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Manuel Díaz Rubio

Biografía

Díaz Rubio, Manuel. Madrid, 2.II.1908 – 5.III.1976. Médico, catedrático, internista y hepatólogo.

Realizó los estudios de Medicina en la Facultad de Medicina de Madrid, entonces de la Universidad Central, obteniendo el grado de licenciado con premio extraordinario. En 1932 presenta su tesis doctoral La significación clínica de la lactacidemia, calificada también con premio extraordinario. Durante sus estudios de licenciatura fue alumno interno por oposición del Hospital de San Carlos y del Hospital General de la Beneficencia Provincial. Inmediatamente doctorado ganó por oposición la plaza de médico interno del Hospital de San Carlos y la de ayudante de clases prácticas en la cátedra de Patología y Clínicas Médicas regentada por el profesor Jiménez Díaz, su maestro, al que profesó durante toda su vida una admiración y fidelidad apasionadas.

En 1935 fue pensionado por la Real Academia Nacional de Medicina para ampliar estudios en Viena con Julius Bauer en la Allgemeine Poliklinik y en la Allgemeine Krankenhaus con Hans Eppinger sobre problemas metabólicos y más tarde en Múnich con los profesores Wilhelm Stepp y Alfred Schittemhelm sobre correlación vitamínica. Esta estancia alemana estimuló en el profesor Díaz Rubio su interés por aspectos relacionados con problemas metabólicos y deficiencias vitamínicas e inauguró su actividad investigadora realizada en Madrid durante la Guerra Civil donde la desgraciada situación socioeconómica de la capital proporcionaba numerosos casos de deficiencias nutricionales. Producto de estas investigaciones fueron numerosos trabajos publicados en los años cuarenta en la Revista Clínica Española, sobre temas diversos y numerosos de índole preferentemente metabólica (efectos de la malnutrición sobre la secreción gástrica, sobre comportamiento de la glucemia, sobre el factor intrínseco, sobre un ipsoneuroprotector en el jugo gástrico, mielosis funiculares, función renal, acción del ácido nicotínico y su relación con la insuficiencia biliar, aspectos diversos de la pelagra y el edema de hambre, etc.).

La vida del profesor Díaz Rubio trazada en una línea recta de dedicación a la medicina y a la universidad tiene, no obstante, tres etapas que matizan y enriquecen sucesivamente su trayectoria vital, tanto en lo académico como en lo personal. Son tres etapas que corresponden respectivamente a sus estancias como catedrático en Cádiz, Sevilla y Madrid.

En 1936 obtiene por oposición la cátedra de Patología y Clínica Médicas de la Facultad de Medicina de Cádiz. Su inicial vida como catedrático se ve alterada profundamente por la eclosión de la Guerra Civil española.

A la sazón, el profesor Díaz Rubio se encontraba en Viena ampliando estudios y desde allí vuelve a Madrid donde le es encomendada la dirección del Hospital Militar n.º 6 y posteriormente se hace cargo de la cátedra que regentaba el profesor Jiménez Díaz que había abandonado Madrid no sin encomendar a Díaz Rubio que cuidara de su biblioteca particular.

Terminada la guerra fue represaliado y separado de su cátedra de Cádiz por el supuesto delito de haber permanecido en zona republicana cumpliendo con sus actividades médicas. Finalmente fue rehabilitado en su cargo universitario sin sanción alguna. Reintegrado en Cádiz, el entonces todopoderoso Carlos González Bueno le designa como presidente del Colegio de Médicos de Cádiz, cargo que no acepta por su entera dedicación a la cátedra. Su renuncia fue aceptada pero en el breve tiempo que tuvo que asumir la presidencia del colegio realizó algunas actividades importantes, como la regulación de los emolumentos de los médicos rurales de la provincia y la creación de un boletín informativo para todos los médicos colegiados.

En Cádiz trabaja en el Hospital de Mora y lo hace en condiciones precarias, rodeado de jóvenes y entusiastas colaboradores, logrando poner en marcha diversos estudios de investigación. Es necesario destacar los relativos a la transmisibilidad de la hepatitis epidémica realizados mediante la inoculación de suero de pacientes en la membrana corioalantoidea del embrión de pollo. Estos estudios, realmente brillantes para la época, quedaron inéditos por cuestiones personales en relación con el profesor Jiménez Díaz y que Díaz Rubio solventó por respeto y fidelidad a su maestro, pero hay que reconocer que su publicación entonces hubiera significado un importante avance en el conocimiento de la transmisión de la hepatitis.

No obstante, estos trabajos de investigación inician el interés del profesor Díaz Rubio por los temas relacionados con el hígado y de esta época son numerosas sus publicaciones sobre repercusión de las hepatitis y otras hepatopatías en la histopatología y función del organismo. Realizó también durante su estancia en Cádiz interesantes estudios relativos al asma, estableciendo un mapa de las polinosis en la provincia de Cádiz y aportando sugestivos resultados en cuanto a la relación de diversos aspectos meteorológicos con el asma.

En 1950 se traslada a la cátedra de igual denominación en la Facultad de Medicina de Sevilla, adonde le sigue un conjunto de colaboradores de Cádiz. Como en esta última facultad, encuentra la de Sevilla en parecidas situaciones de precariedad y también aquí emprende una encomiable labor de restauración que se realiza tanto en la metodología docente como en la infraestructura de investigación. Con sus antiguos colaboradores y otros nuevos que se adhieren a su equipo en Sevilla, prosigue con sus investigaciones sobre hepatología y fisiopatología de la secreción gástrica.

Continúa sus estudios epidemiológicos de la hepatitis; investigó la presencia en el suero de inactivadores de la catepsina, comprobando la activación de la enzima en el coma hepático; especialmente interesantes son sus estudios sobre los factores que intervienen en la cronicidad de las hepatitis, señalando como posibles la persistencia de la acción del virus, la aparición de una inmunidad anormal y la coexistencia de enfermedad bacteriana. En relación con el estómago profundizó en la anatomía patológica de los distintos tipos de gastritis señalando la correlación anatomo-radiológica de cada uno de ellos. Asimismo introdujo el concepto de gastropatía disfuncional para expresar aquellas situaciones clínicas sin lesión existente en el estómago. Aborda el estudio electroforético de las proteínas plasmáticas en las enfermedades hepáticas y renales con resultados novedosos entonces en España. De esta época es su libro Nefrosis y síndrome nefrósico que recopila los resultados de sus investigaciones y su experiencia clínica sobre este proceso nefrológico.

Tanto en Cádiz como en Sevilla la incidencia de enfermedades infecciosas era entonces elevada, lo que permitió al profesor Díaz Rubio el estudio y conocimiento de diversos aspectos de muchas de ellas, en especial de la leptopirosis icterohemorrágica, enfermedad de alta prevalencia ligada a la abundancia de arrozales en la zona. Aunque mejorada con los años la calamidad dietética de la población, el profesor Díaz Rubio continuó en Sevilla sus estudios sobre nutrición haciendo interesantes aportaciones sobre aspectos endocrinológicos, metabólicos, cardiológicos, etc., relacionados con la mala alimentación y la dieta.

En 1961 por concurso de traslado, obtiene la cátedra de Patología y Clínicas Médicas de Madrid, ubicada entonces en el viejo Hospital Clínico de San Carlos de la calle Atocha y a los pocos años trasladado a la Ciudad Universitaria. Comienza así la que fue su época más fecunda que dura quince años, hasta su muerte, a lo que contribuyó, sin duda, la mejor disponibilidad de recursos. En esta época publica ochenta y dos trabajos en revistas médicas nacionales e internacionales, varios libros, entre ellos los tomos de Aparato Digestivo y Sistema Nervioso, es ponente en decenas de congresos, simposios y reuniones y pronuncia más de un centenar de conferencias.

De estos años son sobresalientes sus estudios sobre la enfermedad cerebrovascular y sobre la fisiopatología de los mucopolisacáridos, su metodología de investigación y su importancia en diversos procesos patológicos, entre otros trabajos relacionados con diversos aspectos de la Medicina Interna. Pero su mayor dedicación y aportación fue en el campo de la Gastroenterología y en el de la Hepatología. En Madrid continúa sus estudios sobre gastritis crónica definiendo sus tipos anatomopatológicos que relaciona con su expresión clínica y radiológica. En su dedicación hepatológica son especialmente significativas sus líneas de trabajo sobre la epidemiología de la hepatitis viral; sobre la conducta de las fracciones glucoronizadas de la bilirrubina en ratas normales y en intoxicadas con tetracloruro de carbono tras sobrecarga con bilirrubina; sobre evolución anatomopatológica e inmunológica de las hepatitis crónicas; sobre la dinámica evolutiva de los nódulos de regeneración en la cirrosis, etc.

En 1966 fundó y dirigió hasta su fallecimiento la Escuela Profesional de Aparato Digestivo y en 1975 el Servicio de Aparato Digestivo en el Hospital Clínico San Carlos. Creó en España la especialidad de Hepatología, fundando en 1967 la Asociación Española de Hepatología de la que fue su primer presidente.

Fue el primer director del Departamento de Medicina Interna de la Universidad Complutense de Madrid.

El profesor Díaz Rubio fue un hombre de gran personalidad, estricto en el cumplimiento de las tareas propias y ajenas pero con una manifiesta concesión a la afectividad. En la Medicina representa el intermedio entre dos épocas que se solapan en la primera mitad del siglo pasado: una, la eminentemente clínica y humanista y otra, la instrumental y técnica, con constantes y profundas sinequias entre ambas. El profesor Díaz Rubio ejerció y defendió el método clínico como base del quehacer médico y no perdió nunca la concepción holística de la enfermedad y antropológica del enfermo. Al tiempo, supo integrarse en las nuevas corrientes técnicas y participar en el enorme desarrollo científico de la época y no simplemente como espectador y receptor, sino aportando los resultados de su propia investigación experimental bajo el lema, apasionadamente defendido, de que la experimentación supone el mejor método de acercarse al conocimiento de la producción de las lesiones y del trastorno funcional derivado.

Su labor docente durante cuarenta años como catedrático fue excelente, formando una amplia escuela discipular en la cual se encuentran hoy varios catedráticos y profesores titulares (Eduardo Zamora Madaria, José de Portugal Álvarez, Manuel Díaz Rubio García, Eduardo Díaz Rubio García, Carlos Perezagua Clamagirand, José Antonio Solís Herruzo, Fernando Pérez Peña e Indalecio Candel Montserrate).

Fue presidente de Honor de la Sociedad Española de Hepatología, presidente de la Academia Médico- Quirúrgica Española y de la Comisión Nacional asesora de Aparato Digestivo. Miembro del Consejo Nacional de Educación. Recibió diversas distinciones, entre ellas: académico de la Real Academia de Cádiz, de la Real Academia de Ciencias y Artes, académico correspondiente de las Reales Academias de Medicina de Barcelona y Sevilla, miembro de honor del Instituto Canario de Medicina Regional, Fellow Concilli Scientiarum del Colegio Internacional de Angiología, etc.

En 1968 ingresó como académico de número en la Real Academia de Medicina, con el discurso La cirrosis posthepatitis.

Murió el 5 de marzo de 1976 en su Servicio del Hospital Clínico de San Carlos en Madrid, mientras cumplía con sus obligaciones como un día cualquiera.

 

Obras de ~: La significación clínica de la lactacidemia, tesis doctoral, Madrid, Facultad de Medicina de San Carlos, 1932; Síndrome gástrico de alimentación insuficiente, 1941; Estudios sobre la enfermedad de Casal, 1942; Acción del ácido nicotínico sobre la secreción gástrica en normales, pelagrosos y aquilias de otra naturaleza, 1946; El cuadro hemático en las hepatitis epidémica, 1946; La función renal en la pelagra, 1947; Acción hepatotóxica de la cistina, 1950; Influencia del clima sobre la alergia, 1951; Cinética de la segunda proteasa gástrica, 1952; Caracteres y conducta de la segunda proteasa gástrica, 1953; La catepsina en el jugo gástrico, 1956; El proteino y lipidograma en los enfermos renales, 1958; Cáncer de hígado, 1959; Síndrome nefrótico, Madrid, 1959; Bases de la malignidad de las hepatopatías, 1963; Hepatopatías malignas y malignizadas, 1964; Lecciones de Patología Médica (Aparato Digestivo), Madrid, Marbán, 1964; Lecciones de Patología Médica (Sistema Nervioso), Madrid, Marbán, 1965; El papel del bazo en las cirrosis, 1965; Las fracciones glucuronizadas de la bilirrubina, 1967; Historia natural de las hepatolisis agudas, 1967; Alcohol y enfermedades del hígado, 1969; Cirrosis posthepatitis. Con especial atención a las de causa viral. Discurso para la recepción [...] del académico electo [...] D. Manuel Díaz Rubio, leído el 16 de mayo de 1968, Madrid, Real Academia de Medicina, 1969; La enfermedad subclínica, 1969; Reflexiones sobre la medicina actual, 1969; Hiperbilirrubinemias posthepatitis, 1972.

 

Bibl.: M. Gomez Santos, “Conversaciones con Don Manuel Díaz Rubio”, en Tribuna Médica, 155-156-157, 20 (1967); J. Gay Prieto, “Sesión Necrológica en Memoria del Excmo. Sr. D. Manuel Díaz-Rubio”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, 93 (1976), págs. 3-9; B. L. Velázquez, “El profesor Díaz Rubio ha muerto”, en Archivos de la Facultad de Medicina de Madrid, 29 (1979), págs. 307-308; M. Garrido Peralta, “Al maestro Díaz Rubio”, en Hispalis Médica, 33 (1976), págs. 227-228; M. Ríos Mozo, “El Prof. Dr. Manuel Díaz Rubio: un maestro”, en Hispalis Médica, 33 (1976), págs. 231-236; J. de Portugal Álvarez, M. Díaz-Rubio, Perspectivas en Medicina Interna. Volumen Conmemorativo en Honor del Prof. Dr. D. Manuel Díaz Rubio con motivo del 20 Aniversario de su muerte, Madrid, Editorial Médica Panamericana, 1996; M. Díaz-Rubio, “Manuel Díaz Rubio (1908-1976), en M. Díaz-Rubio García, 100 médicos españoles del siglo xx, Madrid, You and Us, 2000, págs. 60-61; J. R. Cabrera Infante y F. Herrera Rodríguez, El Excmo. Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de Cádiz en el Siglo XX, Cádiz, Colegio Oficial de Médicos de Cádiz, 2001.

 

José de Portugal Álvarez

 

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