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Pedro de Cardona y Enríquez

Biografía

Cardona y Enríquez, Pedro de. Barón de Assuévar. ?, s. m. s. xv – 1545. Gobernador general del Princi­pado de Cataluña.

Hijo del IV duque de Cardona, Juan Ramón Folch, heredó el título de barón de Assuévar por su matri­monio con Juana de Requesens. El enlace matrimo­nial le sirvió, asimismo, para suceder a Luis de Reque­sens como gobernador del principado, después de la muerte de éste en 1509. Desempeñó el cargo desde 1509 hasta 1543. Las limitaciones constitucionales inherentes al oficio y su propia irresolución hicieron que la capacidad política de Pedro de Cardona no bastara para dominar la situación del país, siempre delicada a consecuencia del bandolerismo y agravada por los desórdenes producidos durante la revuelta de las Germanías.

Fue designado por Carlos I para integrar la comi­sión encargada de tratar los greuges (agravios) durante las Cortes de Barcelona de 1519. Al producirse en Lé­rida los primeros desórdenes paralelos a la Germanía de Valencia en 1520, el gobernador ordenó a los pahers (regidores) de la ciudad que si las cofradías de artesa­nos hiciesen alguna novedad le informaran inmedia­tamente, aunque luego no adoptó medidas para casti­gar a los instigadores. En las alteraciones de Barcelona —adonde el 8 de mayo de 1520 llegaron doscientos hombres de la villa de Cambrils, para quejarse de los abusos del duque de Cardona— adoptó una actitud ambigua, aunque más bien contraria a la del municipio barcelonés, que reprimió drásticamente la revuelta y el 31 de ese mes condenó a muerte en un juicio de pro­hombres a dos dirigentes de los tumultos. Otro motivo de descontento de la Ciudad Condal con Pedro de Cardona fue la orden que éste dio de liberar al batlle (baile) Macià Julià, lo que parece indicar que él mismo no estaba del todo al margen de las algaradas, quizá por enemistad hacia el duque Fernando de Cardona, su hermano.

En Gerona, los incidentes de 1520-1521 tuvieron gran virulencia porque las facciones señoriales instru­mentalizaron las protestas populares. Los sublevados contaron con el apoyo del noble Jaime de Cardona, hermano del gobernador general y del duque de Cardona, y sobrino del arzobispo de Tarragona. Pedro de Cardona se desplazó a la ciudad con su consejo para informarse de los sucesos, mas no tomó represa­lias y protegió la actuación de su hermano Jaime. El nombramiento como virrey de su tío Pedro Folch de Cardona, arzobispo de Tarragona, el 22 de marzo de 1521, dio un vuelco a la situación, pues el goberna­dor quedó eclipsado por la poderosa figura de aquél, hombre con suficiente prestigio y energía como para hacer prevalecer su autoridad sobre sus parientes. Co­menzó entonces la represión del intento revolucionario, aunque fue extremadamente suave.

Cuando en 1524 falleció el virrey Antonio de Zúñiga, prior de Castilla de la Orden de San Juan, el gobierno de Cataluña volvió a quedar en manos de Pedro de Cardona hasta el nombramiento del nuevo lugarteniente general, Fadrique de Portugal, obispo de Sigüenza, el 18 de mayo de 1525. Pese a que debía viajar por todo el principado para castigar los delitos, Pedro de Cardona residía en su palacio barcelonés, que daba a la plaza de Santa Ana, frecuente escenario de torneos. Mientras estaban reunidas las Cortes de Monzón de 1528, Carlos I le encargó que negociara sus propuestas acerca del donativo de 300.000 libras con los consellers de Barcelona. En virtud de su cargo, el gobernador general comunicó a los diputados la muerte de la emperatriz Isabel, mujer de Carlos I, el 13 de mayo de 1539. Su dignidad también le daba la presidencia en funciones ceremoniales, como las fies­tas que se celebraban en el palacio de la Generalitat el día de Sant Jordi. Le sucedió en el cargo su hijo, Pedro de Cardona y de Requesens (1543-1593), un gobernador mucho más temido por su rigor.

 

Bibl.: A. Rovira i Virgili, Història nacional de Catalunya, vol. VII, Barcelona, Pàtria, 1934; J. Lladonosa i Pujol, “Les Germanies a Lleida”, en Serra d’Or (Barcelona) (1969), págs. 31-34; E. Durán, Les Germanies als Països Catalans, Bar­celona, Curial, 1982; P. Molas Ribalta, Catalunya i la Casa d’Àustria, Barcelona, Curial, 1996, págs. 42-44; A. Casals, L’Emperador i els catalans. Catalunya a l’Imperi de Carles V (1516-1543), Granollers, Editorial Granollers, 2000; P. Mo­las Ribalta, L’alta noblesa catalana a l’Edat Moderna, Vic, Eumo, 2003.

 

Antonio Fernández Luzón