Fernández de Heredia, Juan. ?, s. m. s. xv – Roma (Italia), 1511. Gobernador de Aragón y virrey de Cataluña.
Juan Fernández de Heredia perteneció a una ilustre familia aragonesa vinculada a la Administración, a la Iglesia y al mundo de la cultura, constituyendo uno de los más poderosos linajes feudales del sur del reino de Aragón. Consta que ya en 1479 fue electo obispo de Barcelona y en 1490 había obtenido una encomienda en la abadía del real monasterio de Veruela.
En compensación por sus servicios, que consta se retrotraían a la misma guerra civil castellana de mediados del siglo xv, a la que contribuyó con dinero y con sus propios ejércitos feudales junto con el bando de la futura reina Isabel la Católica, el rey Fernando le hizo merced de elevar a rango de marquesado el feudo familiar de Mora en 1498, así como por lo mismo, algo más tarde, concedió a su estirpe el título de condes de Fuentes. Su breve virreinato catalán, tras ejercer la gobernación del reino de Aragón, donde se había entregado fundamentalmente a la tarea de fortificación de la frontera, Jaca y Aínsa, se extendía cronológicamente entre 1495 y 1496, habiendo sido nombrado con carácter trienal. Tenía lugar, tras la institucionalización y creación en el centro de la administración polisinodial de la Monarquía española, del Consejo de Aragón, entre cuyas relaciones de poder, el cargo de lugarteniente de la Corona en el principado constituía una pieza clave del engranaje entre el país y el rey. Eran los tiempos en los que se estaban fraguando las reformas de las principales instituciones gubernamentales del principado, el Consell de Cent de Barcelona y la Diputación del General, impulsadas por el rey Fernando el Católico, y conocidas como el redreç, y, por lo tanto, las relaciones políticas entre los máximos representantes de las instituciones catalanas y los personajes del entorno del rey devenían intensas. Aún entonces persistían enconadas luchas entre clanes de la vieja oligarquía de los ciudadanos honrados por el predominio en el Consell de Cent de Barcelona. Acabar con ellas e introducir un nuevo sistema de acceso a los cargos institucionales, constituyó uno de los objetivos prioritarios de las reformas. Juan Fernández de Heredia hubo de afrontar además las presiones del estamento militar, la pequeña nobleza, por introducirse en el gobierno municipal, pero aún faltaba tiempo para conseguirlo. Su virreinato coincidió también con los trabajos por las Cortes de Tortosa de 1495. Finalizado su gobierno en el principado, Fernández de Heredia prosiguió su promoción al servicio del Rey y paralelamente ascendió en su carrera eclesiástica: consta que en 1496 fue nombrado arzobispo de Tarragona; en 1498, presente en Roma con motivo de las honras fúnebres por el traspaso del papa Inocencio VIII, el cónclave cardenalicio le nombró capitán de la guardia del Sacro Palacio; en 1503 alcanzaba la prefectura de Roma a instancias del nuevo papa Alejandro VI y era elegido embajador del rey Fernando el Católico en la Ciudad Eterna, precisamente en un momento crucial de las relaciones con la península italiana, un año antes de la conquista de Nápoles.
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Mariela Fargas Peñarrocha
