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Enrique Borja y Aragón

Biografía

Borja y Aragón, Enrique de. Gandía (Valencia), c. 1518 – Viterbo (Italia), 16.IX.1540. Noble, obispo, cardenal.

Nació en Gandía hacia 1518, tercer varón de los siete hijos que tuvo el tercer duque de esta casa, Juan II de Borja y Enríquez (nieto del papa Alejandro VI), de su primera esposa, Juana de Aragón (nieta de Fernando el Católico). Era, pues, hermano de san Francisco de Borja, el primogénito de esta unión. Como segundón fue destinado a la Iglesia, junto con su hermano Alfonso, quien el mismo año del nacimiento de Enrique obtuvo la encomienda de la rica abadía cisterciense valenciana de Santa María de Valldigna, desde hacía largo tiempo en manos de los Borja. A Enrique se pensó instalarlo en la Orden Militar de Santa María de Montesa, la más importante del reino de Valencia; siendo aún niño profesó como caballero en la misma, con la esperanza de que en el futuro llegara a ocupar el maestrazgo. Pero este designio paterno se vio frustrado cuando en 1537, a la muerte del maestre Francesc Bernat Despuig, fue elegido para sucederle Francesc Llançol de Romaní (17 de julio), quien entregó a Borja la encomienda mayor o de Cuevas de Vinromá (en la comarca de la Plana Alta de Castellón), la primera después del maestre, vacante por su promoción y que Borja le reclamaba en virtud de una concesión efectuada por Pablo III el 8 de abril de 1535.

Cerrado este camino de promoción eclesiástica, su padre pensó enviarlo a servir en la Corte, pero habiéndose retrasado su partida por la poca salud del muchacho y por haber manifestado éste la voluntad de ser clérigo, se presentó una circunstancia que hizo cambiar de planes al duque, pues su hijo Rodrigo (fruto de su segundo matrimonio con Francisca de Castro de So y de Pinós), que había sido creado cardenal en diciembre de 1536, murió en junio del año siguiente. Entonces el duque de Gandía escribió a Pablo III (el papa Farnese, tan propicio a los Borja) que en la próxima creación cardenalicia se dignara reemplazar al difunto con Enrique, y encargó a sus valedores en la curia, en especial al camarero papal Íñigo de Villalobos, obispo de Lucera, que trabajaran por llevar a feliz término el asunto. No fue difícil convencer al Pontífice, que deseaba tener en su senado a un miembro de la familia Borja, de modo que el 17 de diciembre de 1539 entregó en administración a Enrique de Borja el obispado de Squillace —puntualizando en la bula que, como el electo sólo tenía veintiún años, lo recibiría a pleno título cuando alcanzase los veintisiete—, y dos días después le concedió la púrpura cardenalicia, justificando su decisión en los méritos del joven prelado y en lo obligado que estaba con la casa de Borja, a la que debía su propia fortuna.

El Papa lo llamó a Roma “con mucha prisa”, y allí se dirigió de inmediato Enrique, en compañía de su preceptor, el humanista valenciano Pedro Antonio Beuter, cediendo antes de partir la prebenda de comendador mayor de Montesa a su hermanastro Pedro Luis Galcerán de Borja y de Castro-Pinós, quien contaba once años de edad. Su hermano Francisco, virrey de Cataluña, se encargó de escribir al Emperador, haciéndole notar que “con ser cardenal y residir en Roma se han de ofrecer siempre cosas en que él pueda mostrar lo que desea servir a Vuestra Majestad, pues su principal cuidado ha de ser éste”; mientras su padre el duque hacia lo propio con el príncipe Felipe, al que certificaba que el nuevo cardenal “va donde podrá hacer algún servicio” a la Corona.

En el consistorio del 10 de mayo de 1540 recibió el capelo de manos del Papa y el último día del mismo mes el título diaconal de los santos Nereo y Aquileo.

Pero apenas pudo gozar de su nueva dignidad, pues murió en Viterbo el 16 de septiembre del mismo año, víctima de “una enfermedad violenta y desconocida”, mientras se dirigía a Roma. Fue enterrado en la sacristía de la basílica vaticana, debido a que estaba en construcción la nueva basílica renacentista, en un sepulcro provisional en el que figuraba este epitafio: “Enricus, gente Borgia, natione hispanus, patria valentinus, Alexandri VI pronepos, ducis Gandiae filius, dum in maximam spem assurgeret inmatura morte heu nimium raptus est. Spiritus in caelo, corpus hic quiescit.” Cuando en enero de 1548 Pablo III concedió al cuarto duque de Gandía, Francisco de Borja, la herencia del difunto Juan de Borja, duque de Nepi y Camerino, le impuso como condición que de estos bienes destinase mil quinientos escudos de oro a la construcción de una iglesia en Roma, donde dar digna sepultura a su bisabuelo Alejandro VI y a su hermano el cardenal Enrique de Borja.

El historiador de los Papas, Ludwig von Pastor, lo enumera entre los cardenales “excelentes” creados por Pablo III en su sexta promoción, de los cuales “podía esperar grandes cosas el mundo católico”; aunque su padre, el duque de Gandía, deploraba que su vástago no tuviese “las letras” o formación intelectual que hubiera deseado, en parte debido a “la poca salud que ha tenido desde su niñez”, si bien en Gandía tuvo como maestros durante unos años a los humanistas Bernardo Pérez de Chinchón y Francisco Decio, el último de los cuales le dedicó su Colloquium cui titulus Paedapechtia, que se publicó en Valencia en 1536.

 

Bibl.: A. Chacón, Vitae et res gestae Pontificum Romanorum et S. R. E. Cardinalium [...], t. II, Roma, Typis Vaticanis, 1630, col. 1540; L. Cardella, Memorie storiche de’ cardinali della Santa Romana Chiesa, t. IV, Roma, Stamperia Pagliarini, 1793, pág. 232; Monumenta Historica Societatis Iesu, Sanctus Franciscus Borgia [...], t. I, Madrid, 1894, págs. 414-415; Monumenta Borgia VI (1478-1551). Sanctus Franciscus Borgia [...], ed. de E. García Hernán, Valencia-Roma, Generalitat Valenciana- Institutum Historicum Societatis Iesu, 2003; G. Van Gulik- C. Eubel (ed.), Hierarchia Catholica Medii et Recentioris Aevi sive Summorum Pontificum, S. R. E. Cardinalium, Ecclesiarum Antistitum series, t. III, Monasterii, Libraria Regensbergiana, 1923, págs. 27 y 303; L. Pastor, Historia de los Papas desde fines de la Edad Media, t. XI, Barcelona, Gili, 1953, págs. 181-182; J. Goñi, “Borja y Aragón, Enrique”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia eclesiástica de España, Suplemento I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Instituto Enrique Flórez, 1987, pág. 102; M. Batllori, La família Borja. Obra completa vol. IV, Valencia, Edicions 3 i 4 (col. Biblioteca d’Estudis i Investigacions 21), 1994, pág. 40 (trad. española: La familia de los Borjas, Madrid, Real Academia de la Historia [Clave Historial 18], 1999).

 

Miguel Navarro Sorní

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