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Fernando Abárzuza Oliva

Biografía

Abárzuza Oliva, Fernando. Madrid, 1.III.1894 – Los Molinos (Madrid), 8.I.1962. Marino y contralmirante de la Armada, laureado por el enfrentamiento en el Estrecho con el destructor republicano José Luis Díez, mandando el minador Vulcano durante la Guerra Civil española (1936-1939).

Su familia paterna era originaria de Navarra, aunque afincada en Cádiz desde 1840, en que sus antepasados trasladaron la compañía de comercio marítimo Casa Abárzuza Hermanos, fundada en La Habana en la década de 1830 por los hermanos Fernando y José de Abárzuza para dedicarse a “toda clase de negocios mercantiles por cuenta propia y en comisión”. Ambos hermanos debieron abandonar la capital cubana mediada la década de 1840 para instalarse en Cádiz donde mantuvieron su dedicación a la actividad mercantil y, sobre todo, al comercio marítimo; aún hoy día sigue su actividad. Su padre, José Felipe Abárzuza y Rodríguez de Arias (1871- 1945), fue un destacado pintor, discípulo de Joaquín Sorolla y de la Escuela de Bellas Artes de Madrid, que renovó el ambiente artístico gaditano de la primera mitad del siglo XX e influyó notablemente en los pintores gaditanos de su generación. Su obra más destacada El Jardín del Olivillo fue donada precisamente por Fernando al Museo Provincial de Bellas Artes de Cádiz (24 de marzo de 1949). Su madre, Carmen Oliva Campos, era originaria de Córdoba.

Su hermano, Felipe, llegó a ser ministro de Marina (1959-1964).

Realizó sus estudios elementales en Cádiz en el Instituto General y Técnico e ingresó en la Escuela Naval Militar (8 de enero de 1913) después de haber obtenido plaza en las oposiciones celebradas (octubre de 1912) en San Fernando (Cádiz). Durante su formación marinera realizó prácticas embarcadas en la corbeta Nautilus (1913), crucero Reina Regente (1914), acorazado España (1915), crucero Emperador Carlos V y acorazado España (1916) y cañonero Marqués de la Victoria (1917). Con ocasión de la visita realizada por el rey Alfonso XIII a la Escuela, tripuló con los demás alumnos de su promoción el torpedero Número 11, sin ayuda de personal subalterno alguno, conduciendo al Monarca desde La Carraca al muelle de Cádiz, al cual atracó. Obtuvo el despacho de alférez de navío (5 de diciembre de 1917) y embarcó el día primero de año en el cañonero Lauria, primer destino de su carrera profesional.

Desembarcó provisionalmente (14 de agosto de 1918) para trasladarse a Cartagena a fin de realizar el curso de submarinos. Se presentó en la Escuela de Submarinos (17) y el día 20 realizó su primera inmersión estática desde las 9 de la mañana hasta las 23 horas. Después realizaría cincuenta y cinco inmersiones más en los submarinos A-3, A-2, A-1 y Peral. Una vez terminado el curso se reincorporó al Lauria en Melilla (28 de diciembre). No permanecería mucho tiempo en éste, pues durante una estancia en Cádiz desembarcaría para el también cañonero Laya (18 de enero de 1919) de estación en Santa Cruz de Tenerife. De aquí pasaría (27 de marzo) al torpedero Número 12 con base en Ríos (Vigo) y de éste al submarino A-3 en Ferrol (15 de octubre). A partir del 16 de enero de 1920, se encarga del puesto de segundo comandante y profesor de la asignatura de Motores para maquinistas en la Escuela de Submarinos. Se le concede su primera recompensa, la Medalla del Mérito Naval de 1.ª clase, con distintivo blanco (9 de marzo) y asciende a teniente de navío (10 de julio). Desembarca del submarino (24 de agosto) para el crucero Reina Regente, que realiza las funciones de buque-escuela de guardiamarinas, y es nombrado profesor de ellos, sin dejar de pertenecer a la dotación. Inician el viaje de prácticas el 3 de septiembre visitando los puertos de Las Palmas, San Vicente de Cabo Verde, Río de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires, estrecho de Magallanes, Punta Arenas (Chile), Port Stanley (islas Malvinas), Bahía Blanca (Argentina), Río de Janeiro, Bahía de Todos los Santos (Brasil), Pernambuco (Brasil), San Vicente de Cabo Verde, Santa Cruz de Tenerife y Cádiz (31 de enero de 1921). El 8 de abril fue destinado en comisión de servicio a Newcastle (Reino Unido) para en su día encargarse de la 2.ª Comandancia del transporte Contramaestre Casado; lo que así hizo el 4 de agosto. Se mantuvo en este buque hasta 24 de septiembre, cuando desembarcó en Melilla y fue destinado a eventualidades en la Corte, primero, y más tarde como auxiliar al 2.º negociado de la 1.ª sección del Estado Mayor de la Armada.

Tampoco aquí duró mucho tiempo pues embarcó en el aviso Giralda (14 de diciembre de 1921), como oficial de derrota; donde solicitó su pase a la escala de Servicio de Tierra por padecer desde hacía más de un año frecuentes mareos, cada vez más acentuados, durante las navegaciones y siendo ineficaces los medios de tratamiento a que fue sometido.

La petición fue denegada, por escasez de personal en la Escala de Mar y considerarse que el mal que aducía podía corregirse con el transcurso del tiempo, pero sí se le pasó al crucero Carlos V (16 de abril de 1922), como oficial de derrota, de dirección de tiro y telegrafía, para ver si mejoraba de sus achaques; aquí solicitó el pase a la situación de supernumerario, por haber sido nombrado por la Sociedad Española de Construcción Naval para que en sus Talleres de Artillería de La Carraca se ocupase de todo lo concerniente a tubos de lanzar minas submarinas, acoplo, instalación y pruebas de este material en los buques próximos a entregar para nuestra Marina de Guerra, pero le fue denegado aduciendo otra vez la escasez de tenientes de navío; posteriormente, fue destinado al aviso Urania (14 de octubre de 1922), de dotación, para realizar trabajos hidrográficos.

Desembarcó para la Escuela Naval, como profesor de Cálculo Diferencial e Integral (8 de enero de 1924), pero se pone enfermo y tiene que solicitar dos meses de licencia (25 de abril) y a su incorporación es destinado de nuevo al Urania (27 de junio), como dotación para la realización de trabajos hidrográficos. Se le asigna su primer mando en la mar (26 de agosto), el torpedero Número 15. Al pasarlo a 2.ª situación (mantenimiento), cesa y pasa a mandar el torpedero Número 19 (26 de enero de 1925) hasta que se le designa para efectuar el curso de ingeniero electricista en Lieja (Bélgica), entregando el mando de dicho torpedero (23 de septiembre de 1926). El 20 de diciembre cesó en dicho curso por haber sido llamado a la Península y queda en Cádiz en espera de destino. Se le designa vocal de la Comisión Inspectora de Matagorda y Echevarrieta (4 de enero de 1927) para embarcar en el futuro buque-escuela Juan Sebastián Elcano.

Es nombrado segundo comandante del cañonero Recalde (7 de marzo), asciende a capitán de corbeta (28 de noviembre) y desembarca (5 de diciembre) para el Departamento, siendo asignado de nuevo a la Comisión Inspectora de los Astilleros de Cádiz para embarcar en el Juan Sebastián Elcano. El buque se puso en 3.ª situación el 1 de febrero de 1928 y, desde ese día, es nombrado jefe de estudios del mismo, aunque realmente no llegó a ejercer, pues desembarcó (9 de junio) antes de recibir los primeros guardiamarinas.

Después de pasar días en la Brigada Torpedista de Cádiz, fue destinado a la 4.ª Sección del Observatorio de Marina de San Fernando (Servicio Hidrográfico), encargándose del Negociado de Derroteros (27 de junio). No estaría mucho aquí pues se le nombra 2.º comandante del guardacostas Cánovas del Castillo (12 de noviembre), donde permanecerá hasta el 25 de febrero de 1929, cuando se le destina al Estado Mayor de la Escuadra como auxiliar, embarcando en el acorazado Jaime I en Vigo, donde se encontraba el buque insignia. Desempeñó el cargo de Ayudante del almirante y al mismo tiempo el de 2.º jefe del Estado Mayor. Cesó en la Escuadra (23 de abril de 1931) y pasó al Departamento de Cádiz, como secretario interino de la Comandancia General del Arsenal de La Carraca (15 de mayo); fue designado para desempeñar la plaza de profesor de S.A.R. el ex infante Juan (1 de agosto) hasta el 27 de abril de 1932, cuando cesa y es destinado a la Comandancia de Marina de Cádiz (22 de junio). No obstante solicita, de nuevo, su pase a la Escala de Tierra (12 de mayo de 1931), aduciendo que el mal que padecía no se había corregido con el transcurso del tiempo, sino antes al contrario, después de nueve años, había hecho imposible la vida a bordo, por el continuo e intenso mareo que sufría navegando y dado que no existía en ese momento la falta de personal que justificó su denegación anterior; esta vez sí se le concedió (4 de julio) y pudo seguir en los destinos que tenía asignados. Pero las cosas no venían bien dadas, se le concede un retiro extraordinario automático por no querer pasar a la Marina Civil (22 de noviembre de 1932) según disponía el artículo 27 de la Ley de 12 de enero de 1932 y la base quinta del concurso que determinaba la Orden Ministerial de 9 de septiembre de 1932. En otras palabras, lo pusieron en la calle, aunque tomó la dirección de la industria civil familiar Bodegas Abárzuza Hermanos en El Puerto de Santa María, con viajes frecuentes a Sevilla. Y en esta ciudad se encontraba cuando de produjo el levantamiento contra el Gobierno de la República (18 de julio de 1936).

Al día siguiente, se presentó en el cuartel del Regimiento de Zapadores del Porvenir en la capital andaluza y prestó servicios de patrulla, vigilancia, etc., como simple voluntario y participó en las luchas callejeras; solicitó su reincorporación al servicio activo en la Armada, lo cual le fue concedido, recuperando su categoría de capitán de corbeta y siendo asignado al Estado Mayor del Departamento de Cádiz. Allí prestó servicios en cifra y en la confección de nuevas claves hasta que fue destinado a la 2.ª Comandancia del nuevo crucero Baleares (28 de junio de 1936), que se encontraba en Ferrol en 2.ª situación (construcción) y en período de armamento.

El 28 de enero de 1937 fue habilitado de capitán de fragata y el mismo día inicia sus operaciones el crucero. Es nombrado comandante del cañonero Calvo Sotelo (5 de mayo), de nueva construcción en los astilleros Echevarrieta de Cádiz, y se le concede el reingreso en la escala del Cuerpo General de Marina (6 de noviembre). En diciembre pasa el buque a 3.ª situación, pero tiene que desembarcar por enfermedad (11 de mayo de 1938). Una vez superada, se le designa 2.º comandante del crucero Almirante Cervera, adonde se incorpora en Palma de Mallorca (23 de julio). Asciende a capitán de fragata (24 de septiembre) y toma el mando del minador Vulcano en Ceuta (3 de octubre).

Después de hacer campaña en el Mediterráneo, se incorporó a la vigilancia del destructor republicano José Luis Díez (16 de diciembre) en Algeciras, que se encontraba en Gibraltar en reparación.

En la noche del día 29, aproximadamente a las 20 horas encontrándose atracado en el muelle de la Puntilla de Ceuta, recibió Abárzuza aviso telefónico del comandante general del Departamento comunicándole que se tenían noticias de que aquella noche intentaría salir el José Luis Díez para unirse a la escuadra republicana y que, para impedirlo, era preciso que de 22 a 23 horas se encontrase con el buque de su mando en las proximidades de Punta Europa. A pesar de que el buque estaba en turno de descanso, con los francos (personal fuera de servicio) en tierra, teniendo sólo una caldera retirada lista para tres horas y la otra con un salidero (perdida al mar) ya localizado, pero sin taponar, su comandante, después de informar a su superior, le manifiesta que no le impedirán la salida y que, aunque sólo fuera con una, se harían a la mar, como así lo hizo a las 21,26, llevando una caldera encendida, activando la otra, y habiendo logrado que regresaran a bordo todos los francos, excepto cuatro, cuyas funciones no eran de gran importancia. A las 22,25 se encontraba navegando al Sur en la línea que se le había señalado N/S de la costa oriental del Peñón, a menos de tres millas de tierra, en zafarrancho de combate y a 18,5 nudos.

El cañonero Calvo Sotelo, su ex buque, estaba en la bahía de Algeciras, a una milla al oeste de los malecones de Gibraltar; el minador Júpiter, a tres millas al SW de Punta Europa, y el minador Marte, al SE de la misma Punta y a igual distancia de ellas.

Al recibir el Vulcano a la una hora ocho minutos la señal convenida, “P. P. P. P. sale pegado al Peñón”, Abárzuza ordenó aumentar la velocidad al máximo posible, llegando a desarrollar unos 19,5 nudos y metió un poco a estribor para cortar el paso al Díez, que navega sin luces. Rompe éste el fuego, contestándole el Vulcano, que se encontraba ya a unos mil metros de distancia del destructor republicano; y viendo el comandante que el enemigo, aprovechando su gran velocidad (aproximadamente el doble de la suya), intentaba escaparse pegado a tierra, decidió hacer rumbo de colisión a pesar del intenso fuego que con la artillería de 120 mm y las ametralladoras de 40 mm hacía el Díez y de los seis impactos que había recibido, precisamente en la vertical del puente (uno de ellos debajo del lugar donde se encontraba Abárzuza). Sigue el Vulcano acorralando al Díez sobre tierra, hasta que próximo al abordaje metió todo a estribor, consiguiendo abarloarse al Díez, momento en que el comandante ordenó “A ellos”, para asaltar al enemigo; pero lo impidió la enorme velocidad que desarrollaba el destructor republicano, que hizo que los dos buques se separaran rápidamente. Durante el tiempo que estuvieron abarloados continuó el fuego por ambas partes; el Díez disparó un torpedo que pasa por encima del minador y cuya cruz de quilla toca en la cubierta, en la que quedan varios aparatos de registro y distancia. Al separarse el destructor, pasa por la proa del minador, continuando costeando el Peñón, pero perdiendo visiblemente velocidad, en tanto éste se encuentra con la proa hacia tierra a menos de doscientos metros y a su máxima velocidad; entonces su comandante ordena meter todo a estribor y parar la hélice de la misma banda y, como los momentos son muy críticos, hay alguien que dice en tono perentorio: “Mi Comandante, que varamos, mande atrás las dos”; pero conocedor Abárzuza de las condiciones de su buque, reitera la orden por el tubo acústico, las máquinas responden y el peligro que parecía inminente pasa. Terminada la maniobra el Vulcano gobierna convenientemente a fin de que todos los cañones estén en sector de tiro, advirtiéndose que el Díez, echando mucho humo, se dirigía a varar, creyéndosele incendiado.

Aún después de varado en la playa de los Catalanes, por los impactos recibidos en sus máquinas, continuó haciendo fuego, terminándolo aproximadamente a la una y diecinueve minutos. El combate había durado siete minutos.

El Vulcano había sido designado para ocupar la línea que el Mando consideró como más débil del bloqueo, y a esto se debe indiscutiblemente el éxito de la operación, pues el enemigo habría observado desde Punta Europa los movimientos de los tres buques de vigilancia y decidiría su plan de evasión, sin contar con este cuarto buque, cuya presencia debió de sorprenderles. Resultaron de la acción numerosas averías y dos heridos de pronóstico reservado y tres leves. Por la tarde del mismo día, fondeó y atracó en Algeciras, en donde el público hace al barco un entusiasta recibimiento; después de desembarcar a los heridos de pronóstico reservado, sale nuevamente dirigiéndose a Cádiz para reparar sus daños del combate, donde entra a la mañana siguiente, tributándosele al buque un homenaje por las autoridades y el público. Se ordena el inicio de expediente de juicio contradictorio para la propuesta de concesión de la Cruz Laureada de San Fernando Colectiva para la dotación e Individual para el comandante. Mientras tanto, esa misma noche (31 de diciembre de 1938) Franco ordena la concesión de la Medalla Militar Colectiva para la dotación, e Individual a Abárzuza.

No obstante, se ve obligado a solicitar licencia por enfermo aquejado desde hace cuatro años de un reuma articular, que agudizado meses antes, le hace imposible la vida a bordo. El 10 de mayo de 1939 hace entrega del mando y queda en Cádiz recuperándose.

Pero tiene que solicitar prórroga, que se le concede.

Una vez finalizada la licencia se le nombra para el Ministerio de Marina en Burgos, como jefe del primer negociado de la sección de organización, en funciones de capitán de navío (5 de septiembre). Se hizo cargo interinamente del destino de segundo jefe del Estado Mayor de la Armada (10 de noviembre).

Ascendió a capitán de navío (26 de diciembre). El 26 de febrero de 1940 se le confirma como 2.º jefe del Estado Mayor de la Armada y jefe de la 1.ª sección del mismo y se le nombra vocal de la Marina en la Delegación Española de la Comisión internacional de Límites con Portugal.

Como resultado del expediente de juicio contradictorio se le concede la Cruz Laureada de San Fernando (17 de junio de 1940) por los hechos ocurridos con motivo del combate victorioso que sostuvo el minador Vulcano con el destructor José Luis Díez en la noche del 29 de diciembre de 1938.

Pasa en comisión de servicio a las órdenes del ministro de Marina (4 de noviembre de 1940) y así se mantiene hasta el 14 de noviembre de 1941, cuando es designado alcalde de Cádiz. Pero no duraría mucho tiempo en este cargo, pues como consecuencia de un accidente manual, al intentar cortar un tubo de prueba se le rompe y un trozo de cristal se le incrusta en el ojo derecho; sufre la pérdida del ojo, lo que provoca incapacidad para prestar servicio activo y, en consecuencia, tiene que dejar la alcaldía gaditana (11 de febrero de 1942) y pasa a la situación de reserva (19 de febrero de 1942), aunque es promovido al empleo de contralmirante de la Armada en dicha situación. Más tarde, sería nombrado vocal del Consejo de Administración de la recién creada Empresa Nacional Bazán por la Presidencia del Gobierno (20 de diciembre de 1946) y después director del Colegio de Huérfanos de la Armada (CHA) (30 de enero de 1950). Asimismo sería nombrado delegado del Estado en la Compañía Transmediterránea (7 de septiembre de 1951) por el ministro de Comercio Manuel Arburua. Se mantendría como director del CHA hasta su fallecimiento de muerte natural en el sanatorio que la Armada tenía en la localidad madrileña de Los Molinos. Estaba casado, en segundas nupcias, con Rosario Abárzuza Pacheco, de la que tenía siete hijos. Antes estuvo casado con su hermana Mercedes, que falleció prematuramente, con la que había tenido tres hijos. Dos de los hijos de la segunda mujer siguieron la misma carrera de su padre, Joaquín y Felipe.

 

Fuentes y bibl.: Archivo-Museo Don Álvaro de Bazán, Expediente personal, leg. n.º 620/1, El Viso del Marqués (Ciudad Real), 1928; Archivo Central de la Armada, Expediente personal, leg. n.º 225, Madrid, 1962.

C. Martínez-Valverde, “Biografía de Fernando Abárzuza Oliva”, en J. M.ª Martínez Hidalgo (dir.), Enciclopedia general del mar, vol. I, Barcelona, Ediciones Garriga, 1957, pág. 18; F. González de Canales, “Biografía de Fernando Abárzuza Oliva, contralmirante”, en Catálogo de pinturas del Museo Naval, t. II, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000, pág. 370; M. Rodrigo y Alharilla, Vínculos personales, relaciones horizontales y decisiones verticales en el grupo empresarial Comillas, Barcelona, Universidad Pompeu Fabra, 2006.

 

José María Madueño Galán

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