Barata Matas, Antonio. Matadepera (Barcelona), 21.II.1772 – Barcelona, 4.II.1850. Hacendista y político.
Nacido en Matadepera, fueron sus padres, de acuerdo con su partida de bautismo, Juan Barata y Matas Salvador y Antonia Barata Duimen. Sin embargo, en todos los documentos posteriores (partidas de nacimiento de sus hijas, partida de defunción, testamento, etc.) el nombre de sus padres figura como Juan Barata y Antonia Matas. En 1821, pocas semanas antes de abandonar la cartera ministerial, contrajo matrimonio con María Ángela Bringas e Iruegas, hija de Francisco (intendente honorario del Ejército).
Su primera formación la realizó en el seminario conciliar, y tras finalizar Filosofía y Teología, estudió derecho en la Universidad de Huesca, lo que le abrió las puertas al ejercicio de la abogacía. La Guerra de la Independencia marcó el inicio de su proyección pública.
Desde los primeros momentos de la misma se le puede ver en puestos de relieve en la lucha contra los franceses, ya que fue elegido representante del distrito de Mataró, a fin de integrarse en la Junta Suprema de Gobierno del Principado de Cataluña (6 de agosto de 1808). Su actividad le llevó a ir desempeñando cada día mayores responsabilidades. El 26 de septiembre de 1808 fue nombrado para integrar la comisión de la Junta que asumió las responsabilidades financieras del Principado, con funciones similares a las de un intendente.
Las tensiones con las autoridades militares y la grave situación financiera movieron a la remodelación de los responsables financieros, modificando la comisión en la que volvió a encontrarse Barata (21 de noviembre de 1809), aunque en esta ocasión bajo la presidencia de Juan Guinart, con el nombramiento de intendente. Posteriormente fue nombrado intendente de Cataluña (11 de enero de 1810), mientras Guinart pasaba a serlo solamente del Ejército.
Los enfrentamientos entre la Junta y Enrique O’Donnell llevaron a éste a modificar la Junta (10 de enero de 1811), en el marco de las reuniones de un Congreso de Cataluña, y Barata continuó formando parte de ella. A partir de ese momento el poder de la Junta pasa a estar compartido con la autoridad militar y dicho Congreso, y Barata dimite (18 de enero de 1811) de su responsabilidad de intendente.
Posteriormente se trasladó a Cádiz, por cuyas Cortes fue nombrado (14 de octubre de 1811) uno de los tres ministros de la Junta Nacional de Crédito Público.
Tras el regreso de Fernando VII, una real orden señaló expresamente que, a pesar de la abolición de la obra de las Cortes, la Junta de Crédito Público no fuese afectada por dicha disposición. Posteriormente (Real Decreto de 13 de octubre de 1816) se reorganizó el crédito público convirtiéndolo en una Dirección General, de la que sus tres integrantes fueron nombrados directores generales. Ese mismo año fue agraciado con el título de intendente honorario del Ejército.
El 24 de febrero de 1817, se creó una Junta encargada de racionalizar el crédito, de la que se derivaron una serie de disposiciones organizativas y de la que formó parte. Barata conocía muy bien la situación y por ello realizó rápidamente un informe que fue presentado al Consejo de Estado (12 de marzo de 1817). Sin duda alguna dicho documento fue la causa de su caída, como señala uno de sus biógrafos.
El 8 de noviembre de 1818 se ordenó la jubilación de los tres directores del Crédito Público, disposición que completada por una disposición del día anterior, que prohibía la permanencia de cesantes y jubilados en la Corte, movió a Barata a trasladarse a Barcelona. Unos días antes había sido cesado Martín de Garay (14 de septiembre de 1818) y el puesto había sido cubierto por José Imaz, quien no tenía buenas relaciones con Barata, por lo que su postergación parecía lógica.
Tras el triunfo liberal fue inmediatamente repuesto en su puesto de ministro de la Junta Nacional de Crédito Público (13 de marzo de 1820).
Su gran oportunidad le llega durante el Trienio Liberal, en que alcanza la cartera de Hacienda (4 de marzo de 1821 al 31 de octubre de 1821) en un Gabinete presidido por Eusebio Bardají, nombramiento al que trató en vano de resistirse.
La situación de la Hacienda era bastante crítica, por el fuerte desajuste entre ingresos y gastos, razón por la que pocos meses después de asumir el cargo, y ante las urgencias de la situación, solicitó permiso a las Cortes para negociar un empréstito de doscientos millones de reales (23 de julio de 1821).
Tras el triunfo de los absolutistas regresa a Cataluña, en donde se mantiene durante la Década Absolutista. Su papel en el Trienio liberal no debió irritar excesivamente a Fernando VII, pues obtuvo la purificación en primera instancia (1 de mayo de 1826).
Fue uno de los liberales moderados recuperados por María Cristina de Borbón tras la muerte de Fernando VII. El 14 de diciembre de 1833 se le encomendó el importante puesto de subdelegado principal de Fomento de Barcelona, cargo que trató de no admitir alegando su avanzada edad y la situación de su salud. Sin embargo, no permaneció mucho tiempo en él, pues el 30 de abril de 1834, fue nombrado director de la Real Caja de Amortización.
En 1834 accedió al estamento de procuradores por la provincia de Barcelona. Celebradas las elecciones, José Plandolit, uno de los elegidos, presentó su renuncia por motivos de salud, y Barata fue elegido para sustituirle, jurando su cargo el 22 de diciembre de 1834. En el primer período de sesiones se integró en la Comisión de Deuda Interior, sobre cuyo dictamen presentó un voto particular, destinado a simplificar los procesos de gestión de la misma.
Al cesar Antonio González en el puesto de decano de la Sección de Hacienda del Consejo Real de España e Indias, el Gobierno colocó a Barata en dicho puesto (17 de julio de 1835), en el que se mantuvo hasta su supresión como consecuencia de la reinstauración de la Constitución de 1812 tras el golpe de estado de La Granja. Pero inmediatamente quedó integrado en la Junta creada (2 de septiembre de 1836) para el arreglo de la Deuda del Estado. Durante este período fue un activo agente de los intereses catalanes en Madrid, especialmente colaborando con Magí Corominas.
En marzo de 1837 se creó una Junta encargada de la quema de los documentos de la Deuda del Estado, cuya presidencia correspondía al ministro de Hacienda, pero quien realmente ejercía dicha responsabilidad era el vicepresidente de la misma, para lo que se escogió a Barata. Desempeñó dicha responsabilidad hasta mediados de 1840.
En 1840 fue nuevamente elegido para representar a Barcelona (jura de 18 de marzo de 1840). En esa ocasión desarrolló una actividad parlamentaria mucho más intensa. Participó en varias comisiones, la mayoría relacionadas con asuntos económicos, desempeñando puestos de responsabilidad en las mismas, en general la presidencia.
Poco después residió en Barcelona, ciudad en la que permaneció hasta el final de sus días.
Barata gozaba de gran prestigio, razón por la cual fue nombrado senador vitalicio (15 de agosto de 1845). Su nombre figuró en la primera relación de nombramientos realizada tras la aprobación de la Constitución de 1845, pero no tomó posesión de dicha plaza.
En 1844 figuraba como director de la sociedad minera Veterano Cabeza de Hierro, pero tres años más tarde había desaparecido de dicho cargo.
Con fecha 1 de mayo de 1844, aunque publicado en la Gaceta de Madrid el 19 de agosto, fue aprobada la creación del Banco de Barcelona, en cuya reglamentación se preveía el nombramiento de un comisario regio, para lo que se escogió nuevamente a Antonio Barata, en cuya responsabilidad se mantuvo hasta su muerte que tuvo lugar en dicha ciudad el 4 de febrero de 1850.
Obras de ~: con P. de Montoliú, J. Creus y A. Coma, Manifiesto de la Junta Superior del Principado de Cataluña, Tarragona, Imprenta de Brusi, 1809.
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José Ramón Urquijo Goitia