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Ricardo Lozano Monzón

Biografía

Lozano Monzón, Ricardo. Daroca (Zaragoza), 27.VI.1872 – Zaragoza, 18.XI.1934. Médico, catedrático, cirujano.

Realizó los estudios de Medicina en la Facultad de Zaragoza, siendo desde el primer curso un magnífico estudiante, obteniendo ya por entonces la plaza de alumno interno por oposición de Anatomía. Tras acabar la licenciatura, obtuvo, tras examen en 1894, el Premio Extraordinario. En 1896 fue nombrado ayudante de Disección de la Facultad de Zaragoza. En 1898 obtuvo el grado de doctor con la tesis titulada Anatomía filosófica y en 1899 ganó, por oposición, la cátedra de Patología Quirúrgica y su Clínica de la Facultad de Medicina de Granada. Allí estuvo poco tiempo, pues tuvo la oportunidad, mediante permuta, de pasar a desempeñar la cátedra de la misma disciplina en Zaragoza. Viajero impenitente en busca de aprender continuamente cuantas innovaciones se producían en cirugía, realizó un gran número de estancias en diversos hospitales de Francia, Alemania e Inglaterra, junto a Ernst von Bergmann, Albert Hoffa, y Rickman Godle, entre otros. Asentado ya definitivamente en Zaragoza tuvo a lo largo de su vida diversas responsabilidades y, entre ellas, ser el director de Clínicas de la Facultad de Medicina de Zaragoza. Asimismo, fue cirujano del Hospital de la Cruz Roja, algo frecuente en esos años, donde las incompatibilidades no existían.

Cirujano general, como correspondía a esa época, introdujo una metodología y una técnica en la cirugía que practicaba que fue realmente innovadora en su tiempo. Se ocupaba personalmente hasta del mínimo detalle en sus operaciones, desde la colocación del paciente en la postura más adecuada, hasta el seguimiento de la anestesia. De gran minuciosidad, observaba los tiempos quirúrgicos con precisión, realizando una hemostasia rigurosa a fin de evitar las hemorragias postoperatorias. Su llegada a la cirugía coincidió con la introducción de la asepsia y la esterilización, hecho que cuidaba de forma personal en todos sus pacientes. Se trataba, pues, de un magnífico cirujano con depurada técnica que no dejaba nada a la improvisación. Cuando ocurría algún imprevisto durante el acto operatorio, se comportaba con gran seguridad, serenidad y obrando en consecuencia con la rapidez que era necesaria. Creó una importante escuela de cirugía y en ella se formaron una cantidad importante de cirujanos destacando, entre otros discípulos, su hijo Ricardo Lozano Blesa, Simón Blasco Salas, Luis Ayestarán, Víctor Marín Corralé, Ángel Marín Corralé, Antonio Muñoz Zuara, Santiago Guitarte y Vicente San Sebastián.

Destacó como docente querido y admirado por sus alumnos y discípulos. Fue muy innovador en su concepción de la asignatura, que quedó plasmada en sus libros de cirugía, de forma que rompiendo con la forma clásica de contemplar la asignatura, comenzando por la cabeza y terminando por las extremidades, la desarrolló en función de las entidades morbosas en base a su patogenia, dando un realce más dinámico y científico a lo que previamente se enseñaba topográficamente. Este hecho llamó poderosamente la atención, pues despertaba más el interés del alumno, por lo que no es de extrañar que dicha forma de impartir las clases fuera copiado por otros profesores de su claustro y de otras facultades. Su capacidad de innovar fue tremenda y consideró que además de las sesiones clínicas típicas de entonces organizaba conferencias esporádicas, llevando a Zaragoza a cuantas personas entendía que tenían mucho que enseñar. Así, en su cátedra impartieron conferencias y enseñanzas, además de importantes figuras españolas, Ernst Ferdinand Saüerbruch, Hans von Haberer, Erich Lexer, Jean Louis Faure, Grey Turner o Victor Pauchet. Estas sesiones se convirtieron en todo un acontecimiento en la Facultad de Medicina de Zaragoza, asistiendo a ellas no sólo cirujanos, sino médicos de otras asignaturas interesados en aprender más y conocer a dichas autoridades científicas.

Hizo contribuciones meritorias, entre ellas, las relativas a las equinococosis, patología de gran frecuencia en esa época. Sus libros sobre esta materia fueron muy estimados y se encuentran llenos de aportaciones personales, muchas de ellas relacionadas con la radioscopia.

Entre ellas, llama la atención su observación por medio de esta técnica de una escasa movilidad sincrónica de los movimientos respiratorios en los casos de quiste hidatídico de pulmón de pequeño tamaño, incapaz por este hecho de dar síntomas. Otra aportación fue en los quistes abdominales de crecimiento torácico en que observó en la zona más elevada del quiste un movimiento ondulatorio que relacionó con movimientos de la membrana hidatídica sincrónica con los movimientos respiratorios. En 1904 realizó una corrección nasal, primera operación en España de cirugía estética.

Entre sus múltiples publicaciones destacan sus tres tomos de Patología Quirúrgica publicados a lo largo de cinco años, en los que colaboraron, entre otros grandes cirujanos de su época, Otto Chiari, Ernst Ferdinand Saüerbruch y Nicolai Guleke, con los que le unía una gran amistad. Otros libros fueron Las nuevas adquisiciones de la cirugía torácica, Equinococosis. Quistes hidatídicos y Estampas de equinococosis. Publicó en revistas multitud de artículos y entre ellos, además de los referidos a la cirugía del quiste hidatídico, trabajos sobre diversos tipos de fracturas incorporando las nuevas técnicas, sobre plastias óseas, aneurismas traumáticos así como varios sobre aspectos quirúrgicos de las glándulas endocrinas. Escribió también un libro titulado Escrituras paraquirúrgicas.

Fundó con Pedro Ramón y Cajal y Ricardo Royo Villanova la revista La Clínica Moderna, que, aunque de carácter regional, tuvo una gran acogida. Comprometido con la Universidad, aceptó en 1928 ser nombrado decano de la Facultad de Medicina de Zaragoza, realizando una gran labor ya que modernizó muchas de las añejas estructuras a la vez que introdujo cambios en la funcionalidad de la Facultad muy acorde con su moderno pensamiento y concepto de la docencia. Fue, asimismo, socio de honor de la Sociedad de Cirugía de Madrid, Medalla de Plata de la Cruz Roja Alemana, y laureado con las Medallas de Oro y Plata de la Cruz Roja de Zaragoza. En 1923, fue elegido miembro de honor de la Maximilian Universität de Múnich. En 1903, ingresó como académico de número de la Real Academia de Medicina de Zaragoza, ingresando con el discurso La úlcera del estómago estudiada desde el punto de vista quirúrgico.

 

Obras de ~: Cirugía torácica, Madrid, Imprenta y Librería Médica Casa Vidal, 1910; Las nuevas adquisiciones de la cirugía torácica, Barcelona, Salvat y Cía., 1911; Artrocaces (artritis tuberculosas), Zaragoza, G. Casañal, 1914; Esguinces, luxaciones, fracturas articulares, Zaragoza, Tipografía de G. Casañal, 1915; Gastrectomía o gastroenterostomía, Madrid, Valentín Tordesilla, 1916; Neoplasmas (y atlas didáctico), Zaragoza, Imprenta del Heraldo, 1919; Patología Quirúrgica, Zaragoza, Heraldo de Aragón, 1920-1926; Cáncer de mama, Zaragoza, Talleres del Heraldo, 1927; Equinococosis: Quistes hidatídicos, Madrid, Bailly Baillière, 1931; Escrituras paraquirúrgicas, Zaragoza, E. Berdejo Casañal, 1933; Estampas de equinococosis, Barcelona, Científico Médica, 1933.

 

Bibl.: S. Blasco Salas, “El Dr. D. Ricardo Lozano Monzón”, en Archivos de la Facultad de Medicina de Zaragoza, VIII (1960), págs. 575-645; F. Zubiri Vidal, Biografía del eminente Cirujano D. Ricardo Lozano Monzón, Zaragoza, Instituto Ulta, 1963; Real Academia de Medicina de Zaragoza, En memoria de un gran maestro el Dr. Ricardo Lozano Monzón, Zaragoza, Real Academia de Medicina de Zaragoza, 1973; M. Díaz-Rubio, Médicos españoles del siglo xx. Segunda serie, Madrid, You & Us, 2003.

 

Manuel Díaz-Rubio García

 

 

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