Valderrábano, Alonso de. ?, p. m. s. XV – ¿Baza (Granada)?, 1489. Contino real, alcaide de las Torres de León, corregidor del Principado de Asturias y capitán.
Alonso de Valderrábano comenzó su carrera al servicio de la Monarquía en calidad de contino y criado de la reina Isabel. En el verano de 1479 fue nombrado alcaide de las torres de León tras el fallecimiento del comendador y guarda real Francisco de Velasco. Se le asignaron 60.000 maravedís anuales en concepto de tenencia más otros 20.000 de ayuda de costa. En 1481 la tenencia de León se fijó en 50.000 maravedís anuales más otros 30.000 que se asignaron a Valderrábano en concepto de ración y mantenimiento por ser contino de la reina.
Alonso de Valderrábano accedió a la alcaidía de León en un momento crucial para la pacificación de Castilla, pues en 1479 se firmó el Tratado de Alcazobas que sellaba la paz con Portugal tras varios años de enfrentamientos y guerra civil. Valderrábano compaginó el control militar de las fuerzas de León con otras responsabilidades casi siempre relacionadas con la salvaguarda de la justicia y el orden dentro de la esfera local.
Estas capacidades se vieron aumentadas cuando en 1486 se le nombró corregidor del Principado de Asturias en sustitución de Luis Mejía. La provisión de este puesto había sido motivo de fricciones entre la Monarquía y Diego Fernández de Quiñones, conde de Luna, que veía peligrar su posición hegemónica dentro del Principado. Valderrábano recibió las mismas atribuciones que su antecesor; esto incluía la tenencia del alcázar de Oviedo, que ya había sido arrebatada al conde de Luna, y la capacidad de utilizar las restantes fortalezas regias: San Martín de Pravia, Avilés y Tineo, todavía en manos del conde de Luna, como prisiones. El nuevo corregidor ofreció su colaboración al conde de Luna; sin embargo, éste continuó amparando malhechores y alborotadores en las fortalezas de su propiedad lo que aumentó las protestas y el malestar en toda la región. Esto condujo a la intervención del corregidor Valderrábano, que tomó posesión del castillo de San Martín de Pravia, privando así al conde de Luna de otro punto de gran importancia estratégica. A todo ello había que sumar los conflictos jurisdiccionales que mantenía Diego Fernández sobre las villas de Cangas, Tineo, Llanes, Ribadesella y la merindad mayor de Asturias. En 1488 se llegó a una solución parcial a estos problemas cuando Bernardino Fernández de Quiñones, futuro conde de Luna, se comprometió a entregar las fortalezas reales que todavía controlaba, así como las escrituras de posesión de Llanes, Ribadesella, Cangas y Tineo, y del oficio de merino mayor de Asturias a cambio de 5.000.000 maravedís y de los concejos de Babia de Suso y Yuso. Asimismo, se acordó que mientras se satisfacía esta suma el conde percibiría 60.000 maravedís anuales por la tenencia de las fortalezas del Principado a las que había renunciado. A consecuencia de este acuerdo, el conde de Luna hizo entrega de la fortaleza de Avilés al corregidor, aunque retuvo la de Tineo algún tiempo más.
Alonso de Valderrábano se mantuvo en el corregimiento del Principado de Asturias hasta 1489. Además de jugar un papel fundamental en las relaciones entre el conde de Luna y la Monarquía, intervino en numerosos asuntos relacionados con la administración de justicia y el mantenimiento del orden dentro del Principado. Poseía bienes en las orillas del Pisuerga y hay constancia de sus problemas familiares porque su esposa Mencía del Corral cometió adulterio. En 1489 fue enviado al mando de una capitanía que comprendía los peones de Asturias y el Bierzo al cerco de Baza, donde posiblemente perdió la vida a finales de 1489 o comienzos de 1490.
Bibl.: C. Álvarez Álvarez, “Tenencia de fortalezas reales asturianas por la Casa Condal de Luna”, en Asturiensia Medievalia (AM), 4 (1981), págs. 201-205; M. Cuartas Rivero. “Los corregidores de Asturias en la época de los Reyes Católicos (1474-1504)”, en AM, 2 (1995), págs. 265-267; M. C. Castrillo Llamas, La tenencia de fortalezas en la Corona de Castilla: relaciones de poder entre monarquía, nobleza y ciudades. Siglos XIII-XV, Madrid, Universidad Complutense, 2003, págs. 1329-1331.
María Concepción Castrillo Llamas