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Francisco Gómez

Biografía

Gómez, Francisco. Fregenal de la Sierra (Badajoz), 1.V.1524 – Córdoba, 20.XII.1576. Predicador jesuita (SI) y profesor.

Fue uno de los hombres de Juan de Ávila que se convirtieron en jesuitas. En realidad, le había conocido en Córdoba en 1548 y desde entonces se puso bajo su dirección. Consideró el maestro Ávila —hombre que pedía la reforma de la Iglesia y que contribuyó con sus memoriales al Concilio de Trento— que Francisco Gómez podía ser un adecuado profesor de Artes y Teología y así las enseñó y leyó estas disciplinas, con la claridad que le caracterizaba. Juan de Ávila facilitó el camino para que entrase en la Compañía de Jesús y así lo hizo en octubre de 1559, en la localidad cordobesa de Montilla. La obediencia le envió al colegio de Córdoba, aunque aquél era un año de autos de fe, tanto en Valladolid como en Sevilla. Francisco Gómez mantuvo una disputa pública con uno de los acusados y condenados, el conocido como Julianillo y que, en realidad, se trataba de Julián Hernández. Una disputa que fue solicitada por el propio condenado al pie de la hoguera. El jesuita Gómez refutó sus razones, aunque quizás no le convenció.

Se sabe que en 1562, durante la visita de Jerónimo de Nadal, era profesor de Teología, aunque no le gustaba emplearse en controversias de cosas inútiles. Le interesaban más los temas que contribuían a la fe y a las costumbres, favoreciendo con ellos a los alumnos. Se distinguió como predicador y casi misionero en iglesias, calles y plazas. Pudo conocer al rey Felipe II en el transcurso de una visita de este Monarca a la ciudad cordobesa, asistiendo a una de sus clases. Fue rector del colegio de Córdoba entre 1573 y 1576. Entre sus intereses manifestó su deseo de atender a los más necesitados, especialmente a repobladores castellanos y gallegos que habían sufrido un deterioro de su salud, así como hacia los indigentes que se habían establecido en las afueras de la ciudad. Para mejorar la asistencia, recogió limosnas con las que pudo construir un hospital. Incluso, contribuyó a que fuesen atendidos en casas particulares.

Este jesuita del ministerio de la palabra y de la asistencia social, también fue un sacerdote de consejo hacia la “gente grave” de Andalucía, e incluso para con los profesores de las Universidades de Toledo, Salamanca y Alcalá de Henares, estas dos últimas de las tres mayores de la Corona de Castilla. El prestigio que adquirió condujo a que expertos en cuestiones morales, como fray Pascual Mancio de Corpore Christi, recurriese al consejo que el jesuita pudiese aportar. Juan de Ávila le llamó junto a sí para escribir la obra Advertencias al Concilio de Toledo. El prelado Cristóbal de Rojas descubrió en este jesuita un experto teólogo asesor. Mostró Francisco Gómez toda su prudencia en un asunto espinoso como la prohibición que el papa Pío V, fraile dominico, había lanzado contra las corridas de toros. Los caballeros cordobeses respondieron a esta medida afirmando que el motu proprio del Pontífice no era válido porque no había sido recibido por todos. El obispo Rojas parecía sentirse propicio para otorgar su licencia, pero Francisco Gómez consultó convenientemente el negocio, incluso con otros jesuitas de casa y recogió los apoyos para no oponerse a la decisión del papa Pío. Convencido el obispo de las razones expresadas por el jesuita, decidió revocar su permiso y sancionó la celebración de la corrida de toros.

Francisco Gómez contribuyó a la formación de las primeras generaciones de jesuitas andaluces, sobre todo a través de las opiniones expresadas en las cartas dirigidas a Roma hacia los prepósitos generales.

 

Bibl.: B. Alcázar, Chrono-Historia de la provincia de Toledo, vol. II, Madrid, por Iuan García Infanzón, 1710, págs. 128- 130; J. Cassani, Glorias del segundo siglo de la Compañía de Jesús, dibuxadas en las vidas y elogios de algunos de sus varones ilustres en virtud, letras y zelo de las almas que han florecido desde el año 1640, primero del segundo siglo desde la aprobación de esta Religión, Madrid, por Manuel Fernández, 1734, vols. I y VII, en el orden de Varones Ilustres, obra que empezó Juan Eusebio Nieremberg, págs. 26-29; L. Muñoz, Vida del Padre Maestro Juan de Ávila, Barcelona, Juan Flors, 1964; L. Sala Balust, “Biografía del Maestro Juan de Ávila”, en L. Sala Balust y F. Martín Hernández, Obras completas del Santo Maestro Juan de Ávila, vol. I, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1970; E. Moore, “Gómez, Francisco”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez, Diccionario Histórico Compañía de Jesús, vol. II, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu, Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 1772-1773.

 

Javier Burrieza Sánchez

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