Ayuda

Ramón Bayeu y Subías

Biografía

Bayeu y Subías, Ramón. Zaragoza, 2.XII.1744 – Aranjuez (Madrid), 2.III.1793. Pintor.

Hermano de los también pintores Francisco Bayeu y fray Manuel Bayeu, fue el séptimo hijo del matrimonio formado por el maestro lancetero (hacía instrumental para cirujanos y barberos) Ramón Bayeu Fanlo, natural de Bielsa, en el Pirineo aragonés, y de María Subías, zaragozana. La familia tenía su domicilio en la calle de la Cuchillería (último tramo de la actual de Don Jaime I), en la parroquia de la catedral, la Seo, donde fue bautizado Ramón el 3 de diciembre de 1744.

En 1758, cuando Francisco Bayeu, el hermano mayor, marchó a Madrid para disfrutar de la pensión que le había concedido la Real Academia de San Fernando, también fueron con él Manuel, Ramón, Josefa y María, pues habían quedado huérfanos de padre y madre. El 6 de octubre de 1758, Ramón, con trece años, fue matriculado como alumno en la Academia.

Pero en noviembre de ese año los Bayeu regresaron a Zaragoza, debido al enfrentamiento entre Francisco y su profesor, Antonio González Velázquez, por el que la Academia le retiró la pensión. La formación en dibujo y pintura la hizo Ramón con su hermano Francisco en Zaragoza, entre 1759 y 1763. Es posible que también asistiese a las clases nocturnas que se impartían en la Academia de Dibujo que había en Zaragoza.

Allí debió de conocer ya a Francisco de Goya, su futuro cuñado, a José Beratón, a Manuel Eraso y a Diego Gutiérrez, entre otros condiscípulos que luego fueron pintores.

En mayo de 1763, Ramón acompañó a Francisco Bayeu, a Sebastiana Merklein, la esposa de éste, y a sus hermanas menores, Josefa y María, además de una tía, en el retorno a Madrid, adonde iba Francisco, por orden del rey Carlos III, para ser ayudante del primer pintor de cámara, Antón Rafael Mengs, en las decoraciones de las bóvedas del Palacio Real Nuevo. Ramón reanudó su formación en la Academia de San Fernando, donde, según Ceán, “fue alumno aplicado”, bajo la dirección de Mengs, y con su hermano, al que ayudó a pintar, en 1764, La caída de los gigantes en la primera antecámara del cuarto de los príncipes (actual comedor de diario), en el Palacio Real Nuevo.

Ramón estuvo estrechamente unido con su hermano Francisco, del que dependía en casi todo; fue su gran ayudante y colaborador toda su vida, por lo que gran parte de su obra estuvo vinculada y mezclada con la de su hermano mayor. Ramón permaneció soltero y vivió en casa de su hermano Francisco, primero en la calle del Reloj, y desde 1777, en la calle de la Cadena.

En 1765, y por mediación ante Mengs de Francisco, que había sido nombrado teniente director de Pintura de la Academia, Ramón consiguió que se le encargase la realización de cartones para tapices en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Así comenzó una actividad pictórica remunerada.

En julio de 1766 obtuvo el primer premio en el de Primera Clase de Pintura convocado por la Academia de San Fernando, al que también se presentaron, entre otros, Luis Fernández, que logró el segundo premio, Gregorio Ferro, que fue tercero, y Goya. La versión que pintó Ramón Bayeu para el tema de pensado, titulado Marta, emperatriz de Constantinopla, se presenta en Burgos al rey Don Alfonso el Sabio..., se conserva en la Academia. Ello suponía un espaldarazo para la que parecía una prometedora carrera como pintor. En 1767, Ramón debió de pintar San Miguel Arcángel venciendo a los ángeles caídos, que preside el altar mayor de la capilla del Palacio Real de Madrid, en el que siguió un dibujo de Mengs que, a su vez, se basaba en un original no conservado de Luca Giordano.

En los años inmediatamente posteriores, Ramón ayudó a su hermano Francisco, ya pintor de cámara, en las decoraciones que éste hizo en el Palacio Real de Madrid, La apoteosis de Hércules en el Olimpo (1768), y en el palacio de El Pardo, Apolo remunerando a las Artes (1769). En 1769 realizó por encargo de la Universidad de Huesca el retrato de Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda (Museo de Huesca), en el que demostró su capacitación para el retrato. En 1771, por encargo del duque de Híjar, realizó el gran cuadro Nacimiento de la Virgen para el retablo mayor de la iglesia parroquial de La Puebla de Híjar (Teruel), obra ya de indudable entidad, que se quemó durante la Primera Guerra Carlista.

En los años siguientes continuó haciendo cartones para tapices, actividad a la que dedicó buena parte de su tiempo entre 1774 y 1780, pintando unos veinte cartones a partir de modelos de su hermano Francisco y bajo su supervisión, por los que cobró más de 75.000 reales de vellón. En 1774 pintó los que con asuntos de caza adornarían la sala de comer de los príncipes en el palacio de San Lorenzo de El Escorial, entre ellos, Descanso en la cacería (Museo del Prado), Cazador disparando a un pájaro (Prado) y Caza muerta (Fábrica de Tapices, Madrid).

Por entonces, Ramón Bayeu estaba a las órdenes de Antón Rafael Mengs, tanto en la realización de cartones para tapices y en la copia de retratos de miembros de la familia real hechos por el bohemio, como sirviéndole de ayudante en las decoraciones al fresco que debía ejecutar el primer pintor de cámara. En 1775 y 1776, Ramón ayudó a Mengs, entre primavera y otoño, en la pintura al fresco Apoteosis de Trajano, en el techo de la saleta donde comía el rey Carlos III, del Palacio Real de Madrid. También le ayudó en la pintura, hoy desaparecida, del techo del teatro en el palacio de Aranjuez. El 22 de junio de 1776, con informes favorables de Mengs, Ramón Bayeu, Francisco de Goya, José del Castillo y Manuel Napoli, solicitaron de Carlos III la concesión del título de pintor del Rey, con el sueldo que estimase oportuno. En julio se le concedió una asignación anual de 8.000 reales de vellón, que fue la cantidad sugerida por Mengs, y “con la subordinación de trabajar en los borroncitos de su hermano”, pero no el título de pintor del Rey.

Entre 1777 y 1778, Ramón Bayeu pintó una serie de cartones para tapices, copiando modelos de su hermano, con escenas “jocosas y campestres” para el comedor del Rey en el palacio de El Pardo. En total pintó diecinueve cartones, de tamaños y formatos diversos; entre los cartones de mayor tamaño hay que destacar La novillada de Carabanchel (Museo Municipal de Madrid), y Baile a orillas del Manzanares (Museo Municipal de Madrid), y entre los menores, Un ciego tocando la zanfonía, El rosquillero, el abaniquero y la naranjera (Museo del Prado), o La cocina (Fábrica de Tapices, Madrid).

El 6 de febrero de 1778, Francisco Bayeu, en nombre de Ramón, solicitaba para éste la concesión de plaza de pintor del Rey, atendiendo a su mérito y aplicación, tanto cuando trabaja a las órdenes de Mengs como para la Real Fábrica de Tapices. Pero tampoco ahora el Rey accedió a dicho nombramiento. En ese año Ramón, a la par que Goya, realizó una serie de grabados al aguafuerte, que enviaron ambos a fray Manuel Bayeu, como se desprende de una carta de éste enviada a Martín Zapater. La Biblioteca Nacional de Madrid conserva dieciséis grabados de Ramón Bayeu, al aguafuerte en talla dulce; aunque no están fechados, hay que suponer que algunos de ellos serían de ese momento, y otros realizados en la década siguiente. En septiembre de 1778, los dos hermanos Bayeu solicitaron permiso para ir a descansar a Zaragoza mes y medio o dos meses, pero no se les concedió el permiso porque tuvieron que ir en noviembre a pintar a Aranjuez la cúpula de la capilla del palacio, así como las dos bóvedas del altar mayor y la tribuna.

Allí permanecieron ambos hasta finales de marzo de 1779. Después retomó Ramón Bayeu su trabajo para la Fábrica de Tapices, pero las actividades de ésta se suspendieron en 1780, hasta nueva orden, por los excesivos gastos de la Monarquía. Ramón Bayeu emprendió durante el quinquenio siguiente una serie de encargos y trabajos para Aragón.

Mientras Francisco Bayeu realizaba en mayo de 1780 las gestiones con el Cabildo Metropolitano de Zaragoza y con Matías Allué, administrador de la Fábrica del Pilar, para ir a pintar en Zaragoza las bóvedas y cúpulas del circuito que rodea la santa capilla del Pilar, acompañado por Ramón y por Goya, Ramón Bayeu estaba bastante enfermo desde el día dos de ese mes, con dolores de vientre (saturnismo), debido a intoxicación por plomo; a finales de mayo estaba ya casi restablecido, pero muy débil, según manifestaba Francisco en cartas dirigidas a Martín Zapater.

El uno o el dos de octubre de 1780, Francisco Bayeu, Ramón Bayeu y Francisco de Goya, con sus respectivas familias, llegaron a Zaragoza, con permiso real, para pintar en el Pilar. El 5 de octubre presentaron ante la Junta los bocetos de las primeras bóveda y cúpulas que iban a pintar al fresco, con total agrado de sus miembros. Goya y Ramón cobrarían 3.000 libras jaquesas o escudos por la pintura de cada cúpula. A Ramón le correspondió pintar la letanía Regina Confessorum”, delante de la capilla de San José, que estuvo terminada para mayo de 1781. Entre tanto, surgieron diferencias entre Francisco Bayeu y Goya por su manera de pintar la cúpula “Regina Martyrum”, por su rapidez y por las diferencias de ejecución con respecto a Ramón, siempre protegido por su hermano, y por no querer sujetarse a la supervisión de su cuñado Francisco Bayeu. Ramón fue, sin duda, causa de tensión y de ruptura temporal entre los dos Franciscos.

En junio de 1781, Francisco y Ramón Bayeu regresaron a Madrid; unos días antes lo había hecho Goya, muy enfadado con la Junta de Fábrica del Pilar y con sus cuñados, sintiéndose incomprendido en su manera de pintar. Ramón era un seguidor estricto de los dictados de su hermano, pintor disciplinado y “correcto”, como dirá de él Ceán Bermúdez. Goya se alegrará de que a su cuñado Ramón no le haga encargo Su Majestad de un cuadro para la decoración de la iglesia de San Francisco el Grande de Madrid; al respecto, Goya le escribe a su amigo Zapater en julio de 1781 que de Ramón en Madrid “nadie se acuerda”, pues no está entre los pintores elegidos para dicha empresa, los importantes. En la primavera y el verano de 1781 realizó tres lienzos de altar, que representaban a San Juan Bautista, para el retablo mayor, y a San Rafael y San Pedro de Alcántara para los retablos laterales de la iglesia parroquial de Vinaceite (Teruel), por encargo del duque de Híjar.

En abril de 1782, Ramón Bayeu estaba nuevamente en Zaragoza, tras haber preparado los bocetos correspondientes en Madrid, bajo la supervisión de su hermano Francisco, para pintar al fresco la letanía, “Regina Patriarcharum”, delante de la puerta baja en el Pilar. La terminó de pintar en septiembre, y el día 28 de ese mes se descubrió. Acabada esta obra, fue cuando Ramón, por encargo nuevamente del duque de Híjar, pintó el lienzo Martirio de San Pedro Mártir de Verona para el altar mayor de la iglesia de Urrea de Gaén (Teruel), iglesia para la que también hicieron sendos cuadros Goya y José del Castillo.

En el verano de 1783, Ramón Bayeu volvió a Zaragoza para trazar la tercera de las cúpulas que pintó en el entorno de la santa capilla del Pilar, en este caso la que se halla delante de la puerta de la basílica que da al Ebro y de la capilla de Santiago; en ella representó la letanía “Regina Virginum”, que se descubrió el 5 de diciembre de 1783. El 10 de enero de 1784, Matías Allué le pagó a Ramón 796 libras, 7 sueldos y 8 dineros a cuenta de esa pintura, más las de las correspondientes pechinas con alegorías de la Virginidad, la Inocencia, la Modestia y la Abstinencia. En 1785 pintó, a expensas de la marquesa de Estepa, El triunfo de la Cruz en la batalla de las Navas de Tolosa, cuadro colocado en la cabecera y coro de la iglesia parroquial de Santa Cruz de Zaragoza, que había sido construida de nuevo unos años antes.

Sin duda, a mediados de la década de 1780, pese a depender de los modelos elaborados o supervisados por su hermano Francisco, Ramón alcanzaba su época pictórica más fructífera y brillante. En 1784 se había reemprendido la realización de cartones para tapices, a fin de decorar los salones y los dormitorios que faltaban por decorar en el palacio de El Pardo.

Ramón Bayeu pintó, entre 1784 y 1786, los siete cartones para una nueva tapicería destinada a decorar la antecámara o primera pieza de paso del cuarto del Príncipe de Asturias, continuando con los temas jocosos y campestres, a partir de borrones de su hermano.

Entre ellos destacan los mayores, El baile junto al puente en el canal del Manzanares (Museo Municipal, Madrid), La merienda a orillas del Manzanares (embajada de España, Londres) o El paseo de las Delicias (Museo Municipal, Madrid).

El 25 de junio de 1786, tras las solicitudes de Francisco Bayeu y Mariano Salvador Maella, Carlos III accedió a nombrar a Ramón Bayeu y Goya pintores del Rey para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, con 15.000 reales de vellón anuales de sueldo.

A la tercera conseguía Ramón su objetivo, perseguido desde hacía años. Hacia 1786-1787 pintó, seguramente, los cartones para los tapices que, con escenas de juegos, decoran el actual salón de embajadores del palacio de San Lorenzo de El Escorial, entre ellos, Juego de bochas o bolos (Ministerio de Educación y Cultura, Madrid) o Niños jugando a los toros (Ministerio de Transportes, Madrid). Entre 1786 y 1787 ejecutó una serie de cuadros de altar destinados a la iglesia parroquial del lugar de Trescasas (Segovia), perteneciente a la prelatura nullius de San Ildefonso, por orden de Carlos III: Virgen del Rosario, Cristo de las cinco llagas, San Pedro, San Benito, y después, en 1787-1788, San Carlos Borromeo, y un San Antonio de Padua. La intensa actividad, en este caso centrada en pinturas religiosas para altares, continuó cuando a comienzos de mayo de 1787, también por orden de Carlos III, tuvo que pintar con toda presteza tres cuadros de altar para el convento de Santa Ana de Valladolid, de monjas cistercienses: San Benito, Santa Escolástica e Inmaculada Concepción con san Francisco de Asís y san Antonio de Padua. Goya, que también tuvo que pintar otros tres cuadros de altar para el mismo templo, escribía a Martín Zapater, el 6 de junio, que los cuadros debían estar colocados en sus altares para el 26 de julio de ese año, festividad de Santa Ana. La dedicación era, pues, intensiva, para cumplir las órdenes reales. Es evidente que en esta emulación Goya salió claramente triunfador, con unas magníficas pinturas en las que demostró su capacidad para hacer pintura neoclásica.

El 20 de mayo de 1788, Ramón Bayeu hacía testamento en Madrid, dejando como heredero único a su hermano Francisco, y diversas cantidades de dinero a sus hermanas Josefa y María, a fray Manuel, a su cuñada Sebastiana y a su sobrina Feliciana Bayeu.

En septiembre de 1788 obtuvo una licencia real para acompañar a su hermano Francisco a Zaragoza, a fin de recobrar la salud quebrantada por el mucho trabajo; a finales de octubre ya estaban de regreso en la Corte. En 1789 pintó para la catedral de Segovia una Virgen del Rosario semejante a la que unos años antes había pintado para la iglesia de Trescasas. El 7 de septiembre de ese año solicitó plaza de pintor de cámara, que acababa de recibir Goya, pero no se la concedió Carlos IV. Definitivamente, su cuñado le había desbordado en la carrera de honores, tanto en la Academia como en la Corte.

En 1790 pintó el cuadro San Pedro Mártir de Verona para un lateral del altar mayor de la iglesia de Valdemoro (Madrid). En abril de 1791, Ramón Bayeu y Goya se negaron a pintar más cartones para tapices, alegando distintas razones. Ramón se justificaba con que estaba pintando unos retratos de las señoras infantas. El propio Monarca les conminó a cumplir con sus obligaciones, so pena de suspenderles el sueldo. Ante ello, ambos desistieron y comenzaron a bosquejar nuevos cartones. El 22 de julio, Ramón era nombrado pintor de cámara, pero sin aumento de sueldo. En mayo y junio ayudó a Francisco en la decoración al fresco del oratorio del Rey del palacio real de Aranjuez, y en el verano de mismo año pintó el lienzo del altar mayor de la iglesia del colegio de las Escuelas Pías del Avapiés de Madrid, en el que representó a La Virgen del Pilar con san Fernando, san Carlos y san Luis, destruido en 1936 y que se conoce por el dibujo preparatorio y un boceto.

A comienzos de febrero de 1792, Ramón Bayeu estaba mejor y ya no tenía vómitos, como refiere Francisco a Martín Zapater por carta. Parte del verano de ese año lo pasaron, junto con toda la familia, en el Real Sitio de San Ildefonso, invitados por los Reyes para que descansasen y se recuperaran. El saturnismo nuevamente había hecho estragos en la salud de ambos hermanos. A mediados de agosto, Ramón estaba bueno, pero debió de ser una mejoría pasajera. El 1 de marzo de 1793, estando en Aranjuez, adonde se había desplazado para pintar por orden del Rey, murió Ramón Bayeu, provocando el desconsuelo familiar, especialmente de su hermano Francisco, que quedó muy abatido con su muerte. Fue enterrado en la iglesia del convento de San Francisco de Ocaña (Toledo), amortajado con el hábito franciscano, tal como había pedido en su testamento.

 

Obras de ~: La caída de los gigantes, Palacio Real de Madrid, 1764; Marta, emperatriz de Constantinopla, se presenta en Burgos al rey Don Alfonso El Sabio [...], cartón de la Academia de San Fernando, 1766; San Miguel Arcángel venciendo a los ángeles caídos, altar mayor, capilla del Palacio Real de Madrid, 1767; Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda, Museo de Huesca, 1769; Nacimiento de la Virgen, retablo mayor, iglesia parroquial de La Puebla de Híjar (Teruel), 1771 (desapar.); Descanso en la cacería, Museo del Prado, 1774; Cazador disparando a un pájaro, Museo del Prado, 1774; Caza muerta, Real Fábrica de Tapices (Madrid), 1774; La novillada de Carabanchel, Museo Municipal de Madrid, 1777-1778; Baile a orillas del Manzanares, Museo Municipal de Madrid, 1777-1778; Un ciego tocando la zanfonía, 1777-1778; El rosquillero, el abaniquero y la naranjera, Museo del Prado, 1777-1778; La cocina, Real Fábrica de Tapices, Madrid, 1777-1778; Regina Confessorum, basílica del Pilar de Zaragoza, 1780; San Juan Bautista, San Rafael y San Pedro de Alcántara, iglesia parroquial de Vinaceite (Teruel), 1781; Martirio de San Pedro Mártir de Verona, iglesia de Urrea de Gaén (Teruel), 1782; El triunfo de la Cruz en la batalla de las Navas de Tolosa, iglesia parroquial de Santa Cruz de Zaragoza, 1785; El baile junto al puente en el Canal del Manzanares, Museo Municipal de Madrid, 1784-1786; La merienda a orillas del Manzanares, Embajada de España, Londres, 1784-1786; El paseo de las Delicias, Museo Municipal de Madrid, 1784-1786; Virgen del Rosario, Cristo de las cinco llagas, San Pedro, San Benito, San Carlos Borromeo y San Antonio de Padua, iglesia parroquial del lugar de Trescasas (Segovia), 1786-1788; San Benito, Santa Escolástica y la Inmaculada Concepción con san Francisco de Asís y san Antonio de Padua, Goya, convento de Santa Ana de Valladolid, 1787; San Pedro Mártir de Verona, iglesia de Valdemoro (Madrid), 1790; La Virgen del Pilar con san Fernando, san Carlos y san Luis, colegio de las Escuelas Pías del Avapiés de Madrid, 1791 (desapar.).

 

Bibl.: J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, Madrid, Imprenta Viuda de Ibarra, 1800, t. I, págs. 105-106; J. L. Morales y Marín, Los Bayeu, Zaragoza, Instituto Camón Aznar, 1979; A. Ansón Navarro, “Pintura y academicismo en Zaragoza durante la segunda mitad del siglo XVIII”, en VV. AA., Las Artes Plásticas en Aragón durante el siglo XVIII, Zaragoza, 1995, págs. 141-182.

 

Arturo Ansón Navarro