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Juan José Rosón Pérez

Biografía

Rosón Pérez, Juan José. Becerreá (Lugo), 25.IX.1932 – Madrid, 18.VIII.1986. Militar y político.

Hijo de Eulogio Rosón López y Mercedes Pérez Álvarez, familia gallega oriunda de Lugo. Tras licenciarse en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense, decidió seguir los pasos de su hermano Luis, ingresando por oposición, como había hecho este último, en el Cuerpo de Intervención Militar. Nombrado alférez cadete (31 de diciembre de 1958), fue promovido al empleo de teniente interventor del Ejército con el número uno de su promoción (15 de julio de 1959), pasando destinado a la Intervención General del Ejército, donde pronto ocupó vacante de superior categoría. Al ascender a capitán interventor (23 de noviembre de 1960) permaneció en su anterior destino, teniendo simultáneamente a su cargo la intervención de la Junta Superior del Patronato de Huérfanos de Oficiales, Suboficiales y Tropa, y del Colegio de Huérfanos de Carabanchel.

Sin embargo, si las inquietudes políticas de su hermano Luis, que le habían llevado al cargo de gobernador civil de Tenerife, no lograron torcer su vocación y carrera militar, en la que alcanzó el grado de general de división interventor, en Juan José primó con el tiempo el ejemplo del mayor de los hermanos, Antonio, que llegó a ser el primer presidente de la Xunta de Galicia y del Parlamento gallego, además de diputado por Lugo.

Tras ejercer la docencia como profesor ayudante de Teoría Económica en la Universidad Complutense, así como en el Instituto Ramiro de Maeztu y en la Escuela Oficial de Radiodifusión y Televisión, Juan José Rosón fue orientando buena parte de su dedicación a la labor política. Secretario general del Sindicato Español Universitario y rector del Colegio Mayor Universitario Santa María (1962-1964), consejero de la Agencia EFE y consejero nacional de Educación (1962-1965), solicitó en 1964 el pase a la situación de supernumerario en su carrera militar al ser nombrado secretario general de Radio Televisión Española (RTVE) (1964- 1970). Fue también presidente del Sindicato Nacional del Espectáculo (1970-1971) y miembro de las IX y X legislaturas de las Cortes de Franco.

Habiendo ascendido al empleo de comandante interventor en 1967, en abril de 1969 se reincorporó en Madrid a sus actividades militares que, sin embargo, abandonó definitivamente al ser nombrado director general de Radio Televisión Española, para dedicarse de lleno a la política.

Surgido a la política desde la mentalidad y condicionamientos del régimen de Franco, Juan José Rosón se mostró desde un primer momento con un talante aperturista, hasta el punto de ser uno de los firmantes del documento que en 1973 remitió a Franco un colectivo de personas (Grupo de los 39) propugnando nuevos aires de apertura y de diálogo, y la posibilidad de realizar un mínimo ejercicio crítico sobre la labor política del Gobierno.

Ese mismo talante lo demostró durante el ejercicio del cargo de director general, y lo subrayó con su dimisión del mismo en octubre de 1974. La dura presión y graves acusaciones de que venía siendo objeto del ministro de Información y Turismo Pío Cabanillas, también propulsor de una política aperturista por parte del sector más ultramontano del régimen, determinaron su cese inmediato por orden de Franco. Ello dio lugar a una cadena de dimisiones entre altos cargos de la Administración (Francisco Fernández Ordóñez, Miguel Boyer, Marcelino Oreja, Carlos Solchaga, Carlos Bustelo, etc.), y, entre ellas, la de Rosón.

Todo este sector político, y Juan José Rosón entre ellos, se preparó para estar presente en el nuevo período histórico que ya se adivinaba cercano. A falta de partidos políticos legalizados, y al margen de los movimientos plenamente disidentes, muchos políticos que se movían dentro de las estructuras del régimen, pero que aspiraban a cambiarlas desde dentro en mayor o menor medida, buscaron foros para desarrollar sus ideas e inquietudes. Uno de ellos fue la Federación de Estudios Independientes S.A. (FEDISA), fundada en el verano de 1975, y en el que participó Rosón junto con otros destacados políticos del momento.

En noviembre de 1976 fue nombrado gobernador civil de Madrid a instancia de Rodolfo Martín Villa, ministro de Gobernación, ya en el Gobierno de Adolfo Suárez, quien había sido subordinado suyo en la etapa en que Rosón ejerció el cargo de director general de RTVE. Durante su paso por el Gobierno Civil hubo de enfrentarse con uno de los períodos más difíciles de la transición a la democracia. Estaban recientes violentas huelgas, conflictos laborales y manifestaciones proamnistía, y con la llegada de la Unión de Centro Democrático (UCD) al Gobierno se habían iniciado contactos con la oposición política integrada en la llamada Coordinadora Democrática, contactos en los que el propio Rosón participó.

El paso de Rosón por el Gobierno Civil tuvo lugar durante un período especialmente complejo y, al menos al principio, contradictorio, pues, de un lado seguía vigente la normativa que ilegalizaba los partidos políticos, y, de otro, desde las alturas del Gobierno se daban pasos de acercamiento hacia algunos de los grupos que actuaban clandestinamente, en especial hacia el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

En medio de un clima confuso y de fuertes tensiones correspondió a Rosón mantener el orden público en Madrid, dado que desde su llegada al Gobierno Civil éste había asumido en ese ámbito las mismas competencias que el resto de los Gobiernos Civiles, en contraste con la situación existente desde el fin de la Guerra Civil que otorgaba a la Dirección General de Seguridad dicha competencia en la capital de España.

Entre diciembre de 1976 y enero de 1977 el ambiente político se vio afectado de manera muy singular por graves sucesos, como los secuestros por parte de Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) de Antonio Oriol y el teniente general Villaescusa; la conferencia de prensa clandestina ofrecida por Santiago Carrillo el 10 de diciembre en Madrid, y su posterior detención el día 22, con paralelas medidas tendentes a cuidar al máximo la seguridad del líder comunista, en las que hubieron de intervenir personalmente tanto Rosón como el propio ministro del Interior Martín Villa; y, finalmente, la celebración clandestina del Primer Congreso del PSOE en España tras la Guerra Civil.

Durante el resto del período en que ocupó el cargo de gobernador civil tuvo que realizar difíciles equilibrios para hacer compatibles el sometimiento a la legalidad vigente y el mantenimiento del orden público, con una inevitable apertura hacia un nuevo orden político, que día a día se hacía patente a través de acontecimientos y medidas de tanta transcendencia como lo fueron el referéndum sobre la Ley para la Reforma Política, la legalización del Partido Comunista y su Primer Congreso, la de las centrales sindicales y, a la postre, las primeras elecciones libres desde la República.

Paralelamente el orden público se vio alterado por extremismo de uno y otro signo. De un lado, además de los secuestros ya citados, actos criminales a cargo del GRAPO, como el director de Instituciones Penitenciarias Jesús Haddad, o bombas como la tristemente célebre de la cafetería California de Madrid, y paquetes bomba en Barajas y en las estaciones de Atocha y Chamartín; al mismo tiempo ETA (Euskadi Ta Askatasuna) reivindicaba, entre otros asesinatos, los de los generales Gómez Hortigüela, Muñoz Vázquez y Sánchez Ramos-Izquierdo, o el atentado contra el diputado Gabriel Cisneros, herido de gravedad. Del otro lado, las violentas manifestaciones de la ultraderecha, el asesinato del estudiante Arturo Ruiz por los Guerrilleros de Cristo Rey, los atentados contra el diario El País o la revista satírica El Papus, y el asalto a la Facultad de Derecho de Madrid, quedaron ensombrecidos por la matanza en la calle de Atocha de cinco abogados laboralistas de ideología comunista, que sumó además cuatro heridos.

El telón de fondo de todos estos actos violentos fueron circunstancias de otra índole que tampoco dieron un minuto de descanso a Juan José Rosón, entre ellas la Cumbre eurocomunista de Madrid de marzo de 1977, el regreso a España de Dolores Ibárruri, la Pasionaria, huelgas de prensa (septiembre de 1977) y generales (enero de 1979), las primeras elecciones sindicales (enero de 1978), etc. Si en la investigación previa a determinados éxitos policiales, como el de la liberación de Oriol y Villescusa, intervino personalmente el propio Rosón, en otros hechos relevantes, como lo fue la denominada “Operación Galaxia”, que dio lugar a la detención del teniente coronel Tejero y del capitán Sáenz de Ynestrillas, la actitud de Rosón, junto con la de los restantes responsables de la seguridad del Estado “contribuyó”, según ha manifestado el propio Martín Villa, “a serenar un ambiente en el que el nerviosismo predominaba sobre la escueta y fría razón”.

Bajo el padrinazgo político de Rodolfo Martín Villa, y tras ser propugnado por éste como su sucesor en el Ministerio de Interior cuando lo abandonó en abril de 1979, puesto que sin embargo fue encomendado al teniente general Antonio Ibáñez Freire, una remodelación del Gabinete de Suárez en mayo de 1980 catapultó a Rosón a ocupar aquella cartera ministerial. Inmediatamente pasó a ser uno de los miembros del Gobierno y de UCD más próximos al presidente Suárez.

Durante los dos años y medio que tuvo a su cargo el Ministerio, en el que permaneció durante el Gobierno de Calvo-Sotelo, hubo de enfrentarse con delicadas situaciones, como las derivadas de los asesinatos del ingeniero jefe de la central nuclear de Lemóniz José María Ryan, y luego, de su sucesor en el mismo cargo Ángel Pascual Múgica, las protestas en Euskadi por la muerte de etarras, o los incidentes contra el Rey en la Sala de Juntas de Guernica. Sin duda, el acontecimiento más relevante de aquellos momentos fue el fracasado golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, con la consiguiente conmoción nacional y movimientos populares.

A pesar de todos estos hechos, en el activo político de J. J. Rosón cabe destacar un antes y un después de su llegada al Ministerio del Interior por lo que se refiere a la eficacia de los cuerpos dedicados a mantener el orden público, y a la propia organización de su Departamento.

Realizaciones suyas fueron el conseguir una mejora palpable en los servicios de información, la creación del Mando Único para la Lucha Contraterrorista, y su apuesta a favor de la creación de las Unidades Antiterroristas Rurales de la Guardia Civil (UAR) y el Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional (GEO).

Singular importancia tiene su participación personal, junto con Juan María Bandrés, en las negociaciones con el antiguo miembro de ETA, condenado en el proceso de Burgos de 1981, Mario Onaindía, que dieron lugar primero a la tregua anunciada por ETA político-militar en febrero de 1982 y luego a su autodisolución en septiembre del mismo año. A cambio de la liberación de algunos presos de ETA no acusados de delitos de sangre y del regreso a España de algunos exiliados, se consiguió la reinserción social ofrecida por el Gobierno a este grupo de ETA.

En las postrimerías de su mandato y tras un período convulso en el que desde algunos cuarteles se hizo público el llamado Manifiesto de los Cien, aún tuvo que intervenir en un nuevo intento de golpe de Estado, que, según reconoció el propio ministro, fue “más peligroso y de más difícil neutralización que el del 23 de febrero”. Anunciado por el director del CESID en reunión con el presidente Calvo-Sotelo, el ministro de Defensa, Oliart, y el propio Rosón, se procedió a la detención del grupo de coroneles implicados, inmediatamente antes de las elecciones generales del 28 de octubre de 1982.

Tras la victoria del PSOE en dichas elecciones, Rosón permaneció como ministro en funciones hasta el 2 de diciembre de aquel año, fecha en que fue sustituido por José Barrionuevo.

Abandonó la UCD después del congreso de este partido celebrado el 11 y 12 de diciembre de 1982, y poco antes de la extinción de aquél. El 18 de agosto de 1986 un cáncer le produjo la muerte.

Rosón había casado el 28 de septiembre de 1962 con María Rosa Boix Serrano, de la que tuvo cuatro hijos.

 

Bibl.: C. Huneeus, La Unión del Centro Democrático y la transición a la democracia en España, Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, Siglo XXI de España, 1985; E. Pons Prades, Crónica negra de la transición española (1976-1985), Barcelona, Plaza-Janés, 1987; F. Reinares, “Democratización y terrorismo en el caso español”, en J. F. Tezanos, R. Cotarelo y A. de Blas (eds.), La transición democrática española, Madrid, Editorial Sistema, 1989, págs. 611-644; S. Miguez González, La preparación de la transición a la democracia en España, Zaragoza, Prensas Universitarias, 1990; V. Prego, Así se hizo la transición, Barcelona, Plaza y Janés 1995; J. Tusell, Historia de la transición: de la muerte de Carrero Blanco a la década socialista, Madrid, Club Internacional del Libro, [1995]; S. Juliá Díaz, J. Pradera y J. Prieto (coords.), Memoria de la transición, Madrid, Taurus [1996]; C. Barrera del Barrio, Historia del proceso democrático en España: tardofranquismo, transición y democracia, Madrid, Fragua, 2002; V. Prego, Diccionario de la transición [Barcelona], Debolsillo, 2003.

 

Juan Teijeiro de la Rosa

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