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Diego Pérez Sarmiento

Biografía

Pérez Sarmiento, Diego. Conde de Castrojeriz. ?, p. m. s. XIV – Aragón, 1363. Adelantado mayor de Castilla por Pedro I.

Diego Pérez Sarmiento era hijo de García Fernández Sarmiento y de Leonor de Haro. Pese a no formar parte de los grandes cuadros nobiliarios del Reino de Castilla, Diego se iría viendo cada vez más implicado en el enfrentamiento entre Pedro I y sus hermanos.

Así, en 1354, figuraba en el séquito de los bastardos reales que se reunieron con el monarca castellano en Tejadillo a fin de suavizar la tensión provocada por el progresivo desplazamiento de éstos de los puestos de poder. Esta reunión se cerraba con la promesa de perdón por parte del Rey a todos los sublevados a cambio de que volviesen a la obediencia real. Esta promesa se vio también acompañada de algunas mercedes a ciertos individuos con el objeto de atraerlos al favor real.

Uno de sus beneficiados fue el mismo Diego, a quien se hacía merced de las aldeas de Añastro, Villalba de Losa, Verganzón y Villasana de Mena en la merindad de Castilla la Vieja.

El año de 1354 marca el abandono del bando de los bastardos reales por parte de Diego y su retorno al bando real. Tras el asesinato ese mismo año de Pedro Ruiz de Villegas, adelantado mayor de Castilla, a instancias del mismo Pedro I, éste concedería su oficio a Diego Pérez Sarmiento. En 1358, Diego recibía una nueva merced real. Por una carta de privilegio fechada en Sevilla el 21 de mayo de 1358, el monarca castellano le entregaba a él y a sus sucesores el condado de Castrojeriz, con reversión a la Corona si éstos fallaban.

Desde el punto de vista sociopolítico, este último año, 1358, supuso el cénit de su carrera, pero también el inicio de su progresivo declive en la Corte de Pedro I. El motivo habría sido, como en otros tantos casos que señala el cronista Pedro López de Ayala, la desconfianza del Monarca hacia todos aquellos que osaban poner alguna objeción a sus planes. Un día el Monarca había convocado a Juan, infante de Aragón, y a Diego en su cámara. Una vez allí había incitado a Juan a asesinar a Fadrique, maestre de Santiago, y a su hermano Tello. A cambio, prometía entregarle las tierras de Vizcaya y Lara. Pero las palabras de Sarmiento aconsejándole desistir de este servicio le harían cambiar de opinión y al Rey montar en cólera contra Sarmiento. Al año siguiente, en 1359, tendría lugar un suceso que acabaría por enemistar a Diego con el monarca castellano. En septiembre de ese mismo año, fuerzas aragonesas al mando de Enrique de Trastámara habían atravesado la frontera castellana.

A su encuentro habían salido Fernando de Castro y Juan Fernández de Hinestrosa en Araviana, donde las tropas castellanas sufrieron una dura derrota.

Este hecho despertó la desconfianza de Pedro I acerca de la posible responsabilidad de alguno de sus hombres en lo sucedido. Concretamente, sus sospechas apuntaban a Juan Alfonso de Benavides, justicia mayor del Rey, y a Diego Pérez Sarmiento, adelantado mayor de Castilla. Sobre ambos circulaban rumores de haber acudido tarde a la petición de ayuda que se les hiciera e incluso que, llegados al campo de batalla, se habían negado a combatir. Estas acusaciones acabaron por despertar las iras del Monarca hacia Diego, quien decidió huir temeroso de las posibles represalias.

La defección definitiva de Diego se produjo en 1360. Ese año Ayala lo sitúa exiliado en Aragón y brindando su apoyo a Enrique de Trastámara. Enterado de ello, la reacción del monarca castellano consistió en traspasar el cargo de adelantado mayor de Castilla a Fernando Sánchez de Tovar y en ordenar el derrocamiento de sus fortalezas en Castilla, ante el temor de que pudiesen servir de cabeza de puente a una hipotética invasión desde Aragón.

En 1361, Castilla y Aragón firmaban la Paz de Terrer.

En virtud de ella, el monarca castellano concedía el perdón y se comprometía a devolver sus bienes a todos los castellanos exiliados en Aragón. Pero de esta gracia real quedaban excluidos Enrique de Trastámara, el infante Fernando y Diego Pérez Sarmiento.

Frustrada su última esperanza, Diego permanecería en un exilio forzoso en Aragón. Allí falleció en 1363 junto con el infante Fernando, hermano del monarca aragonés, víctima de una conjura palaciega.

 

Bibl.: L. V. Díaz Martín, Los oficiales de Pedro I de Castilla, Valladolid, Universidad, 1987; G. F. Fernández Suárez, La nobleza gallega entre los siglos xiv-xv: los Sarmiento, condes de Ribadavia, Santiago de Compostela, El Eco Franciscano, 2002.

 

Gonzalo Francisco Fernández Suárez

 

 

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