Gavilán y Ponce de León, José Ramón. Burgos, 21.IX.1913 – Madrid, 19.IX.2009. Militar, teniente general, jefe de la Casa Militar del general Franco.
Nació en el seno de una familia que tenía como axioma de vida la idea de servicio y lealtad. Su madre, María Ponce de León y Díaz de Velasco, pertenecía a una distinguida estirpe burgalesa, mientras que su padre, Marcelino Gavilán Almuzara, natural de Valladolid, era oficial del Arma de Caballería. Como su padre y su hermano primogénito, homónimo de su padre y que siendo comandante de Caballería se distinguió en los Juegos Olímpicos de Londres de 1924 logrando la Medalla de Plata en la prueba hípica en su modalidad de saltos por equipos, quiso José Ramón Gavilán seguir la tradición familiar e ingresar en la Academia de Caballería al término de su bachillerato en el colegio de jesuitas. Sin embargo, la disolución de la Academia General Militar de Zaragoza en los primeros meses de presidencia de Azaña durante la República truncó sus esperanzas e inició estudios universitarios de Ciencias Exactas y Derecho en Madrid.
Los desórdenes de las turbas y la expulsión de los jesuitas que siguió a la quema de conventos rompieron sus esquemas de disciplina militar con los que se había criado y en octubre de 1933 se identificó con los ideales de Falange mientras presenciaba el mitin del Teatro de la Comedia, participando de forma activa en sus milicias durante el clima prebélico que se vivió en los dos últimos años de la República, lo que le llevó a la cárcel Modelo de Madrid con toda la cúpula de Falange, de donde salió tres meses antes del levantamiento al ser declarado inocente de la tenencia de armas.
Al comienzo de la Guerra Civil sirvió de enlace entre la guarnición de Burgos y el general Mola en Pamplona, colaborando activamente con su padre, el teniente coronel Marcelino Gavilán que había pasado a ocupar el Gobierno Civil de la ciudad de Burgos. Sus primeras experiencias castrenses tuvieron lugar en Somosierra, donde ganó una Medalla Militar colectiva, hasta que se le encargó, junto a Agustín Aznar y otros componentes del comando, rescatar a José Antonio Primo de Rivera de la cárcel de Alicante, una arriesgada operación que quedó abortada cuando la escuadra republicana fue trasladada desde el Cantábrico al Mediterráneo.
Tras un efímero curso para el empleo de alférez provisional de Infantería, fue destinado al 3.er Tabor de Regulares de Alhucemas, n.º 5 que se encontraba en primera línea en la Ciudad Universitaria, uno de los frentes más duros de la contienda, donde ganó la laureada colectiva. En marzo de 1937 fue seleccionado para realizar el 3.er curso de tripulantes que se organizó en el Aeródromo Militar de Tablada en Sevilla, ante la acuciante necesidad de formar pilotos cuando Alemania e Italia comenzaron a entregar aviones al bando "nacional", saliendo en apenas una semana como alférez de complemento del Arma de Aviación, siendo destinado a una unidad de bombardeo. Al término de la guerra había realizado más de doscientos cincuenta servicios de guerra y había sido condecorado por su actuación en Infantería y Aviación con una Cruz laureada de San Fernando colectiva, dos Medallas Militares colectivas, una Cruz de Guerra, dos Cruces rojas al Mérito Militar, la Medalla de la Campaña, la Cruz del Mérito de la Orden del Águila alemana de 3.ª Clase con espadas y la Cruz al Mérito de Guerra italiana. A pesar de lo cual, conforme al Decreto de 4 de junio de 1939, hubo de seguir los cursos de transformación y de piloto de avión de guerra, cuyo título como 1.º de su promoción con calificación de “apto para la caza” recibió el 6 de agosto de 1940 del recién constituido Ministerio del Aire.
La invasión alemana de Rusia y la prometida ayuda española a esa campaña brindó a Gavilán la posibilidad de demostrar su capacidad y preparación en el Arma del Aire. Formó parte de la Escuadrilla Azul entre octubre de 1941 y julio de 1943, donde realizó setenta y tres servicios de guerra y entablado combate en siete ocasiones, en las que obtuvo nueve victorias.
Fue el piloto con más victorias por combate realizado con dos dobletes. El general Ritter Von Greim le impuso la Cruz de Hierro de 1.ª Clase y el Ejército del Aire le premió con la Medalla Militar colectiva. El comandante Ferrándiz le comunicó que sin duda era merecedor de la Medalla Militar individual, pero que en su informe al Estado Mayor español prefería proponerle para el avance en la escala de méritos de guerra, lo que situó al capitán Gavilán como n.º 1 en el escalafón de todos los oficiales provisionales del Arma de Aviación.
A su regreso del frente ruso, quedó adscrito a la 3.ª sección del Estado Mayor. Posteriormente, estando destinado en el 21.º Regimiento, fue nombrado jefe de un grupo de instrucción que debía aleccionar en el aeródromo de Alcalá de Henares a las últimas escuadrillas expedicionarias a dicho frente, mientras se constituía la Academia General del Aire con sede en la base aérea murciana de San Javier. Formó parte del cuadro de profesores de la recién establecida Academia por Decreto de 28 de julio de 1943, siendo además nombrado presidente del Tribunal de Geometría y Trigonometría para el examen de selección de los primeros cadetes. Después de pasar como jefe de estudios por la Escuela Superior de Vuelo de Salamanca en la segunda mitad de la década de 1940, ascendió a teniente coronel en diciembre de 1950 y el 7 de enero de 1951, a la edad de treinta y siete años se le otorgó por vez primera a Gavilán el mando de una base aérea, encomendándole a su vez la creación de la Escuela de Polimotores, en Jerez de la Frontera. En esta ciudad andaluza conoció a Consuelo Moreno y de Herrera, hija de los condes de los Andes, con quién se casó el 12 de mayo de 1955, unión de dos lealtades distintas, pues mientras Gavilán lo era del general Franco, entonces jefe del Ejército y del Estado, su suegro fue el último jefe de la Casa de Alfonso XIII y representante del conde de Barcelona en el exilio.
Tras la firma de los acuerdos de colaboración entre España y Estados Unidos de 24 de septiembre de 1953, se le encomendó la fundación de la Escuela de Reactores en Talavera la Real (Badajoz), con los aparatos que entregó Estados Unidos. El 6 de mayo de 1954, el teniente coronel Gavilán se convirtió en el primer piloto español en volar solo en un avión de caza a reacción, tras una temporada de instrucción en el país norteamericano.
Cuando ascendió a coronel en 1957 fue durante cuatro años agregado a la embajada de España en Roma, hasta que en octubre de 1961 fue destinado al Ala de Caza n.º 1 de Manises en Valencia, unidad a la que se dotó con el North American Aviation F-86-F Sabre, uno de los cazas a reacción más modernos de su tiempo, con el cual Gavilán se convirtió en el primer español en ser calificado como Mach Buster por haber superado la velocidad de Mach 1 o, lo que es lo mismo, la barrera del sonido, lo que hubo de repetir para el general Franco al enterarse de la pericia con una patrulla acrobática a la que se denominó Ascua, el 19 de junio de 1962. Cesó en este mando el 15 de febrero de 1965 con más de doscientas horas de vuelo en dicho avión.
El 29 de febrero de 1968 ascendió a general de brigada, siendo el primer alférez provisional del Ejército del Aire en alcanzar tal distinción. Poco después pasó a ocupar el puesto de jefe del Estado Mayor al mando de la defensa aérea. A continuación, fue nombrado, el 17 de febrero de 1970, inspector del programa Operación Mirage, tras el acuerdo con Francia para la compra de los aviones Mirage III, misiles aire-tierra y los carros de combate AMX 30. Un par de años más tarde, a mediados de noviembre de 1972 le sorprendió su designación como 2.º jefe de la Casa Militar del Caudillo, en plaza de superior categoría.
Hombre leal a Franco, vivió con estupor en primera persona las intrigas y conspiraciones de los últimos años del régimen, especialmente por parte de Carlos Arias Navarro, que habiendo accedido a la presidencia del Gobierno tras el asesinato de Luis Carrero Blanco —por la poca conveniencia de nombrar a Pedro Nieto Antúnez por su vinculación con el caso Sofico y la renuncia al cargo de José Antonio Girón de Velasco y Alejandro Rodríguez de Valcárcel—, pretendía asumir la jefatura del Estado cuando se presentaron las primeras complicaciones médicas del caudillo. En los últimos días de su vida, Franco le encomendó la misión de entrevistarse con el rey Hassan II para determinar ciertas inquietudes que habían detectado los servicios secretos españoles en Marruecos, después de que hubieran fracasado las gestiones de Laureano López Rodó. Gavilán fue el primer español en conocer los acontecimientos que se avecinaban sobre la Marcha Verde de la mano del propio monarca alauita. La noticia afectó a Franco que, de producirse, no veía otra salida que la guerra con Marruecos. Consciente de que el deterioro de su salud se aceleraba, redactó dos días más tarde, el 18 de octubre de 1975, su testamento, que incluía cláusulas políticas, encargando al general Gavilán su custodia. Apenas cinco días más tarde, Gavilán asistió a una reunión en El Pardo convocada por Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde, yerno de Franco, con Alfonso de Borbón, duque de Cádiz, casado con su nieta, y también con Fernando Fuertes de Villavicencio, jefe de la Casa Civil de Franco, para referir que esa mañana el príncipe de España, don Juan Carlos, no había aceptado el traspaso de poderes de forma interina conforme al artículo 11 de la Ley Orgánica de Sucesión. Tan sólo lo aceptaba si era de forma definitiva y además proponía a Torcuato Fernández Miranda, de ideas claramente contrarias al régimen, para sustituir a Rodríguez de Valcárcel en la presidencia del Consejo del Reino, lo que aconteció el 26 de noviembre. De manera que el régimen alargaría su vida, si Franco alargaba a su vez la suya más allá de esta fecha. Pero, el propio Franco ordenó el 30 de octubre a Gavilán y a Fuertes de Villavicencio que comunicaran a su familia y a Arias Navarro como presidente del Gobierno que se aplicase el precepto de la Ley Orgánica. Desde ese momento, Franco dejaba de ser jefe del Estado. Estuvo junto al general Franco durante el mes agónico de enfermedad que padeció en el hospital y fue el encargado de seguridad cuando llegó la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975. Entregó el testamento de Franco a Arias, que no quiso devolverlo a la familia, y quedó pasmado con su sobreactuación en televisión —previamente grabada— comunicando la defunción. Después, Gavilán consiguió las actas del fallecimiento y entierro de Alfonso XII, y a partir de las cuales José María Sánchez Ventura actuó como ministro de Justicia y notario mayor del reino. El día 22 de noviembre, el Rey, después de que Rodríguez de Valcárcel le tomase juramento acatando las Leyes Fundamentales del Reino y la lealtad a los principios del Movimiento Nacional en la ceremonia de coronación, le pidió que no se presentase a la reelección.
Apenas dos días después de la muerte de Franco, el régimen comenzaba a desmoronarse sin su líder. Al día siguiente, en el entierro en la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, el ministro de Justicia tomó juramento a Sánchez-Galiano, a Fuertes de Villavicencio y a Gavilán, como jefes de la Casa Militar y Civil del Caudillo, de que era su cuerpo el que contenía la caja. Después, cuando se puso la lápida, se cerró una parte de la historia de España. La vinculación de Gavilán con el régimen le hacía presagiar su cese inmediato, tal como sucedió el 26 de noviembre, que fue nombrado jefe de las Fuerzas Aéreas del Mando de la Defensa, hasta que el 26 de abril de 1977 fue promovido al empleo de teniente general del Ejército del Aire, pasando a ser jefe del Mando de Personal.
Los avatares de la vida quisieron que, habiendo sido pionero en el manejo de los aviones de combate modernos, terminase su carrera militar como jefe del Mando de Combate y de la Primera Región Aérea. El 21 de septiembre de 1983, pasó a la segunda reserva, después de cuarenta y siete años de servicio, y desde entonces y hasta su fallecimiento en 2009 en vísperas de su nonagésimo sexto cumpleaños se mantuvo pacientemente retirado rodeado del cariño de su mujer y sus sobrinos.
Bibl.: V. Pozuelo Escudero, Los últimos 476 días de Franco, Barcelona, Planeta, 1980; J. Utrera Molina, Sin cambiar de bandera, Barcelona, Planeta, 1989; J. M.ª Salas Larrazábal, Guerra aérea, Madrid, Instituto y Cultura del Ejército del Aire, 2001; J. Fernández-Coppel Larrinaga, General Gavilán, Madrid, La Esfera de los Libros, 2005; Í. Moreno de Arteaga, Marqués de Laula, “José Ramón Gavilán y Ponce de León”, en ABC (Madrid), 9 de octubre de 2009, pág. 66.
Iván Francisco Moreno de Cózar y Landahl, conde de los Andes