Burguete y Lana, Ricardo. Zaragoza, 3.II.1871 – Valencia, 30.III.1937. Militar y escritor.
Dotado de una fuerte personalidad, sobresalió tanto en su faceta militar como en la intelectual, siendo considerado uno de los miembros más destacados de la llamada generación militar de 1898.
Con catorce años ingresó en la Academia General Militar de Toledo, terminó sus estudios cinco años después, en 1891, y fue destinado al batallón de Cazadores de Puerto Rico, de guarnición en Madrid, con el empleo de segundo teniente.
Iniciado en el combate en la campaña de Melilla de 1893, dos años después se incorporaba al conflicto ultramarino en Cuba y Filipinas, respectivamente. En los tres años que duraron las operaciones, que habrían de terminar con la pérdida de los últimos restos del imperio español en 1898, Burguete mostró un valor heroico que le valió el ascenso a capitán y a comandante por méritos de guerra, además de la Cruz Laureada de San Fernando.
Su intensa actividad intelectual comienza en esta época, impresionado por el desastre ultramarino y sus consecuencias sobre la conciencia nacional. Es en ese momento cuando entra en contacto con los miembros de la Generación del 98, como Baroja, Unamuno y Ramiro de Maeztu, con los que llegó a forjar una estrecha amistad.
Bajo el seudónimo de El Comandante, publicó en 1903 su libro más importante: Así hablaba Zorrapastro, ensayo en el que trata de las más diversas cuestiones, política, milicia, costumbres, etc. Está basado en el mismo esquema argumental del famoso Así hablaba Zaratustra del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Precisamente, Burguete se considera el gran divulgador de la obra de Nietzsche en España.
Los doce años que Burguete disfrutó del empleo de comandante, entre 1898 y 1909, fueron de una gran fecundidad intelectual, publicando una serie de obras de gran importancia y desarrollando toda una serie de ideas que tuvieron gran influencia, tanto en el ámbito castrense como en el civil.
Burguete, en esta primera época, puesto que son perfectamente apreciables los cambios en su mentalidad, se atreve a enfrentarse a la tendencia caracterizada por el estímulo a la ciencia y a la técnica en el Ejército, seguida con devoción por los militares de talante más avanzado. Éstos pretendían despolitizar la institución, al tiempo que recogían las enseñanzas de la derrota francesa en Sedán, propugnando el estudio y la formación profesional como única forma de regenerar la institución armada. Por el contrario, Burguete proclama la supremacía de los valores espirituales, muy acorde, por otra parte, con algunas tendencias intelectuales que recorrían Europa y que en España mantenían los seguidores de Ganivet, entre otros, absolutamente contrarios al racionalismo.
El enfrentamiento con los militares tratadistas de tendencia progresista le lleva a oponerse frontalmente al servicio militar obligatorio, defendido con vehemencia por éstos. Para Burguete los ejércitos de masas y el concepto de nación está superado por el reclutamiento de un ejército pequeño y bien motivado y formado. Un ejército profesional capaz de defender eficazmente al resto de sus conciudadanos.
Los ensayos de tema militar y de política general son alternados por Burguete con otros más profesionales, por ejemplo su Métodos del combate (1903), un excelente y completo estudio de la táctica que fue muy elogiado, tanto en España como en el extranjero, por la prensa profesional.
Su radicalismo le llevó a desempeñar un cierto protagonismo en los sucesos del 25 de noviembre de 1905 en Barcelona, cuando un grupo de oficiales exaltados destruyeron las instalaciones de dos publicaciones catalanistas, el Cu-Cut y La veu de Catalunya, en protesta por los que consideraban continuos ataques a la dignidad del Ejército. La reacción militar se articuló en una serie de acciones de solidaridad en varias guarniciones españolas que fueron alentadas y coordinadas por el entonces comandante Burguete.
En 1909 ascendió a teniente coronel, y al poco tuvo la oportunidad de poner en práctica sus teorías sobre la supremacía de la moral en el combate. Al sustituir a su buen amigo el teniente coronel Ibáñez Marín, muerto en combate en Melilla al frente del batallón de Cazadores de Figueras, Burguete pronunció una encendida arenga a la tropa, provocando un comportamiento tan heroico que le valió a él el ascenso a coronel y la corbata de San Fernando a su unidad.
Ascendido a general, en 1917, siendo gobernador militar de Oviedo, dirigió la dura represión contra los huelguistas y por aquellos años también participó en el conflicto producido entre las Juntas de Defensa y el Gobierno como interlocutor de los junteros.
Tras el desastre de Annual, Burguete vio la oportunidad de ratificar su tesis sobre la primacía del valor frente al estudio sistemático y atacó duramente al general Berenguer por medio de la prensa. Poco después, en julio de 1922, es el propio Burguete el nombrado, por el gobierno presidido por Sánchez Guerra, como alto comisario de España en Marruecos.
Aquí puso en marcha la política de aproximación a los marroquíes dictada por el gobierno, basada en el principio de la penetración pacífica que Burguete intentó combinar, a finales de 1922, con el avance sobre Alhucemas que fue detenido en Tizzi Azza. Las discrepancias con el ejecutivo sobre la continuidad de la ofensiva forzaron la dimisión de Burguete de la alta comisaría de Marruecos, que pasó a ser ocupada por el civil Luis Silvela en febrero de 1923.
Promovido al empleo de teniente general, ejerció el mando de las capitanías generales de Burgos y Madrid respectivamente, siendo nombrado en 1925 director general de la Guardia Civil. Se mantuvo al frente de la benemérita durante tres años, emprendiendo una amplia reforma legislativa entre la que destacó la relativa a las mejoras de las condiciones sociales de los guardias.
Enemistado con Primo de Rivera, éste intentó en 1928 atraerlo, nombrándole presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina, pero Burguete comenzó a manifestar su republicanismo que se puso en evidencia durante el juicio que presidió en marzo de 1931 contra el Comité Revolucionario. Burguete, además de permitir el uso propagandístico antimonárquico, hizo público su fallo a favor de la absolución de los encausados. Destituido de su cargo, fue condenado a un arresto de dos meses en Cádiz.
Pese a su especial personalidad y formación intelectual, Burguete pasa por ser un ejemplo de aquellos militares que sufrieron una evolución de su mentalidad desde posiciones radicales, es el Burguete gobernador civil de Oviedo en 1917 cuando acusa en un durísimo bando a los huelguistas de delito de lesa patria, hasta otras perfectamente compatibles con el liberalismo que caracteriza el republicanismo de 1930.
Durante la República fue director de la Cruz Roja. Falleció en Valencia en el hospital de la Cruz Roja, el 30 de marzo de 1937 durante la guerra civil con la pena de ver morir a sus tres hijos combatiendo al lado de la República.
Obras de ~: Georgius Critón (seud.), Hágase Ejército. Estudios tácticos al alcance de todos, San Sebastián, 1899; Georgius Critón (seud.), Hágase Ejército. Infantería, Caballería y Artillería, Barcelona, 1899; ¡La guerra¡ Cuba (Memorias de un testigo), Barcelona, Maucci, 1902; ¡La guerra! Filipinas (Memorias de un herido), Barcelona, Maucci, 1902; El Comandante (seud.), Así hablaba Zorrapastro. Ex ministro, ex senador, ex diputado, ex director, ex presidente, ex liberal, ex demócrata, ex filtro, ex banquero, ex moral y ex puto. In humano, in hábil, in político, in pugnador, in propietario, in decente e in mundo e in putativo.
Un libro para nadie y para todos, Valencia, F. Sempere, 1903; Nuevos métodos de combate, proyecto de reglamento táctico para la Infantería, Madrid, Sucesores de Hernando, 1903; Mi rebeldía. “Mane-Thecel-Phares”, Madrid, Fernando Fe, 1904; Dinamismo espiritualista. Cuestiones previas. La vida en sus tres dimensiones. Proceso histórico de ética española, Madrid, Imp. Fortanet, 1905; El problema militar. 200 mil soldados: más de 50 millones de economía. España ante los grandes imperios del porvenir, Palma de Mallorca, Francisco Soler Prats, 1905; Preparación de las tropas para la guerra (Nuevo vegecio). Estudios de ética militar, Madrid, Fortanet, 1905; La guerra y la vida. Biología de los ejércitos. El alma de las tropas, Madrid, 1906; Morbo nacional. Vida defensiva, Madrid, Fernando Fe, 1906; La ciencia del valor. Psicología de la guerra. Aplicación al desarrollo episódico de la batalla de Mukden, Madrid, Ricardo Rojas, 1907; Psicología militar, Madrid, 1907; Ensayo de organización militar del porvenir, 1908; La guerra y el hombre. Balística del mando o ciencia de lanzar hombres, Madrid, 1910; La guerra y el hombre. Psicología de las tropas. Melilla 1909-10, Madrid, Sáenz de Jubera Hermanos, 1911; Teoría y práctica de la guerra. Evolución en el arte, Madrid, Sáenz de Júbera Hermanos, 1913; Rectificaciones históricas. De Guadalete a Covadonga y primer siglo de la Reconquista de Asturias, Madrid, Sáenz de Júbera, 1915; La ciencia militar ante la guerra europea. Su evolución y transformación hasta el presente y el porvenir, Barcelona, 1917; Manual del Guardia Civil, Madrid, 1926; Corsarios y piratas. La leyenda del Mediterráneo, Barcelona, Maucci, s.f.; Historia de Cataluña, Proceso histórico de ética militar, s.l., s.f.
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Pablo González-Pola de la Granja