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Manuel de Llauder Camín

Biografía

Llauder Camín, Manuel. Marqués del Valle de Rivas (I). Argentona (Barcelona), 4.VII.1789 – Madrid, 6.V.1851. Militar y político.

Nacido en Argentona, población del partido judicial de Mataró, fueron sus padres Manuel Llauder, ciudadano honrado de Barcelona, y Tecla Camín, nacida en Mataró. Estuvo casado (1816) con Buenaventura, nacida en Barcelona, hija de Bernardo Bransi, regidor perpetuo de Barcelona, y de María Ignacia Terrades. Su sobrino Luis María Llauder y Dalmases fue diputado carlista por Barcelona en tres ocasiones (1869, 1871 y 1891).

Tras su formación inicial en la Escuela Pía y de Belén de Barcelona, el 3 de septiembre de 1805 ingresó como cadete de Infantería en el Regimiento de Ultonia, destinado en la plaza de Gerona. Dos años más tarde (16 de agosto de 1807) era ascendido a subteniente.

En dicha unidad se encontraban también Enrique O’Donnell y Pedro Sarsfield. Su idea era ingresar en la Academia de Ingenieros de Alcalá de Henares, pero el inicio de la Guerra de la Independencia frustró este proyecto.

Su familia estuvo significada por su oposición a las tropas de Napoleón, las cuales quemaron varias de sus casas y propiedades en Mataró el 16 de junio de 1808. Su primera acción importante fue la participación en la defensa de la plaza de Gerona que se desarrolló entre el 20 de junio y el 16 de agosto de 1808. A principios de 1809 (23 de marzo) obtuvo el nombramiento de teniente.

Los franceses necesitaban eliminar el obstáculo gerundense y por ello iniciaron un nuevo asedio el 8 de mayo de 1809. Los distintos relatos mencionan especialmente su actuación en la toma de la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles la noche del 31 de agosto de 1809, en la que se mantuvo durante varios días, lo que le supuso el ascenso a capitán (1 de septiembre de 1809). A continuación se retiró hacia Olot (6 de septiembre de 1809), y poco después participó en la acción de Bascara (16 de septiembre de 1809).

Tres semanas más tarde (26 de septiembre) volvió a entrar en Gerona integrado en las tropas que mandaba el coronel Enrique O’Donnell.

En las semanas siguientes, salió nuevamente de Gerona y volvió a participar en diversas acciones: salida sobre la carretera de Santa Coloma (14 de octubre de 1809), Bascara (25 de octubre), en la que resultó herido, Santa Coloma (1 de noviembre), Coll de Suspina (12 de enero de 1810), Margalef (25 de abril de 1810). Con fecha 24 de mayo de 1810 se le concedió el grado de teniente coronel.

Durante los meses de verano participó en diversas acciones en Cataluña: Tortosa (30 de junio), Riva y Montblanc (25-26 de agosto), Selva de Alauló y Granadilla. El 14 de septiembre de 1810 tomó parte en la batalla de La Bisbal, tras la cual se le encomendó la formación de las compañías de granaderos de la guardia del general en jefe. La campaña de 1811 la inició el 19 de marzo en la batalla de Arenys de Mar. En el ataque a Figueras (3 de mayo) se le encomendó la misión de intimar la rendición de las tropas francesas, cuyo jefe quiso fusilarle cuando se encontraba desempeñándola. En premio de su actuación se le concedió el grado de coronel graduado del Regimiento de Infantería 2.º de Saboya (3 de mayo de 1811).

A continuación pasó a ayudar la plaza de Tarragona que se hallaba sitiada, y en donde se distinguió en diversas acciones durante el mes de junio. El 17 de noviembre fue nombrado gobernador de las islas Medas, en las que se encontraban numerosos prisioneros.

Durante su permanencia en este cargo fue ascendido a comandante (14 de marzo de 1812) y se le confió el mando del 3.er batallón de Infantería de Mataró. Para acabar con el acoso artillero que se realizaba a las islas el 19 de mayo de 1812 desembarcó en el continente y destruyó las baterías francesas dirigidas contra ellas.

Al dejar las islas se le confió el Regimiento de San Fernando, con el que tomó parte en los ataques a Olot (24 de octubre de 1812) y Bañolas (21 de noviembre de 1812), siendo herido en este último. A finales de año fue ascendido a coronel (24 de diciembre de 1812). La campaña de 1813 se inició tempranamente: llano de Olot (15 de enero), Vallfagona (23 de febrero), Ripoll (28 de febrero). El 21 de marzo se apoderó de la plaza de Prats de Molló situada en territorio francés. La batalla del valle de Rivas (7 de mayo de 1813) fue uno de los puntos culminantes de su carrera militar, pues su actuación fue premiada con la Cruz laureada de San Fernando. En el último trimestre participó en la acción de San Privat de Bas (4 de octubre de 1813).

Cuando las tropas francesas se dirigían a Francia se enfrentó a ellas en Olot (9 de marzo de 1814), Figueras y Bascara. El 24 de marzo de 1814 formó parte del primer ejército que recibió a Fernando VII en la frontera española de regreso de su exilio, y, dos días más tarde, al infante don Carlos. Poco después fue nombrado gobernador del castillo de Montjuic, de donde pasó (septiembre de 1814) a la segunda brigada de la segunda división del ejército de Cataluña.

Por encargo del general Copons inició un viaje a Madrid portando un mensaje para la Regencia contra las medidas de abolición de las reformas gaditanas, texto que no llevó a su destino porque regresó de Lérida cuando ya había sido publicado el Decreto de 4 de mayo de 1814. Como se le asociaba a dicha postura, fue desposeído del mando.

El 18 de octubre de 1815 se le confió el Regimiento de Soria, y poco después fue ascendido a brigadier (13 de noviembre de 1815), aunque ante sus reclamaciones se le reconoció la antigüedad de 23 de marzo de 1814.

A continuación fue nombrado comandante general de la brigada de reserva, acantonada en Arenys, Canet y Calella; y jefe de la segunda brigada de la segunda división, de las tropas que bajo el mando de O’Donnell se preparaba para trasladarse a Ultramar. Pero, ante la sublevación de Lacy, se le ordenó (6 de abril de 1817) trasladarse a Mataró a perseguir a los sublevados, logrando capturar a dicho general, quien fue fusilado dos meses más tarde. Tras cumplir su misión recibió el ascenso a mariscal de campo (9 de abril de 1817). Este hecho marcó su biografía de forma notable. A continuación se le confió (5 de mayo de 1817) el mando del Regimiento de Infantería Fernando VII.

Al producirse la sublevación, Riego se encontraba disfrutando de una licencia. Su participación en la captura de Lacy le colocó en una mala situación ante los liberales. El 15 de marzo de 1820 el ministro de la Guerra le ordenaba que hiciese uso de la prórroga de seis meses para permanecer en Cataluña y bajo ningún pretexto se acercase a la Corte. El 13 de abril fue cesado en el Regimiento de Infantería Fernando VII, siendo sustituido por José María Torrijos, y trasladado al de Extremadura. Tres meses más tarde fue destinado al Estado Mayor de la plaza de Barcelona. Llauder protestó contra estas decisiones que consideraba injustificadas (16 de agosto de 1820). Ante la falta de respuestas optó por retirarse a Calatayud, alegando motivos de salud (10 de enero de 1821), y finalmente se accedió a que permaneciese en dicha plaza en situación de cuartel.

A principios de 1823 optó por unirse a la oposición realista armada y en consecuencia se presentó ante Santos Ladrón de Guevara, y posteriormente, en febrero, en San Juan de Pie del Puerto (Francia) ante Carlos O’Donnell. Al entrar las tropas francesas en España fue nombrado (19 de abril de 1823) por la Regencia primer comandante general de las Provincias Vascongadas, ya que Quesada tenía que marcharse a continuar las operaciones y a continuación (2 de mayo de 1823), capitán general de las Provincias Vascongadas. El 30 de enero de 1824 fue trasladado al gobierno de la plaza de Lérida A principios de abril de 1825 se le comisionó para que indagase la situación política de ciertos pueblos de Cataluña, en los que se habían detectado tensiones entre los Voluntarios Realistas. Un mes más tarde (24 de mayo de 1825) se le declaró exento de la purificación, y poco después fue nombrado (14 de junio de 1825) inspector general de Infantería.

Al iniciarse la sublevación de los Agraviados, solicitó permiso para trasladarse a tomar baños a Cataluña, que le fue concedido con fecha 10 de junio de 1827. Tras la finalización de dicha sublevación figuró en una terna de candidatos para hacerse cargo de la Capitanía General de Cataluña, que finalmente recayó en el conde de España.

El 23 de noviembre de 1829, con motivo de la boda de Fernando VII, fue ascendido a teniente general.

Llauder era una de las personas de absoluta confianza de Fernando VII, como se observa en el hecho de que se recurriese a él en los momentos difíciles. En la delicada coyuntura de 1830 (Revolución de Julio en Francia e invasiones de los exiliados liberales), se le nombró (8 de septiembre de 1830) capitán general de Aragón con retención de la Inspección General de Infantería, y de forma casi inmediata (28 de octubre de 1830) virrey, gobernador y capitán general del reino de Navarra con la presidencia de su Real Consejo, y capitán general de las Provincias Vascongadas.

El Consejo de Ministros había aprobado (24 de octubre de 1830) la unificación de ambos mandos ante las críticas circunstancias del momento. Su toma de posesión en Pamplona se produjo el 18 de diciembre de 1830.

Desde este puesto tuvo la responsabilidad de mantener el control del territorio tras la entrada de las tropas de Mina a principios del mes de octubre y de ordenar las ejecuciones de algunos de los prisioneros.

A finales de dicho año (diciembre de 1830) solicitó el relevo para incorporarse nuevamente a la Inspección General de Infantería, pero retiró su solicitud pocos días más tarde. Durante el año siguiente (1831) desplegó una enorme actividad en el control de las actividades de los liberales españoles refugiados en Francia.

Tras los sucesos de La Granja fue nombrado (31 de diciembre de 1832) gobernador y capitán general del Principado de Cataluña y presidente de su Real Audiencia, sustituyendo al conde de España, quien había logrado soliviantar a gran parte de la población de su jurisdicción. Tanto el conde de España como el de Penne Villemur intentaron evitar su llegada. En el ejercicio de su cargo le correspondió administrar un giro político importante: el control de los realistas que empezaban a mostrar una gran actividad y la entrada de los exiliados liberales a quienes la reciente amnistía permitía regresar a España. Una de sus principales iniciativas fue disolver los Voluntarios Realistas y crear un grupo armado partidario de los derechos de Isabel II bajo el nombre de Voluntarios de Isabel II, que fue presentado públicamente el 10 de octubre de 1833.

El 24 de diciembre de 1833 dirigió a la Reina una exposición en la que señalaba “que Zea y su Ministerio se ha hecho tan impopular, que compromete la tranquilidad y mina el Trono de Isabel II” y solicitaba la convocatoria de Cortes. Dicho escrito y las adhesiones que suscitó provocaron el cambio ministerial.

A principios de 1834 Llauder se opuso a la implantación de los subdelegados de Fomento, innovación que consideraba inconveniente. Durante ese mismo año su principal preocupación consistió en apuntalar el Gobierno de la Reina Gobernadora y combatir los inicios de la sublevación carlista. La victoria en Mayals (10 de abril de 1834) ante Carnicer, supuso el fracaso de la revuelta inicial en Cataluña. Para evitar el fortalecimiento de las partidas inició una política de realización de obras públicas. Pero los desacuerdos con el Gobierno le llevaron a presentar su dimisión (27 de agosto de 1834). Poco después se le nombró (13 de septiembre) general en jefe del ejército del Norte, designación que no aceptó, por la delicada situación en que se halla el Principado de Cataluña.

Llauder fue nombrado miembro del primer Estamento de los Próceres (23 de junio de 1834), pero dada la situación de la guerra en Cataluña no prestó juramento hasta su llegada a Madrid para ocupar la Secretaría de Estado y del Despacho de la Guerra (2 de noviembre de 1834). Su nombramiento, al que unía la Capitanía General de Cataluña, produjo malestar entre la burguesía catalana que se había identificado con su actitud, que identificaban con el liberalismo moderado a pesar de sus antecedentes. En el ejercicio del cargo aprobó la medida de “ocupación militar, aumentando las fuerzas y fortificando los puntos a propósito”. Las tensiones internas en el Ministerio, en el que se hallaba enfrentado al conde de Toreno, propiciaron su salida. Desde la prensa moderada, cercana a sus compañeros de gobierno, recibió numerosas incriminaciones contra la política militar desarrollada en el norte de España.

El elemento final de su decisión fue la sublevación que tuvo lugar en Madrid el 18 de enero de 1835 y en la que fue asesinado su amigo el general Canterac.

Aunque su cese tiene fecha de 17 de febrero, su cese real se produjo el 24 de enero de acuerdo con su hoja de servicios y su ausencia de las sesiones del Consejo de Ministros. De esta forma regresó a la Capitanía General de Cataluña, en la que se mantuvo hasta el 10 de agosto de 1835.

La situación en Cataluña había cambiado radicalmente, pues había aumentado notablemente tanto la actividad de las partidas carlistas como la de los progresistas radicales que deseaban un incremento y aceleración de los cambios; y en consecuencia había perdido una parte importante de los apoyos anteriores.

A finales de marzo de 1835 tuvo que hacer frente a las tensiones suscitadas por la detención del cónsul de Cerdeña, Luigi Ponti, acusado de colaborar con los carlistas.

Tras las sublevaciones de verano de 1835, en las que los liberales solicitaban su cabeza, presentó la dimisión por motivos de salud, que le fue aceptada inmediatamente (5 de agosto de 1835), concediéndosele al mismo tiempo cuatro meses para tomar baños en Francia. Poco después (20 de septiembre de 1835), a la vista de la campaña contra él en el diario El Catalán, solicitó que se le asignase destino en Castilla la Nueva. Hasta el final de la Primera Guerra Carlista mantuvo su residencia en Francia alegando motivos de salud. Durante todo este período fue solicitando prórrogas de estancias y a partir de 1838 se le insiste en que “S. M. reitera que sería muy de su real agrado el regreso a España”.

Resulta evidente su rechazo a la situación política y el miedo a su seguridad personal. A finales de diciembre de 1839 regresó a España y fue nombrado (7 de noviembre de 1839) capitán general de Granada, lo que rechazó por motivos de salud. Poco después retornaba a Francia (junio de 1840) a tomar baños, y en octubre de 1841 se trasladó a París a fin de completar los estudios de dos de sus hijos, mientras el resto de su familia regresó a Barcelona.

Tras la caída de Espartero ofreció sus servicios al nuevo Gobierno, que agradeció su gentileza. A partir de ese momento estuvo asignado de cuartel en Madrid, aunque realizó viajes a Cataluña. El 15 de agosto de 1845 fue nombrado senador vitalicio. Sus intervenciones fueron muy escasas y en general relacionadas con temas militares (quintas, situación en Cataluña por la guerra de los matiners, etc.). El 26 de octubre de 1849 fue nombrado ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina, sustituyendo a Evaristo San Miguel.

Falleció en Madrid el 6 de mayo de 1851.

Estaba en posesión de diversas Cruces de batallas de la Guerra de la Independencia. Además fue premiado con las Grandes Cruces de San Hermenegildo (26 de noviembre de 1832), de San Fernando (19 de noviembre de 1832), de la Real Orden Americana de Isabel la Católica (23 de noviembre de 1832), de la Real y Distinguida Orden de Carlos III (4 de julio de 1833). Tenía además la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Luis de Francia.

Con fecha 5 de septiembre de 1834 la Reina le concedió el título de marqués del Valle de Rivas, decisión que había sido adoptada tres meses antes en Consejo de Ministros (4 de junio de 1834). Al cesar en el Ministerio recibió el nombramiento de gentilhombre de Cámara (24 de enero de 1835).

Fue nombrado socio supernumerario (17 de septiembre de 1830) de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y académico de honor (18 de septiembre de 1830) de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza.

 

Obras de ~: Cuaderno de reglas y advertencias para la instrucción del recluta, y prevenciones generales para la de los regimientos de Infantería, circulado y mandado observar, Madrid, en la Imprenta Real, 1829; Circular para admisión y educación de los cadetes del arma de Infantería dirigida a los regimientos de la misma, Pamplona, Imprenta de Francisco Erasun y Rada, 1831; Memorias documentadas del teniente general don Manuel Llauder, marqués del Valle de Rivas, en las que se aclaran sucesos importantes de la historia contemporánea en que ha tenido parte el autor, Madrid, Ignacio Boix, 1844.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exp. militar, 1816; Archivo Histórico Nacional (Madrid), Consejos, leg. 8981, año 1835, n.º 3, 8985, año 1856, n.º 40, Estado, 6318, Orden de Carlos III, exp. 2266, Fondos Contemporáneos, Ministerio de Justicia, Jueces y Magistrados, leg. 4859, exp. 10278; Archivo Histórico de Protocolos (Madrid), leg. 25758; Archivo del Senado, sign. His 0495- 02; Servicio Histórico Militar (Madrid), exps. personales, Rollo 31.

La Quotidienne, 20 de enero de 1834; E. Chao (dir.), La guerra de Cataluña: historia contemporánea de los acontecimientos que ha tenido lugar en el Principado desde 1827 hasta el día, Madrid, Imprenta Baltasar González, 1847; J. D. Bellalta Collet, Apuntes biográficos sobre el Marqués del Valle de Ribas: Notas biográficas sobre la personalidad del insigne Campeny, Barcelona, Arturo Suárez, 1906; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, vol. XXXI, Barcelona, Hijos de J. Espasa, Editores, pág. 1026; M. Jordà Olives, Manuel Llauder y Camín, Capitán General de Cataluña, Barcelona, Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1978; P. A. Girón, marqués de las Amarillas, Recuerdos (1778-1837), introd. de F. Suárez, ed. y notas de A. M.ª Berazaluce, vol. III, Pamplona, Eunsa, 1981; M. Jorda Olives y J. J. Calvo, “La crisi de l’antic regim a Catalunya: la superacio de la resistencia al canvi politic del 1832”, en Quaderns d’Història Contemporània, n.º 5 (1983), págs. 27-34; V. Herrero Mediavilla (dir.), Archivo biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, Saur, 1986-2005, I microficha 536 n.º 76-77, II microficha 514 n.º 110-112; R. Alberch Fugueras, “Himnes, sonets i odes”, en Revista de Girona, 33 (123) (1987), págs. 96-97; Ministerio de Relaciones con las Cortes y de la Secretaría del Gobierno, Actas del Consejo de Ministros, Madrid, Ministerio de Relaciones con las Cortes y de la Secretaría del Gobierno, 1989-1995, vols. 1-9; A. Gil Novales (dir.), Diccionario biográfico del Trienio Liberal, Madrid, El Museo Universal, 1991; J. M. Ollé Romeo, Les bullangues de Barcelona durant la Primera Guerra Carlisna (1835-1837), Tarragona, El Mèdol, 1993-1994, 2 vols.; J. Carreras i Martí (dir.), Gran enciclopèdia catalana, Barcelona, Enciclopedia Catalana, 1995; M. Santirso Rodríguez, “Los militares en la revolución liberal española: el caso de los capitanes generales de Cataluña (1832-1839)”, en Trienio. Ilustración y Liberalismo. Revista de Historia, n.º 27 (1996), págs. 83-134; R. del Río Aldaz, “De voluntarios realistas a mercenarios liberales: el Cuerpo de Tiradores y Flanqueadores de Isabel II en Navarra (1833-1837)”, en Gerónimo de Uztariz, n.º 13 (1997), págs. 109-126; J. Pascual de Quinto y de los Ríos, Relación general de señores académicos de la Real de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza (1792-2004), Zaragoza, Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, 2004.

 

José Ramón Urquijo Goitia

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