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Diego Fernández de Vallejo Segura y Baños

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Biografía

Fernández de Vallejo Segura y Baños, Diego. Marqués de Vallejo (I). Soto en Cameros (La Rioja), 14.III.1824 – Madrid, 31.XII.1901. Banquero, político y mecenas de instituciones benéficas, senador vitalicio y gentilhombre de la Cámara de Su Majestad.

En su juventud se trasladó a Madrid, donde realizó estudios relacionados con el comercio y la economía.

Poseía una intuición especial para acertar en los negocios y cambios de la bolsa. En su juventud contrajo matrimonio con Sofía Flaquer Ceriola, con la que tuvo dos hijos: José Manuel, nacido al comienzo de 1854, y Mariana, en enero de 1855. La epilepsia padecida por su hijo le llevó a buscar el concurso de los mejores médicos de Europa. Ya en España había procurado su curación con el doctor Julián Calleja de Madrid, pero al no obtener mejoría se dirigió a Francia, ya que, además, el ambiente bélico de las guerras carlistas no favorecía el desarrollo de los tratamientos aplicados. Por todo ello pasó largas temporadas en el país vecino. El 23 de julio de 1855 murió su hija Mariana en Guetary (Francia), a los seis meses de edad, y poco después (el 13 de agosto de 1855) murió su primera esposa, Sofía, en San Juan de Luz (Francia).

Regresó a Madrid con su hijo José Manuel, que tenía año y medio. Pasado un tiempo, contrajo matrimonio en segundas nupcias con Nicolasa Gallo-Alcántara y Sibes, oriunda de Santander, estableciendo su domicilio familiar en la calle de Fuencarral, n.º 4.

De este matrimonio no tuvo descendencia. Dedicado de lleno a la bolsa, el comercio y la banca, adquirió fincas, casas y bienes puestos en venta como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal, y llegó a ser uno de los hombres más ricos y hacendados de su tiempo. Pasados unos años se dedicó también a la política como diputado en Cortes y consejero de varios ministerios. Tenía fama de hombre rico, religioso y caritativo, hecho que le llevó a colaborar con las Hijas de la Caridad. El 28 de octubre de 1864 recibió, de la reina Isabel II, el título de marqués de Vallejo y senador vitalicio del reino. A partir del 4 de octubre de 1877 desempeñó el cargo de oficial mayor de la secretaría del Senado.

Entre los hombres que apoyaron la restauración de la Monarquía borbónica tras la Primera República, se encuentra el marqués de Vallejo, quien colaboró junto a su amigo Cánovas del Castillo con sus bienes e incesante actividad política y social. A finales del siglo xix (1875-1900) llegó a tal importancia su influencia en la vida económica y social española, que se acuñó la célebre frase: “Quien no aprieta en Vallejo, no aprieta en Concejo”. Fue gran amigo de Cánovas del Castillo y se mantuvo siempre unido a él hasta la muerte. Al final de su vida obtuvo las condecoraciones de Caballero del Collar de la Gran Cruz de Carlos III, la Gran Cruz de Isabel la Católica, la Cruz Blanca del Mérito Militar, la Cruz Pontificia de San Gregorio el Magno, gentilhombre de Cámara de Su Majestad, Caballero de la Real Maestranza de Zaragoza y algunas otras, aunque poco antes de morir renunció al título de grandeza de España.

Su único hijo y heredero falleció a los veinticuatro años de edad (18 de abril de 1878). A partir de entonces, inmerso en el drama íntimo de su desesperanza sucesoria, abandonó la banca y los grandes negocios para dedicarse a los pobres y desvalidos. Una de sus primeras fundaciones de beneficencia fue el Colegio-Asilo para Huérfanos de la Guardia Civil, en Valdemoro (Madrid), fundado mediante escritura pública otorgada ante el notario Hilario Carrillo, el 1 de noviembre de 1878. Las donaciones realizadas por el marqués de Vallejo fueron recibidas por el director general del Cuerpo, Fernando Cotoner y Chacón, marqués de la Cenia y Anglesola, quien se había encargado de crear la Asociación de Huérfanos de la Guardia Civil (2 de enero de 1879), receptora y beneficiaria de los terrenos y recursos cedidos por el marqués para la acogida y educación de sus asociados.

El inicio de la construcción (19 de junio de 1880) fue celebrado con solemnidad en presencia del rey Alfonso XII, su séquito y numerosas personalidades.

Terminada la fábrica, el colegio-asilo fue inaugurado oficialmente (19 de noviembre de 1885) y puesto bajo la dirección y administración de las Hijas de la Caridad, por expreso deseo de su fundador.

Casi simultáneamente a la fundación anterior, el marqués puso a disposición de la misma institución otras tres fundaciones: la casa de San Diego, de Valdemoro, para hermanas mayores inválidas (1878); diez años después, también mediante escritura pública (8 de junio de 1888), entregó la casa de San Nicolás con doble finalidad benéfica: atender a las hermanas enfermas jóvenes y establecer un parvulario y escuelas de primaria para la educación de la infancia de Valdemoro; y ya al final de su vida, dejó establecido en su testamento la fundación del Colegio-Asilo de San Diego en Madrid para niñas huérfanas. Probablemente quiso que esta fundación, catalogada entre los primeros colegios de España en los inicios del siglo xx, fuera una réplica del colegio-asilo de huérfanos de la ciudad de Vallejo en el estado de California (Estados Unidos). Esta fundación la terminó ya su esposa Nicolasa Gallo-Alcántara. Al final de su vida realizó también otras fundaciones: el Instituto-Asilo de San José para epilépticos de Carabanchel Alto en Madrid (1899) y se lo confió a los Hermanos de San Juan de Dios; el Patronato para Pobres y Estudiantes Marqués de Vallejo (1999), en su pueblo natal; el convento de las carmelitas descalzas de la calle Ponzano, en Madrid; y el Colegio-Asilo de Jóvenes Doncellas en Fuencarral, confiado también a las Hijas de la Caridad. En casi todas las fundaciones benéficas estableció un patronato que velaba por el cumplimiento de los fines y la aplicación de los recursos asignados a las mismas.

Su muerte fue llorada por su esposa, amigos, políticos y banqueros y los miembros de las instituciones benéficas creadas por él. Sus restos reposaron en el cementerio de San Isidro de Madrid desde 1901 hasta 1995, fecha en que fueron trasladados a la cripta del Instituto-Asilo San José de Carabanchel, en Madrid.

 

Bibl.: Anales de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad (ACMHC) (1904), pág. 266; (1916), págs. 95-101; y (1924), págs. 543-555; R. Castañares, “Casas de las Hijas de la Caridad en Valdemoro”, en ACMHC (1929), págs. 19- 27; E. Escribano, Las Hijas de la Caridad de la provincia española en la zona roja, Madrid, Gráficas Uguina, 1945, págs. 59- 61; J. Atienza, Diccionario heráldico de apellidos españoles y de títulos nobiliarios, Madrid, Aguilar, 1970, pág. 748; P. Melero Glaría, “El Juncarejo, centenario”, en Polilla, enero de 1984, págs. 37-40; febrero de 1984, págs. 28-32; julio-agosto de 1984, págs. 39-41; y octubre de 1984, págs. 35-37; F. Aguado Sánchez, “Acción social y paternalismo”, en Historia de la Guardia Civil (1900-1932), vol. 4, cap. IV, Madrid, Cupsa, 1984-1985, págs. 77-89; A. Orcajo, “Reseña de la familia Vicenciana en Valdemoro”, en ACMHC, n.º monogr. (2001), págs. 297-392.

 

Ángeles Infante Barrera, HC

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