Romá, José. Valencia, 1784 – 1852. Pintor, diseñador, profesor.
Nació en Valencia en 1784. A pesar de que su producción sigue siendo sólo parcialmente conocida, este discípulo de Vicente López (1772-1850) y Benito Espinós (1748-1818) figura entre los pintores valencianos más significativos de la primera mitad del siglo XIX, tanto por su labor docente como por su actividad pictórica, centrada fundamentalmente en los temas florales.
Ingresó muy joven en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, donde pronto obtuvo varias distinciones. El 27 de abril de 1805, consiguió el primer premio en la Clase del Natural. La obra premiada en este concurso, una Academia, se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Este mismo año, pasó a la Sala de Flores. Como es sabido, la Sala de Flores, Ornatos y otros diseños adecuados para los Tejidos comenzó a funcionar en la Academia de Bellas Artes de San Carlos en el año 1778. Su creación estuvo determinada por la necesidad de formar pintores especializados en el diseño textil capaces de crear modelos originales que asegurasen la independencia y el desarrollo de las sederías valencianas. Esta Sala se convirtió en la Escuela de Flores y Ornatos seis años más tarde, a partir de la Real Orden de 1784. En ella, Carlos III equiparó oficialmente estos estudios en rango, dotación y dignidad con las restantes enseñanzas académicas y nombró como director al Maestro de Flores Benito Espinós, que ocupó su puesto hasta el año 1815. A partir de esta fecha, el responsable de la dirección de estos estudios fue José Antonio Zapata (1763-1837). Como discípulo de la Sala de Flores, José Romá obtuvo el segundo premio de la especialidad en 1807 y el primero, en 1810. Siete años más tarde, el 3 de agosto de 1817, fue nombrado Académico de Mérito por la pintura de Flores. Sin abandonar esta especialidad, continuó sus estudios, alcanzando el grado de Académico de Mérito por la Pintura el 20 de noviembre de 1826. Tras este reconocimiento, regaló a la Academia el lienzo titulado Lucrecia sorprendida por Sexto Tarquino en su propia cama. Durante estos años, ya había iniciado su carrera docente pues, debido al delicado estado de salud de José Antonio Zapata, actuó frecuentemente como su sustituto no sólo en la Sala de Flores, sino también en la de Principios, Yeso y Natural. Todo parece indicar que las seis Academias conservadas en el Museo de Bellas Artes de Valencia que llevan la firma de “Don José Romá” pertenecen a esta época. También se dedicó a la enseñanza fuera de la Academia, pues se encargó de dirigir la Sala de Dibujo del Real Seminario de Nobles de San Ignacio y tuvo un estudio de dibujo y pintura particular en su propio domicilio.
En 1837, al jubilarse Zapata, Romá fue nombrado director de la Sala de Flores, cargo que ocupó hasta su muerte en 1852. Durante esta etapa, se hizo evidente la escasa utilidad que los estudios de flores tenían para la industria sedera, acentuándose la inclinación hacia la pintura de flores, que en esta época era demandada por la burguesía local. Se impuso así una nueva tendencia decorativa floral totalmente desligada del concepto artesano de la pintura de flores que había regido durante el siglo XVIII.
Junto a otros reconocidos pintores de la época, participó en las exposiciones de pintura organizadas por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia de 1848 y 1851. En la primera de ellas, intervino junto a su hijo José María Romá, que también se dedicó a la pintura de flores y bodegones, introduciéndolo de esta forma en los círculos culturales valencianos.
Poco antes de su muerte, Romá llevó a cabo su último acto público como director de la Sala de Flores. Durante la visita de la Infanta María Luisa Fernanda y el Duque de Montpensier a la Academia de Bellas Artes de Valencia, el pintor les entregó dos cuadros de flores de su mano que se encontraban en las galerías del Museo. Lamentablemente, se desconoce el paradero actual de estas obras.
Además de los ocho dibujos de flores y modelos para tejido que Romá realizó durante su etapa como discípulo y maestro en la Sala de Flores, el Museo de Bellas Artes de Valencia conserva dos lienzos de flores de Romá. El primero, un Jarrón con guirnaldas, que durante muchos años estuvo atribuido a Miguel Parra, fue la obra por la que consiguió el primer premio en 1810. El segundo, un Florero en un paisaje, es la composición con la que obtuvo el nombramiento de Académico de Mérito por la pintura de Flores en 1817. El conocimiento de la actividad de Romá como pintor de flores se va ampliando progresivamente con la aparición de obras atribuidas en el mercado artístico y, sobre todo, con la reciente adquisición del Museo del Prado de la Guirnalda de flores con motivo escultórico, procedente de la colección Naseiro.
Como ya se ha indicado, Romá también cultivó el cuadro de composición y el retrato. Entre los más célebres figura el que representa a su maestro, Benito Espinós, ante un cuadro de flores. Se conocen asimismo varios de los retratos que realizó de la reina Isabel II, tanto de niña (Universidad de Valencia y Palacio de la Generalitat), como de joven (Museo de Bellas Artes y Museo de la Ciudad, ambos de Valencia).
Obras de ~: Dibujos de flores y modelos para tejidos, 1804–1820; Jarrón con guirnalda de flores, 1810; Florero en un paisaje, 1817; Lucrecia sorprendida por Sexto Tarquino en su propia cama, c. 1826; Retrato de Benito Espinós, 1828; Guirnalda de flores con motivo escultórico, s. f.; Dibujos de “Academias”, s. f.; Isabel II niña, c. 1835; Isabel II, s. f.
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M.ª José López Terrada