Marfori y Calleja, Carlos. Marqués de Loja (I). San Fernando (Cádiz), 10.XI.1821 – Madrid, 2.VI.1892. Ministro.
Nació en la localidad gaditana de San Fernando, en el seno de una familia de la burguesía terrateniente.
Tenía propiedades en diversos pueblos de Cádiz y en la localidad de Montefrío, situada al noroeste de la provincia de Granada. En su juventud fue militar de Infantería, actividad que abandonó al ingresar en la carrera civil. Era sobrino político de Ramón María Narváez y Campos, el Espadón de Loja. Gracias a su influencia entró en la vida política en la época de Isabel II, de la que fue favorito en el último período de su reinado. Por todos es conocido que el duque de Valencia fue el dominador de la escena política del período isabelino. Se puede describir su perfil como el de un clásico militar del siglo XIX, caracterizado por su “mano dura”, y su política autoritaria durante el reinado de la primogénita de Fernando VII.
Al igual que Narváez, Carlos Marfori era de adscripción moderada. En 1856 salió electo por el distrito de Loja (Granada), mas abandonó aquel escaño al ser nombrado gobernador civil de Madrid, cargo que sirvió con la energía que reclamaban aquellas circunstancias, pero que le acarreó el odio de los liberales, a los que persiguió con saña. Este cargo lo desempeñó hasta que asumió la presidencia del ejecutivo O’Donnell. Inmediatamente, Carlos Marfori fue destituido y pasó a la dirección general de Rentas Estancadas, donde se distinguió por sus dotes administrativas.
La caída de O’Donnell en 1863 marca claramente el inicio de la descomposición del sistema político y la deslegitimación de la Corona. En septiembre de 1864 Narváez retomó la presidencia del Gobierno tratando de tomar ciertas medidas liberales, consciente de la cada vez mayor fuerza progresista. En estos comicios Carlos Marfori volvió a salir elegido por el distrito granadino de Loja. Eran años difíciles, el país estaba aquejado de una profunda crisis económica que ocasionó gran malestar entre la población.
La situación de los trabajadores, ya de por sí angustiosa, se hacía desesperada en época de paro. La crisis económica provocó la quiebra de muchas empresas, la reducción de plantillas y la paralización de las obras de los ferrocarriles, hasta entonces boyantes.
Por su parte, el ambiente político se enrareció todavía más a partir de 1865, con la destitución de Castelar como catedrático de Universidad. Los estudiantes se lanzaron a la calle, a la vez que fueron duramente recriminados por el ministro de la Gobernación, Luis González Bravo, en la llamada Noche de San Daniel.
No faltaron conspiraciones —Villarejo de Salvanés (enero de 1866), el pronunciamiento de Prim y del cuartel de San Gil (junio de 1866)—. A la caída de las bolsas de Madrid y Barcelona se unieron las malas cosechas de 1867 y, sobre todo, la de 1868, que fue de las peores del siglo.
No cabe duda de que el sistema moderado se hundía y arrastraba consigo a la Monarquía. En el verano de 1866 se firmó en la localidad belga de Ostende el pacto entre progresistas y demócratas para derrocar a Isabel II. De nuevo sube al poder Narváez, que inicia su última etapa ministerial, ostentando además la cartera de Guerra. Durante estos años Carlos Marfori presidió el Ministerio de Ultramar, del 9 de junio de 1867 al 24 de abril de 1868. Entre los días 11 y 13 de marzo de 1868 fue ministro interino de Hacienda. Narvaéz muere en Madrid el 23 de abril de 1868, y toma el relevo en el cargo Luis González Bravo, que mantiene al señor Marfori al frente del Ministerio de Ultramar hasta el 15 de junio de 1868.
Ante la gravedad de la situación, González Bravo hubo de adoptar medidas impopulares, entre ellas la de rebajar el sueldo a los funcionarios y exigir de todos los contribuyentes un “empréstito forzoso” que muy probablemente el Estado no iba a devolver.
El descontento era generalizado. Por aquellos meses se desarrolló un clima de conspiraciones contra la Reina. Con el triunfo de la insurrección del almirante Topete en la bahía de Cádiz se inició la revolución de septiembre de 1868. Con ella se derrocó el régimen de Isabel II. La Reina salió al exilio y Carlos Marfori, que entonces era intendente de palacio y consejero de Estado, la acompañó. Por los servicios prestados a la Corona se le concedió el título de marqués de Loja. Durante el llamado Sexenio Democrático Carlos Marfori y Calleja desaparece de la vida pública.
Hay que esperar a las primeras elecciones de la Restauración borbónica para verlo sentado, como representante del Partido Conservador, una vez más, en el escaño de Loja (Granada). En 1879 fue elegido diputado a Cortes por la capital granadina y en la legislatura de 1891 fue senador vitalicio. Ya septuagenario y miembro de la Cámara Alta, falleció en Madrid.
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María José Ramos Rovi