Gil Polo, Gaspar. Valencia, c. 1540 – ¿Barcelona?, c. 1584. Escritor.
Este escritor y jurista valenciano nació en el seno de una familia acomodada e inclinada al ejercicio del Derecho. Siguiendo esta tradición familiar, también Gaspar se inclinó por el estudio de las Leyes, ejerciendo como notario en la capital del Turia. Allí vivió relacionándose con la más rancia nobleza (su Diana enamorada va dedicada a Jerónima de Castro y Bolea, esposa del vicecanciller de los reinos de la Corona de Aragón) y participando en reuniones literarias que le granjearon el afecto de los escritores de su tiempo, a los que rinde homenaje en su Canto de Turia.
Contrajo matrimonio con Isabel Gil Polo, hacia el año 1565, con la que tuvo ocho hijos que le empujaron a solicitar puestos de especial relevancia social y económica, como el de primer coadjutor de maestre racional del reino de Valencia. Su relación personal con Felipe II, al que tal vez conociera durante las Cortes de Monzón en el año 1564, le valió el nombramiento, que se hizo efectivo el 28 de agosto de 1572. La confianza que en él depositó el Monarca se vio favorecida tiempo después, cuando le nombró, en octubre de 1581, comisario para la cabrevación de los bienes reales en Cataluña, redactando Les Mulasses o Libre d’alienacions en colaboración con Ferran Maymó y Jeroni Manegat. En 1584, de nuevo el beneficio real le otorgó una concesión para que pudiera disponer de una importante cantidad de trigo procedente de Cerdeña.
Por aquel año, su salud empeoró, demorando la conclusión de los trabajos. Se desconoce la fecha exacta de su muerte, pero en documento escrito el 18 de enero de 1585 por el maestro racional de Valencia, se le da ya por muerto. Todavía siguió gozando del afecto real, que le concedió una pensión a su mujer y una ayuda a su primogénito Julián.
Hombre de letras y de leyes, Gil Polo comenzó su andadura literaria componiendo versos que, a buen seguro, compartía con sus amigos valencianos en tertulias y academias cortesanas. Algunos pasaron a encabezar las obras de sus compañeros, como los sonetos encomiásticos a la Carolea de Semper y a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo [...] de Girón de Rebolledo; otros aparecen desperdigados a lo largo de su novela pastoril en forma de glosas, redondillas, quintillas, tercetos, octavas y demás estrofas, ya provenientes de la tradición provenzal o italiana, ya de la castellana.
El éxito literario lo alcanzó en la continuación que hizo de la Diana de su amigo Jorge de Montemayor, al que seguramente conoció durante su estancia en las orillas del Turia a finales de la década de 1550. La Diana enamorada se publicó en Valencia en el año 1564 y ha sido reeditada y traducida a diferentes idiomas (desde el latín al francés, el inglés, el alemán o el holandés). Se trata de una interesante continuación de la obra del portugués, y compite con la otra Segunda parte de la Diana que escribiera Alonso Pérez.
La novela del valenciano destaca por dos aspectos fundamentales. De una parte, conviene resaltar su innegable hibridismo literario, combinando el modelo pastoril con las aventuras bizantinas (en este caso las de Marcelio y Alcida, en la línea de las de Timbrio y Nísida en la Galatea cervantina) y el poema laudatorio (Canto de Turia), repertorio de los poetas de su tierra, práctica que Cervantes imitará años después en el Canto de Calíope de su citada Galatea, novela también pastoril en la que, además, le dedica a Gaspar Gil una octava encomiástica.
De otra parte, su afán moralizador le separa de la ficción más idealista y caballeresca de su modelo. La sabia Felicia se convierte en una suerte de sacerdotisa que impone unos valores espirituales a la trama amorosa del relato, amonestando a los enamorados por su comportamiento. El elixir mágico en forma de agua encantada ha sido sustituido por el sermón adoctrinador. De los tiempos de la caballería y el erasmismo pasamos a los del contrarreformismo aleccionador.
Por todo ello, y por la gran variedad y calidad de sus estrofas y versos, la Diana enamorada es una digna sucesora de la versión portuguesa imaginada por Montemayor.
Obras de ~: “Soneto”, en J. Semper, Carolea, Valencia, Juan de Arcos, 1560; “Soneto”, en A. Girón de Rebolledo, La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según la historia de San Juan, Valencia, Joan Mey, 1563; Diana enamorada, Valencia, por la Viuda de Joan Mey, 1564; “Canción”, en J. P. Fuster, Biblioteca valenciana [...], Valencia, José Ximeno, 1827; Poesías, selecc. y pról. de R. Ferreres, Madrid, Editorial Tipografía Moderna, 1941.
Bibl.: J. P. Fuster, Biblioteca valenciana de los escritores que florecieron hasta nuestros días con adiciones y enmiendas a las de D. Vicente Ximeno, t. I, Valencia, José Ximeno, 1827, págs. 150-155; V. Boix, Historia de la ciudad y reino de Valencia, t. II, Valencia, Benito Monfort, 1845, págs. 505-510; J. Rogerio Sánchez, Autores españoles e hispano-americanos, Madrid, Sucesores de Hernando, 1911; B. San Román, “La fecha de la muerte de Gaspar Gil Polo”, en Revista de Filología Española (RFE), XXIV (1937), págs. 218-220; R. Ferreres, “Prólogo”, a G. Gil Polo, Poesías, op. cit.; J. G. Fucilla, “Gil Polo y Sannazaro”, en Relaciones hispanoitalianas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1953, págs. 63-70; F. López Estrada, Los libros de pastores en la literatura española. La órbita previa, Madrid, Gredos, 1974; J. B. Avalle-Arce, La novela pastoril española, Madrid, Istmo, 1974; A. Solé-Leris, The Spanish Pastoril Novels, Boston, Twayne, 1980; F. López Estrada, “Prólogo”, a G. Gil Polo, Diana enamorada, Madrid, Castalia, 1988.
Miguel Ángel Teijeiro Fuentes