Aragón, Alfonso de. Cervera (Barcelona), 1470 – Lécera (Zaragoza), 23.II.1520. Hijo bastardo de Fernando el Católico, arzobispo de Zaragoza y de Valencia, canciller de Aragón y virrey de Aragón, Valencia y Cataluña.
El mismo año en que nacía su primera hija legítima, Isabel, Fernando, rey de Sicilia y príncipe de Asturias, tenía a Alfonso de su amante la catalana Aldonza Iborra, al que desde el primer momento protegió. Siendo todavía de muy corta edad fue promovido, merced a las presiones de Juan II, a la sede archiepiscopal de Zaragoza. El 7 de noviembre de 1501 fue ordenado sacerdote, y al día siguiente fue consagrado obispo por Juan de Ortega —obispo de Calahorra—. Se distinguió, en todo momento, por la preparación intensa para esta carrera eclesiástica a la que había sido destinado, considerándola más desde su dimensión política que religiosa. Una leyenda, común entonces, le presenta como uno de tantos eclesiásticos que abandonaban sus funciones sacramentales, pero esto no parece acomodarse a la realidad. Responde a un modelo de prelado cortesano, formado en las corrientes humanísticas, a quien su padre situó económicamente renunciando en él rentas como las de los monasterios de Montearagón y San Vitoriano, las correspondientes al archimandrita de Sicilia y las que correspondían en Extremadura a la Orden de Alcántara por el paso de los rebaños. Autor de algunos notables escritos, ejerció funciones políticas, supliendo las ausencias del Rey y ostentando el cargo de diputado general de Aragón.
Fue después de la muerte de Isabel cuando comenzó a desempeñar un papel relevante en el Gobierno de la Corona. El Sínodo de Zaragoza de 1515 trataba de hacer extensivo a Aragón el plan de reforma que Cisneros, con quien mantuvo relación estrecha, estaba llevando a cabo en Castilla.
Cuando Carlos V empieza a reinar, es, sin duda, la figura de más relieve. Presidió las Cortes de 1518 en que Carlos fue reconocido, pero chocó entonces con los consejeros flamencos, ya que él defendía el criterio de la autosuficiencia de los reinos para su gobierno. Proyectó viajar hasta Tordesillas para establecer contacto con la reina Juana, pero los consejeros del Rey se lo impidieron. A este motivo de disgusto se sumó el de que no se le designase como sucesor de Cisneros en Toledo, siendo entregada la sede primada a Guillermo de Croy, sobrino del señor de Chièvres, que contaba únicamente veintiún años. Las intrigas del marqués de Villena, que trataba de recuperar la influencia que Fernando el Católico arrebatara a su linaje, amargaron sus últimos años de existencia.
Alfonso murió el 23 de febrero de 1520 durante una visita pastoral, siendo sepultado en el monasterio de Santa Engracia y trasladado después al presbiterio de la capilla mayor de la Seo.
Obras de ~: Epístola sobre el cardenal Ximénez de Cisneros, s. l., s. f.; Cartas latinas dirigidas a Lucio harineo Siculo, s. l., s. f.
Bibl.: E. Belenguer, Valencia en la crisi del segle xv, Barcelona, Edicions 62, 1938; R. del Arco y Garay, Fernando el Católico, artífice de la España Imperial, Zaragoza, Heraldo de Argón, 1939; J. Vicens Vives, Historia crítica de la vida y reinado de Fernando el Católico, Zaragoza, Institución Fernando el Cátólico, Heraldo de Aragón, 1962; A. Martín, “Aragón, Alfonso de”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de la Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, págs. 74-75; M. Fernández Álvarez, Juana la Loca, Burgos, La Olmeda, 1994; E. Belenguer, Fernando el Catolico: un monarca decisivo en las encrucijadas de su época Barcelona, Península, 1999; Carlos V, un hombre para Europa, Madrid, Espasa Calpe, 2000.
Luis Suárez Fernández