Chaurrondo Izu, Hilario. Yturgoyen (Navarra), 3.XI.1893 – Madrid, 27.VIII.1973. Misionero paúl (CM) y periodista.
Ingresa en la Congregación de los Misioneros paúles en septiembre de 1909 y es enviado a Cuba en el mismo año de su ordenación sacerdotal (1918). En La Habana permanecerá hasta su regreso definitivo a España, en 1973: cincuenta y cinco años de trabajo misionero ininterrumpido en Cuba, que le permitió pensar y actuar como un cubano más sin renegar nunca de su nacionalidad española.
La figura polifacética del padre Hilario Chaurrondo comprende aspectos relacionados con las obras que realizó: las misiones parroquiales, la ayuda a las iglesias pobres, el servicio en las cárceles, la atención a las católicas cubanas en favor de los hospitales para mujeres enfermas y el periodismo: conjunto de obras que explican su dinamismo, organización y espíritu emprendedor, y para las que encuentra colaboradores eficaces sin los que no hubieran sido posibles.
Las misiones parroquiales fueron la primera de todas.
Si se hace excepción de la diócesis de Santiago de Cuba, todas las demás fueron misionadas por él en compañía de otros misioneros, ya fueran de su congregación o de otras comunidades masculinas y femeninas. Una central de misiones montada en La Habana llevaba el control minucioso del movimiento misional, que hasta entonces no se había producido en la isla caribeña.
La ayuda a las iglesias pobres, obra a favor de los sagrarios pobres, sacó de la indigencia a muchas comunidades cristianas de las barriadas y aldeas, al procurarles ornamentos para sus capillas e iglesias de culto.
No era Chaurrondo un fervoroso liturgista, pero decoró y limpió los templos.
En términos sociales, destaca por la obra del servicio al preso. Obtenido el permiso del ministro de Gobernación, entra en las cárceles como en su propia casa. Eran los años anteriores a la Revolución de Fidel Castro.
Procura que a todos los reclusos, políticos o comunes, se les trate con respeto, se les concedan ayudas económicas y sesiones religiosas y culturales. Crea bibliotecas en las cárceles bajo el nombre de Silvio Péllico.
Aún más trascendente es su obra con las católicas cubanas encargadas de los hospitales para mujeres enfermas, obra de gran envergadura económica y social para la que encuentra ayuda y respaldo en personas generosas. Diecinueve mil socias de toda Cuba integraban la mutualidad. Cirujanos de fama internacional, como el doctor Fresno, frecuentaban los quirófanos y sostenían con su trabajo la obra de Hilario Chaurrondo.
El cultivo del periodismo fue su arma principal para llevar a cabo el mensaje misionero a los rincones más recónditos de la isla. Colaborador asiduo del Diario de la Marina, el más prestigioso de los periódicos de La Habana, y de El Mundo, su labor informativa le facilitaba la entrada en ambientes universitarios, políticos, religiosos y sociales. La sección “Y dice el Padre Chaurrondo” era su columna fija. A la prensa añadió sus locuciones por radio CMQ todos los domingos, durante doce años seguidos (1942-1954). El periodismo le hizo popular en Cuba. Implantado el régimen castrista, volvió defraudado a Madrid, donde murió en agosto de 1973.
Obras de ~: Epítome de Historia de la Iglesia, La Habana, Imprenta Lloret, 1932; Las Hijas de la Caridad en Cuba, La Habana, Tipografía Lloret, 1933; Asociación de Católicas cubanas. Ofrenda de recuerdo, La Habana, Gil, 1954; Trilogía mercedaria, La Habana, 1963; Centenario de los Padres Paúles en La Merced, La Habana, 1967; El mundo en que he vivido, La Habana, 1971; Los Padres Paúles en Antillas, Cuba, La Habana, 1972; La Iglesia y la Revolución. La Habana, 1950-1972, s. l., s. f. (inéd.); Memorias, La Habana, s. l., s. f. (inéd.).
Bibl.: S. Obanos, “Escenas del P. Chaurrondo”, en Anales de la Congregación de la Misión (ACM), 3 (1974), págs. 21-29, y 4 (1974), págs. 18-22; “La otra cara del P. Hilario Chaurrondo”, en ACM, 7 (1974), págs. 42-45.
Antonino Orcajo Orcajo, CM
