Nariño y Álvarez, Antonio. El Precursor. Bogotá (Colombia), 9.IV.1765 – Villa de Leyva, Bocayá (Colombia), 13.XII.1823. Precursor de la independencia de Colombia, impresor de los Derechos del Hombre, político.
Hijo del gallego Vicente de Nariño, contador oficial real de la Real Audiencia de Cuentas, y de Catalina Álvarez del Casal, hija del madrileño Manuel de Bernardo Álvarez, fiscal de la Real Audiencia de Santafé. Su padre murió en 1778, cuando Antonio Nariño contaba trece años, por lo que su madre quedó en una miserable situación y envió al Rey un memorial y una carta haciéndole mención de los méritos y servicios de su esposo y solicitando que se le concediera alguna gracia para la manutención de sus ocho hijos.
Muy joven, Nariño tomó interés por la filosofía y las ciencias, hizo los estudios de Gramática y de Filosofía como becario real en el Colegio Mayor y Seminario de San Bartolomé en su ciudad natal, cuando los jesuitas habían sido expulsados del mismo.
A los veinte años, el 27 de marzo de 1785, contrajo matrimonio con Magdalena Ortega y Mesa, y frecuentó a altos personajes de la sociedad santafereña, al tiempo que organizaba, en los años sucesivos, un círculo literario próximo a la masonería denominado “Arcano Sublime de la Filantropía”, en donde se comentaban ideas revolucionarias. En 1789 fue nombrado alcalde ordinario de Santafé de Bogotá y, posteriormente, tesorero de diezmos del arzobispado de dicha ciudad.
En 1793 decidió, influido por la Revolución Francesa, traducir al castellano el nuevo código de diecisiete artículos donde se enaltecía la dignidad humana, originalmente en francés, haciendo público el texto de los Derechos del Hombre en el Nuevo Reino de Granada. El propio Nariño secuestró y quemó esta edición ante el peligro que suponía su difusión. Sin embargo, un año después, la Real Audiencia relacionó a Nariño con la publicación de varios pasquines revolucionarios en Santafé de Bogotá. Por tal motivo se le embargaron todos sus bienes. Se selló el lugar donde en su residencia se hallaban los libros de la Tesorería de Diezmos, encontrándose en su lugar diversas obras prohibidas. Por todo ello, ingresó en la cárcel, donde escribió la defensa de los principios proclamados en los Derechos del Hombre. Por la sentencia de 28 de noviembre de 1795, se le condenó a diez años de presidio en África, confiscación de sus bienes para la corona y destierro perpetuo de América. Pero de camino a su destino, en el puerto de Cádiz, el 17 de marzo de 1796 logró huir y llegar a Madrid, viajó entonces a Francia e Inglaterra donde frecuentó círculos masónicos y revolucionarios. Regresó luego al Nuevo Reino de Granada disfrazado de sacerdote y se refugió en la ciudad de Tunja.
En 1797 viajó a Santafé, donde se entregó voluntariamente al virrey Pedro de Mendinueta, siendo confinado en el cuartel de la caballería, donde continuó sus escritos, en los que proponía reformas económicas y la reducción de los impuestos. El aislamiento y las malas condiciones minaron su salud y enfermó de tuberculosis, dolencia que padeció durante los seis años de cautiverio y por la cual consiguió su libertad para ser enviado al campo con el fin de recuperarse.
El 10 de agosto de 1809 se proclamó la independencia en Quito, decidiéndose por las tropas españolas el 24 de noviembre del mismo año que fuera escoltado para una visita al palacio virreinal, pero su ruta se desvió hacia el cuartel, donde fue puesto nuevamente preso y trasladado al fuerte de Bocachica en Cartagena de Indias. Durante el trayecto se fugó, pero fue nuevamente preso, junto con su hijo, en Santa Marta. Finalmente fue trasladado a los calabozos de la Inquisición, de donde se le liberó tras cuatro meses de prisión.
El 22 de mayo de 1810, la provincia de Cartagena se declaró independiente, aprovechando Nariño esta situación para difundir sus ideas republicanas. Igualmente dio recomendaciones económicas para los comerciantes, mejorar la situación del pueblo, organizar las milicias y construir un futuro para la naciente República. Habiendo recibido en Cartagena la noticia de la proclamación del 20 de julio de 1810 y del apresamiento del virrey y de los oidores de la Real Audiencia de Santafé, regresó a la capital el 8 de diciembre con la meta de ejecutar sus ideales políticos. Dos semanas después se le nombraba para la secretaría del primer congreso neogranadino y posteriormente corregidor de Santafé. Durante estos años fundó y dirigió La Bagatela, considerado como uno de los primeros periódicos del entonces Nuevo Reino de Granada, donde pudo expresar sus opiniones políticas.
El 19 de septiembre de 1811 fue nombrado presidente del Estado de Cundinamarca, que se caracterizó por tratar de implantar un gobierno centralista que incluyese todas las provincias del Nuevo Reino. Sin embargo, sus esfuerzos fueron infructuosos, viéndose obligado a renunciar en 1812. Pocos meses después retomó la presidencia con poderes absolutos concedidos por el Senado.
Ante las dificultades de las provincias del sur y el asedio de las tropas realistas comandadas por Juan Sámano, Nariño fue nombrado teniente general de los Ejércitos en 1813, dejando la presidencia en manos de su tío Manuel Bernardo Álvarez, para organizar una campaña en las provincias de Cali, Popayán y Pasto. En dicha campaña obtuvo las victorias de Palacé y Calibío, pero, finalmente, traicionado por una parte de los oficiales, se vio obligado a entregarse a Melchor Aymerich en la ciudad de Pasto. Fue condenado a prisión en Cádiz, donde permaneció cuatro años. Días antes de que Fernando VII jurara la Constitución de Cádiz en 1820, Antonio Nariño fue puesto en libertad por orden de Manuel Francisco de Jáuregui, gobernador interino de la plaza de Cádiz. Fue nombrado entonces miembro de la Sociedad Patriótica de San Fernando en Cádiz y diputado a Cortes en representación de la Nueva Granada sin embargo, se vio obligado a huir a Gibraltar e invocar la protección de Inglaterra. Tras pasar por Londres y después por París, donde contactó con el barón Alejandro de Humboldt, que le propuso formar parte como miembro de la Sociedad Geográfica de París, embarcó en Marsella rumbo a la Martinica y a Angostura, donde finalmente se encontró con Simón Bolívar, que estaba negociando en Achaguas la rendición de las tropas de Pablo Morillo.
El 6 de marzo de 1821, Bolívar le nombró vicepresidente de la nueva República de Colombia, con la misión de instalar, en Cúcuta, el Congreso Constituyente en representación del propio Bolívar. Con esta oportunidad reinició sus discursos sobre la república ideal y escribió el Proyecto de Constitución para los Estados Equinocciales de la República de Colombia. Sin embargo, sus ideas no tuvieron mucho eco en dicho Congreso. Esta circunstancia, además de los enfrentamientos políticos y su quebrantada salud, le obligaron a renunciar a su cargo de vicepresidente y retornar a Santafé. Allí publicó en 1822 un nuevo periódico titulado Los toros de Fucha, en el que criticaba el Gobierno del nuevo vicepresidente Francisco de Paula Santander, quien a su vez fundó El Patriota, el cual se defendía de los ataques de Nariño.
En 1823, para financiar las campañas del sur, capitaneadas por Simón Bolívar, Nariño fue nombrado presidente de la Comisión de Repartimiento de Bienes Nacionales y, al mismo tiempo, comandante general de armas del departamento de Cundinamarca. De igual forma, el Congreso de Cúcuta le nombró senador. Fue recusado por uno de los diputados por las deudas contraídas en 1794 en la gestión de diezmos y por abandonar a la tropa en Pasto para entregarse a Aymerich. Fue muy conocida la defensa de Nariño a estas acusaciones. Continuó colaborando en el Congreso, hasta que los médicos le recomendaron reposo en un clima más suave que el de Santafé. Eligió Villa de Leyva, donde murió el 13 de diciembre de 1823.
Bibl.: S. Acosta de Samper, Biografía del General Antonio Nariño, Bogotá (Colombia), Imprenta Departamental de Pasto, 1910; J. M.ª Vergara y Vergara, Vida y escritos del general Antonio Nariño, Bogotá (Colombia), Imprenta Nacional, 1946; A. Abella Rodríguez, El florero de Llorente, Medellín (Colombia), Bedout, 1964; J. M. Restrepo, Historia de la Revolución de la República de Colombia, Medellín (Colombia), Bedout, 1969; G. Hernández de Alba (comp.), Archivo Nariño 1727-1795, t. I, Bogotá (Colombia), Biblioteca de la Presidencia de la República, 1990; E. Santos Molano, Antonio Nariño: filósofo revolucionario, Bogotá (Colombia), Planeta, 1999.
Cecilia Restrepo Nariño y Daniel Restrepo Manrique