Ayuda

Luis de Valdivia y Vázquez

Biografía

Valdivia y Vázquez, Luis de. Granada, 20.V.1724 – Bolonia (Italia), c. 1800. Jesuita (SI) expulso, filósofo y matemático.

Hijo de la alta nobleza andaluza, ingresó en la provincia jesuítica de Andalucía el 31 de octubre 1740. Fue sacerdote del Colegio de San Pablo de Granada. Hervás resume sus veintisiete años antes del destierro: “Habiendo concluido el estudio de filosofa y teología, y de uno y otro derecho, profesó solemnemente el 15 de agosto de 1757 y enseñó la metafísica y física experimental y matemáticas”. Sommervogel dice que enseñó Retórica y que fue director del Seminario de Granada. Tuvo un hermano jesuita, Manuel, catorce meses más joven (Granada, 1725-Bolonia, 1782). Ambos hermanos fueron sorprendidos por el decreto de expulsión en el Colegio de San Pablo de Granada.

Fue embarcado en el navío francés La Isabel el 7 de mayo de 1767 en Málaga, rumbo a Civitavechia, fijando su residencia en Bolonia, después de un año de Córcega (del verano de 1767 al verano de 1768) y de unos años en Rimini (probablemente hasta 1774). El padre Valdivia era uno de los jesuitas más influyentes de Bolonia y amigo de san José Pignatelli. Ambos y el padre Isidro López esclarecieron un robo de joyas comprometedor para los ex jesuitas, ocurrido en Bolonia en marzo de 1783. Amigo de los marqueses de Spada, el inquisidor Laso encontró al padre Valdivia el 15 de septiembre de 1788, veraneando confortablemente a las afueras de Bolonia: “Fuimos a comer al casino de Farinelo [el célebre cantante Farinelli terminó muriendo en Bolonia en 1782] con la marquesa Espada, que pasa en él todo el verano, acompañada de don Joseph Pignatelli, don Xavier Heredia, don Salvador Xea y don Luis Valdivia, ex jesuitas. En la mesa sirvieron pimientos y tomates, cuyo uso no se conocía en este país hasta que los trajeron los jesuitas [...]. Esta señora, que es ya de bastante edad, se considera la más atenta y obsequiosa con mucho decoro para todos los extranjeros. El cardenal-legado acude a su tertulia y no hay persona de forma, que se mantenga algún tiempo en esta ciudad, que deje de hacer lo mismo” (Diario en el viaje).

Según Hervás, antes del destierro, publicó en Granada “algunas obras ascéticas entre las que imprimió Meditaciones del jesuita Pinamonti, traducidas del italiano al español”. Sabido es que Giovanni Pietro Pinamonti (Pistoya, 1632-1703) fue un famoso misionero, cuyas explicaciones catequéticas atraían a todos por su claridad y amenidad, entre otros a los jesuitas españoles Luis de Valdivia, Juan Serrano (1718- 1793), teólogo y pedagogo, y al célebre Pedro Calatayud. Tradicionalmente (incluido Hervás) se le ha atribuido la obra Extracto de la Vida de S. Gregorio Ostiense, pero Uriarte lo pone en duda, porque hay edición de Sevilla de 1724.

En 1793 el padre Luengo anota que el arzobispo de Bolonia había prohibido la impresión de unos epigramas (In gallicas libertatem et aequitatem Locus poetici) del padre Valdivia, por lo que tuvo que hacerlo en Cesena, en cuya ocasión el padre Valdivia, que siempre conservó el fino sarcasmo andaluz, tuvo sus diferencias con el cardenal Gioannetti, máxima autoridad de Bolonia. Luengo narra este episodio, que refleja el carácter del padre Valdivia: “El padre Luis de Valdivia y Vázquez, jesuita de la provincia de Andalucía, de sangre ilustre y respetable por su ancianidad, por sus talentos e instrucción, y por otros muchos títulos, el cual trata con bastante familiaridad con toda la nobleza de Bolonia, con el eminentísimo legado y con el mismo arzobispo, a quien ha hecho oportunos regalos del vino precioso de su tierra, se había divertido en hacer algunos epigramas latinos sobre las novedades de la Francia [la Revolución Francesa], y quiso darles a luz. Presentó el ejemplar manuscrito a los padres penitenciarios, que son los bernabitas, para que los viesen y diesen por su parte o del arzobispo la licencia para la impresión. Con asombro se notó que, yendo a recoger el manuscrito, los padres penitenciarios se encogían de hombros”. La razón de la denegación del permiso de impresión fue un decreto de arzobispo “con el cual se prohibía absolutamente la impresión de los epigramas”.

El mismo Luengo hizo averiguaciones sobre las causas de la prohibición de los nueve epigramas de Valdivia; y no encontró motivo concreto, pues incluso en el séptimo “se alaba la mucha piedad de los boloñeses para con la Santísima Virgen del Monte de la Guardia o de San Lucas”. Según Luengo, “este papelito [los epigramas] representa, de algún modo, a los jesuitas, indignados contra las abominaciones de la Francia”. Estos epigramas, “impresos y publicados aquí y esparcidos después en España, y especialmente en la Corte, pudieran tener algún efecto favorable a los jesuitas, y a lo menos desmentir aquella persuasión que se ha procurado imprimir en todas las gentes, y especialmente en los monarcas, de que los jesuitas son los más terribles regidas y enemigos de los Reyes y los más inquietos y revoltosos alborotadores de reinos y provincias [...]”.

El padre Valdivia envió sus epigramas a Cesena, en donde el jesuita y periodista andaluz Juan Osuna (1745-1818), “que fue de la provincia, y aún su discípulo y publica una famosa gaceta; y al instante se imprimieron, y ahora anda el autor [Valdivia] regalando ejemplares de sus epigramas al cardenal legado, a la nobleza y a todas clases de personas, y aun creo que ha enviado algunos ejemplares al cardenal arzobispo [Gioannetti], y todos se maravillan, se asombran y aún se ríen de que este buen hombre y sus penitenciarios bernabitas no hayan querido dar licencia para la impresión de unos epigramas tan inocentes y tan piadosos; y en punto de latinidad y poesía de muy buen gusto; especialmente siendo el autor un hombre de más de 70 años. A España van ya de camino algún otro centenar de ejemplares y los leerán con singular complacencia de muchos” (Diario, 1793).

 

Obras de ~: Duodena de Angustias Dolorosas de Maria SSma. [...], Granada, 1767; Extracto de la vida de San Gregorio Ostiense, obispo, protector contra la plaga de la langosta, oruga, pulgón y demás nocivos insectos, Granada, Joseph de la Puerta, 1757; In gallicas libertatem et aequitatem Lusus poetici, Caesenae, apud Haeredes Blasinios, 1793 (ejemplar en el Seminario de Vitoria); Breves meditaciones sobre los novisimos, repartidas por los dias del mes con la regla para vivir bien en todo tiempo por D. Juan Pedro Pinamonte / traducidas del idioma toscano al castellano [...], Granada, s. f. (Sevilla, Imprenta de D. Manuel Nicolas Vazquez, y Cía., 1779).

 

Bibl.: M. Luengo, Diario, t. XXVII, 1793, págs. 365-370 (inéd.); C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jesus, Bruselas-París, O. Schepens-A. Picard, 1890, vol. VIII, col. 382; vol. XII, col. 1236; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo xviii, t. VIII, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1995, págs. 256-257; A. Astorgano Abajo, “La Biblioteca jesuítico-española de Hervás y Panduro y su liderazgo sobre el resto de los ex jesuitas”, en Hispania Sacra, 112 (2004), págs. 171-268; N. Rodríguez Laso, Diario en el viage a Francia e Italia (1788), ed. crítica de A. Astorgano, Zaragoza, Institución Fernando el Católico y Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, 2006; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Madrid, Libris, Asociación de Libreros de Viejo, 2007, págs. 538-539.

 

Antonio Astorgano Abajo