Pombo Somoza, Carlos. Sarriá (Lugo), 30.VII.1905 – Madrid, 18.IX.1970. Aviador militar, Medalla Aérea, teniente general.
Ingresó en la Academia de Caballería, en Valladolid, a los diecisiete años de edad, y al ser promovido a alférez en 1925, atraído por el “tirón” de África, logró ser destinado a Melilla, al Regimiento de Cazadores de Alcántara, tomando parte con él en las últimas operaciones de la campaña de Marruecos.
Convocado en 1927 para participar en un curso de oficiales aviadores, realizó el de observador y, ya ascendido a teniente, fue destinado al Grupo Napier-Potez de la Escuadra de Marruecos, al aeródromo de Tauima.
Realizó el curso de piloto de guerra el año siguiente, y volvió a las Fuerzas de África, esta vez al aeródromo de Sania Ramel, en Tetuán. En 1932 obtuvo la especialidad de hidroaviones, y pasó a integrarse en la melillense base de El Atalayón, en la Mar Chica.
En julio de 1936, Carlos Pombo, capitán desde enero, se unió al levantamiento militar en Tablada, realizando misiones de guerra en los confusos frentes del Sur y en el Estrecho, hasta septiembre, en que pasó a formar parte del 1-G-70, grupo de hidros que se estaba organizando en Cádiz, llevando a cabo con él numerosos servicios de reconocimiento, exploración, protección de convoyes y vigilancia antisubmarina; en 1937 pasó a la base de Pollensa, recibiendo el mando de una escuadrilla del 2-G-62, grupo que se acababa de crear con los hidroaviones recién llegados, Cant Z-501, pero no permaneció mucho en esta unidad, ya que fue destinado a la Jefatura del Aire, en Salamanca, a la 1.ª Sección del Estado Mayor, mandando al tiempo la escuadrilla de aquel Cuartel General. Pasado un año fue agregado a la Legión Cóndor, como jefe de una escuadrilla de bimotores Dornier Do-17, Bacalao, volviendo a la base de Pollensa a finales de 1938 a la escuadrilla —también de la Legión Cóndor— AS-88, de bimotores Heinkel He-69 Zapatones, terminando en ella la guerra.
Carlos Pombo fue ascendido a comandante, por méritos de guerra, y en el expediente abierto para justificar la recompensa, además de citarse sus doscientas sesenta y tres misiones de guerra y las mil treinta y tres horas voladas en la campaña, se resaltaba su gran valor y decisión, el siempre brillante comportamiento y su alto espíritu. Nombrado profesor de la Escuela de Vuelo sin Visibilidad, que se creaba entonces, en 1945 pasó destinado a la Escuela Superior del Aire, como profesor auxiliar, destacando allí su profunda cultura profesional y su gran experiencia aeronáutica.
Recibió en 1944 el encargo de crear la unidad aérea de salvamento de náufragos, realizando en Marsella un curso relacionado con aquella misión y de adaptación al hidro trimotor, Dornier Do-24, con doce de los cuales formó un grupo del que quedaría al mando, en la base de Pollensa. El 30 de mayo, mientras realizaba prácticas de toma de agua, nocturnas, sufrió un accidente que le ocasionó heridas de importancia.
Ascendido a teniente coronel en 1945, recibió el mando del Regimiento de Hidros n.º 51, y de la base de Pollensa. En aquellos años representó a España en diversas conferencias internacionales de Aviación Civil, en París, Dublín y Londres. A finales de 1947 fue nombrado director de la Escuela Superior de Vuelo y jefe del Sector Aéreo de Salamanca.
En 1952 fue premiado con la Medalla Aérea, y en el expediente de concesión se hacía resaltar su prestigio, no sólo en España, sino también, “[...] más allá de nuestras fronteras donde eran conocidas sus altas virtudes aeronáuticas afianzadas a lo largo de su vida de aviador”.
Ascendió a coronel en 1953, y fue destinado a la Dirección General de Instrucción. En 1956, ya con cincuenta años de edad, realizó el curso de reactores, dando pruebas una vez más de sus extraordinarias condiciones para el vuelo. En 1960 fue nombrado agregado aéreo a las embajadas de España en París y Bruselas, y representante del Aire en La Haya y de Marina en París.
Ascendido a general de brigada en 1963, desempeñó, sucesivamente, la jefatura del Sector Aéreo de Cataluña y la del Mando del Transporte Aéreo; general de división dos años más tarde, fue designado 2.º jefe de la Región Aérea de Levante y, posteriormente, jefe de las Fuerzas Armadas del Mando de la Defensa Aérea. En aquel momento tenía el general Pombo en su haber 14.385 horas de vuelo militar, cifra nunca alcanzada por otro en la Aviación Militar española, y difícilmente en otros países.
Siempre había tenido una gran afición a la hípica, en la que era muy diestro, y en todos los destinos que tuvo trató de practicarla. Siendo subsecretario de Aviación Civil, falleció en Madrid a consecuencia de un accidente de equitación, el 18 de septiembre de 1970.
Por estar en posesión de la Medalla Aérea, a su muerte fue ascendido a teniente general.
Bibl.: J. Gomá, Historia de la Aeronáutica española, t. II, Madrid, 1951; La guerra en el aire, Barcelona, Editorial AHR, 1958; J. Salas Larrazábal, La guerra se España desde el aire, Barcelona, Dopesa, 1971; E. Herrera Alonso, Entre el añil y el cobalto, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica, 1987; VV. AA., Historia de la Aviación española, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica, 1988; F. Morales Izquierdo, Matacán, Salamanca, 1988; E. Herrera Alonso, Una bahía con alas, Madrid, Ministerio de Defensa, 1995; Cien aviadores de España, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000; Guerra aérea 1936-1939, t. I, Madrid, 2001.
Emilio Herrera Alonso