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Manuel Antonio García-Herreros y Saénz de Tejada

Biografía

García-Herreros y Sáenz de Tejada, Manuel Antonio. San Román de Cameros (La Rioja), 10.I.1767 – Madrid, 29.IV.1836. Ministro de Gracia y Justicia, consejero de Estado, abogado, jurisconsulto y profesor.

Adentrarse en la vida de Manuel García-Herreros es sumergirse en el cambiante y complejo período de la historia de España de la primera mitad del siglo XIX.

Fue testigo de primera línea de todo lo acontecido en ese período, un auténtico protagonista que colaboró en la plantación de la semilla de la modernidad y democracia en España.

Con tan sólo ocho años de edad emigró a México junto con un tío suyo ya establecido allí. Realizó sus primeros estudios en el colegio franciscano de San Buenaventura, obteniendo en 1783 el título de bachiller en Filosofía. En 1785 es colegial en el Real Colegio de San Pedro, San Pablo y San Ildefonso de la capital mexicana, haciéndose bachiller en Teología.

Finalizó los estudios eclesiásticos en la Universidad Pontificia de México en 1790, pero no se ordenó sacerdote, tan sólo de órdenes menores.

Regresó a España y estudió Leyes y Cánones en la Universidad de Alcalá de Henares, consiguiendo brillantemente el doctorado en 1793. Al año siguiente ganó la oposición de catedrático de Alcalá. Comenzó la carrera judicial destinado en el Montepío de Jueces.

Su prestigio y reputación iban en aumento. Fue nombrado en 1797 abogado de los Reales Consejos y procurador general del reino, y en 1800, lo designaron magistrado de la Junta de Consolidación de Vales Reales.

Contrajo matrimonio con Ana María de Fondevilla y Causada en 1804 y tuvieron su primogénito, nacido en Madrid, al que llamaron Manuel, en 1807.

El 22 de septiembre de 1810, al convocar la regencia las Cortes de Cádiz, tras la marcha de Fernando VII a Bayona, fue designado diputado suplente por la provincia de Soria, tomando posesión el 26 del mismo mes. Destacó en esas Cortes por el talento manifestado en sus actuaciones. Era una época en la que su figura aparecía en primer plano, sus intervenciones fueron muy numerosas e importantes, resplandeciendo su brillantez personal. Perteneció al grupo liberal, fue un jefe reconocido de dicho bando, junto a personalidades como el dirigente del partido Agustín Argüelles, el conde de Toreno o Diego Muñoz y Torrero.

Era contemporáneo y compañero, además, del marqués de las Amarillas, de Canga Argüelles, de Porcel y de otros muchos hombres ilustres.

Por sus conocimientos jurídicos, fue designado miembro de numerosas comisiones, secretario de las Cortes y, el 11 de febrero de 1811, miembro del Tribunal de Cortes.

Fue uno de los más acérrimos defensores de la libertad de su tiempo. Era de tendencia liberal radical, de carácter vehemente, enérgico, desenfadado y resuelto, destacando su franqueza, claridad y rigor científico en los principios legislativos, además de su físico corpulento, recia voz y porte grave. Tenía un profundo sentido democrático.

Entre sus intervenciones más notables se mencionan las relacionadas con la abolición del Tribunal de la Inquisición, aprobada el 22 de enero de 1813, la defensa del proyecto de abolición de los gremios y libertad de industria y la de los señoríos territoriales, promulgada el 6 de agosto de 1811, tema éste en el que destacó de una manera particular, como defensor de la libertad y luchador frente a cualquier tipo de vasallaje.

Otro asunto en el que tuvo una intervención destacada fue en el de la desaparición de los vínculos y mayorazgos.

Desde su primer discurso en las Cortes el 15 de mayo de 1810, sobre la libertad de imprenta, hasta su última intervención como miembro de una comisión especial constituida para tratar el tema de la traslación de las Cortes fuera de Cádiz, su participación en las tareas constituyentes y legislativas fue continua e intensa.

García-Herreros fue el único diputado representante de la provincia de Soria durante los años 1810 a 1812 y parte de 1813, ya que el 29 de abril de este año juró su cargo Vicente García de Leániz, y el 1 de mayo lo hicieron Matías Gómez Ibar-Navarro, Indalecio Moreno Montenegro y Aniceto Ibáñez de Ocerín y Vallejo.

Ya clausuradas las Cortes, en 1813 fue propuesto para miembro de la regencia y lo nombraron ministro interino de Gracia y Justicia el 10 de octubre de ese año, ocupando el cargo hasta el 4 de mayo de 1814.

Tras el regreso de Fernando VII en marzo, se restauró el régimen absolutista. En la noche del 10 de mayo, por orden del general Eguía, detuvieron a los regentes y ministros y a veinticuatro destacados diputados liberales, entre ellos a Manuel García-Herreros, quien residía en ese momento en la plazuela de Celenque, apresándolo en su despacho. Lo condujeron posteriormente al peñón de Alhucemas, condenándolo a ocho años de presidio en dicho lugar.

En 1820, con el pronunciamiento de Riego, se produjo un nuevo cambio político. Fernando VII se vio obligado a aceptar la Constitución de 1812, a la que prestó juramento el 9 de marzo. El 2 de abril, García-Herreros regresó del destierro de Alhucemas junto con sus compañeros diputados José María Calatrava, Francisco Martínez de la Rosa y José Zorraquín, que habían corrido su misma suerte. Llegaron a Málaga donde fueron recibidos como héroes entre el clamor popular, en un acto organizado por los comerciantes. Inmediatamente se formó un nuevo equipo ministerial, presidido por Argüelles, en el que García-Herreros fue nombrado el 8 de abril ministro de Gracia y Justicia, pasando de la prisión, donde había estado casi cinco años, al ministerio. Era este equipo de ministros de tendencia liberal moderada.

Se les conocía como “doceañistas” y el Rey los llamaba el “ministerio de los presidiarios”. Además de García-Herreros, estaba formado por Agustín Argüelles, de Gobernación; Evaristo Pérez de Castro, de Estado; José Canga Argüelles, de Hacienda; Juan Jabat, de Marina; el marqués de las Amarillas, de Guerra, y Antonio Porcel, de Ultramar.

El 2 de marzo de 1821 cesó como ministro y pasó a ser regidor del Ayuntamiento de Madrid y de la Junta de Beneficencia. Las Cortes de aquel año lo propusieron casi por unanimidad para el Consejo de Estado, pero el Rey no aceptó tal proposición.

Fue nombrado ministro de la Gobernación en mayo de 1823, pero pronto se iba a producir un nuevo rumbo en la política debido a que, con la ayuda del ejército francés, Fernando VII instauró de nuevo el régimen absolutista aboliendo la Constitución y adoptando medidas represivas contra los diputados liberales.

Como otros muchos afectados, García-Herreros se exilió en Francia.

Estando enfermo Fernando VII, su esposa María Cristina fue proclamada Regente en octubre de 1832 promulgando, con el ministro Cea Bermúdez, una amnistía que permitió el regreso a España de más de diez mil liberales desterrados. García-Herreros regresó de Francia en 1834, volviendo de nuevo a ocupar cargos importantes como el de consejero de Estado y prócer vitalicio del reino. El 13 de junio de 1835 fue nombrado de nuevo ministro de Gracia y Justicia en el gabinete del Conde de Toreno-Mendizábal, cargo que ocupó hasta el 28 de noviembre del mismo año.

Fue determinante en el decreto sobre suspensión de órdenes monásticas. Publicó el 4 de julio de 1835 el decreto de expulsión de los jesuitas ocupando sus bienes. Asimismo, publicó el 25 de julio otro suprimiendo los conventos en que hubiera menos de doce miembros, lo que produjo la clausura de novecientos monasterios. También hay que atribuirle la primera Ley de Libertad de Imprenta.

España se encontraba sumida en momentos difíciles de fuertes tensiones políticas y sociales. Retirándose de los asuntos públicos, falleció en Madrid el 29 de abril de 1836. Su hijo, Manuel Luis García-Herreros, escribió una carta al presidente del estamento de próceres el 13 de mayo, comunicándole el fatal desenlace, en la que menciona que a su padre “le acometió un accidente de apoplejía del que falleció en el acto” en la fecha indicada.

 

Obras de ~: “Discurso sobre abolición de la Inquisición”, Diario de las sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias: 1810-1813, enero de 1813, págs. 186-190; Memoria leída en las Cortes por el Secretario interino del Despacho de Gracia y Justicia en 3 de marzo de 1814, Manuel García-Herreros, Madrid, Imprenta Nacional, 1814; Reglamento del Tribunal Supremo de Justicia, Madrid, Imprenta Nacional, 1814; Dictamen y minuta del decreto leido en sesion publica en las Cortes generales y extraordinarias el dia 30 agosto de 1813 sobre señoríos territoriales, solariegos y derechos de los pueblos, por el diputado señor Garcia Herreros, Barcelona, Imprenta de José Rubió, 1820; R. D. de 12 oct. 1820 por el que quedan suprimidos todos los mayorazgos, fideicomisos, patronatos [...], Cádiz, reimpreso en la imprenta de Hércules a cargo de D. Antonio Truxillo, 1820; R. O. de Extensión de la Ley de Imprenta, Madrid, 12 de noviembre de 1820 (copia certificada por ~); R. O. por la que se suprimen todos los monasterios de las órdenes monacales, los de los Canónigos reglares de San Benito [...], Madrid, octubre de 1820 (texto certificado por ~); Decreto por el que se expulsa a los jesuitas y se ocupa sus bienes, Madrid, 4 de julio de 1835; Decreto de supresión de los conventos en que haya menos de doce miembros, Madrid, 25 de julio de 1835; Reglamento provisional para la administración de justicia en lo respectivo a la Real jurisdicción ordinaria, Madrid, 26 de septiembre de 1835 (orden certificada por ~).

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Diocesano de Logroño, Libro tercero de bautizados en San Román de Cameros, fol. 169v.; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, sign. 2, n.º 18, leg. 104, n.º 101 y leg. 102; Archivo General del Ministerio de Justicia, leg. 582, n.º 737; Archivo Histórico del Senado, exp. personal del prócer D. Manuel García-Herreros, sign. HIS-0180-04.

A. C. Govantes, Diccionario Geográfico-Histórico de la Rioja, Madrid, 1846, pág. 173; J. M. Queipo de Llanos, conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, t. III, Madrid, 1851, págs. 130, 206, 211- 213 y 298-301; J. Rico y Amat, El libro de los diputados y senadores, Madrid, Imprenta de Vicente y Lavajos, 1866; Ministros, Los ministros de España desde 1800 a 1869. Historia contemporánea por uno que siendo español no cobra del presupuesto, t. II, Madrid, 1869, págs. 174-176, 337-340, 375-376 y 731; F. J. Gómez, Memoria biográfica de los varones ilustres de la Rioja que más se han distinguido en ciencias, artes, bellas artes, política y milicia, Logroño, 1884, págs. 184-185; J. Belda y R. de Labra, Las Cortes de Cádiz en el Oratorio de San Felipe: notas históricas, Madrid, Imprenta de Fortanet, 1912, págs. 67, 69 y 86; M. Tuñón de Lara, La España del siglo XIX, Barcelona, Laia, 1973, págs. 27, 29-31, 36-37 y 42-43; M. Artola Gallego, La España de Fernando VII, vol. I, Madrid, Espasa Calpe, 1978, págs. 472, 487, 494, 501, 503, 529, 534, 673, 679 y 689; J. F. Lasso Gaite, El ministerio de Justicia. Su imagen histórica (1714-1981), Madrid, 1984, págs. 52-53; E. Reiner Muller, Viaje por el Camero Viejo: del Monte Laturce al Monte Real, Logroño, Cícero, 1984, pág. 136; A. Gil Novales (dir.), Diccionario biográfico del Trienio Liberal, Madrid, El Museo Universal, 1991, pág. 273; J. I. Sáenz-Díez, Los Riojanos en América, Madrid, Mapfre, 1992, págs. 275-280, 286-292 y 328; VV. AA., Gran Enciclopedia de España, t. IX, Zaragoza, Enciclopedia de España, 1993, pág. 4446; J. L. Moreno Martínez, “Manuel Antonio García-Herreros y Sáenz de Tejada, un luchador por la libertad (1767-1836)”, en VV. AA., El Camero Viejo I, Madrid, Asociación “Amigos de San Román de Cameros”, 1998, págs. 31-50; E. Mazón Verdejo (coord.), Riojanos en Madrid: 601 biografías, Madrid, Centro Riojano de Madrid, 2001, pág. 191; J. R. Urquijo Goitia, Gobiernos y ministros españoles (1808-2000), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2001, págs. 26, 29, 32, 37 y 220; J. Varela, El Conde de Toreno (1786-1843): biografía de un liberal, Madrid, Marcial Pons, 2005, págs. 65-66, 119, 176 y 178; R. Calvo y C. Redondo, Hijos Ilustres del Camero Viejo, Logroño, Asociación para la Recuperación Cultural y del Entorno de Soto en Cameros, 2005, págs. 93-95; E. Reinares Martínez, García Herreros “El Numantino”: emigrantes, judíos, clérigos y otras vidas riojanas insólitas en la revolución liberal, Logroño, Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de La Rioja, 2006.

 

Roberto Calvo Torre

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