González-Ruano, César. Madrid, 22.II.1903 – 15.XII.1965. Periodista y escritor.
Hijo único, nació en el seno de una conocida familia de la región de la montaña santanderina, que se había instalado en Madrid a principios del siglo XX.
Terminó el bachillerato a los dieciséis años e inició los estudios de Derecho. Las primeras lecturas atentas de los clásicos coincidieron con sus primeros escarceos amorosos y sus también primeras inquietudes literarias. Ya desde joven, comenzó a presentar cierto aspecto de dandy y esnob que cuidaría durante toda su existencia. A partir de 1920 se produjo el advenimiento del denominado movimiento literario del ultraísmo y a esa escuela pertenece su primer libro De la locura del pecado y de la muerte (1920), además de alguna colaboración en la revista Ultra. Comenzó por aquellos años a frecuentar las tertulias de cafés, entre ellos, la del Café de Pombo, o la del Café Europeo.
Conoció por entonces a personajes como Unamuno, Azorín, Valle-Inclán y Baroja. Para terminar sus estudios de Derecho, su padre lo matriculó en varias universidades hasta que logró el título. Ello le sirvió para ejercer varios empleos entre 1925 y 1927, en lugares desde donde procuró que lo echaran sucesivamente, pues había decidido ser periodista. A partir de 1925, estableció relación con los componentes de la tertulia del Lyon d’Or de Bilbao, Ramón de Basterra, Rafael Sánchez Mazas y Pedro Mourlane Michelena. En 1929 entró en la redacción de El Heraldo de Madrid, Blanco y Negro y Estampa, después de realizar un viaje a Portugal. Ese mismo año murió su padre, y a partir de entonces hizo lo posible por destacar periodísticamente.
Entre las entrevistas más interesantes, destacó la que le hizo a José Antonio Primo de Rivera, el 11 de marzo de 1930. También aquel año visitó en Salamanca a Unamuno, a quien le dedicó un libro, Vida, pensamiento y aventura de Don Miguel de Unamuno (1930). Al año siguiente apareció una biografía sobre el poeta francés Baudelaire y durante el invierno de 1933, por encargo del periódico ABC, realizó una investigación en tierras africanas sobre los posibles prisioneros españoles de Abd-el-Krim. En un homenaje que le ofrecieron en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, manifestó abiertamente su ruptura con la República.
En 1932, recibió el Premio Mariano de Cavia por el artículo “Señora, ¿se le ha perdido a usted un niño?”. También en 1932, apareció una biografía sobre Casanova. En 1933, Luca de Tena lo envió de corresponsal a Berlín; allí fue testigo de las elecciones generales; fruto de todo ello fue el libro Seis meses con los nazis. A su regreso a España tuvo varios encuentros con José Antonio Primo de Rivera y llegó a estar amenazado de muerte por las juventudes socialistas.
A finales de mayo de 1936, fue nombrado corresponsal en Roma; sus antecesores habían sido Rafael Sánchez Mazas y Eugenio Montes. Durante su estancia, el Gobierno italiano lo invitó a realizar un viaje a Trípoli. En Roma se encontró con Raquel Meller, quien lo invitó a su residencia de Villefranche. Allí se enteró de que había estallado la Guerra Civil en España y volvió de inmediato a Roma. Cuando le fue posible, se puso en relación con la Junta de Burgos y con ABC de Sevilla. Sus visitas a Alfonso XIII fueron frecuentes y en una de ellas inició los trámites para la rehabilitación de los títulos de marqués de Cagigal y de la Vega de Acevedo. En 1937 descubrió el pueblo italiano de Positano, en el que pasó temporadas; ese mismo año recibió a su madre en Roma y entrevistó a Mussolini. Recibió también la visita de varios intelectuales y cineastas españoles de la época. Cuando terminó la guerra, se puso en contacto de nuevo con ABC de Madrid y al poco tiempo, en noviembre de 1939, aceptó la corresponsalía en Berlín. Desde Alemania, viajó a Viena, a Praga y a Bratislava y comenzó a tener problemas de salud, que ya fueron constantes a lo largo de su vida. Ello, junto con ciertas contrariedades personales, le llevó a abandonar, en octubre de 1940, Berlín y a instalarse en París. Desde la capital francesa solicitó a ABC su regreso a Roma como corresponsal, pero no fue posible y adoptó la decisión de permanecer en París y vivir con los ahorros obtenidos. Durante su estancia en la ciudad, mantuvo relaciones con artistas españoles, sobre todo pintores. Allí conoció a Paul Elouard y a Jean Cocteau y se dedicó a vender pintura y antigüedades. A todo ello le ayudó su cuidado y elegante aspecto de aristócrata español. El 10 de junio de 1942 fue detenido por la Gestapo. Ante su negativa de confesar el nombre del jefe de la supuesta organización a la que pertenecía, lo mantuvieron incomunicado cincuenta días en la cárcel de Cherche-Midi, hasta que lo condujeron con otros presos. Fruto de aquellos amargos días fue su novela Cherche-Midi y su poema Balada de Cherche-Midi. Fue sometido, en varias ocasiones, a interrogatorios hasta que el jefe de la Gestapo ordenó su puesta en libertad, gracias a la intervención del embajador español y de Marañón. Después de aquel controvertido incidente, permaneció en París y llegó a estrenar en diciembre de 1942 un poema simbólico con el título de Puerto de Santa María en el Studio des Champs Elysées. A partir de enero de 1943, mes en el que hizo un breve viaje a Madrid y ante el reencuentro feliz con su vida pasada, los viajes a España se hicieron frecuentes, de modo que fue a Vichy a arreglar los visados y salió de París definitivamente el 15 de septiembre de 1943. Quiso como lugar de residencia un sitio tranquilo y se instaló en Sitges, en octubre de 1943, por entonces centro cultural y en el que vivían varios artistas. Allí conoció a Miguel Utrillo, comenzó a colaborar en la revista Destino y en La Vanguardia y también en Radio Nacional. Recibió en su casa de Sitges a los escritores José Pla, Juan Ramón Masoliver, Ignacio Agustí, Guillermo y Fernando Díaz Plaja, Gironella y Ángel Zúñiga, entre otros.
Pero se dio cuenta de que su permanencia en Sitges no le beneficiaba y decidió regresar a Madrid. Contó con la ayuda de Dionisio Ridruejo, de Fernández Almagro y del ministro Girón, entre otros. En Madrid se incorporó a la vida periodística, que ejerció sobre todo desde el Café Gijón y también desde las tertulias del Café Comercial y del Teide; a pesar de su delicada salud, su actividad tanto social como periodística fue incansable y sus colaboraciones para la prensa y para la radio, muy numerosas. Gozó de una estancia en Cuenca durante el verano de 1949 y se incorporó allí a la vida cultural de la ciudad. En octubre de 1950, comenzaron a aparecer sus Memorias en el diario El Alcázar, con el subtítulo que le dio Alfonso Sánchez de Mi medio siglo se confiesa a medias, recibidas muy bien por la crítica. En su vida periodística y literaria, recibió numerosos premios, entre ellos el Nacional de Periodismo Francisco Franco, en 1949, y el Café Gijón, en 1951. Falleció en Madrid, el 15 de diciembre de 1965. En el año 1975 se creó el Premio González-Ruano de periodismo, prestigioso premio otorgado anualmente por la Fundación Mapfre.
César González-Ruano intentó y consiguió hacer literatura en periódicos, pues su vocación primera fue la de escritor, y sin duda fue capaz de crear un tipo de artículo personalísimo y original, dentro del periodismo literario. Logró, sin proponérselo, un artículo que no se había hecho antes, mediante la inclusión de elementos culturales, invención poética, amenidad y actualidad, todo ello matizado por cierto tono de cinismo y una velada melancolía. Perteneció a un grupo de periodistas como Rafael Sánchez Mazas, Eugenio Montes, Agustín de Foxá, José María Pemán o Ernesto Giménez Caballero, que crearon un artículo literario y a la vez periodístico, manteniendo cada uno de ellos su singularidad. Además de escribir unos treinta mil artículos, se dedicó a la novela, el relato corto, la poesía y la biografía. De aspecto cuidado, bigote finísimo y escudo en el anillo, forjó una imagen de especial elegancia que se dejaba ver en el Café Gijón, el Comercial o el Teide. Incapaz de separar vida y literatura, supo inscribir en el artículo periodístico su peculiar modo de hacer literatura y de observar la existencia.
Obras de ~: De la locura del pecado y de la muerte, Madrid, Viuda de Pueyo, 1920; Azorín, Baroja, nuevas estéticas y otros ensayos, Madrid, Fernando Fe, 1923; Literatura americana: poetisas modernas, Madrid, Fernando Fe, 1924; Larra, Madrid, Colección clásicos y modernos, 1924; La inmolada, Madrid, Caro Raggio, 1925; Notas sobre Oscar Wilde, Madrid, Castellana, 1925; Gesta nobiliaria del Pirineo en la guerra, Madrid, Fernando Fe, 1926; Loa de estirpes, Madrid, Renacimiento, 1927; Enrique Gómez Carrillo, el escritor y el hombre, Madrid, Renacimiento, 1927; Admirable y ambigua, Madrid, Mireya, 1927; Nuestros contemporáneos, Madrid, Renacimiento, 1927; Un español en Portugal, Madrid, Fernando Fe, 1928; Caras, caretas y carotas, Madrid, Biblioteca Atlántico, 1930; Vida, pensamiento y aventura de Don Miguel de Unamuno, Madrid, Aguilar, 1930; Baudelaire, Madrid, Hernando, 1931; Casanova, Madrid, Signo, 1932; Seis meses con los nazis, Madrid, La Nación, 1933; Sanjurjo, Madrid, Acción Española, 1933; Aún, Madrid, Ignacio de Noreña, 1934; Madrid entrevisto, Bilbao, Maily, 1934; Circe, Madrid, Bergua, 1935; Misterio de la poesía, Roma, S.A. Stab. Gráfico Marzi, 1938; Ángel en llamas: 47 sonetos y un poema, París, 1941; Puerto de Santa María, Paris, Librairie Espagnole, 1942; La alegría de andar, Madrid, Mediterráneo, 1943; Manuel de Montparnasse, Madrid, Mediterráneo, 1944; Vida secreta de Mrs. Mac Leod, llamada Mata-Hari, Madrid, Mediterráneo, 1944; Balada de Cherche-Midi, Barcelona, Entregas de poesía, 1944; Poesía. Antología, Barcelona, Montaner y Simón, 1944; Huésped del mar (noticia y sueño de Sitges), Sitges, Artes Gráficas Raiclán [1945] (col. “La Xarmada”); Antología de poetas españoles contemporáneos, Barcelona, Gili, 1946; El poder relativo, Barcelona, Lara, 1946; La vida de prisa, Barcelona, Lince, 1946; Un día de Tiberio en Capri, Barcelona, Ediciones Amigos del libro, 1946; Imitación del amor, Barcelona, Lara, 1946; Siluetas de escritores contemporáneos, Madrid, Editora Nacional, 1949; Cherche-Midi: Novela, Barcelona, Janés, 1951; Diario íntimo, Barcelona, Noguer, 1951; Memorias. Mi medio siglo se confiesa a medias, Barcelona, Noguer, 1951; Ni César ni nada, Madrid, Gráficas Cinema, 1951; Cita con el pasado, Barcelona, Éxito, 1954; Mis cien mejores crónicas, Madrid, Biblioteca Nueva, 1954; General Primo de Rivera, Madrid, Publicaciones españolas, 1954; Las palabras quedan: conversaciones, Madrid, Afrodisio Aguado, 1957; Libro de objetos perdidos y encontrados, Barcelona, Pareja y Borrás, 1959; Nuevo descubrimiento del Mediterráneo, Madrid, Afrodisio Aguado, 1959; La memoria veranea, Barcelona, Borrás, 1960; A todo el mundo no le gusta el amarillo, Madrid, Afrodisio Aguado, 1961; Caliente Madrid (Antología arbitraria), Madrid, Afrodisio Aguado, 1961; Luz de Madrid, Madrid, Biosca, 1963; Mis queridas mujeres, Madrid, Afrodisio Aguado, 1965; Trescientas prosas, Madrid, Prensa española, 1976.
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María Luisa Burguera Nadal