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Cipriano de Valera

Biografía

Valera, Cipriano de. John de Nicholas Sacharles. Valera la Vieja (Badajoz), 1531 – Londres (Reino Unido), c. 1606. Biblista y controversista protestante, traductor de la Biblia al castellano.

Nacido en Valera la Vieja (en Fregenal de la Sierra, según otros), entonces Reino de Sevilla y hoy en la provincia de Badajoz, pertenecía a familia hidalga pero de cortos recursos, no obstante lo cual, estudió durante seis años Humanidades y Filosofía en la Universidad hispalense, donde fue compañero del luego ilustre hebraísta y biblista Benito Arias Montano. Profesó en el Monasterio Jerónimo de San Isidoro del Campo, inmediaciones de Sevilla, convertido en foco luterano al contacto con los doctores Egidio y Ponce de la Fuente, y por influencia de los libros protestantes introducidos en el mismo por el buhonero y diácono luterano Julián Hernández, siendo Valera uno de los doce monjes que en 1557 se dieron a la fuga para escapar a la previsible represión inquisitorial, que no tardaría en darse (1559) y buscar amparo en países afectos a la Reforma, hallándolo éste en Ginebra, república teocrática de signo calvinista. El propio Valera daría luego noticia cumplida del todo ello en una de sus obras (Dos Tratados..., 1588: 247-248).

La hosca y asfixiante Ginebra del Calvino, pese a haberle otorgado su ciudadanía el 10 de octubre de 1558, no fue del agrado del joven emigrado, quien no tardaría en probar fortuna en otras partes, hasta recalar en la Inglaterra de Isabel I, refugio de protestantes llegados de todo el continente, entre los cuales un reducido pero selecto grupo de españoles. Valera se relacionó en Londres, entre otros, con Casiodoro de Reina y luego con Antonio del Corro, ambos exfrailes y antiguos compañeros suyos en San Isidoro, pero no tardó en marchar a Cambridge con la intención de completar sus estudios e intentar después ser admitido como profesor en alguno de los centros educativos de esa Universidad. Obtenido el grado de bachiller en Teología, fue recibido como profesor en el claustro del prestigioso Magdalene College el 12 de enero de 1560, simultaneando la actividad docente con el estudio hasta obtener el título de magister en Artes el 12 de junio de 1563. Entre sus alumnos de esta época figuraría Nicholas Walsh, de quien fue tutor, luego obispo de Ossory e ilustre traductor del Nuevo Testamento al irlandés gaélico.

Por esas fechas Valera contrajo matrimonio en Londres sin la preceptiva autorización regia, lo que le acarreó (1567) la pérdida de su puesto de trabajo (como sucedería también a C. de Reina por igual motivo), siendo infructuosos cuantos esfuerzos desplegó para buscar acomodo en Cambridge y Oxford, Universidad esta última en la que también había sido profesor un tiempo y en la que había logrado revalidar su magister. De regreso en Londres en 1568 hubo de ganarse la vida como tutor (schoolmaster) de jóvenes estudiantes y como profesor particular de Humanidades, Teología, Latín, Griego, Francés y Español. Al contar con alguna ayuda de la duquesa de Sulfolk y de otros protectores de los refugiados españoles, pudo dedicar parte de su tiempo a tareas literarias (la traducción de la Biblia al castellano sobre todo) e incluso pastorales, frecuentando, como los otros compatriotas hispanos protestantes inmigrados, la congregación calvinista italiana unas veces y la francesa otras, toda vez que la propiamente española se dispersó con la precipitada marcha de C. de Reina. Distanciado del posibilismo pro-anglicano de Corro y pro-luterano de Reina, su estricto calvinismo le alejó del goce de beneficios eclesiásticos, titulándose predicador y asumiendo como tal funciones subalternas o simplemente esporádicas, tales como el adoctrinamiento de los marinos españoles capturados en Bridewel después del desastre de la Invencible. Vivía pobremente con su familia, de la cual no hay otras noticias que las aportadas por N. V. Fenn (1900) en su interesante monografía, quien pone de manifiesto que la descendencia habida por Valera en su matrimonio es arranque de una dinastía de pastores anglicanos perpetuada hasta el siglo xx. No obstante, se desconoce hasta el nombre de su esposa.

La labor publicista conocida de Valera se inició en 1588 con su obra Dos Tratados. El primero es del Papa y de su autoridad [...] El segundo es de la Missa [...], donde expone doctrinas netamente calvinistas. Impresa en la oficina londinense de A. Hatfield, no dejó de suscitar cierto interés, como así lo acreditó una segunda edición (Londres, 1599, imprenta de Richard Field —castellaniza su nombre en Ricardo del Campo—), aumentada con la historia de la embaucadora y falsa milagrera lisboeta María de la Visitación. En total, 610 páginas, edición utilizada por Luis Usoz y Río para la suya (Madrid, imprenta de José Cruzado, 1851), publicada como volumen VI de su colección Reformistas Antiguos Españoles, luego reeditada (Barcelona, 1982) por la Librería de Diego Gómez Flores.

En 1594 publicó su Tratado para confirmar a los pobres cautivos de Berbería en la católica y antigua fe y religión cristiana, y para los consolar con la palabra de Dios en las afliciones que padecen por el Evangelio de Jesucristo, impresa por Peter Short (Pedro Shorto escribe en castellano), obrita de 137 páginas que pasa por ser la mejor escrita del autor, un tanto influenciado aquí por la Epístola Consolatoria de Juan Pérez de Pineda. Se trata de un hermoso alegato para confortar y afianzar en sus creencias religiosas a los infortunados cautivos cristianos que, en elevado número, se veían reducidos a dura esclavitud en las regencias del Magreb sujetas a la puerta otomana, con grave riesgo de apostasía. Como quiera que les hablaba como si fuesen evangélicos sujetos a la cautividad de Roma, en ocasiones se ha interpretado que el nombre de Berbería esconde el de España, y el de turco, inquisidor, pretendiendo así difundir el libro en los dominios españoles con mayor facilidad. Hipótesis nada descabellada, pues resulta improbable que tal publicación hubiera podido llegar a sus destinatarios aparentes. Usoz la reimprimiría en el volumen VIII de sus Reformistas (Madrid, Imprenta de J. Cruzado, 1854), reeditada luego por D. Gómez Flores en su ya mencionada colección facsimilar.

A esta obra siguió en 1596 un Catecismo, que significa forma de instrucción, que contiene los principios de la religión de Dios [...] (Londres, R. Field), sin duda obra para uso del autor en sus trabajos pastorales, que refleja sus particulares puntos de vista en cuestiones importantes de doctrina pero que pasó sin pena ni gloria. Superior entidad reviste Instituzión de la Religión Christiana, aparecida en el siguiente año (Londres, R. Field), traducción del latín del tratado de Juan Calvino con igual título, cuatro gruesos volúmenes con un total de más de un millar de páginas, lo que da idea de la magnitud del empeño abordado por el traductor. Precede presentación de éste sin paginar, en la cual la obra es dedicada “[...] A todos los fieles de la nación española, que desean el adelantamiento del Reino de Jesu Cristo”, a quienes brinda la oportunidad de leer un libro llamado a aportarles, según refiere, una versión no manipulada de Cristo y el cristianismo. Pérez de Pineda fue el principal difusor de la obra, cuyas tiradas alcanzaron cifras astronómicas para la época. Se habla de hasta 30.000 ejemplares (Boehmer, Spanish reformers, II: 78) —hay segunda edición por L. Usoz, Reformistas, vols. XIV y XV, Madrid. José López Cuesta, 1858 e impresión facsímil de D. Gómez Flores, Barcelona, 1982—. El extenso prefacio fue reeditado, con traducción española por Jacinto Terán, por La Aurora de Buenos Aires, 1936.

En 1600, con ocasión del año jubilar proclamado por Clemente VIII, Valera publicó anónimamente un Aviso a los de la Iglesia Romana, impreso como siempre en la oficina de R. Field, obra en la que desautoriza por no cristianos, e incluso paganos, jubileos y celebraciones de tal índole, que afirma obedecer a intenciones e intereses nada espirituales. Usoz incluiría luego una reimpresión del opúsculo (64 páginas) en el volumen VIII de sus Reformistas, de igual forma que haría después Gómez Flores en su colección. En uno y otra se recoge, a su vez, El español reformado, publicado inicialmente en latín y también en inglés (The Reformer Spaniard), y ambas versiones en Londres (Walter Burre, 1621), firmadas por cierto Dr. Nicholas I. Scharles, que por su contenido y estilo evoca a Valera, a quien es atribuido por L. Usoz o siquiera su traducción, o al menos lo da a entender, pues, aunque dice ser de cierto Juan de Nicolás Scharles, incluye la versión castellana (47 páginas) en su misceláneo volumen VIII de los Reformistas con otros escritos del tratadista hispalense. En el caso de ser Valera el autor, posiblemente fue publicada post mortem por sus familiares, dado que no consta que viviese ya en el año indicado. Sí es suya, por el contrario, o siquiera su versión castellana, una obra similar titulada el Cathólico reformado (Londres, R. Field, 1599), que consta en portada como de Guillermo Perquino (William Perkins) y traducción de cierto Guillermo Massan, aunque la presentación esta firmada por C. de V., evidentemente Cipriano de Valera, lo que parece indicar ser éste el traductor real, y Massan su asociado o simplemente quien pagó los gastos de edición, como se da a entender en la portada, si es que tal nombre no es figurado, como también pudiera ser.

Sin embargo, Valera ha pasado a la posterioridad por ser autor de la versión de la Biblia sin duda más difundida en lengua castellana en los últimos cuatrocientos años, en realidad revisión de la versión de Casiodoro de Reina publicada en Basilea en 1569 (la conocida como Biblia del Oso). Ya en 1596, y en las prensas londinenses de R. Field, su impresor habitual, publicó El Testamento Nuevo de Nuestro Señor Jesu Cristo, anticipo de la Biblia en su conjunto, que para entonces tenía ya casi ultimada. La demora en la publicación obedecía a carecer de la cobertura económica necesaria para abordar una empresa de tal magnitud y no encontrar impresor de confianza, dado que Field se hallaba enfrascado en otros encargos y compromisos. Ofertas concretas de varios potentados calvinistas holandeses y alemanes le movieron a pasar en 1599 con su mujer a las Provincias Unidas. En Ámsterdam halló impresor adecuado en Lorentius Jacobi, en cuya oficina vio la luz en 1602 la magna obra con el título La Biblia. Que es los sacros libros del Viejo y Nuevo Testamento. Segunda edición. Revista y conferida con los textos Hebreos y Griegos, y con diversas translaciones. Por Cypriano de Valera.

La referencia a la segunda edición deja fuera de dudas que el propio Valera entendía ser la suya no traducción original sino revisión de otra anterior, la de C. de Reina, su paisano, antiguo compañero en el claustro y con quien compartiría luego alegrías e infortunios en la emigración. No obstante, el nombre de Reina es omitido en la portada, y lo seguiría siendo en innumerables ediciones posteriores, por más que fuera el traductor real de la obra y Valera sólo el revisor. Ahora bien, no cabe duda de que éste mejoró aquélla. Tuvo a la vista fuentes originales y siguió en su labor criterios propios (eliminación de los libros deuterocanónicos tenidos por apócrifos por judíos y evangélicos, y supresión de addendas tomadas en su mayoría de la edición de los Setenta —en los Proverbios de Salomón sobre todo— y otras ediciones y errores deslizados en la versión de Reina y detectados por Valera al analizar libro por libro, capítulo por capítulo, versículo por versículo y palabra por palabra). Pero, sobre todo, mejoró en la redacción el ya de por sí depurado estilo de Reina, hasta hacer de esta versión referencia obligada de la lengua castellana en su mejor momento. Una edición facsímil de la de 1602 fue publicada en Madrid en 1992, por la Sociedad Bíblica de España.

Contaba entonces Valera setenta años cumplidos. Nada más se sabe sobre su estancia en los Países Bajos salvo que proyectaba regresar a Inglaterra, satisfecho con la feliz culminación de su empresa, no obstante algunas dificultades de última hora (sobre todo con el impresor), a cuya solución no parece haber sido ajeno Jacobus Arminius, el conocido predicador de Ámsterdam. En carta dirigida por éste al también dirigente calvinista Uytenbogaard, de La Haya, referirá (2 de noviembre de 1602) lo que sigue: “Haga Vd. lo posible en cuanto pueda, para que Cipriano encuentre factible el regresar a Inglaterra con su esposa, proveyéndole de dinero suficiente para el viaje; yo ya hice aquí todo lo que pude. Este buen hombre merece realmente que el corto tiempo que todavía pueda vivir lo haga de la manera más holgada posible” (M. K. Van Lennep, 1984: 240).

Consta, por una anotación en Atheanae Cantabrigensis (C. López Lozano, 1991: 94), que vivía todavía en 1606. Debió de fallecer poco después.

 

Obras de ~: Dos Tratados. El primero es del Papa y de su autoridad, colegido de su vida y doctrina. El segundo es de la Missa. El uno y el otro recopilado de lo que los doctores y Concilios antiguos, y la Sagrada Escritura enseñan, Londres, 1588 (2.ª ed. Londres, 1599, con addenda de esta otra obra del mismo autor: Un enjambre de los falsos milagros con que María de la Visitación, priora de la Anunciada de Lisboa, engañó a muy muchos. Y de cómo fue descubierta y condenada (reed. por L. Usoz en Reformistas Antiguos Españoles [RAEsp], vol. VI, Madrid, 1851, y reimp. por D. Gómez Flores, Barcelona, 1982); Tratado para confirmar a los pobres cautivos de Berbería en la católica y antigua fe y religión cristiana, y para los consolar con la palabra de Dios en las afliciones que padecen por el Evangelio de Jesucristo, Londres, 1594 (reed. en colección de RAEsp, VIII, Madrid, 1854, y reimp. RAEsp, Barcelona, 1982); El Testamento Nuevo de Nuestro Señor Jesu Cristo, Londres, 1596; Catecismo, que significa forma de instrucción, que contiene los principios de la religión de Dios [...], Londres, 1596; J. Calvino, Instituzión de la Religión Christiana, compuesta en cuatro libros y dividida en capítulos por [...] y ahora nuevamente traducida en Romance Castellano, trad. esp. de C. de Valera, Londres, 1597 (reed. en RAEsp., vols. XIV y XV, Madrid, 1858, y reimpr. RAEsp, Barcelona, 1982); Aviso a los de la Iglesia Romana sobre la indicción del Jubileo por la Bulla [sic] del Papa Clemente Octavo, Londres, 1600 (reed. en RAEsp, VIII, Madrid, 1854, y reimp. RAEsp, Barcelona, 1982); La Biblia. Que es los sacros libros del Viejo y Nuevo Testamento. Segunda edición. Revista y conferida con los textos Hebreos y Griegos, y con diversas translaciones, Por ~, Amsterdam, 1602; John de Nicholas Sacharles —o también N. I. Sacharles— (seud.), The Reformed Spaniard: to all reformed Churches, embracing the true Faith, wheresoeur dispersed on the Face of the Earth: in speciall, to the most Reverend Arch-Bishops, Rev. Bishops, and Worshipfull Doctors, and Pastors, now gathered together in the venerable Synode at London this yeare of our Lord, 1621, Londres, 1621 (en igual lugar y año versión castellana del mismo autor: El Español Reformado: A todas las Iglesias reformadas y que abrazando la verdadera Fe [...], etc., reed. de esta versión por L. Usoz, San Sebastián, 1854, y reimpr. por D. Gómez Florez, Barcelona, 1982).

 

Bibl.: J. Stoughton, The Spanish Reformers, London, 1883; E. Boehmer, Bibliotheca wiffeniana. Spanish reformers [...], Estrasburgo-Londres, 1874-1904, 3 vols. (vols. II y III); F. de Schickler, Les Églises du refuge en Angleterre, Paris, 1892, 3 vols.; N. X. Fenn, Cipriano de Valera and his descendents, Upper Norwood, 1900; E. Shäffer, Beiträge zur Geschihte des Protestantismus un der Inquisition im 16. Jahrhundert [...] Guëterlosloh, 1902, 3 vols.; L. Linnhoff, Spanischen Protestanten und England, Emsdetten, 1934; W. Artús, Los reformadores españoles del siglo xvi, Buenos Aires, 1949; M. Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos Españoles (vol. II), Madrid. 1956, 2 vols.; L. J. Hutton, “The Spanish Heretic: Cipriano de Valera”, en Church History, 27 (1958), págs. 23-31; L. Firpo, “La chiesa italiana di Londra nel Cinquecento e i suoi rapporti con Ginebra”, en VV. AA., Ginevra e l’Italia, Florencia, 1959, págs. 307-412; M. Bataillon, Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo xvi, México, Fondo de Cultura Económica, 1966, 2.ª ed. esp.; P. J. Hauben, “A Note on the Spanish heretic: Cypriano de Valera”, en Church History, 27 (1967), págs. 23-31; P. J. Hauben, The Spanish Heretics and the Reformation. Antonio del Corro, Casiodoro de Reina, Cypriano de Valera, Ginebra, 1967 [ed. esp., Madrid, 1978); J. R. Guerrero, Catecismos españoles del siglo xvi, Madrid, 1969; E. Fernández, Las Biblias castellanas del exilio, Miami, 1976; J. Flores, Historia de la Biblia en España, Terrassa (Barcelona), 1978; M. F. van Lennep, La Historia de la Reforma en España en el siglo xvi, Grand Rapids (Michigan, Estados Unidos), 1978 (reed. 1984); A. G. Kinder, “Cipriano de Valera, reformador español”, en Diálogo Ecuménico, t. XX, 67 (1985), págs. 175-179; C. López Lozano, Precedentes de la Iglesia Española Reformada Episcopal, Madrid, 1991; G. Fernández Campos, Catálogo de Biblias castellanas, Sevilla, 1994; V. Cueva Barrientos, Historia ilustrada de los protestantes en España, terrassa (Barcelona), Editorial Clie, 1997.

 

Juan Bautista Vilar