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Jaime de Luna

Biografía

Luna, Jaime de. ?, s. m. s. xv – s. xvi. Virrey de Cataluña bajo el reinado de Fernando el Católico.

Jaime de Luna descendía de una noble casa aragonesa. Sus orígenes se remontan a los tiempos del rey de Aragón Sancho Ramírez, cuyo señorío, convertido después en condado, pasó a la Corona, aún en tiempos medievales, cuando el linaje llegó a prestar grandes servicios a la Monarquía. Su solar familiar y patrimonial se extendía por las actuales comarcas aragonesas de la Ribera Alta, el Jalón medio y el Aranda, siendo el centro de su feudo la localidad de Illueca.

Jaime de Luna ejerció el virreinato de Cataluña desde el 5 de octubre de 1501, cuando juró por vez primera el cargo en la catedral de Barcelona cual costumbre con credencial de nombramiento de carácter trienal, hasta el año 1514. Su gobierno coincidió con la etapa de consolidación de las reformas institucionales acometidas por el rey Fernando el Católico en el Principado, el conocido redreç, que implantó desde el inicio de su reinado un nuevo régimen de acceso a los cargos institucionales y recondujo la deuda acumulada. Tan sólo, durante este período, restaba por aprobar lo que constituyeron los privilegios de 1509 al 1511, consistentes principalmente en instituir la presencia de los caballeros o militares a través de dieciséis jurados en el Consell de Cent de la ciudad de Barcelona, más un conseller fijo, extraídos a partir de unas bolsas de insaculación creadas exclusivamente para su estamento.

En 1510, un año más tarde de este privilegio, se establecía el principio de proporcionalidad entre los militares y los ciudadanos honrados en las bolsas de insaculación de las consellerías principales del gobierno urbano. Finalmente, en el mismo año, la ciudadanía honrada de Barcelona recibía el privilegio de pequeña nobleza, en recompensa por los muchos servicios prestados a la Corona y en concreto por su apoyo en las últimas contiendas bélicas en especial la conquista del reino nazarí de Granada. Dicho privilegio concluía y ratificaba el proceso de cambio social que afectaba al nuevo patriciado urbano que se inauguraba con la Edad Moderna, fruto asimismo de la incesante urbanización nobiliaria, con la sola diferenciación a nivel institucional de que la ciudadanía honrada jamás formaría parte del brazo militar reunido en las Cortes.

También, este virreinato tuvo lugar en el tiempo en el que se convocaron y reunieron Cortes Generales de la Corona de Aragón en la aragonesa ciudad de Monzón, en el año 1510. Sin duda, el virrey Jaime de Luna, no sólo fue testigo de las dichas reformas, sino que también actuó en todas las ocasiones y como cabía esperar en calidad de lugarteniente del Rey, como leal ejecutor y emisario de las intenciones y decisiones de aquél, como instrumento, pues, del autoritarismo monárquico propio de la nueva Monarquía que se estaba construyendo en la época moderna. Así, por ejemplo, destaca cómo, durante la celebración de las mencionadas Cortes, ante la necesidad y premura por parte de la Corona de recibir la aprobación del donativo solicitado —a fin de costear los numerosos gastos que requerían las campañas internacionales—, Jaime de Luna se dirigió a los consellers de Barcelona para insistir en que otorgasen la consigna a sus síndicos en Cortes a fin de ratificar dicho donativo. Se trataba de una tarea de difícil consenso, dado que existían asuntos pendientes de resolver y que interesaban a la ciudad de Barcelona, en relación a un pleito que se estaba viendo en la Real Audiencia sobre unos intereses debidos por la Corona al municipio. La reacción del virrey no se hizo esperar, y procedió, tal como contemplaba la misma política real, a la suspensión de las consellerías y al secuestro de las bolsas de insaculación o nóminas para los cargos institucionales, en ese tiempo sometidas ya a control o beneplácito real hasta prácticamente el final del reinado. Jaime de Luna terminaba su mandato habiendo, pues, presenciado una etapa controvertida para el encaje del principado en el marco del nuevo imperio hispánico, y observando no impasible el temible despliegue del bandolerismo, uno de los grandes quebraderos de cabeza de sus sucesores en el cargo.

 

Bibl.: Manual de Novells Ardits vulgarment apellat Dietari del Antich Consell Barceloní, vol. III, Barcelona, Tipografía Henrich y Compañía, 1894; J. Vicens i Vives, Ferran II i la ciutat de Barcelona, 1479-1516, Barcelona, Universitat, 1937, 3 vols.; J. Mateu i Ibars, Los virreyes de los estados de la antigua Corona de Aragón. Repertorio biobibliográfico, iconográfico y documental, I, tesis doctoral, Barcelona, Universidad, 1960; J. Reglà i Campistol, Els virreis de Catalunya: els segles xvi i xvii, Barcelona, Vicens Vives, 1961; F. Soldevila, Història de Catalunya, vol. II, Barcelona, Alpha, 1962; J. Lalinde, La institución virreinal en Cataluña, 1471-1716, Barcelona, Instituto de Estudios Mediterráneos, 1964; J. M. Sans i Travé (dir.), Dietaris de la Generalitat de Catalunya, 1411-1539, vol. I, Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1994.

 

Mariela Fargas Peñarrocha

 

 

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