Oquendo, Pedro de. Álava, c. 1617 – Cuzco (Perú), 1670 post. Ensamblador y religioso franciscano (OFM).
Ensamblador y religioso franciscano seguidor del estilo iniciado por Martín de Torres en las obras de ensambladura cuzqueñas. Por ello es del todo probable que se haya formado con ese maestro ya en la capital incaica, donde se encontraba al menos desde 1646. Desplegó intensa actividad con motivo de las obras de reconstrucción de la iglesia y el Convento de su Orden, después del terremoto de 1650. Constituyó así un numeroso obrador, en el que habría de formar a un apreciable núcleo de aprendices, muchos de ellos indígenas. También aprendió el oficio con Oquendo su sobrino Pedro Fernández de Oquendo, quien llegó a ser uno de sus principales colaboradores y se mantuvo activo como profesional independiente entre 1678 y 1698.
A fray Pedro de Oquendo pertenecían los antiguos altares de San Francisco, actualmente desaparecidos. Su primera obra documentada allí es la capilla sepulcral de Diego Hermosa Arredondo y José Vargas de Carvajal, concertada en 1651, que llevaría esculturas de pasta trabajadas por Simón de Herrera. Entre sus piezas más importantes debió figurar el retablo de la capilla de Nuestra Señora de los Remedios, que doraba en 1657 Juan de Calderón. Ese mismo año contrató con el Monasterio de Santa Catalina la hechura de un retablo de cedro y aliso en colaboración con el indio Juan Tito, oficial de carpintero. No se ha conservado ninguna de estas obras ni tampoco el retablo mayor de Santa Clara, contratado por Oquendo en 1662.
Bibl.: J. Cornejo Bouroncle, Derroteros de arte cuzqueño, Cuzco, Editorial Garcilaso, 1960; R. Vargas Ugarte, Ensayo de un diccionario de artífices de la América Meridional, Burgos, Imprenta de Aldecoa, 1968; E. Harth-Terré, Escultores españoles en el Virreinato del Perú, Lima, Editorial Mejía Baca, 1977; T. Gisbert y J. de Mesa, “La escultura en Cusco”, en VV. AA., Escultura en el Perú, Lima, Banco de Crédito del Perú, 1999, págs. 191-297.
Luis Eduardo Wuffarden
