Cardenal y Pujals, León. Barcelona, 31.I.1878 – Madrid, 14.VI.1960. Médico, catedrático, cirujano.
Hijo de Salvador Cardenal Fernández, eminente cirujano, catedrático en la facultad de Medicina de Barcelona, obtuvo el título de bachiller en Ciencias Médicas en 1898 por la Universidad de Ginebra. Allí pudo en esos años aprender bien el alemán y el francés, lenguas que posteriormente le permitieron incorporarse a una medicina impregnada por la potencia médica de Francia y Alemania. Posteriormente, realizó los estudios de Medicina en la facultad de Barcelona, acabó la carrera en 1899 y se doctoró en Madrid en 1903, en ambas ocasiones con la calificación de sobresaliente. Previamente, en 1900 había ya obtenido el título de doctor por la Universidad de Berna. Sus conocimientos del alemán y su afán por conocer la medicina de aquel país le llevaron a Berlín donde, además de visitar diversas clínicas y realizar prácticas quirúrgicas, convalidó sus estudios de medicina, hecho que repitió igualmente en Viena. En 1904 obtuvo el título de doctor por la Universidad Central de Madrid con la tesis Contribución al estudio de la morfología de la sangre.
La influencia de su padre fue muy importante en su vida privada y académica, orientándose rápidamente hacia la cirugía. Prontamente y también por influencia paterna mostró su deseo de llegar a ser catedrático, opositando en 1904 a una cátedra de Patología Quirúrgica en Barcelona, que, sin embargo, no obtuvo. No obstante, la gran personalidad de su padre y lo que representaba fundamentalmente en la medicina catalana hizo que se trasladara a Madrid, huyendo, quizás, de la intensa luz con que brillaba su progenitor, y que él creía le impedía destacar, ya que cualquier cosa positiva que hiciera se la atribuirían a su influencia y no le reconocerían su trabajo. Ya en Madrid, colaboró en un comienzo con Santiago Ramón y Cajal en su laboratorio, abandonándolo prontamente, ya que en 1905 fue nombrado, por oposición, médico de número de la Beneficencia General de Madrid, con destino en el Hospital de la Princesa. Su idea inicial de compaginar su asistencia al Hospital y al Laboratorio de Cajal resultó infructuosa, ya que además le fue adjudicada prontamente la responsabilidad de llevar la consulta de vías urinarias. Su trabajo en el hospital fue intenso, volcándose día y noche, llegándole el reconocimiento en 1912, en que obtuvo la plaza de jefe del servicio de Cirugía en el Hospital de la Princesa.
En 1913 ganó las oposiciones a la cátedra de Patología Quirúrgica con su Clínica de la Facultad de Medicina de Madrid. A partir de este momento, su figura crece de forma importante destacando por la enorme actividad que desarrolla, tanto en la cátedra como en el quirófano. Se dedicó a la cirugía general sin ninguna especialización concreta. Sus trabajos sobre rejuvenecimiento quirúrgico, además de originales, tuvieron mucha repercusión no sólo entre los médicos, sino también en la sociedad, en una época donde tal tipo de cirugía era apenas demandada. Su labor en la cátedra se extendió durante treinta y cinco años, y fue de gran calado convirtiéndose ella, gracias a él y a los discípulos que formó, en una referencia en la cirugía española como lo demuestra la gran cantidad de cirujanos que acudían a ella en busca de especialización o tan sólo para verle operar. Su enorme capacidad docente se complementaba con su exquisita técnica quirúrgica. Le preocupaba, además de que la técnica fuera la correcta, un especial empeño en la asepsia, llamando la atención de forma continua a sus ayudantes sobre la importancia de ésta antes y durante la operación. Se refiere en sus biografías que a lo largo de su vida llegó a realizar cuarenta y cinco mil operaciones, habiendo sido la primera, un ántrax de cuello, cuando tenía veinte años, y la última a los ochenta y uno, una —no fácil— resección gástrica. Creó una amplia escuela de cirujanos, de la que salieron, entre otros, Rafael Vara López, Teodoro Delgado, Manuel González Ralero y Manuel Bastos Ansart.
Publicó un considerable número de trabajos científicos sobre diversos campos de la cirugía general. Igualmente tradujo varios tratados clásicos de cirugía entre los que destaca la Cirugía (1926) de Williams Keen en seis tomos del inglés, el Tratado práctico de los métodos de exploración clínica (1903) de Hermann Sahli y del francés el Tratado de cirugía clínica de Paul Jules Tillaux. Con independencia de estas traducciones, escribió un Compendio de Cirugía General y el famoso Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas (1918) que supuso una gran aportación a la medicina española. Se trataba del primero que realmente podía considerarse un diccionario, redactado en español, pues lo que existía antes eran algunos glosarios o pequeños diccionarios de algunas partes de la medicina. El diccionario, como dice en su prólogo, pretende “el dar siempre, clara y concisamente el significado más exacto posible a las palabras y los vocablos médicos”. Dicho diccionario todavía se sigue editando. Además de esta obra, auténticamente mastodóntica, publicó un gran número de trabajos sobre temas muy diversos que abarcaron todos los campos de la cirugía general con especial referencia a los problemas digestivos. Se ocupó del tratamiento del cáncer de recto y los beneficios no sólo de la cirugía, sino también de la roentgenterapia. Sus participaciones en congresos, tanto nacionales como internacionales, fueron muy numerosas, presentando multitud de comunicaciones y siendo ponente en varios de ellos. Escribió algunos trabajos de reflexión en los últimos años de su vida y entre ellos uno referido a la evolución de la cirugía y del cirujano.
Fue miembro de diversas sociedades científicas, así como de la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona, Instituto Médico-Farmacéutico Catalán y de la Academia Médico-Quirúrgica de Madrid. Fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Heidelberg y por la de Budapest, rector de la Universidad Central (Madrid) y director del Hospital Clínico de San Carlos de Madrid (1916). Como hombre importante que fue, recibió propuestas para cargos políticos, incluso carteras ministeriales, que nunca aceptó.
En 1923 ingresó como académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso Ensayos de rejuvenecimiento, siendo contestado por Gregorio Marañón Posadillo. Ocupó el sillón número 9, vacante por fallecimiento de Francisco Cortejarena y Aldebo.
Obras de ~: Compendio de Cirugía General, Madrid, Imprenta y Librería Médica, 1915; “Úlcera duodenal; consideraciones acerca de su diagnóstico diferencial”, en Analesde la Clínica Dr. Cardenal, Madrid, 1917; Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas, Barcelona, Salvat, 1920; “Behandlug der akuten allgemeinen Peritonitis, auf Grund von 70 Fällen mit 65 Heilungen”, en Deutsche Medizinische Wochenschrift, 52 (1926), págs. 630-632; “Tratamiento de la apendicitis aguda”, en Analesdel Instituto Madinaveitia (Madrid), 2 (1927), págs. 190-212; Ojeada sobre la evolución de la cirugía y el cirujano: cincuenta años de ejercicio profesional, Madrid, Espasa Calpe, 1951; “Error de los cirujanos y de los médicos”, en Medicamenta, 22 (1954), págs. 1-15.
Bibl.: J. Álvarez Sierra, “El rito de la cirugía antiséptica en España. (Semblanza de León Cardenal Pujals)”, en ABC (Madrid), 15 de junio de 1960; P. González Duarte, “El Profesor Cardenal y la cirugía aséptica”, en Revista Ibys, 4 (1960), págs. 249-253; A. Sierra García, Vida y obra del profesor León Cardenal Pujals, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1971; V. Matilla Gómez, “León Cardenal y Pujals”, en 202 Biografías Académicas, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1987, págs. 187-189; M. Díaz-Rubio, 100 médicos españoles del siglo xx, Madrid, You & Us, 2000.
Manuel Díaz-RubioGarcía