el afrancesado. ¿Quién fue el autor del Elogio al Conde de Peñaflorida?”, en Revista Internacional de Estudios Vascos (1925), págs. 323-329; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de Autores Españoles del siglo xviii, t. VII, Madrid, CSIC, 1981-2001, págs. 539541; J. F. Fuentes, “Seis españoles en la Revolución francesa”, en J.-R. Aymes (ed.), España y la Revolución francesa, Barcelona, Crítica, 1989, págs. 303-305; J. Herrera Navarro, Catálogo de autores teatrales del siglo xviii, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1993, págs. 413-414.

 

Jerónimo Herrera Navarro

 

 

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