Diego de la Fuente, Mateo. Mateo de la Fuente. Almiruete, Tamajón (Guadalajara), 1524 – Hornachuelos (Córdoba), 27.VIII.1575. Religioso, Basilio (OSBas.), abad, uno de los fundadores de la Orden de los Basilios en España, fundador de monasterios.
Hijo de Pedro Diego y de María de la Fuente, cristianos de vida honrada. Por sus dotes intelectuales pudo marchar a Salamanca, hacia los catorce años, donde estudió Gramática Latina y después Filosofía. Fue un joven muy piadoso y su conocimiento de un viejo ermitaño que vivía en soledad en las afueras de Salamanca, movió su corazón y quiso imitarle, pero antes reflexionó y fue a pedir consejo a “el oráculo de aquel siglo, y asombro de los vecinos, el R. P. M. Fray Domingo Soto” (B. Sánchez de Feria, página 90), quien le animó a seguir la afición de su alma. Llegó hasta él la noticia de que unos ermitaños habitaban por su cuenta en Sierra Morena, cerca de Baeza, y hasta allí fue para encontrarlos y hablar con ellos. Se entusiasmó por su ascetismo pero no le gustó que no trabajasen y vivieran solamente de limosnas. Continuó su camino y se instaló cerca de una villa, donde un artesano le enseñó a fabricar cestos de mimbre. Noticioso de que en Montilla se hallaba el famoso Juan de Ávila, le planteó su vocación eremítico-ascética, que el “apóstol de Andalucía” le aprobó. Se fue a vivir a unas rocas de la Albayda, cerca del río Bembézar, donde encontró una “celdilla”, al parecer cueva o choza. Confeccionaba cestos de mimbre que vendía en Hornachuelos.
Pronto se le unió como discípulo Diego Vidal y luego otros más (los padres Esteban Centenares, Mariano de Benito y Juan de la Miseria). Huyendo de las crecientes del Bembézar ascendieron a la montaña de Tardón, con celdas separadas. El obispo de Córdoba, Cristóbal de Rojas y Sandoval, le ordenó sacerdote y le aconsejó que siguieran la Regla de San Basilio, rito latino.
Años después, al existir en España cuatro eremitorios basilianos, el papa san Pío V promulgó la bula Lubricum vitae. Los monjes, ya cuarenta, abandonaron sus celdas aisladas y fabricaron un monasterio (autorizado por la Ciudad de Córdoba; acta del 29 de marzo de 1557; Libro de Acuerdos Municipales, Archivo Municipal) que se llamó del Tardón, del que Mateo de la Fuente fue su primer abad.
Santa Teresa de Jesús, en su Libro de las Fundaciones, hablando del padre Mariano de Benito dice: “Supo que cerca de Sevilla estaban juntos unos ermitaños en un desierto que llamaban el Tardón, tiniendo un hombre muy santo por Mayor, que llamavan el Padre Mateo [Nota del comentarista: ‘Era el Padre Mateo de la Fuente’]. Tenía cada vno su celda y aparte, sin decir oficio divino sino un oratorio adonde se juntavan a misa, ni tenían renta ni querían recibir limosna ni la recibían, sino de la labor de sus manos y cada uno comía por sí harto pobremente. Pareciome, cuando lo vi, el retrato de nuestros Santos Padres”.
Hasta aquí Santa Teresa de Jesús.
Otro monasterio fundó en el lugar llamado San Antonio del Valle de Galleguillos.
Yendo a curarse de sus achaques a Montilla, ocurrió allí la santa muerte de san Juan de Ávila, el 15 de mayo de 1569, que presenció el padre Mateo. Años después, en otra ocasión en que fue a curarse a Hornachuelos, a diecisiete kilómetros de la aldea de San Calixto, donde estaba el monasterio del Tardón, presintió su propia muerte, llamó a diez de sus discípulos, dándoles serios avisos, y rindió su alma a Dios el 27 de agosto de 1575, contando solamente cincuenta y un años de edad.
Sánchez de Feria (página 91) dice que Luis Muñoz escribió su vida, manuscrito que se encontraba perdido ya en 1782, fecha de publicación del libro citado.
Por su interconexión con el nacimiento espontáneo de la Orden de los Basilios en España, véanse las biografías de Bernardo de la Cruz y Francisco Aguilar de Loaisa.
Bibl.: Santa Teresa de Jesús, Libro de las Fundaciones, s. l., 1573-1582 (ed. de sus Obras Completas, vol. II, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1954, n.º 120, pág. 757); A. Clavel, Antigüedad de los Religiosos y Regla de San Basilio Magno [...], Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1645, págs. 427-428, 534-535 y 537; B. Sánchez de Feria y Morales, Memorias Sagradas de el Yermo de Córdoba. Desde su Inmemorial Principio hasta de presente, recogidas y ordenadas..., Córdoba, en la Oficina de D. Juan Rodríguez de la Torre, calle de la Librería, 1782, págs. 74 y 88-99 [todo el cap. X, titulado: “Memorias del Venerable Padre Mateo de la Fuente”]; J. Diges Antón y M. Sagrado y Marín, “Fuente (Fr. Mateo de la)”, en Biografías de Hijos Ilustres de la Provincia de Guadalajara, Guadalajara, Imprenta y Encuadernación Provincial, 1889, pág. 124; M. Gutiérrez de los Ríos y Pareja- Obregón, Fundaciones Monásticas de la Sierra de Córdoba, Córdoba, Diario de Córdoba, 1909, págs. 247-259; A. Vacant y E. Mangenot (dirs.), “Basile (Saint)”, en Dictionnaire de Theologie Cattolique [...], vol. II, Partie 1, Paris, Letouze et Ané, Editeurs, 1910, cap. III ‘Moines’, col. 429; C. Korolevskij, “Basiliens”, cap. III, ‘Les basiliens latins d’Espagne’, en R. Aubert (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclesiastiques [...], Paris-VI, Librairie Letouze et Ané, vol. VI, 1932, cols. 1215-1219; J. A. de Sobrino, SI, Estudios sobre San Juan de la Cruz y nuevos textos de su obra, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1950 [en págs. 247-262: “Apéndice (último). Un monasterio basiliense por tierras de Andalucía. El cenobio del Tardón”, de las que las págs. 248-253 son un extracto de la vida del P. Mateo de la Fuente, según el cap. X de B. Sánchez de Feria y Morales, 1782, sin decirlo el autor]; A. Benito y Durán, “Para una historia de los basilios españoles”, en Yermo (Valencia), vol. 7, n.º 1 (1969), págs. 1-3 y 42; “Basilios”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, vol. I, 1972, págs. 196-197.
Fernando Rodríguez de la Torre