Aguiar, Félix Eduardo. Montevideo (Uruguay), 1806 – Tacuarembó (Uruguay), 26.XI.1844. Militar, general.
Nació en Montevideo en 1806, hijo de “familia antigua y acomodada” según el historiador uruguayo José María Fernández Saldaña. En abril de 1825, iniciada la Cruzada Libertadora —nombre con que se conoce al movimiento insurgente uruguayo contra el dominio brasileño—, Aguiar abandonó sus tareas de administrador de los bienes de su familia, uniéndose a los patriotas frente a Montevideo.
Oficial del Regimiento de Dragones Libertadores —al mando del teniente coronel Manuel Oribe— actuó en diversas acciones militares en el asedio de Montevideo.
Organizado con el regimiento en que servía, el 9.º de caballería de línea de las Provincias Unidas del Río de la Plata, éste pasó a formar parte del Primer Cuerpo de Vanguardia del Ejército Republicano en operaciones contra el Imperio del Brasil. Esta gran unidad, formada exclusivamente con tropas de la provincia Oriental, y al mando del brigadier general Juan Antonio Lavalleja, integró el ala izquierda del ejército que al mando del general Alvear, se batió en Ituzaingó (provincia do Río Grande do Sul) contra los imperiales brasileños (1827) siendo herido Aguiar en esta oportunidad.
Consolidado el nuevo Estado Oriental del Uruguay, emergente de la guerra de independencia, comienza a servir en las fuerzas del naciente país, pasando a servir en el Regimiento n.° 3 de caballería de línea, cuerpo que, al mando del teniente coronel José Augusto Possolo, portugués de Lisboa, prestaba servicios en la frontera de Cerro Largo.
Afecto al general Rivera, primer presidente constitucional del Estado Oriental del Uruguay, acompañó a éste —agregado a su Estado Mayor General— cuando marchó a combatir la primera rebelión del general Lavalleja (1832).
Durante el nuevo alzamiento de Lavalleja (1834), el mayor Aguiar, 2.º jefe del escuadrón 2.º de caballería de línea se encontró a las órdenes del coronel Servando Gómez, cuando éste fue sorprendido por una partida a órdenes del coronel Manuel Lavalleja. La guarnición del pueblo —tras una seria resistencia— quedó prisionera pero todos fueron puestos en libertad.
El 20 de junio de 1836, el presbítero Francisco Lara casó en la parroquia de San Francisco de Asís de Montevideo al mayor Aguiar con su consanguínea Máxima Aguiar. Fueron testigos de este matrimonio, su antiguo comandante del Dragones Libertadores y del 9.º de caballería, el entonces presidente de la república, brigadier general Manuel Oribe; y Rosa Campana, madre de la contrayente.
Poco después, acompañó al general Rivera en su alzamiento contra el gobierno uruguayo, comandando al regimiento de caballería titulado n.º 2. Al frente de ese cuerpo se batió en la acción de Carpintería, donde los insurgentes fueron derrotados. En el triunfo revolucionario de Yucutujá (2 de octubre de 1836), manda la derecha de la línea del general Rivera, y en el resto de la campaña asciende hasta la jerarquía de general tras su rol decisivo en el triunfo obtenido el 15 de julio de 1838 en la acción del Palmar del Arroyo Grande comandando el centro de la línea revolucionaria.
Declarada la guerra a Rosas (1839), el flamante presidente brigadier general Fructuoso Rivera, que estrenaba por segunda vez la presidencia de la República, organiza en el departamento de Durazno el ejército de campaña del cual el general Aguiar es proclamado jefe del Estado Mayor. Con este cargo, participó lucidamente en la victoriosa jornada (29 de diciembre de 1839) en Cagancha (San José, República Oriental del Uruguay), mandando el centro del ejército que enfrentó y venció al general invasor argentino Pascual Echagüe. Nombrado para ocupar la cartera de Guerra y Marina, puesto en el que se desempeñó en reiteradas ocasiones, Aguiar ocupó simultáneamente el cargo de jefe del Estado Mayor General del Ejército de la República.
Asistió a la desgraciada batalla de Arroyo Grande (1842) librada en suelo argentino, salvándose apenas una parte del ejército y quedando abiertas las puertas de la República para una invasión. Informa Fernández Saldaña, que el general Aguiar, “así que los restos del ejército pasaron el Río Uruguay hizo reunión de gente en Paysandú y cuando tuvo unos 250 hombres los entregó al presidente y anticipándose a éste vino a Montevideo, en el momento preciso en que allí requeríanse personas de más entereza y condición que el impopular y ambiguo ministro Vidal. Inmediatamente tomó el Gral. Aguiar la cartera de Guerra en el Ministerio el 4 de enero del 43 y comportóse como un verdadero militar, activo y firme, pese a lo quebrantado de su salud”.
En 1844, el general Rivera lo destina al mando del 3.er Cuerpo formado por las divisiones Cuadra y Olavarría con cuartel general en Tacuarembó, en cuyo destino le sorprende la muerte el 26 de noviembre de 1844, victimado por una hemorragia pulmonar.
El mayor francés Francisco Dairault, entonces capitán del 3.er Cuerpo, nos relata en sus memorias lo siguiente: “La muerte de aquel hombre valeroso fue bastante sentida por el general Rivera y por el Ejército; y no dudo que a haber vivido, quizá fuera otra la suerte de nuestras armas. Y si me lo imagino así, no es ciertamente porque el General Rivera careciese de criterio y conocimientos en los negocios de la guerra y de la política, sino porque, dotado, como lo era el general Aguiar, de indisputables méritos, como soldado que fue en Ituzaingó, temible en la carga, influye eso mucho en la suerte de las armas”.
Desde el 9 de marzo de 1870, sus restos descansan en el Panteón Nacional en Montevideo.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Servicio de Retiros y Pensiones Militares, Libro 4, fol. 220. Partida n.º 1161, 1859-Máxima Aguiar viuda del General Félix Eduardo Aguiar.
VV. AA., Jefes del Estado Mayor del Ejército en la primera centuria de la Independencia 1829-1930, Montevideo, Estado Mayor del Ejército, Comisión Militar de Historia y Archivo, Imprenta Militar, 1930, págs. 95-100; J. M. Fernández Saldaña, Diccionario Uruguayo de Biografías 1810-1940, Montevideo, Editorial Amerindia, 1945, págs. 31-33; F. L. Dairault, En el Ejército del Gral. Rivera durante la Guerra Grande Memorias inéditas anotadas por el Dr. Carlos Travieso, t. I, prólogo del C/N Carlos Travieso Fernández, Montevideo (Uruguay), 1957, págs. 104 y 105; C. Díaz, Memorias, pról. de J. E. Pivel Devoto, Montevideo, Talleres Gráficos Barreiro y Ramos S.A., 1968 (Biblioteca Artigas, Colección Clásicos Uruguayos, Vol. 129), pág. 56.
Alberto del Pino Menck