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Félix Varela y Morales

Biografía

Varela y Morales, Félix Francisco José María de la Concepción. El padre Varela. La Habana (Cuba), 20.XI.1788 – San Agustín, Florida (Estados Unidos), 18.II.1853. Sacerdote, filósofo, diputado independentista y director de periódico revolucionario.

Sus padres fueron Francisco Varela y Pérez (español, capitán del Regimiento Fijo de La Habana) y María Josefa Morales y Medina (santiaguera, ama de casa). Félix fue el tercero de tres hermanos. Sus dos hermanas se llamaban María de Jesús y Cristina. Bautizado a la semana de nacido, en la iglesia del Santo Ángel Custodio, por el sacerdote dominico Miguel Hernández, capellán del Regimiento Fijo de La Habana, al que pertenecían su padre y su abuelo Bartolomé Morales. Este último fue su padrino junto con su tía, Rita Josefa Morales y Medina. En 1792, contando Félix con solo tres años, fallecía su madre, quedando éste junto a sus dos hermanas al amparo de sus padrinos, así como su abuela y sus otras tías Margarita e Isabel, ante la incapacidad del padre, que se dedicaba por entero a su carrera militar, casi siempre de viaje en misión de servicio. El mismo año su abuelo Bartolomé fue trasladado a San Agustín, en la península de la Florida (aún en posesión de España), como oficial del ejército en servicio, llevando consigo a Félix, quien comenzó los estudios primarios con el padre O'Reilly, que le enseña latín, gramática y violín. Cuando llegó el momento de empezar sus estudios secundarios, Félix regresó a La Habana. Su padre había muerto y el abuelo soñaba con hacer de él un honrado militar, según la tradición familiar. Cuando tenía 14 años su abuelo le propuso empezar la carrera de cadete en una escuela militar, pero Varela pidió entrar en un seminario para hacerse sacerdote.

A este efecto, empezó sus estudios en el Real y Conciliar Colegio Seminario San Carlos y San Ambrosio de La Habana, destacando por sus estudios y sincera vocación. Al mismo tiempo Varela comenzó a estudiar en la Universidad de La Habana, obteniendo los correspondientes títulos académicos y, a los 19 años, debido a su aplicación, sustituyó las cátedras de sus propios profesores. El 21 de diciembre de 1811 fue ordenado sacerdote en la catedral de La Habana por el obispo Díaz de Espada (1756-1832), previa dispensa de edad, y celebró su primera misa en el convento de Santa Teresa de la misma ciudad. El mismo año obtuvo por concurso la cátedra de latín y retórica del Seminario. Al año siguiente fue nombrado profesor de Filosofía, Física y Ética en el seminario habanero, donde preparó el primer laboratorio de Física y Química del país. El Padre Varela daba una importancia capital a los métodos de aprendizaje y utilizó sistemas innovadores para su época, buscando que sus alumnos aprendiesen a pensar por sí mismos y no repitiendo de memoria lo que se les enseñaba. Por eso, los cubanos se refieren a Varela como “el que nos enseño a pensar”, pues siempre defendió la reflexión y la práctica contra el abuso de la memoria y el tradicionalismo en los centros de enseñanza de la época.

El padre Varela formó a los más destacados hombres de su época tales como José Antonio Saco, Domingo del Monte, José de la Luz y Caballero, sin embargo, su extensa labor no se limitó a la enseñanza, también fundó la primera Sociedad Filarmónica de La Habana, formó parte y trabajó para la Sociedad Económica de Amigos del País, además de escribir obras de teatro y de filosofía.

Renovó los estudios filosóficos, con un carácter antiescolástico y moralista, estimulado por el obispo Díaz de Espada. Es estos años publicó unas Institutiones de Filosofía ecléctica, dos tomos en latín y otros dos en español, y unas Lecciones de Filosofía, de carácter sensualista mitigado, procedente de Locke y Condillac.

En 1817 pronuncia su discurso de recepción en la Sociedad Patriótica de la Habana, Influencia de la ideología en la marcha de la sociedad, el cual es un intento de rectificar la organización social según los principios de la ideología, única que a su juicio sabe inculcar la observación y el análisis de la naturaleza.

En 1818 publica las Lecciones de Filosofía, de las que se hicieron posteriormente cinco ediciones, algunas de ellas en Nueva York y Filadelfia.

En 1820, con el nuevo régimen instaurado por el coronel Riego en España, fue nombrado para regentar la Cátedra de Economía Política, dejando entonces la de Filosofía, que había desempeñado durante nueve años. Al poco tiempo obtuvo por oposición la Cátedra de Derecho Constitucional, que, fundada por la Sociedad Económica, el obispo Juan José Díaz de Espada había aceptado su implantación en el seminario, confiándosela a Varela, quien inició el curso en 1821, pero hubo de ausentarse, poco después, por haber sido elegido diputado para las Cortes españolas. Definió esta nueva cátedra como “la Cátedra de la libertad y de los derechos humanos, la fuente de las virtudes cívicas y la base del gran edificio de nuestra felicidad”. Varela inauguró la enseñanza teórica del constitucionalismo en Cuba durante el marco del Trienio Liberal. En la misma se abordaron por primera vez en la isla las cuestiones relativas a pacto social, soberanía y separación de los poderes. En la Cátedra de Filosofía le sucedió el famoso historiador y político José Antonio Saco. En España presentó un Proyecto de instrucción para el gobierno económico-político de las provincias de Ultramar, en el que él y los demás diputados cubanos pedían la autonomía, pero limitada, dentro de la organización constitucional, en un tono bastante moderado. Aprovechando las ventajas del régimen parlamentario, no dudó en solicitar ante el Gobierno español y desde los escaños del Congreso de los Diputados la creación para su país de una Diputación Provincial permanente e inamovible con amplios poderes para resolver todos aquellos asuntos que afectaban directamente al país y que en nada mermaban los derechos de la soberanía de la metrópoli; por esta razón es considerado por algunos como el primer campeón de la autonomía colonial de Cuba. También presentó Varela un proyecto de abolición de la esclavitud y propuso el reconocimiento de la independencia de las naciones americanas.

Proscrito en 1823 por haber votado en Sevilla la incapacidad de Fernando VII, se refugió en los Estados Unidos, fijando su residencia en Nueva York, donde se dedicó a la labor sacerdotal y apologética, pero sin olvidar la política: publicó el periódico El Habanero (en Filadelfia y Nueva York, 1824-1825), donde ya se muestra partidario de la independencia de Cuba, por la revolución y el esfuerzo propio, siendo el primer separatista ideológico. Desde 1825 se desentendió de la política para dedicarse a su misión espiritual, si bien en 1826 publicó la traducción del Manual de la práctica parlamentaria, de Jefferson, y los Elementos de química aplicada a la agricultura, de Davy. De 1835 a 1838 publicó las Cartas a Elpidio sobre la impiedad, la superstición y el fanatismo. En 1839 su prestigio le llevó a ser elegido vicario efectivo de Nueva York, en cuyo cargo se captó las simpatías de toda la comunidad católica de la América del Norte y se rumoreó que sería elevado al episcopado, lo que alarmó al Gobierno español. También hizo labor apologética en inglés y en esta lengua publicó un periódico católico.

Agotado por el trabajo y sintiéndose enfermo, Varela se retiró a San Agustín de La Florida para buscar un clima más benigno, extinguiéndose allí pacíficamente su vida. Allí falleció, tres días antes de nacer José Martí. Sepultado en dicha ciudad, salió de Cuba uno de sus discípulos predilectos para recoger sus cenizas, pero a ello se opusieron tenazmente los irlandeses y los demás católicos, manifestando que no se dejarían arrebatar “ni un solo cabello” del virtuoso sacerdote.

Varela escribió bastante en periódicos. Se encuentran artículos suyos en la Miscellánea, Revista de la Habana, Diario del Gobierno, Observatorio Habanero, Revisor Político y Literario y el Mensajero Semanal (Nueva York, 1828-1830), que dirigió algún tiempo.

En los últimos años de su vida colaboró en la Revista bimestre Cubana (1831) y en The Catholic Expositor and literary Magazine, de Nueva York, donde publicó un estudio sobre el origen de las ideas y otro sobre la filosofía de Kant (1841-1843).

Considerado como uno de los primeros dirigentes de la oposición filosófica al Régimen español en Cuba, su prestigio ha sido muy grande en dicha isla, viéndose en él a uno de sus mejores pensadores, aunque no dejan de influir en esta valoración positiva los motivos políticos. Varela es uno de los más conspicuos representantes de la Filosofía en Cuba. Su paso por la Universidad dejó una profunda estela en la historia de los estudios filosóficos de La Habana, pues desde que en 1811 reemplazó a Luz Caballero en la Cátedra de Filosofía hasta su muerte y no paró un solo momento de influir en los jóvenes estudiantes y en la intelectualidad de la Gran Antilla. Desde los veintitrés años era todo un reformador de carácter, valentía y firmeza. Gracias a el, la retórica cedió su puesto a la filosofía, y el método inductivo se impuso a los jóvenes filósofos en que las experiencias reemplazaban el raciocinio y preparaban el camino a las ciencias naturales y al conocimiento del mundo orgánico.

Quiere ser fiel a la ciencia y a los métodos empíricos. Por esta razón Varela opone a la escolástica la ideología empírica de Locke y Condillac. Rechaza el exclusivismo del método deductivo y del principio de autoridad, la enseñanza memorista, las tendencias egoístas, la indiferencia en cuanto al patriotismo, los prejuicios, la superstición religiosa y el tradicionalismo rígido.

La filosofía de Varela es verdaderamente ecléctica.

Las Lecciones de Filosofía representan una reacción súbita y radical contra la enseñanza de su época: “Tomé la escoba y empecé a barrer, determinado a no dejar ni el más mínimo polvo del escolasticismo, ni del inutilismo, como yo pudiese apercibirlo”. En estas discrepancias fue más lejos de lo debido, pues no supo distinguir entre la lógica degenerada y la verdadera metafísica. Respondiendo a simpatías por la filosofía del siglo xviii y llevado al mismo tiempo por un espíritu humanizador y de pedagogo, suprime del cuadro de sus enseñanzas la ontología y cuantos problemas con ella se relacionan.

La filosofía educativa de Varela en el contexto de Cuba a finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX es de tipo analítico-explicativo, resultado del pensamiento de la Ilustración, expresada en tres de sus obras representativas: Instituciones de filosofía ecléctica, Lecciones de filosofía y Cartas a Elpidio. A través de ellas, Varela tuvo un importante influjo en la vida intelectual, política y religiosa en la Cuba de la primera mitad del siglo XIX. La concepción de bien común constituye uno de los principales fundamentos filosóficos de su pensamiento ético entre los que se encuentran la dignidad, bienestar, justicia y compromiso social. Varela es considerado uno de los forjadores de la nación cubana, mediante postulados éticos, filósofos y pedagogos, basados en fundamentos teológico-liberales y patrióticos, que explican la forma en que se relacionan en él creencias religiosas, valores morales, ideas de libertad e igualdad y proyecto nacional liberador.

Varela también se distinguió como orador sagrado.

Su sermón pronunciado en una de las principales parroquias de la Habana el 28 de octubre de 1812, en vísperas de elecciones, le señaló entre sus conciudadanos como futuro diputado a las Cortes españolas.

Revelan un espíritu abierto y conciliador el elogio de Fernando VII (1818) y las oraciones fúnebres de José Pablo Valiente (1818) y de Carlos IV (1819).

Como político, fue un católico liberal convencido del régimen constitucional, mediante el cual veía respetados los derechos de la colonia y de los ciudadanos.

Votó (1823) la deposición provisional del Rey y la regencia en conformidad con Alcalá Galiano y, en consecuencia, fue más tarde perseguido como sus colegas liberales.

Durante más de 30 años de vida en el exilio, fundó escuelas, edificó iglesias, evangelizó a los más pobres, defendió la fe católica ante el predominio del protestantismo y los últimos años de su vida estuvieron marcados por la pobreza, las enfermedades y la soledad. Sus restos descansan hoy en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. En el año 1981 el gobierno de la República de Cuba creó la Orden Félix Varela, la distinción más alta otorgada a cubanos y extranjeros, además de colectivos culturales en reconocimiento a aportes extraordinarios realizados a favor la cultura. El 14 de marzo del 2012, se firmó el decreto en el que el papa Benedicto XVI, por medio de la Congregación para las Causas de los Santos, declaró al siervo de dios Félix Varela como venerable, uno de los primeros pasos para ser declarado santo. En la homilía, Benedicto XVI definió al Padre Félix Varela como un ejemplo preclaro de cómo un hombre de fe puede contribuir a la construcción de una sociedad más justa.

 

Obras de ~: Institutiones Philosophiae ecclecticae, La Habana, 1812 (dos vols. en latín, continuados con otros dos vols. en castellano, 1814); Resumen de las doctrinas metafísicas y morales, La Habana, 1814; Doctrinas físicas o conclusiones de término para sus alumnos de filosofía, 1814; Elenco para los exámenes de filosofía, La Habana, 1816; Influencia de la ideología en la marcha de la sociedad, La Habana, 1817; Apuntes filosóficos para la dirección del espíritu humano, La Habana, 1818 (2.ª ed. 1820); Lecciones de Filosofía, La Habana, 1818 (Nueva York-Filadelfia, 1824; La Habana, Imprenta “La Verónica”, 1940; La Habana, Editorial de la Universidad de la Habana, 1961-1962, 3 vols.); Miscelánea filosófica, Habana, 1818 (Madrid 1821; Nueva York, 1827; .... Seguida del Ensayo sobre el origen de nuestras ideas, Carta de un italiano a un francés sobre las doctrinas de Lamennais y Ensayo sobre las doctrinas de Kant, La Habana, Universidad, 1944; La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1992); Elogio del Excelentísimo e Ilustrísimo Sr. Dr. D. José Pablo Valiente y Bravo [...], ministro togado del consejo y Cámara de Indias [...], pronunciado en la Santa Iglesia Catedral de La Habana, el día 10 de marzo de 1818, La Habana, Arazona y Loler, 1818; Lección preliminar del Curso de 1818, La Habana, 1818; Máximas morales y sociales, La Habana, 1818; Lecciones de Filosofía, La Habana, 1818 (eds. 1820, 1824, 1827); Observaciones sobre la Constitución política de la Monarquía española, Habana, 1821 (..., seguidas de otros trabajos políticos, por el presbítero doctor Félix Varela [...], pról. de R. García Bárcena, La Habana, Universidad, 1944; Elementos de química aplicada a la agricultura, 1826 (trad. de Davy); Manual de la práctica parlamentaria, 1826 (trad. de Jefferson); Carta a propósito del eclecticismo, 1840; The protestant abridge and annotator; Cartas a Elpidio sobre la impiedad, la superstición y el fanatismo en sus relaciones con la sociedad, Nueva York, 1835 (Madrid, 1836; 1841; Miami, FL, Editorial Cubana, 1996, 2 vols. Ed. facs.); Educación y patriotismo, La Habana, Secretaría de Educación, Dirección de Cultura, 1935; El Habanero, papel político, científico y literario redactado por el Dr. Félix Varela [...] seguido de las Apuntaciones sobre el Habanero, La Habana, Universidad, 1945 (Miami, FL, Ediciones Universal, 1997); Escritos políticos, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1977; Letters to Elpidio (Cartas a Elpidio sobre la impiedad, la superstición y el fanatismo en sus relaciones con la sociedad), ed. de F. J. Estévez, New York, Paulist Press, 1989; Obras de Félix Varela, ed. de E. Torres, La Habana, Editora Política, 1991; Jicoténcal, ed. de L. Leal y R. J. Cortina, Houston, Arte Publico Press, 1995; Obras, La Habana, Imagen Contemporánea - Editorial Cultura Popular, 1997, 3 vols. (comp. de E. Torres-Cuevas, J. Ibarra Cuesta y M. García Rodríguez); Xicoténcatl: an anonymous historical novel about the events leading up to the conquest of the Aztec Empire / translated by Guillermo I. Castillo-Feliú, Austin, University of Texas Press, 1999; Frases de sabiduría: ideario, prol. de A. A. Román, selec. y ed. de R. B. Abislaiman, Miami, Fla., Ediciones Universal, 2000.

 

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Antonio Astorgano Abajo

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